El 10 de octubre se conmemora anualmente el Día Mundial de la Salud Mental. En 2024, el lema es «La salud mental en el trabajo». Espacios laborales seguros y saludables son fundamentales para proteger la salud mental. En contraste, condiciones poco saludables, estigmatización, discriminación y factores de riesgo como el acoso afectan negativamente tanto la salud mental como la calidad de vida.
La salud mental de los jóvenes es un tema cada vez más relevante en la agenda pública, y los propios jóvenes valoran su importancia en un 8,7 sobre 10. Este valor aumenta con la edad, siendo el grupo de 25 a 29 años el que más la prioriza, incluso por encima de otros aspectos como el trabajo y la emancipación.
A menudo, se piensa que los problemas de salud mental solo afectan a un grupo reducido de personas. Sin embargo, la realidad es que son mucho más comunes de lo que se cree. Según la OMS, en 2019, 1 de cada 8 personas a nivel mundial padecía un trastorno mental, y esta cifra aumentó tras la pandemia de COVID-19. En Perú, el Ministerio de Salud (MINSA) reportó más de 900,000 casos de problemas relacionados con la salud mental en el último año, lo que subraya la necesidad urgente de abordar este tema en nuestro entorno.
Es crucial evitar minimizar los problemas de salud mental, considerándolos simples «caprichos» o asumiendo que se pueden superar solo con esfuerzo. La OMS advierte que, para 2030, los trastornos mentales podrían convertirse en la principal causa de discapacidad. En Perú, 686 personas se quitaron la vida el año pasado, una dolorosa realidad que enfatiza la necesidad de intervención oportuna y apoyo.
El escepticismo hacia la terapia psicológica o psiquiátrica es común, pero es importante reconocer que buscar ayuda es un signo de fortaleza. La terapia es una herramienta valiosa para quienes enfrentan dificultades emocionales. Pedir ayuda puede ser complicado, pero el apoyo de un profesional puede marcar una gran diferencia en el proceso de sanación.
En la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), señalan que cada uno puede ser un apoyo para quienes están pasando por momentos difíciles. Escuchar sin juzgar y ofrecer compañía es un acto de empatía que contribuye al bienestar de quienes nos rodean.
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