Dos meses después de la desaparición de la abogada, solo existe una persona detenida, y el principal sospechoso de su muerte está prófugo.
A dos meses de la muerte de María Belén Bernal, su madre muestra preocupación por el rumbo que está tomando la investigación, especialmente por los cambios de versión que están dando algunos testigos.
Bernal ingresó la madrugada del 11 de septiembre a la Escuela Superior de Policía Alberto Enríquez Gallo, en el norte de Quito. Ese día fue a buscar a Germán Cáceres, su esposo, que trabajaba como instructor. Nunca más se la vio con vida.
Su cuerpo sin vida fue encontrado el 21 de septiembre en el cerro Casitagua, a cinco minutos aproximadamente de la escuela de formación policial.
Sesenta días después, el principal sospechoso de su muerte, el policía Germán Cáceres, está prófugo y es buscado por Interpol en 195 países. Lo último que se sabe de su paradero es que presuntamente abordó una embarcación desde Colombia con destino a Panamá.
Una cadete involucrada en el caso, Joselyn S., es la única persona detenida por presunto femicidio y por fraude procesal. Las versiones se siguen receptando en Fiscalía; sin embargo, nadie más ha sido vinculado jurídicamente.
Elizabeth Otavalo, madre de María Belén, dijo a este Diario que, para ella, durante todo este tiempo no ha pasado nada: siguen en investigaciones, los policías involucrados se mantendrían bajo sumarios administrativos y no se ha vinculado a nadie más que a la cadete.
Dijo que ha sido difícil llegar a la verdad con la nula información entregada por parte de la Policía Nacional, pues aseguró haber conversado con el comandante de la Policía, Fausto Salinas, quien le habría pedido paciencia.
“Él me dijo: ‘Señora Elizabeth, por favor, sea comprensible: el país está pasando por una inseguridad terrible’. Yo le dije: ‘A mi hija le asesinaron dentro de la Escuela Superior de Policía’”, enfatizó.