Atender casos de emergencia médica se ha vuelto un dolor de cabeza, para las ambulancias del Cuerpo de Bomberos de Samborondón.
Consultado por “Punto de Orden”, el jefe de la institución, Jaime Cucalón, explicó los problemas con que tienen que lidiar a diario, debido a las deficiencias de atención en los hospitales públicos.
Cabe citar que, solo durante el presente año, el Cuerpo de Bomberos de Samborondón ha atendido 1.938 emergencias, de las cuales cerca de 1.900 requirieron hospitalización, debido a casos de infartos, asfixia, accidentes, etc. Para ello, la entidad tiene a disposición 5 ambulancias.
Cucalón explicó que, cuando se produce la emergencia, cualquiera de los carros acude a atender el paciente. Si la situación es grave, de inmediato se lo traslada a un hospital del Ministerio de Salud o del IESS, generalmente en Guayaquil, ya que el cantón apenas cuenta con un dispensario que no atiende las 24 horas del día. Peor un hospital.
Es en este traslado que empieza la pesadilla.
En muchas de estas casas de salud, explicó, el personal tarda a veces varias horas en recoger a las víctimas, o al menos en acercar una camilla para internarlos. Como resultado, las ambulancias se ven obligadas a realizar largas esperas, cuando podrían brindar su ayuda a otras personas.
Cucalón advirtió que las alertas son emitidas por el propio Ecu-911. Es decir, ya existe un hospital asignado. Por tanto, los paramédicos no pueden “escoger” dónde llevar a la víctima.
Un caso así lo vivieron hace pocos días en el hospital de Monte Sinaí, donde el paciente estuvo 6 horas a la espera de atención médica, porque los “profesionales” de turno simplemente no fueron a trabajar.
Cucalón espera que, con la llegada de nuevas ambulancias y la contratación de más médicos, estos incidentes no se repitan.
A esto hay que agregar el riesgo que corren los paramédicos del Cuerpo de Bomberos de Samborondón. Todos ellos utilizan chalecos antibalas, pues ya ha sucedido que, cuando acuden a recoger a un herido, producto de un tiroteo, también les disparan.
