Primicias .- Seis planteles fiscales regresaron a las clases presenciales en el noroeste de Guayaquil, este miércoles, pero lo hicieron en medio de resguardo policial y de la detonación de dos explosivos abandonados por una banda delictiva.
Ambos explosivos fueron dejados concretamente en el exterior de un local comercial, cercano a un plantel ubicado en la cooperativa Balerio Estacio.
Fueron detonados de forma controlada, confirmó el teniente coronel de Nueva Prosperina, Roberto Santamaría, a los medios luego de un operativo efectuado durante el ingreso de estudiantes.
Según Santamaría, los artefactos son de fabricación casera, “son dos circunferencias con mecha lenta que no los detonaron a propósito, porque es una advertencia para que los habitantes cedan a la extorsión”.
En total, casi 10.000 estudiantes volvieron a la presencialidad en el sector de Nueva Prosperina, en un contexto de inseguridad que abarca amenazas y extorsiones a los maestros y alumnos.
El propio Santamaría también señaló que les exigen USD 1 a los alumnos para no golpearlos, reconociendo que existe una ‘economía paralela en los planteles’.
Por la explosión controlada de estos dos artefactos no hubo heridos ni víctimas en el sector, pero “sí generó zozobra y miedo a la comunidad”, agregó el policía.
En Nueva Prosperina, el distrito más peligroso de Guayaquil, operan las bandas criminales Fatales, Tiguerones, Águilas y Choneros. Y uno 38 cabecillas de estas organizaciones se reparten el dominio del territorio, por parcelas, según indicó Inteligencia policial a PRIMICIAS.