EL PAÍS .- La compañía SpaceX detiene el despegue del cohete más potente de la historia
La empresa SpaceX del magnate Elon Musk ha cancelado hoy por problemas técnicos la primera prueba de Starship, la nave con la que espera poder llevar a hasta 100 pasajeros a la Luna y a Marte. La nave tenía previsto despegar a bordo del cohete Super Heavy, el más potente de la historia. El intento de lanzamiento estaba previsto para las 15:20, hora peninsular española, desde la base de la compañía cerca de la localidad tejana de Brownsville, en la costa del golfo de México.
La razón de la cancelación parece ser un fallo en una válvula de presurización, según ha explicado el propio Musk en la red social Twitter, de la que también es dueño. SpaceX espera poder realizar el lanzamiento a partir de que pasen 48 horas, es decir, el miércoles, como pronto.
Starship es parte fundamental de la nueva carrera espacial hacia la Luna que lidera Estados Unidos. La nave reutilizable será en teoría la encargada de llevar a la superficie de la Luna a los primeros astronautas en más de 50 años: una mujer y una persona no blanca, según los planes de la agencia espacial estadounidense, que tiene un contrato millonario con la empresa de Musk para el uso de Starship. La fecha elegida es 2025, aunque está por ver que la nave esté lista para entonces.
Este será el primer vuelo del Super Heavy acoplado a la nave Starship, aunque SpaceX sí ha realizado encendidos de 31 de sus 33 motores que funcionan de forma simultánea.
Estaba previsto que el cohete reutilizable Super Heavy, un monstruo tan alto como un edificio de 40 plantas, impulsase a la nave durante ocho minutos hasta ponerla en órbita de la Tierra. El vehículo situado en la parte superior del cohete llegaría hasta una altura de unos 240 kilómetros y volará durante 90 minutos. La aeronave ha sido concebida para aterrizar en vertical y reutilizarse. La prueba solo se centra en el despegue y el vuelo sin tripulación ni satélites, con lo que estaba previsto que Starship cayese al océano Pacífico a unos 100 kilómetros al norte de la isla de Kauai, en Hawái (Estados Unidos).
El domingo por la tarde Elon Musk ya rebajó las expectativas en una charla para usuarios de Twitter, la red social de la que también es dueño. Hay “un millón de razones” por las que puede salir mal la prueba, aseguró, y advirtió de que si ven riesgos abortarán el intento. “Hay muchas posibilidades de que se posponga, ya que vamos a ser muy cuidadosos con este lanzamiento. Si sale mal, hay muchas cosas que pueden salir mal”, ha advertido.
Una de las obsesiones del magnate y el resto de los 11.000 empleados de la compañía es que el despegue del cohete tenga éxito y se aleje lo más posible de la descomunal plataforma de lanzamiento de 146 metros, que también está diseñada para repescar el cohete una vez utilizado. Pero en esta prueba el artefacto caerá al mar en el Golfo de México.