Los gatilleros que actualmente usan las organizaciones pronto serán tutores de los niños que están reclutando para enseñarles a matar, según experto.
En el cerro Las Cabras, en el cantón Durán (Guayas), y en la vía Punta Carnero-La Diablica (Santa Elena) han hallado en los últimos meses centros de entrenamiento de sicarios, espacios abiertos donde se presume que jóvenes y adolescentes que ingresan a las bandas delictivas, empiezan a practicar para perfeccionar su puntería, cargar un arma y ejecutar muertes por encargo.
Las bandas dedicadas a la venta de drogas los usan para tratar de eliminar la competencia y ganar territorio.
El primer espacio de este tipo se descubrió en mayo del 2022 en lo alto del cerro Las Cabras, un sector que ha sido intervenido más de seis veces y donde el primer semestre del 2022 se levantaron seis cuerpos desmembrados.
Las pandillas reclutan a niños desde los 10 años para la venta de droga en ese lugar, reveló en ese entonces un policía que no quiso ser identificado.
El coronel Jorge Hadathy, jefe policial de Durán, explicó entonces que estos niños primero venden drogas para las organizaciones y después, cuando son adictos, los jefes les dan un arma y se convierten en sicarios.
En uno de los escondites de Los Lagartos, una de las pandillas de Durán, fuera del cerro, autoridades encontraron peluches de lagartos. La policía cree que las bandas, para atraer a los niños que luego arman, les reparten juguetes alusivos a la organización.
La banda Los Choneros, y su brazo armado Chone killers, está implicada también en el desangre de las cárceles ecuatorianas. En el último año, alrededor de 400 reclusos han muerto en masacres entre pandillas por el control del sistema penitenciario.
El centro de entrenamiento clandestino que fue descubierto esta semana en la provincia de Santa Elena fue desmantelado este jueves, pero los trabajos continúan. Ahí la Policía halló una especie de cantera que no era visible desde la carretera.
En este lugar había más de 90 llantas colocadas como muros y obstáculos.
También se hallaron siluetas de personas para que los asesinos disparen al blanco.
Según el coronel Juan Carlos Soria, jefe policial de Santa Elena, se ha detectado que los autores materiales de los crímenes son personas técnicamente preparadas. Ese espacio tendría funcionando unos seis meses.
En la cantera se hallaron decenas de indicios balísticos calibre 9mm que van a ser judicializados. También hallaron casquillos de armas traumáticas (no letales).
Operación sistemática
El experto en seguridad, abogado y exmiembro de la Policía, Kléber Carrión, señala que las bandas en los últimos años han desarrollado un modus operandi sistemático, que buscan mantener la permanencia de sus acciones y sus miembros por eso están reclutando menores de edad y los preparan en estas llamadas “escuelas de sicarios”.
“En pocas palabras tenemos delincuencia para rato porque esos menores que están siendo usados el día de hoy para matar, si es que no los matan en el camino, serán los tutores de los niños que están siendo reclutados ahora mismo”, reflexiona Carrión.
Él señala que la inimputabilidad que tienen muchos niños hace que las organizaciones los lleven a sus filas cada vez más jóvenes, pues en caso de ser juzgados (desde los 14 años) solo les pueden dar la pena máxima de 8 años, es decir, que a los 23 o máximo 24 años salen de los Centros de Adolescentes Infractores (CAI), con sus registros borrados por ser menores y se convierten en los tutores de los nuevos adolescentes que están matando en las calles.
Carrión considera que las organizaciones han pensado en todo y que tienen “mano de obra” en constante rotación. “Es una visión muy planificada que tienen los líderes de estas bandas delictivas”, admite el expolicía.
Incursión de menores en sicariato
De hecho, el ministro del Interior, Juan Zapata, dijo el año pasado que muchos de los gatilleros que se detuvo tras los atentados contra miembros policiales era menores de edad, incluso adolescentes de 14 años que contaban ya haber matado a varias personas.
Zapata hablaba de al menos 13 detenidos que no llegaban a la mayoría de edad.
El abogado Kléber Carrión sostiene que mientras no se cambie la ley poco se puede hacer, pues en su criterio ya es hora de que los menores sean juzgados como adultos en ciertos delitos graves como el asesinato.
El refiere que en estos casos no se estaría vulnerando los derechos de los niños sino haciendo verdadera justicia porque ellos ejecutan a sus víctimas con consciencia y voluntad, “hay dolo en su acción y hasta cobran por este asesinato”, recalca.
En Perú y en otros países latinos ya se hicieron estas reformas a la ley, pero la Asamblea Nacional ecuatoriana aún no debate este pedido.
En 2022 había 68 menores en la correccional de Guayaquil y al menos 50 con medidas socioeducativas y resguardo policial. Estos son casos de la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón).
Fuente: El Universo