Corea del Sur vive una grave crisis política.
Un tribunal de Seúl ordenó el arresto del presidente, Yoon Suk-yeol, bajo cargos de pretender imponer la ley marcial, sin la autorización del Parlamento.
Yoon, en pugna con la Legislatura, intentó también disolverla, pero no tuvo los votos necesarios. En respuesta, el Parlamento lo destituyó, algo que el presidente no acepta ni reconoce.
Seguridad impide acercarse
La seguridad del mandatario rodea la sede del gobierno y la residencia oficial, con la orden de no permitir el paso de la Policía.
Según el Tribunal del Distrito Occidental de la capital surcoreana, el gobernante “orquestó una insurrección y abusó de su poder”.
Los jueces lo convocaron 3 veces en estos días, para que responda por las acusaciones. Sin embargo, el presidente se negó a asistir.
De acuerdo a la ley, la Oficina para las Investigaciones de Corrupción de Funcionarios de Alto Rango (CIO, por sus siglas en inglés), tiene hasta el 2 de enero para detener a Yoon.
Manifestaciones
Mientras tanto, ciertas zonas de Seúl reportan marchas de ciudadanos, algunas a favor y otras en contra del mandatario.
La población teme que un eventual intento de arresto, genere un enfrentamiento armado entre la policía y el personal que protege al jefe de Estado.
En la primera vez en la historia del país, que un presidente en funciones sería detenido.
