Era la estampa perfecta. El encuadre, la composición, la luz. No podía dejar pasar la oportunidad. Así que, mientras sostenía con la mano izquierda el bocadillo del almuerzo, con la derecha se sacó el smartphone del bolsillo del abrigo.
Ocurrió todo muy rápido. El resbalón. El sentir que el teléfono se le escurría entre los dedos. Crack.
Cuando recogió el aparato del suelo, el cristal de la pantalla se había roto en mil pedazos. Recordó los US$500 que pagó por él apenas tres meses antes, cuando llegó a Reino Unido, y maldijo.
Esto pasó una mañana de abril en un céntrico parque de Londres, pero la escena se repite con frecuencia.
A sabiendas de ello, las grandes compañías se esfuerzan en ofrecer a los usuarios pantallas cada vez más resistentes y los fabricantes en producirlas.
80% de las caídas
«Que se caiga y se rompa el teléfono es un problema común y uno de nuestros clientes nos ha pedido ayuda para resolverlo», dijo este jueves James Steiner, el vicepresidente corporativo de Corning, la empresa que produce Gorilla Glass, la cobertura cristalina más popular de los móviles actuales.
La compañía presentaba la nueva generación de su producto estrella, el Gorilla Glass 4.
Se trata de una delgada lámina transparente fabricada a partir de una combinación de álcali-aluminosilicato y se utiliza como una cubierta de gran resistencia ante fracturas y arañazos en dispositivos móviles con pantalla táctil.