Evo Morales ya no es el presidente de Bolivia desde hace algunos años, pero actúa como si todavía lo fuera.
La denuncia parte del actual Gobierno de Luis Arce, que lo acusa de promover tensión política.
Morales, tanto en medios de comunicación como en redes sociales, le dio a Arce un plazo de 24 horas para que cambie sus ministros, “si es que quiere seguir gobernando”.
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Para el régimen actual, es una evidente amenaza contra la continuidad del orden democrático nacional.
El exmandatario encabezó una caminata de protesta que llegó a La Paz, donde exigió que el actual gobernante reemplace a sus ministros, a quienes calificó de “narcos, corruptos, drogos, racistas y fascistas”.
Rechazo a amenazas
Estas expresiones merecieron el rechazo del gobierno, que a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, advirtió que “son una extorsión contra la voluntad del pueblo, expresada en las urnas”.
Morales, líder del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), busca que se le habilite como candidato presidencial para las elecciones de 2025, a pesar de una prohibición constitucional expresa.
Su afán de poder lo llevó a cuestionar a Arce, su antiguo amigo y hoy rival. “Me equivoqué al nombrar a Lucho (Arce) presidente”, dijo.