La muerte fue más rápida, y de seguro más piadosa.
Paola Roldán, la mujer ecuatoriana que logró despenalizar la eutanasia, falleció este lunes, pero no de forma asistida, sino natural, por las complicaciones propias que sufría su salud.
Paola, de 42 años, sufría de esclerosis lateral amiotrófica, una dolorosa enfermedad que la tenía postrada en su lecho, sin posibilidad alguna de recuperación.
La compatriota, a través de sus abogados, había planteado ante la Corte Constitucional que se le conceda la eutanasia, es decir la muerte asistida, ya que su mal era irreversible.
El tema generó una controversia nacional, pero finalmente la CC dio su veredicto a favor de la demandante, concediéndole su “derecho a una muerte digna”.
En la sentencia, con el voto de 7 de los 9 magistrados, el organismo no admitió la inconstitucionalidad del artículo 144 del Código Penal, que castiga con penas de entre 10 y 13 años de cárcel “a la persona que mate a otra”, y aprobó su “constitucionalidad condicionada”.
Para ello, un médico debe acceder al pedido de eutanasia activa de un paciente de manera libre, informada e inequívoca, a causa de un padecimiento de intenso sufrimiento, proveniente de una lesión corporal grave e irreversible o de una enfermedad grave e incurable, como era el caso de Paola.
Finalmente, mientras se analizaba la forma de llevar a cabo la eutanasia, la muerte se presentó ante la paciente.
Pocas horas antes de morir, Paola posteó en la red social “X”, antes Twitter, un mensaje de gratitud a quienes la apoyaron en esta lucha, y en especial a las organizaciones feministas.
Sus últimas palabras fueron para su hijo.
