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La policía tailandesa concluye que la muerte de Edwin Arrieta fue premeditada y señala que Daniel Sancho lo apuñaló antes de descuartizarlo

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Por: Radio Centro 101.3 FM

Ultima actualización: 2023-08-15 08:40:00

El País .– Los investigadores aseguran que las pruebas son “suficientemente consistentes” para acusarle de asesinato premeditado, un delito que conlleva la pena de muerte, y afirman que actuó solo.

 

La policía tailandesa ha concluido que la muerte del cirujano colombiano Edwin Arrieta fue premeditada y que el español Daniel Sancho le apuñaló antes de descuartizarlo. El subdirector de la Policía de Tailandia, Surachate Hakparm, ha anunciado este martes el fin de la investigación de este mediático crimen ocurrido en la isla de Koh Phangan el pasado 2 de agosto con una rueda de prensa en la que los investigadores han mostrado parte de las pruebas y de sus pesquisas. La policía descarta que la muerte fuera accidental, como había alegado el cocinero en un primer momento, y la intervención de terceras personas, ya que no han encontrado ni restos de ADN ni imágenes en las cámaras de los alrededores. “Hemos consultado el fiscal sobre algunas de las pruebas y son suficientemente consistentes para acusarle de asesinato premeditado, lo que conlleva la pena de muerte”, ha afirmado Hakparn, informa Efe. El mando policial ha añadido que ahora será el fiscal quien estudie el caso y establezca la petición de pena de cara al juicio. Daniel Sancho, hijo del actor Rodolfo Sancho, ingresó en prisión provisional en la isla de Samui el pasado 7 de agosto.

 

Los investigadores han explicado los motivos que Daniel Sancho, de 29 años, dio para acabar con la vida de Edwin Arrieta, de 44 años. “Daniel ha confesado que mató a Edwin porque quería dejar la relación y Edwin no lo quería así”, ha asegurado el mando policial, conocido en el país como Big Joke. Asediado por los periodistas españoles y con una traducción de escasa calidad ―hasta tres personas han hecho de intérpretes de Hakparn en apenas 45 minutos― el subdirector de la policía tailandesa ha descartado de forma tajante la hipótesis de que la muerte de Arrieta fuera accidental. “La policía está segura de que no fue un accidente, fue un asesinato premeditado porque antes había planeado comprar material, como un cuchillo y una navaja. Además, el asesinado tenía marcas de apuñalamiento en el lado derecho del pecho”, ha revelado, mostrando imágenes en una tablet de la camiseta de Arrieta con cortes del tamaño de la hoja de un cuchillo. Hakparn ha calificado el crimen como “asesinato con premeditación”. Sancho dio negativo en los exámenes que se le han practicado para encontrar restos de drogas o alcohol.

Imagen mostrada por la policía tailandesa de la camisa de Edwin Arrieta con un orificio que atribuyen a un arma blanca.
Imagen mostrada por la policía tailandesa de la camisa de Edwin Arrieta con un orificio que atribuyen a un arma blanca.

La reconstrucción policial contempla que Daniel Sancho apuñaló al Edwin Arrieta en el pecho y este, al caer, se golpeó en el lavabo del baño de la habitación de hotel que compartían en Koh Phangan. Esta secuencia ―junto a la compra previa de cuchillos, guantes, bolsas y útiles de limpieza― ha hecho que los investigadores tailandeses descarten la hipótesis de una muerte accidental. Lo que la policía no ha podido discernir es si la causa inmediata de la muerte fue el apuñalamiento, el golpe o el propio descuartizamiento. “La causa de la muerte se está investigando”, ha manifestado el mando policial. Según el relato aportado ante los medios, Daniel Sancho les confesó que había tardado unas tres horas en descuartizarlo y empleó un día más para limpiar la habitación del hotel. En la caja fuerte del cuarto del investigado intervinieron 9.000 dólares estadounidenses. “No sabemos la razón por la que trajo ese dinero”, ha manifestado el agente.

 

La policía no contempla que ninguna otra persona haya participado en el crimen, dado que no han encontrado ni restos de ADN ni imágenes en las cámaras de los alrededores. Preguntado por un periodista, Hakparn ha sido de nuevo tajante. “No puede haber otra persona, no hemos encontrado grabaciones [de otras personas] en las cámaras de seguridad ni restos de ADN de otras personas” en los escenarios del crimen. Los agentes también mantienen que los restos de ADN encontrados en una camiseta de la víctima refuerzan que Sancho sea el único sospechoso.

 

Sancho y Arrieta habían quedado el 2 de agosto en Koh Phangan, una isla mundialmente conocida por albergar la fiesta de la luna llena, en la que las playas se abarrotan de personas celebrando con música hasta el amanecer. Los restos del fallecido han sido encontrados en varias zonas de la isla, entre ellas, un vertedero o el mar.

 

A pesar de dar por cerrada la investigación, los investigadores han reconocido que les queda trabajo pendiente. El mando ha asegurado que están analizando los mensajes telefónicos que Sancho y Arrieta se enviaron, algo sobre lo que ha rehusado dar detalles, y también quedan por conocer resultados de la autopsia que pueden precisar la causa de la muerte. Hay diversos enseres que todavía no han sido hallados, como un cuchillo que consideran relevante para la investigación, el teléfono de la víctima, y algunos enseres de Arrieta que el investigado confesó que había tirado.

Daniel Sancho escoltado por varios agentes de policía de Tailandia, el pasado 7 de agosto.
Daniel Sancho escoltado por varios agentes de policía de Tailandia, el pasado 7 de agosto.STRINGER (REUTERS)

Reconstrucción del crimen

En la conferencia de prensa, celebrada en la comisaría local, se han expuesto una serie de paneles explicativos sobre la investigación del caso. En ellos aparecían fotogramas de cámaras de seguridad de supermercados de la zona en las que una persona con características similares a Daniel Sancho, y cuyo rostro había sido tapado en la imagen con una banda negra; también había fotografías de la reconstrucción policial del crimen tomadas en un baño. En una de ellas se aprecia, sentado en cuclillas y de espaldas, al único investigado, mientras otra persona, con camiseta roja, aparece tendida en el suelo, en posición inerte; en otra, el investigado está de pie, vestido y metido en una ducha. En los paneles también se apreciaba un collage de fotografías del equipo policial tailandés.

 

La Policía tailandesa tenía 84 días para terminar la investigación, pero la colaboración del autor confeso del crimen ha acelerado todo el proceso. Los investigadores tienen ahora que entregar su informe a la Fiscalía para fijar la fecha del juicio. La legislación tailandesa, especialmente severa, castiga los asesinatos y homicidios con tres tipos de penas, en función de las circunstancias. La más grave es la condena a muerte, aunque también contempla la cadena perpetua o hasta 20 años de reclusión. Aunque no es extraño que la justicia tailandesa imponga la máxima pena en la mayoría de los casos no se ejecuta y se conmuta por cadena perpetua. Fuentes conocedoras del sistema judicial del país asiático aseguran que la pena capital solo se aplica en casos en los que las víctimas son miembros de las fuerzas de seguridad o altos cargos de gobierno y no se conocen casos recientes en los que el ajusticiado haya sido un ciudadano extranjero.

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