La idea de crear un pasaporte de vacunación es defendida por varios países para poder relanzar los vuelos internacionales y el turismo, pero sigue contando con detractores, en esta primera fase de las campañas de inmunización en el mundo.
Los precursores
Grecia y Chipre alcanzaron acuerdos turísticos con Israel que permiten a sus ciudadanos viajar sin restricciones, gracias a un “pasaporte verde”. Israel mantiene igualmente conversaciones con Malta en este sentido. Suecia y Dinamarca anunciaron la creación de certificados electrónicos sobre todo destinados a los viajes al extranjero.
En tanto, en Estonia, los pasajeros están exentos de cuarentena a su llegada si presentan una prueba de vacunación. Lo mismo sucede en Polonia, donde existe incluso una aplicación para uso de estas personas.
Por su lado, Islandia empezó a finales de enero a expedir documentos digitales para facilitar la circulación entre países.
La Unión Europea, dividida
En la Unión Europea, Grecia, preocupada por su industria turística, propuso en enero crear un “certificado de vacunación” europeo para facilitar los viajes en el seno de la Unión. Pero la iniciativa divide a los 27. España, Italia, Austria, Bulgaria, Dinamarca y Suecia son favorables, pero otros son más reticentes.
Francia juzga este debate “prematuro”, dado que por ahora solo se ha vacunado a una pequeña parte de la población. Alemania comparte ese punto de vista.
La Organización Mundial de Salud (OMS) está desarrollando junto a Estonia certificados de vacunación digitales, pero los considera únicamente como un instrumento de seguimiento de las campañas. “Por ahora” descarta utilizarlos como un requisito para viajar.
“Hay demasiadas incógnitas fundamentales sobre la eficacia de las vacunas a la hora de reducir la transmisión (del virus) y por ahora solo hay una cantidad limitada de vacunas disponibles”, subrayó el comité de emergencia de la OMS.
Hasta ahora, se administraron poco más de 222 millones de dosis en el mundo, según un recuento de la AFP, para una población mundial de 7.800 millones de habitantes. El 22% de la humanidad vive además en países donde todavía no se empezó a vacunar.
Pruebas de las aerolíneas
El sector de la aviación, muy afectado por la crisis, es uno de los principales promotores del pasaporte de vacunación. La aerolínea australiana Qantas fue la primera en noviembre en defender la “necesidad” de que los viajeros internacionales estén vacunados antes de embarcar.
Desde entonces, varias compañías arrancaron fases de test.
En el Golfo, Emiratos y Etihad probarán el “IATA Travel Pass”, una aplicación concebida por la Asociación Internacional del Transporte Aéreo, para que los pasajeros verifiquen si su “vacunación responde a las exigencias de su destino”.
La aerolínea Air New Zealand examinará igualmente la aplicación de un pasaporte digital para garantizar la autenticidad de los certificados de vacunación.
Sánchez elogió los avances de la Unión Europea en el pasaporte de vacunación
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, elogió este viernes los avances en el seno de la Unión Europea para implantar un pasaporte o certificado de vacunación contra el coronavirus que facilite la movilidad, una iniciativa que considera “impostergable” para la paulatina recuperación de la normalidad.
Sánchez defendió ese certificado en una comparecencia ante la prensa para informar del desarrollo y conclusiones del Consejo Europeo celebrado de forma telemática durante dos días.
Uno de los asuntos principales tratados por los líderes europeos ha sido la evolución de la pandemia de coronavirus y del proceso de vacunación, en cuyo contexto todos los jefes de Estado o de Gobierno se han comprometido a acelerar la administración de las dosis y reforzar la capacidad de producción en Europa, dijo Sánchez.
Junto al análisis de esas capacidades productivas, los líderes comunitarios han debatido sobre la movilidad dentro de la UE, un aspecto que Sánchez considera esencial para los países muy dependientes del turismo como España.
El presidente del Gobierno español se mostró satisfecho por el hecho de que, después de varias reuniones del Consejo, haya acuerdo para mantener las restricciones a los viajes no esenciales pero siempre respetando el mercado interior.