La Corte Nacional de Justicia reanudó la audiencia de juicio, contra los implicados en el asesinato de Fernando Villavicencio.
El crimen se produjo el 9 de agosto pasado, en Quito, cuando el entonces candidato presidencial salía de un acto proselitista.
Del total de 211 personas convocadas para testificar, ya han rendido su versión 20 testigos y dos peritos.
Este lunes, durante su intervención, Cristian David C, jefe de la cápsula de seguridad de Villavicencio, reveló que los equipos de inteligencia no le brindaron detalles sobre el riesgo de un atentado, y lo que es peor, no le dieron los recursos necesarios para protegerlo.
El oficial afirmó que está vivo “de milagro”, ya que estaba presente en el momento del tiroteo. Según dijo, “los disparos venían de todas partes”.
En testimonio agregó que el día del asesinato, cerca del mediodía, recogió a Villavicencio en el aeropuerto de Quito, pues había viajado desde Guayaquil. Más tarde lo llevó a una reunión particular en un restaurante, y de ahí se dirigió al colegio donde se realizó un mitin, y en cual había cerca de 1.000 personas.
Ya a las 18h00, a la salida del acto, ocurrió el atentado que cobró la vida del aspirante presidencial.
El capitán de la Policía dijo que sacó su arma, pero que los disparos provenían de todos lados. Fue entonces que subió a la camioneta que utilizaban –no blindada- y constató que Villavicencio estaba gravemente herido. De inmediato lo llevó a una clínica, donde le dijeron que todavía tenía signos vitales. Pero más tarde le informaron que había fallecido.
Pese al peligro, la cápsula de seguridad estaba conformada por solo 5 personas: jefe de seguridad, un sargento y tres cabos. Ni siquiera tenían movilización.
Lo irónico es que solo un día después del atentado fatal, lo llamaron para que recogiera las armas largas que había solicitado.
En resumen, lamentó que nunca tomaran en serio las amenazas contra la integridad del entonces candidato.
