La predisposición y la calidad del zapato son claves. Explicamos los problemas que supone correr o usar tacones
Son nuestros compañeros de fatigas durante todo el día, pero nos deshacemos de ellos en cuanto llegamos a casa. Lejos de ser renconrosos, vuelven a su sitio al día siguiente, y nos ponen en contacto con la dura realidad. Y a nuestros pies, en el suelo.
Se trata de los zapatos. Pueden ser nuestros aliados, o provocarnos dolor y tormento. Pero que se conviertan en una cosa u otra, depende de que se use el calzado adecuado para cada situación. Entonces, ¿es posible que no duella llevar zapatos de tacón? ¿Cuáles son exactamente las partes del pie que duelen? ¿Cómo es el zapato ideal?
«La primera condición es que el zapato sea cómodo, sin que esté muy suelto y sin que se note una presión excesiva», explica Juan Carlos González, director del departamento de indumentaria delInstituto de Biomecánica de Valencia (IBV). Allí, no solo analizan la ergonomía de la ropa y el calzado, sino que también llevan a cabo estudios antropométricos y de biomecánica para entender cómo interacciona la prenda con el cuerpo humano. Además, según dice, «la plantilla debe adaptarse al peso y a la forma de la planta, el zapato debe seguir los movimientos del pie sin molestias (debe ser flexible y estar bien cerrado con cordones, velcro, etc), debe transpirar pero adaptarse a las condiciones climáticas y, por último, evitar resbalones».
Aunque, en su opinión, cada vez se mira más por la comodidad de los zapatos que nos compramos, se sigue usando un calzado que puede acabar pasándonos factura. Es el caso delcalzado con suela fina(como las zapatillas de tela del verano) o los zapatos muy rígidos (como los del ejecutivo tradicional). Por no hablar de los zapatos de tacón. «A partir de los tres o cuatro centímetros de tacón, los problemas del pie se aceleran si se usan de forma habitual».
Lesiones provocadas por los tacones
Según explica González, la altura del tacón lleva a concentrar más peso del natural en la parte delantera del pie, al mismo tiempo que la puntera estrecha que suelen tener comprime esa zona. Mientras tanto, el tobillo intenta mantener el talón en un equilibrio precario. Como consecuencia, «puede aparecer metatarsalgia (dolor de almohadillas, la zona situada antes del nacimiento de los dedos), dedos apretados, montados o en garra, juanetes (protuberancias en el dedo gordo del pie), juanetillos (protuberancias en el dedo meñique del pie),durezas, e incluso esguinces de tobillo y dolores de espalda, porque la cadera se desplaza hacia delante». Toda una colección de patologías muy abundantes en las mujeres.
Aparte de los tacones, hay otros muchos calzados que pueden provocar que aparezcan durezas y dolor, lo que, en opinión de González, indica que el zapato que llevamos no es adecuado o que estamos sometiendo al pie a demasiado esfuerzo. Es el caso de las personas que están mucho tiempo de pie y que llevan una plantilla y una suela finas y rígidas. En ellas, es común que aparezca dolor en el talón (talalgia), en las almohadillas (metatarsalgia) y en la planta del pie (fascitis plantar), cuando la membrana que recubre esa zona se inflama. Por eso, según explica, es fundamental que las personas que trabajan de piedescansen cada hora o estén semisentadas en butacas especiales, si es posible.
Correr y dolor de pies
Ciertas actividades deportivas suponen una presión extra para los pies.Fernando Noriega, cirujano ortopédico del Instituto Internacional de Cirugía Ortopédica del Pie (IICOP) trabaja en la reconstrucción del pie y del tobillo después de producirse lesiones deportivas, traumatismos, implante de prótesis, deformidades, etc. Según explica, entre laslesiones deportivas más frecuentes están la fascitis plantar, la aparición de edemas en el astrágalo y calcáneo (huesos del talón) por el uso de un zapato no adecuado, y las fracturas por estrés de los metatarsianos, lesión que afecta especialmente a los corredores.
Tal como explica González, el experto en biomecánica, para evitar estas lesiones es muy importante usar un calzado deportivo que cuente con«amortiguación de impactos para evitar problemas de espalda, rodilla, etc». Por ello, las zapatillas incorporan cámaras de aire y materiales específicos y «se esfuerzan en la adaptación funcional, para que el calzado sea ligero, flexible y estable en carrera».
Pero para Noriega, no solo hay que hablar de la importancia del zapato, sino también de cierto componente hereditario: «Lo normal es que las personas no tengamos dolor en los pies, cuando se tiene es porque la carga del peso corporal no se distribuye adecuadamente. El uso del zapato no implica la aparición de dolor, solo sufren dolor aquellas personas que tienen defectos en los pies o que tiene rasgos hereditarios que los padres o abuelos han padecido y ellos desarrollan»