Tras una batalla que duró más de 2 días, finalmente el Cuerpo de Bomberos de Quito, con el apoyo de unidades de otras ciudades, de elementos de las Fuerzas Armadas, Policía Nacional y diversas institucionales, controlaron los incendios forestales.
Los flagelos se desataron en la zona de Guápulo, y se extendieron hasta el Parque Metropolitano y el Cerro Auqui, desde donde amenazaban la avenida González Suárez.
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La estrategia incluyó cientos de rociadas de agua, mediante los 4 helicópteros habilitados para esta tarea. Cada descarga era de 1.000 litros. Mientras, en tierra, Las brigadas recorren la zona, a fin de vigilar que no se reporten nuevos focos.
Paralelamente, se realizan actividades de “enfriamiento”, para evitar que restos humeantes pueden encenderse de nuevo.
Ayuda humanitaria
Cabe destacar que, durante los momentos más duros de los flagelos, voluntarios acudieron a la zona para entregar donativos, tanto a los bomberos y demás personal, como a los afectados por el fuego.
La ayuda consistió en agua, barras energéticas, alimentos y ropa, que tanta falta hacían.
Se mantiene alerta
Hasta confirmar que el peligro ha pasado, el Comité de Operaciones de Emergencia nacional (COE), encabezado por el presidente Daniel Noboa y varios ministros, dispuso brindar ayuda a los damnificados, que se mantenga la suspensión de las clases presenciales en Quito, y que no se apliquen, al menos unos días más, los racionamientos eléctricos.
Adicionalmente, se ordenaron controles de precios en los mercados, pues hay denuncias de especulación de productos.
En torno a los siniestros de Quito, un joven de 21 años fue detenido como presunto responsable. Por ahora está con prisión preventiva.
Otros incendios
De acuerdo a los reportes, todavía hay incendios forestales activos en Esmeraldas, Imbabura, Cotopaxi, Bolívar, Chimborazo, Tungurahua, Azuay, Lojas y la propia provincia de Pichincha.
El más grave es precisamente en Loja, en la zona de Vilcabamba. El flagelo ya lleva varios días, a pesar del esfuerzo de los bomberos.
Este incendio afecta al menos 2.000 hectáreas de bosque nativo.