Todavía no hay pistas concretas sobre la muerte de la subteniente Pamela Ati, ocurrida el sábado pasado en el Fuerte Militar Napo, en la provincia del mismo nombre.
Según la versión de algunos militares que estuvieron con ella, ese día bebieron abundante licor. Posteriormente, y en vista que la joven quedó en malas condiciones, la llevaron a su habitación.
Ati, de 25 años, apareció muerta. Las primeras versiones señalaron que se ahogó en su propio vómito mientras dormía. Incluso el propio comandante del destacamento se lo dijo así al padre de la oficial.
Pero la autopsia reveló hematomas y actividad sexual forzada, y que pereció por asfixia mecánica por sofocación. Es decir, estrangulamiento.
Adicionalmente, este examen se efectuó en otra ciudad y sin el consentimiento de la familia, como corresponde de acuerdo a la ley.
Paola Montoya, abogada de la familia Ati, señaló que, lamentablemente, no existen cámaras de seguridad en el fuerte, lo cual impide conocer quiénes llevaron a la malograda oficial a su cuarto.
Los denunciantes presentaron cargos por presunto femicidio y violación. Sin embargo, ninguno de los sospechosos fue detenido, pese al pedido expreso de la Fiscalía. Lo que se hizo fue recoger la versión de 18 militares que participaron en la fiesta. Todos ellos coincidieron en que Pamela fue llevada a su habitación, donde la dejaron.
La muchacha iba a cumplir dos años en el servicio militar, y era parte del comando de apoyo logístico.
Las Fuerzas Armadas ofrecieron realizar una investigación.
