Muchos se preguntan qué pasa con los datos personales transmitidos a través del llamado ‘contactless’. Los expertos lo explican.
Un rápido movimiento de la mano, un pitido y listo. La pandemia aumentó en gran medida el uso de los pagos sin contacto. Acercar una tarjeta bancaria o un móvil al terminal de pago es rápido, pero ¿es seguro? ¿Y qué ocurre realmente con los datos transmitidos durante el proceso de pago?
Además de las tarjetas corrientes o de crédito, que se acercan al terminal de pago en la caja, los teléfonos y relojes inteligentes también se encuentran entre las opciones de pago sin contacto. Para utilizarlos basta con descargar la aplicación de un proveedor de servicios de pago. También se pueden utilizar las ofertas Pay, a menudo más universales, de Apple, Samsung o Google: las tarjetas de los bancos asociados pueden almacenarse en sus aplicaciones.
Muchas cadenas de supermercados también están ofreciendo opciones de pago sin contacto. El gigante de los descuentos Payback también participa en el pago con esta tecnología a través de su aplicación, al igual que servicios de pago al estilo de Bluecode y PayPal.
Fitbit y Garmin, por ejemplo, ofrecen sus propios sistemas de pago para sus relojes deportivos. Pero incluso los relojes puramente analógicos pueden convertirse en sustitutos de la billetera: esto es posible, por ejemplo, con algunos modelos “no inteligentes” del fabricante Swatch, en los que un chip integrado permite la transacción.
La base de la mayoría de las transacciones sin contacto es la comunicación de campo cercano (NFC), un estándar de transmisión por radio. Para realizar la transacción, la tarjeta, el móvil o el reloj deben tener un chip NFC. Los nuevos modelos de teléfonos inteligentes, así como los smartwatches, ya lo hacen a través del banco.
La alternativa para personas con teléfonos móviles más antiguos son las aplicaciones para clientes de supermercados u otros servicios de pago, en la que también se almacenan los datos bancarios o una tarjeta de pago. En este caso, el pago se realiza mediante códigos de números, barras o QR que se presentan o escanean en la caja.
A excepción de los modelos de Swatch mencionados anteriormente, por lo general es un requisito previo que el dispositivo respectivo aún tenga suficiente batería y esté en funcionamiento. En cuanto a una conexión a internet, algunos proveedores la exigen y otros no.
¿Cuán seguras son estas opciones?
Bastante seguras. “La lectura de datos es muy improbable”, señala Stefan Fischer, de la organización alemana de evaluación de productos y asesoramiento al consumidor Stiftung Warentest, y añade que, en comparación con una tarjeta de crédito, pagar con la aplicación es incluso muy seguro. Esto se debe a que los datos almacenados de la tarjeta no se leen directamente durante la transacción, sino que se trata de una secuencia individual de números, una especie de código.
Fuente: El Universo