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Ecuador: septiembre 11, 2024

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Ecuador, septiembre 11, 2024
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“Ser calvo será una elección”: una operación y dos pastillas cambian la lucha contra la alopecia

El País .- El mercado de trasplantes capilares mueve 8.700 millones de euros anuales y los tratamientos complementarios apuntalan una industria incipiente Hay cosas que uno no puede esconder a su peluquero. Miguel Jiménez Guillamón da fe de ello. Cuando abrió su barbería, en 2005, nadie hablaba de trasplantes. Pero poco a poco, empezó a ver matas frondosas donde antes solo había pelo ralo; flequillos generosos que sustituyeron a frentes despejadas. “También veía cicatrices con una forma concreta que empecé a reconocer”, explica en conversación telefónica. Eran trasplantes capilares. Jiménez tomaba nota muy atento. Apenas tenía 20 años, pero ya estaba empezando a perder pelo. “Y eso me afectaba”, dice, “Tenía menos seguridad con las chicas, o en la calle. Además, en el trabajo me pasaba el día delante del espejo”. En 2012 decidió abrirse un canal de YouTube para dar consejos sobre el cuidado del cabello, pero le daba vergüenza subir contenido. “Yo decía: ‘¿Quién va a querer ver a un barbero calvo?”. Resulta que mucha gente. Michael, que es como se hace llamar en redes, habló abiertamente de su experiencia con la pérdida de pelo. Ganó 300.0000 seguidores. Después contó cómo fue su primer trasplante en España. Era 2014 y las cosas estaban a punto de cambiar. Para cuando realizó una segunda operación, en Turquía, en 2017, un millón de personas veían sus vídeos. Fue así como se dio cuenta de que no estaba solo. Nadie lo hablaba abiertamente, pero todo el mundo lo buscaba en internet. “Es normal. No te das cuenta de lo importante que es el pelo hasta que lo pierdes”, pensaba él. Al cumplir los 30 años, uno de cada cuatro hombres empieza a perder el pelo. A los 50, cerca de la mitad se encuentra en esta situación, algo que, 10 años después, afecta a dos de cada tres. Son los efectos más evidentes de la alopecia androgénica, que provoca el 95% de los casos de calvicie en hombres. Los menos visibles son las consecuencias psicológicas: baja autoestima, ansiedad y depresión. Dirk Kranz psicólogo, calvo y autor del estudio elocuentemente llamado Bald and Bad? (”¿calvo y malo?”, en inglés), señala que no son preocupaciones infundadas. “Ser calvo conlleva desventajas sociales a la hora de solicitar un empleo o de salir con una persona. Los hombres con una cabeza llena de pelo son percibidos de forma más positiva, como han demostrado numerosos estudios”, argumenta Kranz. “En algunas culturas, como en Asia Oriental (y antiguamente en el contexto europeo), la caída del cabello en el varón se asocia también con atributos positivos como la moralidad, la inteligencia y la sabiduría”, explica el experto. Sin embargo, el ideal occidental de belleza se está globalizando, y una cabeza llena de pelo parece ser indispensable para entrar en él. No hay más que echar un vistazo al crecimiento de la potente industria que se ha creado alrededor del pelo; o más bien, de su ausencia. En 2021, se realizaron alrededor de 3,4 millones de trasplantes capilares en todo el mundo, según la plataforma Medihair. El mercado mundial de esta operación se valoró entonces en unos 8.700 millones de euros. Eso es más del doble del PIB de un país pequeño como Andorra. El triple de lo que se invirtió ese mismo año en erradicar la malaria en el mundo. Cabelleras sintéticas, la próxima frontera El trasplante no hace que crezca pelo nuevo, solo lo cambia de sitio. Esto hace que algunos pacientes, con un grado de alopecia muy avanzado, no puedan hacérselo, y en esos casos se necesitaría crear pelo nuevo. Esta es la última frontera, y está cerca de ser traspasada. El biólogo celular Karl Koehler, de la Universidad de Harvard, lleva una década utilizando células madre y ha creado algunos parches de piel humana en los que, con el tiempo, crecen folículos pilosos. Esto abre la puerta a que, en el futuro, se puedan cultivar cabelleras sintéticas. Maksim Plikus, biólogo de la Universidad de California, está haciendo experimentos con la Scube3, una proteína que fomenta el crecimiento capilar. Su idea es inyectar una vacuna de ARN mensajero para dar la orden al cuerpo de liberar esta enzima. “Hay entusiasmo porque estamos a punto de alcanzar un punto de inflexión”, afirmaba Plikus en un reciente reportaje en la revista New Scientist. El optimismo en este campo no está ligado a un único tratamiento, lo que aumenta las posibilidades de encontrar una estrategia eficaz. Pero antes de entender qué nos depara el futuro, hay que echar la vista atrás. En los últimos años, la ciencia ha comprendido cómo funciona el proceso de caída del pelo, y ha dado con algunos productos que pueden retrasarla notablemente. Es difícil trazar el origen de esta historia: a menudo se cita una cárcel de Oklahoma (EE UU) donde los reclusos que cumplían condena por violación, que habían sido castrados, recuperaban el pelo; otras referencias bibliográficas lo sitúan en República Dominicana, donde se estudiaba a una serie de familias de un pueblo con muchos hijos intersexuales. El caso es que la ciencia, en algún momento del siglo XX, empezó a relacionar la testosterona, hormona masculina que se produce en los testículos, con la pérdida del cabello. En las décadas siguientes, los investigadores aprendieron que no actuaba sola. “Una enzima la convierte en una sustancia llamada dihidrotestosterona o DHT, que hace que los folículos pilosos se encojan”, explica Mario Puerta Peña, dermatólogo en la Clínica Doctor Morales Raya especializado en tricología. Los folículos pilosos son como fábricas de pelo, y la DHT ataca directamente al motor de la fábrica, la papila dérmica. “Se va atrofiando y el pelo que produce es cada vez más fino y corto. Se miniaturiza”, explica Puerta. Puede quedarse suspendido en este estado unos meses. Después, desaparece. Así, los calvos siguen teniendo las mismas fábricas de pelo que los demás, pero están encogidas. Podría decirse que no hay calvos, sino personas con folículos pilosos pequeños. Entender esto ha dado como resultado el descubrimiento de un tratamiento efectivo para combatir y retrasar la pérdida de pelo. Hay dos pastillas que mantienen alejados a muchos hombres del trasplante

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Más de 600 millones de personas sufren lumbago, la primera causa de discapacidad en el mundo

El País .– Un estudio calcula que crecerá un 36% la prevalencia en los próximos 30 años y señala al tabaco, las posturas en el trabajo y la obesidad como los principales factores de riesgo Hace tiempo que la espalda empezó a quejarse: el lamento se escucha, según algunos científicos, desde el inicio de la industrialización, que dio el salto hacia la vida moderna, pero regaló también cambios en el estilo de vida, como el descenso de actividad física, las malas posturas y el uso de muebles, un cóctel que favoreció un acuñamiento de los huesos bajos de la espalda y con él, el dolor. La lumbalgia es uno de los dolores más frecuentes que llegan a la consulta médica y su evolución apunta al alza: un estudio publicado en la revista The Lancet Rheumatology sobre la prevalencia de esta patología cifra en más de 600 millones las personas que la sufrieron en el mundo en 2020 y calcula que en 30 años se superarán los 800 millones de afectados. Los autores señalan al tabaquismo, las malas posturas en el trabajo y la obesidad como factores de riesgo clave de esta dolencia que ya es —y apunta a seguir siendo— la primera causa de discapacidad.   El dolor lumbar (también llamado lumbalgia o lumbago) es esa molestia más o menos intensa en la parte baja de la espalda, “entre las duodécimas costillas y los pliegues de los glúteos y que dura un día o más”, definen los autores del estudio. Marcos Paulino, presidente electo de la Sociedad Española de Reumatología, que no ha participado en el estudio, celebra que se cristalice, con datos en una revista científica, lo que ellos acostumbran a ver en la consulta: “Es una epidemia, algo muy frecuente. Y es una patología difícil de prevenir porque, aunque tú recomiendes ejercicio físico, tener buen peso y evitar malas posturas, hay un 60% de lumbalgias que no tienen una explicación. Solo el 40% son prevenibles”.   El médico, que es también jefe del servicio de reumatología del Hospital General Universitario de Ciudad Real, asegura que la zona lumbar es “el talón de Aquiles del ser humano, una zona muy sensible y que sufre con más frecuencia”. “El 80% de la población tendrá una lumbalgia alguna vez en la vida. Lo bueno de este estudio es que lo cuantifica y puede hacer que trascienda la magnitud del problema”, reflexiona.   En la revisión sistemática publicada este martes en The Lancet Rheumatology, los autores emplearon la información del Estudio Global de Carga de Enfermedad de 2021 (GBD, por sus siglas en inglés) —una gran investigación epidemiológica observacional a nivel mundial sobre distintas patologías— para estimar la prevalencia de dolor lumbar entre 1990 y 2020 en más de 200 países. Los datos arrojaron que la lumbalgia afectó en 2020 a 619 millones de personas en el planeta y que, en 2050, serán unos 843 millones. La prevalencia más alta estandarizada por años se encontró en Europa central, en concreto, en República Checa y Hungría; la prevalencia más baja se registró en Maldivas y Myanmar.   Este incremento en los próximos años se debe, según Garland Culbreth, investigador del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington y autor del estudio, “a las tendencias en el crecimiento y el envejecimiento de la población”. “El crecimiento de la población significa más personas y el envejecimiento de la población significa más personas en los grupos de edad con mayor prevalencia, por lo tanto, un aumento en los casos de dolor lumbar”, señala.   Dado que esta dolencia ya era, según los autores, la primera causa de discapacidad, los investigadores también midieron los años vividos con discapacidad (YLD, por sus siglas en inglés). Este indicador refleja el impacto de la enfermedad —en este caso, el lumbago— en la calidad de vida y calcula que un YLD es un año completo de vida saludable perdido debido a una discapacidad o a mala salud. En 2020, apuntan los autores, hubo 69 millones de años vividos con discapacidad debido al dolor lumbar, “y aunque hubo una ligera disminución desde 1990 en el porcentaje de YLD por todas las causas en el mundo, el dolor lumbar seguía siendo el principal contribuidor a los YLD en el nivel mundial”, puntualizan.   Los científicos han constatado que la prevalencia global es más alta en mujeres que en hombres en todos los grupos de edad, aunque los años pesan sobre la patología: la prevalencia de la lumbalgia y los años vividos con discapacidad aumentan con la edad, siendo el grupo de 80 a 84 años el colectivo con la tasa más alta. De hecho, una quinta parte de los adultos mayores con lumbalgia manifiestan dificultades para cuidar de sí mismos en el hogar o participar en actividades sociales y familiares.   Tabaquismo, obesidad y trabajo Los autores apuntan al tabaquismo, la obesidad y la falta de ergonomía en el trabajo como los principales factores de riesgo, aunque no los únicos, que espolean el dolor lumbar. El riesgo de lumbalgia atribuido al consumo de tabaco fue mayor entre los hombres de mediana edad y más bajo entre las mujeres de 15 a 49 años, mientras que la influencia de las posturas en el trabajo estaba más presente en los adultos varones jóvenes (de 15 a 49 años) y menos en las mujeres de más de 70 años. El riesgo de dolor lumbar por tener un índice de masa corporal elevado fue más alto en las mujeres de 50 a 69 años.   Manuela Ferreira, miembro del grupo Salud Muscoesquelética de Sidney de la Universidad de Sidney y autora del estudio, explica cómo actúa el tabaco: “Fumar se ha asociado con la circulación dañada en las estructuras de la columna, por ejemplo, el disco y las articulaciones, así como con el debilitamiento de los huesos. Pero también sabemos que fumar a menudo se asocia con otros factores del estilo de vida, como la inactividad física, la obesidad, la falta de sueño, todos los cuales se han

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Jorge Glas se sometió a una cirugía en su cervical

El exvicepresidente Jorge Glas se sometió a una cirugía en Guayaquil. La intervención quirúrgica se conoció este martes 13 de diciembre de 2022. EL COMERCIO confirmó que el exfuncionario del correísmo, quien tiene dos sentencias por actos de corrupción, fue operado de la cervical el pasado 6 de diciembre. Siete días después está en recuperación médica. Este procedimiento quirúrgico se dio pocos días después de salir de la Cárcel 4 de Quito, tras beneficiarse de una medida cautelar emitida por el juez de Santo Domingo de los Tsáchilas, Emerson Curipallo. La noche del 28 de noviembre del 2022, Glas salió de la cárcel y en ese entonces usaba un cuello ortopédico. Luego se subió en un vehículo y viajó a Guayaquil. Allí tuvo revisiones médicas y se programó el día de cirugía. El abogado de Jorge Glas dijo que su cliente necesitaba esa cirugía hace tiempo atrás y finalmente pudieron hacer esa intervención. Jorge Glas está con reposo médico, pero su defensor aseguró que sí acudirá a las presentaciones periódicas en la Penitenciaría del Litoral. El juez Curipallo le otorgó la libertad, pero también dispuso acuda una vez por semana en ese centro carcelario.  Audiencia de unificación de penas de Glas La audiencia de unificación de penas para Jorge Glas prevista para las 15:00 del lunes 12 de diciembre de 2022, en la Unidad Judicial de Garantías Penitenciarias de Quito, se difirió debido a que el exvicepresidente presentó un certificado médico y cambió de abogado. Glas envió un documento en el que explica que debido a su situación de salud se encuentra con reposo médico, por lo que no puede acudir a la audiencia. Además, el exministro correísta agregó que cambió de abogado. Por ese motivo, solicitó que no se desarrolle la audiencia debido a que su nueva defensa necesita “contar con los medios y tiempos necesarios para realizar una nueva defensa técnica”. Finalidad de este recurso legal El objetivo de la unificación de penas es que Glas solo cumpla la sentencia más alta que tiene. Actualmente, el exvicepresidente tiene dos sentencias ejecutoriadas en su contra (ratificadas en tres instancias judiciales diferentes). La primera es de seis años por asociación ilícita en el caso Odebrecht y la otra es de ocho años por cohecho en el caso Sobornos. Por lo tanto, si se aprueba la unificación de penas, solo deberá cumplir la sentencia de ocho años por el caso Sobornos. Fuente: El Comercio

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