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Ecuador: diciembre 8, 2024

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Detienen a cabecilla del Clan del Golfo que se ocultaba en Ecuador, dice la Policía de Colombia

Primicias .- La detención del cabecilla del Clan del Golfo, conocido como ‘Cartagena’ o ‘Mister Black’, se hizo con apoyo de la Policia de Ecuador. Alias ‘Cartagena’ o ‘Mister Black’, un cabecilla del Clan del Golfo, el principal cartel de narcotráfico de Colombia, se ocultaba en Ecuador antes de ser detenido, el 24 de noviembre de 2023. Lo sostiene el Director General de la Policía Nacional de Colombia, el general William Salamanca, el 24 de noviembre de 2023. «Con el apoyo de la Policía de Ecuador se ubicó y expulsó de ese país a alias ‘Cartagena ‘ o ‘Mister Black’, cabecilla del Clan del Golfo, para ser capturado en Ipiales (Nariño)«, sostuvo Salamanca en su cuenta de X. Agregó que con la detención del cabecilla del Clan del Golfo «se impidió la expansión de esta organización criminal en Santander, donde venía extorsionando a palmicultores y ganaderos, cometiendo homicidios y traficando con drogas».

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El ELN confina a la población del Alto Baudó con un paro armado

El País .- La guerrilla hace un anuncio que busca impedir toda actividad en esa región del norte de Chocó hasta la medianoche del jueves y que llega en un momento crítico para la paz total que impulsa el Gobierno La guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) mantiene confinada a la población del Alto Baudó, en el norte del departamento del Chocó tras decretar un paro armado de 72 horas. Con él, declara que empleará la violencia para evitar que se realicen actividades por fuera de los hogares desde la medianoche de este lunes hasta la medianoche del jueves, día 9. El anuncio fue dado a conocer a través de un panfleto, con fecha del 5 de noviembre y conocido este lunes, en el que el grupo armado explica que toma la decisión debido a los recientes enfrentamientos con el Clan del Golfo en esa zona del pacífico colombiano. En el comunicado, el ELN asegura que, desde el 21 de octubre pasado, miembros del Clan del Golfo llegaron al río Baudó “en coordinación con las Fuerzas Militares” y pasaron por la comunidad Miácora, cerca de una base móvil del Ejército en Chocó. Después, dice la guerrilla, llegaron a la comunidad de La Felicia y, tras de las elecciones del 29 de octubre, se desplazaron hasta la comunidad de Mojaudo. La guerrilla añade que este domingo, pasadas las dos de la madrugada, tuvo un combate en la comunidad de Mojaudo contra el Clan del Golfo, en el que un miembro de ese grupo paramilitar murió y otro resultó herido. La acción, dicen, representa una “violación” al cese el fuego bilateral “por parte del Gobierno Nacional a través de las Fuerzas Militares en colisión con grupos paramilitares”, y por eso anuncia el paro armado en toda la región del Baudó, incluyendo todos sus afluentes. A pesar de que el comunicado dice que el paro armado durará 72 horas, el personero del municipio de Alto Baudó, Heriberto Andrade, ha dicho en un video difundido por medios locales que otro comunicado indica que el paro será indefinido. También afirmó que la entidad de la que forma parte viajará a la zona para visitar a las comunidades confinadas. El anuncio del paro armado ocurre en un momento delicado para los intereses de la paz total impulsada por el Gobierno del presidente Gustavo Petro. Los acercamientos entre el Ejecutivo y la última guerrilla en armas de Colombia se han tensado a raíz del secuestro en La Guajira de Luis Manuel Díaz, padre del futbolista Luis Díaz, hecho que ha ocasionado repudio, pero, sobre todo, ha abierto incógnitas por la manera en que se está negociando la paz con ese grupo armado ilegal. A las dificultades con el ELN se sumó el domingo una más con el Estado Mayor Central (EMC), una disidencia de la extinta guerrilla de las FARC, que anunció la suspensión de los diálogos que sostiene con el Gobierno. Ese grupo armado, liderado por alias Iván Mordisco, emitió un comunicado en el que dice que las negociaciones están en riesgo de romperse “de manera definitiva” debido a unos supuestos incumplimientos de parte del Ejecutivo que no precisa. No obstante, aseguró que mantiene el cese el fuego pactado hasta el 15 de enero próximo.

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El Ejército colombiano retira a 18 miembros de sus filas por las amenazas a la población civil en Tierralta, Córdoba

El País .- Los hombres se hicieron pasar por disidentes para aterrorizar a esta población al norte de Colombia, en hechos que siguen siendo investigados Los acontecimientos ocurridos el 11 de septiembre en la vereda Bocas del Manso del municipio de Tierralta, Córdoba, siguen siendo confusos. Un grupo de hombres armados que usaban prendas oscuras y cubrían sus rostros con pasamontañas amenazaron a la población civil, incluidas mujeres embarazadas y niños. Varios videos realizados con los teléfonos móviles de los habitantes dejaron testimonio del hostigamiento, y en pocas horas se volvieron virales; testigos señalan que incluso habrían intentado violar a una mujer indígena. Lo que se supo después era que no eran miembros de las disidencias de las FARC, como ellos mismos habían anunciado a su llegada, sino soldados del Ejército, pertenecientes al Batallón Junín.   Mientras la Fiscalía, la Procuraduría y la Justicia Penal Militar adelantan investigaciones, el comandante del Ejército Luis Mauricio Ospina informó este martes sobre nuevas decisiones. Mediante un comunicado oficial, dio a conocer que 6 oficiales y 4 suboficiales serían retirados debido a que su comportamiento “comprometió los principios y valores de la institución”. El documento asegura que “los procedimientos llevados a cabo fueron totalmente contrarios a las normas, leyes y la doctrina militar”. El Ejército también ordenó el retiro de 8 soldados profesionales que estuvieron vinculados a los hechos; otros 13 que no participaron directamente pero tuvieron algún tipo de relación fueron enviados a desempeñar labores administrativas.   Previamente, el comandante había anunciado la decisión de apartar de la institución a 10 soldados involucrados: “He tomado la decisión de retirarles la confianza y responsabilidad de portar las armas de la República y a los mandos separarlos del alto ejercicio de la dignidad del comando y control de la unidad militar”, dijo el viernes 14 de septiembre, tres días después del hostigamiento. Pero solo hasta este martes se conocen los castigos definidos, que revelan que la decisión es más contundente: no solo los apartan y les retiran sus armas, sino que salen de la institución.   Desde que se conocieron los videos, el Ejército ha expresado su rechazo y ha aclarado que “el Batallón de Infantería N.° 33 Junín, adscrito a la Décima Primera Brigada, se encontraba realizando operaciones contra estructuras del grupo armado organizado Clan del Golfo con el objetivo de proteger a las comunidades locales de la región”. El texto señala que el fin de la misión era llevar a cabo tareas de reconocimiento en la zona, “en respuesta a información previa sobre corredores de movilidad utilizados por grupos criminales en actividades ilícitas”.   El grupo, también conocido como Autodefensas Gaitanistas de Colombia, tiene presencia en el departamento de Córdoba, zona en la que las FARC estuvieron en las décadas de los 80 y 90 del siglo pasado, y que luego se convirtió en un bastión del paramilitarismo. Considerada la mayor banda del narcotráfico del país, con cerca de 3.000 hombres, se adjudicó el ataque a un helicóptero en el que se desplazaban miembros de la Fiscalía y de la Procuraduría que iban a Tierralta para investigar las intimidaciones. Una ráfaga de disparos impactó el tanque de combustible de la aeronave y le impidió llegar a su destino: sus tripulantes se vieron obligados a desviar su rumbo para evaluar los daños.   El presidente Gustavo Petro se pronunció sobre el hostigamiento a la sociedad civil por parte del Ejército y lo calificó como un intento por llevar a Colombia al pasado, “a la barbarie de antes”. Según él, buscaba enviarle a la sociedad en general el mensaje de que “¡uy, este gobierno está hundiendo a Colombia en el desorden, en el caos, hay que poner orden!”. El presidente advirtió que el mensaje “iba directo” hacia un grupo social: los hacendados de Córdoba, “porque quieren que los hacendados vuelvan a ser paramilitares”. Es decir, “que repitamos esta historia”.

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Un paro armado del ELN y el Clan del Golfo amenazan los pilotos de paz

El recrudecimiento de la guerra en el Pacífico colombiano dificulta aterrizar el alivio humanitario que el Gobierno de Petro y los comandantes del ELN prometieron al cierre del primer ciclo de negociaciones.   El optimismo duró menos de 24 horas. En la mañana del lunes, el gobierno de Gustavo Petro y la guerrilla del ELN cerraban su primer ciclo de negociaciones de paz, en Caracas, anunciando alivios humanitarios para dos regiones rurales del litoral pacífico colombiano: el Bajo Calima y el Medio San Juan. La noticia fue bienvenida por miles de familias en estas dos zonas del país que han estado más de año y medio en el fuego cruzado entre el ELN y el grupo armado AGC, también conocido como Clan del Golfo. Muchas de esas familias han tenido que desplazarse a los cascos urbanos más cercanos, y con el anuncio de Caracas esperaban que empezara el retorno seguro hacia sus casas. Pero en menos de un día hubo un ataque mortal del Clan del Golfo en un municipio de la zona, y horas después el frente del ELN con presencia allí anunció un paro armado indefinido. El entusiasmo que llegó de Caracas se transformó rápidamente en escepticismo.   “¿De esta manera piensan que va a haber retorno seguro de población desplazada a sus comunidades? ¿De esta manera piensan lograr la paz total?”, pregunta el comunicado del frente Omar Gómez, del ELN, que anuncia un paro armado indefinido en esta zona del litoral pacífico a partir del jueves 15 de diciembre a las 6 la tarde. El frente lo publicó después de que el Clan del Golfo entrara en la noche del lunes a la comunidad de Negria y asesinara allí a un joven llamado Santiago Felipe Cáceres. Los guerrilleros dicen que el Estado es cómplice de esa muerte, señalando al Ejército de perseguirlos y de no combatir de la misma forma a los miembros del Clan del Golfo que cometieron el homicidio.   “¿De está manera es que piensan garantizar los alivios humanitarios para desescalonar el conflicto?”, añade el comunicado de este frente del ELN, aparentemente en contradicción con sus comandantes que negociaron en Caracas. El grupo dice que el paro armado es para “visibilizar lo que pasa en la región”.   Elizabeth Moreno es representante legal del Consejo Comunitario General del San Juan y cuenta a EL PAÍS que los enfrentamientos entre los grupos armados en esa zona aumentaron a partir de agosto del 2021. Dice que Gobierno actual no ha explicado aún a las comunidades cómo frenar esta guerra tripartita entre el ELN, el Ejército, y las AGC.   “Desde 2021 se han desplazado cientos de personas, más de 800 familias, y ha habido asesinatos de niños indefensos, territorios minados que han dejado a muchas personas afros e indígenas lesionadas”, dice Moreno. “Anoche en el ataque de Negria las familias se resguardaron en casas de madera, y esta es una comunidad que ya se ha desplazado tres veces este año, y que siempre retorna pero sin garantías de seguridad. A mí me pareció muy placentero escuchar el anuncio de Caracas [sobre los posibles retornos], pero conociendo la situación de seguridad, la presencia de todos los grupos armados, solicitamos que se nos informe cómo será esa intervención en el territorio”.   Aunque al principio del Gobierno de Gustavo Petro el Clan del Golfo manifestó que quiere acogerse a la política de paz total, aún no es claro si va a entrar en un proceso de diálogos para someterse a la justicia ni si frenaría los ataques que lleva a cabo en zonas como el litoral Pacífico. Para lograr el regreso de familias en zonas como el Bajo Calima y el Medio San Juan, falta que definan cuál va a ser su papel.   Hay una dificultad adicional para los retornos humanitarios: las divisiones dentro del ELN. Esa guerrilla es mucho más descentralizada de lo que eran las antiguas FARC, y el comunicado del paro armado muestra una desconexión entre este frente en el pacífico colombiano y la comandancia del ELN negociando en Caracas. Es una distancia que “puede dificultar el acatamiento de lo que se acuerde”, dice a El PAÍS Mauricio Aguirre, alcalde encargado de Buenaventura, el municipio que contiene al bajo Calima.   Aguirre añade que el anuncio desde Caracas fue bienvenido en la zona, porque la crisis humanitaria del Bajo Calima también es dramática. En el casco urbano hay cientos de familias desplazadas, algunos hace más de un año. De acuerdo al alcalde, ha habido al menos 10 desplazamientos masivos desde el 2021 en el Bajo Calima, donde más de mil ciudadanos que abandonaron sus hogares por los combates entre AGC y ELN. El Gobierno no le ha aclarado aún a la alcaldía cómo piensa garantizar la seguridad en esas zonas para que las familias vuelvan a sus casas. “El componente de seguridad es el más fundamental, no podemos empezar los retornos sin eso”, dice el alcalde encargado.   Lorenzo González es uno de esos desplazados que lleva sobreviviendo en el casco urbano de Buenaventura desde noviembre de 2021. “Recibimos con mucha alegría la noticia de Caracas”, dice a El PAÍS este representante legal del Consejo Comunitario de la Comunidad Negra de la Cuenca Baja del Río Calima. “Pero claro que me preocupa la contradicción del comunicado del ELN, porque si se anuncia unos alivios humanitarios, por un lado, en la mesa de negociación, y, por otro lado, se anuncia un paro armado, lo que yo siento es que no hay garantías para retornar”.   Varias personas consultadas para este artículo coinciden con que la guerra se recrudeció en esa zona del litoral Pacífico cuando entraron las AGC. Antes del acuerdo de paz del 2016, estas tierras donde se mueve el narcotráfico y la minería ilegal eran controladas por las FARC. Después de la desmovilización de esa guerrilla, el ELN entró a algunos de esos territorios. Y desde 2021 las AGC han arreciado sus ataques para controlar completamente la zona que va desde el casco urbanos de

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