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Ecuador: junio 18, 2025

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Ecuador, junio 18, 2025
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Las bebidas azucaradas y su vínculo con el aumento del riesgo de diabetes

Un estudio reciente realizado por investigadores de la Facultad de Medicina Albert Einstein en EE. UU. ha revelado información crucial sobre los efectos negativos del consumo de bebidas azucaradas y su relación con el riesgo de diabetes. La investigación, publicada en la revista Cell Metabolism, destaca cómo el consumo excesivo de bebidas azucaradas podría alterar la microbiota intestinal y los metabolitos sanguíneos, factores claves que contribuyen al desarrollo de la diabetes tipo 2, una enfermedad metabólica crónica. Impacto de las bebidas azucaradas en la microbiota intestinal y los metabolitos sanguíneos A través de un análisis exhaustivo de más de 16,000 personas latinas en Estados Unidos, en ciudades como San Diego, Chicago, Miami y el Bronx, los científicos encontraron que aquellos que consumían al menos dos bebidas azucaradas al día experimentaban cambios notables en su microbiota intestinal. En total, se identificaron alteraciones en nueve especies bacterianas relacionadas con el procesamiento de la glucosa. Estas especies bacterianas son fundamentales para regular cómo el cuerpo maneja la glucosa, lo que podría explicar la mayor probabilidad de desarrollar diabetes en aquellos que tienen una ingesta elevada de azúcar. Además de los cambios bacterianos, se observaron alteraciones en 56 metabolitos sanguíneos que se asociaron con niveles elevados de glucosa e insulina en ayunas, un aumento en el índice de masa corporal (IMC) y una disminución del colesterol HDL, conocido como el colesterol «bueno». Estos factores son bien conocidos por ser indicadores de un mayor riesgo de diabetes tipo 2 y otros trastornos metabólicos. El aumento del riesgo de diabetes en los últimos años La diabetes tipo 2 ha experimentado un aumento en su prevalencia global durante las últimas tres décadas, afectando a personas de todos los niveles de ingresos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la Región de las Américas, más de 112 millones de adultos viven con diabetes, y 43 millones de personas mayores de 30 años no reciben tratamiento para la enfermedad. La relación entre el consumo de bebidas azucaradas y la diabetes ha sido objeto de estudios previos, pero este nuevo trabajo ofrece una nueva perspectiva sobre cómo estos productos afectan la microbiota intestinal y los metabolitos, factores que, en conjunto, pueden acelerar el desarrollo de la enfermedad. Una visión más clara del mecanismo biológico El profesor Qibin Qi, uno de los autores principales del estudio, destacó que los resultados sugieren un mecanismo biológico potencial que podría explicar cómo las bebidas azucaradas afectan negativamente el metabolismo del cuerpo. Aunque los hallazgos son observacionales, Qi señaló que estos cambios en la microbiota intestinal podrían jugar un papel importante en el riesgo de desarrollar diabetes en el futuro. Aunque el estudio no ha logrado confirmar si un tipo específico de bacteria intestinal es directamente responsable del desarrollo de la enfermedad, los investigadores planean continuar con estudios adicionales para profundizar en esta conexión y explorar si los cambios en la microbiota intestinal y los metabolitos pueden explicar, al menos en parte, cómo las bebidas azucaradas incrementan el riesgo de diabetes. Impacto de las bebidas azucaradas en las muertes relacionadas con la diabetes El estudio también resaltó que el consumo de bebidas azucaradas está asociado con un mayor riesgo de muerte por diabetes. En 2012, la ingesta de bebidas azucaradas representó el 14.8% de las muertes por diabetes relacionadas con dietas no óptimas en los Estados Unidos. Estos datos reflejan la importancia de reducir el consumo de bebidas azucaradas como parte de una estrategia para combatir el aumento de casos de diabetes tipo 2. El estudio revela cómo las bebidas azucaradas no solo afectan el nivel de glucosa en la sangre, sino también alteran la microbiota intestinal, lo que puede jugar un papel crucial en el aumento del riesgo de desarrollar diabetes. Aunque los investigadores aún deben realizar más estudios para comprender completamente esta relación, los hallazgos subrayan la necesidad de abordar el consumo de estas bebidas como una prioridad de salud pública. El consumo de bebidas azucaradas sigue siendo la principal fuente de azúcar añadido en muchas dietas, lo que hace necesario tomar medidas para reducir su consumo y promover hábitos alimenticios más saludables. Las evidencias científicas, como las presentadas en este estudio, nos ofrecen una mejor comprensión de cómo los hábitos alimenticios afectan nuestra salud metabólica y cómo prevenir enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2. Este estudio forma parte del Hispanic Community Health Study/Study of Latinos (HCHS/SOL) y los resultados, aunque preliminares, abren la puerta a nuevas investigaciones que podrían tener un impacto significativo en la prevención de la diabetes. Te puede interesar: La conversación esencial que todas las parejas deben tener antes de casarse

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Un medicamento para la diabetes tipo 2 podría reducir el riesgo de demencia

Un reciente estudio realizado en Corea del Sur ha revelado hallazgos muy interesantes sobre cómo los fármacos utilizados para tratar la diabetes tipo 2 podrían tener un impacto positivo en la prevención de la demencia. En particular, los inhibidores SGLT-2, un tipo de medicamento utilizado para controlar el azúcar en sangre en personas con diabetes, mostraron un 35% menos de probabilidades de desarrollar demencia en comparación con los inhibidores DPP-4, otro tipo de fármaco comúnmente prescrito para la misma condición. La conexión entre diabetes y demencia Durante mucho tiempo, se ha sabido que la diabetes tipo 2 aumenta el riesgo de desarrollar diversas formas de demencia, como el Alzheimer o la demencia vascular. La razón de esta conexión radica en cómo la diabetes afecta a los vasos sanguíneos y la función cerebral. Cuando el cuerpo no maneja correctamente el azúcar en la sangre, los niveles elevados de glucosa pueden dañar los vasos sanguíneos en todo el cuerpo, incluidos los del cerebro. Este daño, sumado a la inflamación celular provocada por el exceso de azúcar, aumenta el riesgo de sufrir deterioro cognitivo. El papel crucial de los inhibidores SGLT-2 El estudio comparó dos tipos de medicamentos para la diabetes tipo 2: los inhibidores SGLT-2 y los inhibidores DPP-4. Ambos medicamentos ayudan a controlar los niveles de glucosa, pero lo hacen de maneras diferentes. Los inhibidores SGLT-2, además de reducir el azúcar en sangre, tienen otros efectos beneficiosos que pueden ayudar a prevenir la demencia. Este medicamento no solo ayuda a eliminar el exceso de azúcar a través de los riñones, sino que también tiene efectos positivos sobre la presión arterial, promueve la pérdida de peso y reduce la inflamación en el cuerpo, factores que a su vez pueden disminuir el riesgo de desarrollar enfermedades cognitivas. Beneficios adicionales de los inhibidores SGLT-2 A diferencia de los inhibidores DPP-4, que se limitan a controlar la glucosa, los inhibidores SGLT-2 ofrecen un enfoque más integral para la salud cardiovascular y cerebral. Mejorando la presión arterial y reduciendo la inflamación, estos medicamentos ayudan a proteger los vasos sanguíneos, incluidos los cerebrales. Estos factores adicionales podrían explicar por qué las personas que toman SGLT-2 tienen una menor probabilidad de desarrollar demencia en comparación con aquellos que usan inhibidores DPP-4. Prevención frente a tratamiento Es importante destacar que, aunque los inhibidores SGLT-2 parecen reducir el riesgo de desarrollar demencia, esto no implica que puedan curar la enfermedad una vez que ya está presente. La prevención siempre ha sido clave en el tratamiento de condiciones crónicas, y este medicamento podría ofrecer una nueva vía para reducir el riesgo de desarrollar enfermedades cognitivas en el futuro. Sin embargo, la investigación aún está en sus primeras etapas, y más estudios son necesarios para confirmar estos hallazgos y explorar su efectividad en la prevención de la demencia en personas sin diabetes. El futuro de la prevención y tratamiento de la demencia A medida que los científicos continúan investigando la relación entre la diabetes y la demencia, el panorama para el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer está cambiando. Aunque es poco probable que un solo medicamento sea suficiente para erradicar la demencia, la combinación de tratamientos, similar a lo que se hace en la lucha contra el cáncer, podría ser la clave para prevenir o incluso tratar la enfermedad de manera más efectiva. En el futuro, es posible que los medicamentos para la diabetes, como los inhibidores SGLT-2 y el semaglutide, se utilicen como parte de un enfoque integral para la prevención y el tratamiento de la demencia. Sin embargo, aún se necesita más investigación antes de que estos tratamientos sean aprobados y ampliamente utilizados para este propósito. Este estudio sugiere que, además de controlar la diabetes, los inhibidores SGLT-2 podrían ser una herramienta valiosa para reducir el riesgo de desarrollar demencia. Aunque aún estamos lejos de tener una cura definitiva para las enfermedades cognitivas, los avances en la investigación de medicamentos para la diabetes ofrecen una nueva esperanza en la lucha contra la demencia y otras enfermedades neurodegenerativas. Te puede interesar: Metallica y Beyoncé se unen para apoyar la recuperación de Los Ángeles tras los incendios

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Demencia, SGLT2 S

Hay avances en el tratamiento de la demencia

La demencia es un término que se utiliza en la medicina, para referirse a varias enfermedades que afectan a la memoria, y la suficiencia para realizar actividades diarias. Es un problema bastante grande, que afecta a 55 millones de personas en el mundo. Las personas con demencia sufren un desgaste en la función cognitiva, perjudicando la capacidad de procesar el pensamiento. Esta enfermedad afecta no solo a los que la padecen, si no además a los cuidadores, familiares y sociedad en general. Los factores son: la edad, la hipertensión, diabetes, tabaquismo, consumo de alcohol, aislamiento social y más. Aunque todavía no se puede curar del todo, médicos surcoreanos descubrieron que ciertos medicamentos, inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa tipo 2, reducen el nivel de azúcar en la sangre en un 35%, y combaten positivamente la demencia. Los inhibidores del SGLT2 son fármacos que disminuyen el nivel de azúcar en la sangre en los pacientes, y facilitan su eliminación a través de la orina. Suficiente para reducir en un 39% el riesgo especifico de Alzheimer, y en un 52% los casos de demencia vascular.  

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La diabetes afectará a 1.300 millones de personas en 2050, el doble que en la actualidad

El País .- Una serie de artículos médicos sugiere reforzar la atención a cuestiones socioeconómicas para hacer frente a una enfermedad asociada a la obesidad, el consumo de alcohol o tabaco y la falta de actividad física.   En 2018, Nam Han Cho, entonces presidente de la Federación Internacional de Diabetes (IDF, de sus siglas en inglés), se refería a la epidemia de esta enfermedad como “la tercera guerra mundial”, comparando el millón y medio de muertos anuales que causa con los caídos en una contienda bélica. La hipérbole muestra la desesperación de algunos expertos ante el avance implacable de la enfermedad y la dificultad para concienciar a la sociedad de su magnitud. Hoy, la revista médica The Lancet publica una serie de artículos en los que vuelve a llamar la atención sobre la amenaza de la diabetes, a la que, plantean, no se enfrenta con las herramientas adecuadas.   Según las estimaciones publicadas en la revista, en 2050 habrá alrededor de 1.300 millones de personas viviendo con diabetes en todo el mundo, un incremento que multiplica por más de dos los 529 millones de afectados de la actualidad. El 90% serán personas con diabetes tipo 2, una enfermedad asociada a la obesidad, la dieta, el consumo de alcohol o tabaco y la falta de actividad física, y que está muy relacionada con la pobreza. En EE UU, la diabetes es 1,5 veces más frecuente entre minorías como los negros o los indígenas americanos, un problema que los autores de los artículos de The Lancet atribuyen, entre otras cosas, al racismo estructural.   En un editorial que también se publica este viernes, la revista advierte ante el enfoque erróneo que muchos aplican a la diabetes. Pese al éxito de nuevos fármacos contra esta dolencia, que también ayudan a reducir la obesidad, “la solución a sociedades insanas e injustas no son más pastillas, sino reevaluar y reimaginar nuestras vidas para proporcionar oportunidades que aborden el racismo y la justicia, y actúen sobre los factores sociales de la enfermedad”, afirman citando a la médica Rupa Marya y el economista Raj Patel. El mercado de los fármacos contra la diabetes crecerá, según algunas estimaciones, hasta los 100.000 millones de dólares en la próxima década y podría alcanzar una cifra 10 veces mayor en 2045. Sin embargo, como sucede con muchos otros males, que son más tratables con hábitos saludables aplicados a tiempo que con fármacos cuando ya casi es tarde, el esfuerzo de anticipación ante la diabetes no recibe la atención necesaria. En 2018, los países de la Unión Europea emplearon, de media, un 2,8% de su gasto sanitario en prevención.   Desde hace tiempo, los expertos inciden en la necesidad de incluir la pobreza como un factor fundamental que combatir para mejorar la salud. La llamada de atención de The Lancet estima que para 2045, hasta tres de cada cuatro adultos con diabetes en el mundo vivirán en países de ingresos medios o bajos. Hoy, solo alrededor del 10% de las personas que sufren la enfermedad en estos lugares recibe un tratamiento adecuado. El crecimiento de la carga que supone la diabetes, no obstante, no solo se ve en esos países con menos recursos. En EE UU, la prevalencia de la enfermedad se ha multiplicado casi por dos entre los jóvenes, cada vez más expuestos a todo tipo de alimentos que incrementan el riesgo de obesidad y una vida más sedentaria. Como con todas las enfermedades en todos los lugares del mundo, los que más sufren el incremento en la principal potencia mundial son los pobres, que son, con mayor frecuencia, negros o nativos americanos.   Con las tendencias actuales, no está previsto que ningún país reduzca sus porcentajes de diabéticos y habrá regiones como el norte de África u Oriente Próximo en las que las tasas alcanzarán el 20%. “La diabetes sigue siendo una de las mayores amenazas para la salud pública de nuestro tiempo y va a crecer rápidamente durante las próximas tres décadas en todos los países, sin diferencia de edad o sexo, planteando un reto importante para los sistemas sanitarios de todo el mundo”, afirma Shivani Agarwal, de la Escuela de Medicina Albert Einstein, en Nueva York (EE UU). Agarwal, que ha liderado esta serie de artículos, afirma que “centrarse en comprender la desigualdad en la diabetes es vital para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, que quieren reducir las enfermedades no transmisibles [como el cáncer o la diabetes] en un 30% en menos de siete años y reducir los crecientes efectos negativos en la salud de poblaciones marginadas y sobre la fortaleza de las economías nacionales en las décadas venideras”, añade.   En la serie, se mencionan casos de éxito en el apoyo a comunidades con menos recursos, como las de algunos países del África subsahariana, donde la cooperación de los gobiernos, la industria y las asociaciones de pacientes ha permitido facilitar el acceso a insulina y otros productos sanitarios con reducciones medibles del impacto de la enfermedad.

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El bajo peso al nacer se relaciona de forma independiente con un mayor riesgo de diabetes tipo 2 más joven

ABC .- Los expertos sugieren que el peso del bebé debería considerarse un criterio de cribado de la enfermedad con la misma importancia que los antecedentes familiares positivos.   Los pacientes con diabetes tipo 2 (DT2) con menor peso al nacer también muestran un mayor uso de fármacos para la diabetes que aquellos con peso normal al nacer, y un mayor número de comorbilidades, incluida la hipertensión arterial, en el momento del diagnóstico, según dos estudios publicados en la revista ‘Diabetologia’. El primer estudio, realizado por el doctor Rasmus Wibaek, del Centro Steno de Diabetes de Copenhague (Dinamarca), y del doctor Allan Vaag, del Centro Steno de Diabetes de Copenhague y de la Universidad de Lund (Suecia) incluyó a adultos de 30-60 años inscritos en la cohorte danesa Inter99 en 1999-2001 (examen basal), con información sobre el peso al nacer procedente de los registros de nacimiento originales de 1939-1971 y sin diabetes en el momento basal. Los registros de nacimiento se vincularon con datos a nivel individual sobre la edad en el momento del diagnóstico de diabetes.   Las tasas de incidencia de la diabetes tipo 2 por edad, sexo y peso al nacer se estimaron mediante modelos estadísticos, ajustando el estado de prematuridad al nacer, el orden de nacimiento (posición en el orden de nacimiento entre los hermanos), las puntuaciones de riesgo genético para el peso al nacer y la diabetes tipo 2, los antecedentes de diabetes materna y paterna, el nivel socioeconómico y el índice de masa corporal (IMC) en la edad adulta.   Los autores descubrieron que, entre los 4.590 participantes, se produjeron 492 casos incidentes de DT2 durante un seguimiento medio de 19 años. La tasa de incidencia aumentaba con la edad, era mayor en los participantes varones y disminuía linealmente con el aumento del peso al nacer; cada kg extra de peso al nacer se relacionaba con una reducción del 40% del riesgo de DT2, que se mantenía en los pesos al nacer más elevados.   En particular, la tasa absoluta de aumento de la incidencia de la DT2 con la edad era notablemente más pronunciada en las personas nacidas con un peso inferior al nacer que en las nacidas con un peso superior.   Los resultados sugieren que el efecto del peso al nacer en el riesgo de diabetes tipo 2 es distinto e independiente de la susceptibilidad genética a la DT2 y la adiposidad en la edad adulta, y que el bajo peso al nacer como indicador de un entorno fetal adverso tiene una importancia etiológica similar a la del genotipo.   En el segundo estudio, también del doctor Vaag y primer autor, el doctor Aleksander L. Hansen, del Steno Diabetes Center de Copenhague, y sus colegas, se analizaron los registros de matronas de 6866 individuos con T2D de la cohorte de diabetes tipo 2 del Centro Danés de Investigación Estratégica.   Evaluaron la edad en el momento del diagnóstico, las medidas antropomórficas (dimensiones corporales), las comorbilidades, la medicación, las variables metabólicas y los antecedentes familiares de T2D en individuos con el 25% más bajo de peso al nacer (menor de 3 kilos ) y el 25% más alto de peso al nacer (mayor de 3,7 kilos), en comparación con un peso al nacer de 3-3,7 kilos como referencia (el 50% medio de pesos al nacer 25%-75%), utilizando modelos estadísticos.   También se evaluaron las relaciones continuas en todo el espectro del peso al nacer. Se calcularon puntuaciones poligénicas ponderadas (PS) para la diabetes tipo 2 y el peso al nacer con el fin de evaluar el impacto de las predisposiciones genéticas.   Cada disminución de 1 kg en el peso al nacer se asoció con una edad de aparición de la diabetes 3,3 años más temprana, un IMC 1,5 kg/m2 inferior y un perímetro de cintura 3,9 cm menor. En comparación con el peso al nacer de referencia, un peso al nacer menos de 3 kilos se asoció a una mayor comorbilidad general, con un 36% más de probabilidades de tener 3 o más comorbilidades y un 26% más de probabilidades de tener una presión arterial sistólica superior a 155 mm Hg (hipertensión grave).   En comparación con el peso al nacer de 3-3,7 kilos (el peso medio al nacer en Dinamarca es de unos 3,4 kg), el peso al nacer menos de 3000 g se asoció a una edad más temprana en el momento del diagnóstico de diabetes tipo 2.   Los autores descubrieron que las personas con bajo peso al nacer tenían un riesgo un 28% mayor de ser diagnosticadas de diabetes tipo 2 con menos de 45 años (más probabilidades de ser diagnosticadas a una edad más temprana) y un riesgo un 30% menor de ser diagnosticadas con más de 75 años (menos probabilidades de ser diagnosticadas a una edad más avanzada).   El peso al nacer inferior a 3 kilos se asoció con la declaración de un menor número de personas con antecedentes familiares de diabetes tipo 2, con un ligero aumento (7%) de la probabilidad de no declarar ningún familiar afectado por diabetes tipo 2, pero una reducción del 33% del riesgo de declarar tres o más familiares con diabetes tipo 2.   Del mismo modo, un peso al nacer inferior a 3 kilos se asoció a un IMC más bajo, con un 12% más de probabilidades de pertenecer a la categoría de peso normal (IMC < 25 kg/m2), que disminuía hasta un 43% de reducción del riesgo de padecer obesidad grave (IMC superior a 40). Las asociaciones entre el peso al nacer y el IMC en la edad adulta fueron completamente lineales en todo el espectro de peso al nacer.   Otros factores relacionados con un menor peso al nacer fueron una menor prevalencia de enfermedades neurológicas asociadas a la diabetes y un 33% más de riesgo de utilizar tres o más fármacos hipoglucemiantes.   El bajo peso al nacer definido clínicamente (inferior a 2,5 kilos) produjo asociaciones más fuertes, y un mayor peso al nacer se asoció con características que reflejaban un menor peso al nacer en direcciones opuestas. Esto concuerda

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Ozempic, las inyecciones adelgazantes que pueden abrir la puerta a acabar con el consumo abusivo de alcohol

El País .- Algunos pacientes que se pinchan esta familia de fármacos aseguran haber perdido las ganas de beber. Varios estudios explican que esta cascada de anécdotas tiene base científica, aunque no en todos los casos Los efectos secundarios de un medicamento no siempre son molestos o peligrosos. En algunos casos son tan positivos que ascienden de secundarios a principales. Es lo que sucedió con los agonistas del receptor GLP-1, una familia de fármacos que en España se comercializan, sobre todo, bajo el nombre comercial de Ozempic. Se patentó hace unos años para ayudar a los enfermos de diabetes. Después pasó a ser una milagrosa droga adelgazante, aunque muchos expertos advierten contra su uso descontrolado para perder peso rápidamente. En los últimos meses, además, se está estudiando si podría servir también para tratar adicciones, ya que algunos usuarios han reducido el consumo de alcohol. Es pronto para confirmarlo, pero ya hay estudios científicos que parecen señalar algunos de los motivos tras esta bajada del consumo que, en cualquier caso, no afecta a todos los pacientes por igual.   “Dejé de beber”, afirma tajante Toñi Venegas, de 52 años, en conversación telefónica. “Yo soy de Sevilla y aquí somos muy de salir a tomarnos nuestras cervecitas”, explica, “pero a raíz de pincharme, de repente, no me apetecía”. Venegas lleva pinchándose un agonista del GLP-1 casi un año. Ha perdido 12 kilos. Cuando empezó con su dieta y su medicina, notó que le apetecía menos comer, pero no esperaba perder también las ganas de beber. La cerveza le sabía mal, no se la pedía el cuerpo. Así que fue a hablar con el doctor Cristóbal Morales, endocrino del hospital Virgen de la Macarena de Sevilla, y le contó este sorprendente efecto secundario.   No era una sorpresa para Morales, que llevaba años conduciendo ensayos clínicos sobre estos fármacos (más de 120) y escuchando la misma historia. “Al principio, lo atribuíamos lógicamente al enlentecimiento del ácido gástrico”, explica en un intercambio de audios por mensajería. Con los agonistas del GLP-1, el ritmo digestivo bajaba revoluciones, así que era normal que los pacientes tuvieran menos ganas de comer y de beber lo que fuera. Pero a la luz de los últimos estudios, el doctor Morales le explicó a su paciente que lo que le pasaba se debía a un efecto secundario del fármaco. “Con los años se ha ido publicando el efecto que tiene sobre el sistema nervioso central y el centro hedónico, y apunta en esta dirección, señalando que afecta al alcohol e incluso a otras sustancias y comportamientos adictivos”, desarrolla el endocrino.   La avalancha de anécdotas de pacientes como Venegas ha dado paso a un puñado de estudios que confirman cierta base científica. Unos aseguran que estos medicamentos hacen que las ratas obtengan menos dopamina del alcohol. Otras dejaron de sentirse atraídas por la cocaína. Una raza de monos africanos propensos a beber dejaron de hacerlo. Los experimentos en humanos, sin embargo, son escasos y no tan concluyentes.   Uno de los más citados fue el que realizó el doctor Anders Fink-Jensen, psiquiatra de la Universidad de Copenhague, sobre el consumo de alcohol en pacientes que estaban usando un agonista del GLP-1 llamado exenatida. “Vimos que hubo una disminución dramática en la cantidad de alcohol que bebían”, confirma él en videollamada. “Pero esta se dio solo en una parte de los participantes, y como además había un grupo que estaba tomando placebo, al mirar el total no se veía una diferencia clara”, añade.   Intrigado por unos resultados tan desiguales, Fink-Jensen decidió hacer una criba y mirar los análisis atendiendo a varios criterios. Observó qué les pasaba a los pacientes que tenían un índice de masa corporal superior a 30, los considerados obesos. Y se sorprendió. “Allí sí que vimos una fuerte disminución en el consumo de alcohol”, explica. Fink-Jensen cree ahora que estos fármacos pueden tener efecto sobre el consumo de alcohol, pero no en todos los pacientes.   Los resultados de este estudio son prometedores, pero no suficientes para afirmar que esta medicina pueda acabar con la dependencia del alcohol, afirma el psiquiatra: “Se necesitan más estudios que lo corroboren”. Y ya están en marcha. Fink-Jensen señala que se han iniciado tres en Estados Unidos y que él mismo acaba de comenzar otro, esta vez centrado en pacientes obesos y con semaglutida, una versión más moderna de esta droga. Este nuevo estudio ha recibido financiación de Novo Nordisk Foundation, fundación empresarial dependiente de la farmacéutica que fabrica los medicamentos Ozempic y Wegovy.   Acabar con la adicción sin cercenar el placer María Inés López-Ibor, catedrática de Psiquiatría especializada en ansiedad y trastornos derivados del consumo de sustancias, ha seguido de cerca los efectos de los agonistas del GLP-1. Muchos pacientes suyos engordaban de forma ostensible por antidepresivos y acababan combinándolos con este medicamento. En conversación telefónica, explica que esta medicina “actúa a nivel cerebral y puede provocar una modulación de varios neurotransmisores”. Uno de ellos es el gaba, que está relacionado con la ansiedad. El otro sería la dopamina, sustancia que se libera ante un estímulo placentero, sea este un donette, una copa de vino o una raya de cocaína. La semaglutida controlaría el placer y eliminaría la ansiedad. “Esto podría ayudarnos a entender por qué puede tener un efecto en las adicciones”, apunta López-Ibor.   La idea de que una droga prometa, con un pinchazo a la semana, no solo facilitar el adelgazamiento, sino el dejar de fumar, reducir el consumo de alcohol y eliminar otras adicciones, puede suponer una revolución en el campo de la medicina. Hasta ahora, estas habían sido tratadas de forma específica: metadona para los opiáceos, bupropión para el tabaquismo… Pero si se confirman los estudios que están en marcha, los agonistas del GLP-1 podrían cambiar todo esto al atacar el problema de raíz, alterando el circuito de recompensa fundamental del cerebro.   Pincharse [ozempic] no quita el placer, simplemente, hace que uno no se pase de la raya” Juan José Gorgojo, jefe del servicio de nutrición del Hospital Universitario Fundación Alcorcón Los placeres

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Fármaco usado para tratar la disfunción eréctil mejoró los niveles de azúcar en diabetes tipo 2 en un pequeño estudio

El Universo .- Los resultados del estudio piloto deben repetirse en un estudio más amplio en el que se trate a más pacientes durante más tiempo. Investigadores suecos realizaron un estudio piloto, en el que un pequeño grupo de pacientes con diabetes tipo 2 mejoró significativamente sus niveles de azúcar en sangre a largo plazo al ser tratados con dosis altas de tadalafilo, un medicamento utilizado para tratar la disfunción eréctil.   El tadalafilo es uno de los principios activos farmacéuticos conocidos como inhibidores de la PDE5 (fosfodiesterasa tipo 5), grupo en el que también se incluye el conocido medicamento Viagra. Los inhibidores de la PDE5 se utilizan para tratar la impotencia o disfunción eréctil (DE), detalla EP.   “La automedicación con inhibidores de la PDE5 nunca debe tener lugar porque, en el peor de los casos, puede poner en peligro la vida en combinación con algunos otros fármacos. Estos medicamentos solo pueden adquirirse con receta médica, y siempre deben ser prescritos por el médico”, indicó Per-Anders Jansson, catedrático de la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo (Suecia).   El estudio de la universidad sueca _que fue realizado en colaboración con el Hospital Universitario Sahlgrenska, y cuyos resultados fueron publicados en la revista eClinicalMedicine_, contó con 18 participantes, 12 hombres y 6 mujeres posmenopáusicas.   En este análisis aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo, todos fueron asignados primero mediante selección aleatoria a recibir una dosis diaria elevada (20 mg) del principio activo tadalafilo o un placebo durante seis semanas. Tras una pausa de ocho semanas, se les dio la otra opción durante seis semanas.   Los participantes en el estudio sirvieron así como sus propios controles. Dado que el tadalafilo tiene una serie de efectos secundarios conocidos (como dolor de cabeza, ardor de estómago, diarrea, dolor muscular y de espalda, hipotensión, congestión nasal, tinnitus y visión borrosa), se les vigiló estrechamente.   El objetivo principal era investigar si el tadalafilo podría mejorar la sensibilidad a la insulina de los pacientes. A este respecto, sin embargo, no se observaron diferencias apreciables en comparación con el placebo.   En cambio, el tadalafilo provocó una clara mejora del control metabólico, según las mediciones de la hemoglobina A1c (HbA1c) en muestras de sangre. De media, el nivel de HbA1c descendió en 2,50 mmol/mol.   “Se trata de una mejora muy clara de los niveles de azúcar a largo plazo, con la que no habríamos podido soñar tras solo seis semanas de tratamiento suplementario en pacientes con diabetes de tipo 2 bien controlada. Esta mejora de la glucemia está a la altura de lo que hemos observado con los nuevos candidatos a fármacos que ahora constituyen la cuarta opción de tratamiento para la diabetes de tipo 2″, ha afirmado Jansson, que dirigió la investigación.   “El nivel de HbA1c se controla con precisión en muestras de sangre de pacientes que siguen un tratamiento para la diabetes de tipo 2. Cuanto más alto es el nivel de HbA1c, más se reduce la glucemia. Cuanto más alto es el valor de HbA1c, mayor es el riesgo de complicaciones, entre ellas daños microvasculares en ojos, riñones y nervios”, ha añadido Jansson.   En este sentido, el tadalafilo tiene potencial como complemento del tratamiento que se administra actualmente para la diabetes de tipo 2, especialmente para los hombres que también padecen disfunción eréctil. Más del 70 % de los hombres con obesidad y diabetes de tipo 2 desarrollan disfunción eréctil.   Sin embargo, los resultados del estudio piloto deben repetirse en un estudio más amplio en el que se trate a más pacientes durante más tiempo, algo que el grupo de investigación de la Universidad de Gotemburgo está considerando ahora.

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El COVID aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, según un estudio

Infobae .– El nuevo trabajo descubrió que, tras padecer la infección, las probabilidades de padecer esta enfermedad se elevan entre un 3% y un 5%. Incluso, es más alto entre los hombres y quienes atravesaron una enfermedad grave La infección por SARS-CoV-2 puede provocar secuelas agudas y crónicas. Ahora, que la fase más crítica de la pandemia estaría en el pasado, los científicos pueden tomar perspectiva sobre las consecuencias en la salud de quienes han atravesado la enfermedad. La nueva investigación, publicada en JAMA Network Open, sugiere que la infección por COVID-19 está relacionada con un riesgo significativamente mayor de diabetes, y puede haber contribuido a un exceso de carga de esta dolencia entre el 3% y el 5% de la población. Nuestro equipo de especialistas pertenecientes a la Universidad de Columbia Británica en Canadá, también encontró una mayor incidencia de diabetes entre los hombres que entre las mujeres, y entre los que tenían una enfermedad grave en comparación con los que no tenían COVID-19. La infección por COVID-19 puede conducir a la diabetes por la regulación positiva del sistema inmunológico (Getty Images) Estos hallazgos sugieren que esta infección puede continuar asociándose con resultados en los sistemas de órganos involucrados en la regulación de la glucosa en sangre en la fase pos-aguda y, por lo tanto, puede haber contribuido al 3% al 5% del exceso de casos de diabetes incidentes encontrados en este estudio. El estudio de cohortes basado en la población se realizó entre el 1 de enero de 2020 y el 31 de diciembre de 2021. Se usó la Cohorte COVID-19 de Columbia Británica, una plataforma de vigilancia que integra datos de la infección con otros registros basados en la población. El estudio incluyó un total de 629.935 personas a las que se les realizó la prueba de SARS-CoV-2 mediante la reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa en tiempo real (RT-PCR). Aquellos que dieron positivo se emparejaron con individuos que dieron negativo según el sexo, la edad y la fecha de recolección de la prueba en una proporción de 1:4. El análisis se realizó del 14 de enero de 2022 al 19 de enero de 2023. El riesgo de desarrollar diabetes es más alto entre los hombres que en las mujeres Detectar las consecuencias El objetivo principal del estudio fue identificar casos incidentes de diabetes que ocurrieron más de 30 días después de la fecha de recolección de muestras para la prueba SARS-CoV-2. La identificación se realizó mediante un algoritmo validado basado en visitas médicas, registros de hospitalización y de enfermedades crónicas, además de medicamentos recetados para el control de la diabetes. De la cohorte completa, la mediana de edad (RIC) fue de 32 (25,0-42,0) años, siendo el 51,2 % de la cohorte mujeres. De este grupo, 125.987 personas estuvieron expuestas al SARS-CoV-2 y 503.948 no. Durante el período de seguimiento de 257 días, se observaron eventos de diabetes incidentes en 608 personas que estuvieron expuestas (0,5 %) y 1864 personas que no (0,4 %). La tasa de incidencia de diabetes fue significativamente mayor en el grupo expuesto, con 672,2 incidentes, en comparación con el grupo que no lo estuvo, con 508,7 incidentes promedio. Con estos datos, se encontró que el riesgo de diabetes incidente era un 17% mayor en el grupo expuesto que en el otro y un 22% mayor entre hombres que mujeres. También fue mayor entre las personas con enfermedad grave por COVID-19, incluidas las personas ingresadas en la unidad de cuidados intensivos o en el hospital. Los especialistas recomiendan la detección de diabetes en individuos después de la recuperación de COVID-19, sobre todo en hombres La fracción de casos incidentes de diabetes atribuibles a la infección por SARS-CoV-2 fue del 3,41 % en general y del 4,75 % entre hombres, esto podría deberse potencialmente a respuestas inmunitarias específicas del sexo, como concentraciones séricas de anticuerpos IgG contra el SARS-CoV-2 más altas en pacientes femeninas en comparación con los masculinos. Sin embargo, cuando se restringió la muestra a personas con hospitalización por COVID-19 e ingreso en la UCI, se observó no solo un incremento en el riesgo entre los grupos de mayor gravedad, sino también asociaciones significativas entre pacientes masculinos y femeninos. Nuestro estudio destaca la importancia de que las agencias de salud y los médicos sean conscientes de las posibles consecuencias a largo plazo del COVID-19 y controlen a las personas después de la infección por COVID-19 en busca de diabetes de nueva aparición para un diagnóstico y tratamiento oportunos. También fueron parte del trabajo Héctor A. Velásquez García, Stanley Wong, James Wilton, Geoffrey McKee1, Bushra Mahmood, Mawuena Binka, Drona Rasali1 y Naveed Z. Janjua. * Zaeema Naveed, estudiante de doctorado del Departamento de Epidemiología del Centro Médico de la Universidad de Nebraska, Facultad de Salud Pública y científica del Centro de Columbia Británica para el Control de Enfermedades.

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El riesgo de ACV por hipertensión y diabetes disminuye con la edad, según un estudio

INFOBAE .- Investigadores de la Universidad de Alabama, en los EEUU, hallaron que esos dos factores de riesgo son fácilmente modificables con medicación y que se vuelven menos peligrosos a medida que las personas envejecen.   Se sabe que la hipertensión arterial es uno de los factores de riesgo más importantes que predisponen a una persona a padecer un accidente cerebrovascular (ACV). De hecho, las últimas cifras oficiales la ubican como la responsable del 88% de los episodios en la Argentina. Del mismo modo, la diabetes es uno de los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de complicaciones cardiovasculares como el infarto de miocardio, el accidente cerebrovascular o la insuficiencia cardíaca. La buena noticia, ahora, es que ambas patologías se vuelven menos “peligrosas” a la hora de predisponer a quien las padece a sufrir un ACV a medida que la persona envejece. Así lo reveló un reciente estudio realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Alabama, en los Estados Unidos, cuyos resultados fueron publicados en Neurology, la revista médica de la Academia Americana de Neurología. Más del 60% de los hipertensos no controla su presión arterial Según vieron los autores del trabajo, “la hipertensión arterial y la diabetes son factores de riesgo conocidos para el accidente cerebrovascular, pero la cantidad de riesgo puede disminuir a medida que las personas envejecen”. George Howard es el autor del estudio y sostuvo que “la hipertensión arterial y la diabetes son dos importantes factores de riesgo de ictus que pueden controlarse con medicación, disminuyendo el riesgo de una persona”. “Nuestros hallazgos muestran que su asociación con el riesgo de ictus puede ser sustancialmente menor a edades avanzadas, aunque otros factores de riesgo no cambian con la edad”, reconoció el experto, para quien “estas diferencias en los factores de riesgo implican que determinar si una persona tiene un alto riesgo de ictus puede diferir en función de su edad”. Del estudio participaron 28.235 personas que nunca habían sufrido un ACV, a quienes los investigadores realizaron un seguimiento durante una media de 11 años. La diabetes es un factor de riesgo de ACV que es controlable (Getty) Antes del inicio del trabajo, estudio, los participantes fueron entrevistados y sometidos a exámenes físicos para evaluar los factores de riesgo. Entre los factores de riesgo estaban la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo, la fibrilación auricular, las cardiopatías y la hipertrofia ventricular izquierda, que es el engrosamiento del ventrículo izquierdo del corazón. Los participantes fueron divididos en tres grupos de edad, que luego se compararon. Los rangos de edad de esos grupos variaban ligeramente en función de los datos analizados por los investigadores. En general, el grupo más joven incluía a participantes de entre 45 y 69 años, el grupo intermedio a personas de entre 60 y 70 años y el grupo de más edad a personas de 74 años o más. Los investigadores hicieron un seguimiento de los participantes cada seis meses, en los que confirmaban o no la ocurrencia de ictus mediante la revisión de los historiales médicos. Así es que vieron que durante el estudio se produjeron 1.405 ictus en 276.074 años-persona. Los años-persona representan tanto el número de personas que participan en el estudio como el tiempo que cada una de ellas permanece en él. El riesgo de ACV por hipertensión y diabetes disminuye con la edad, según un estudio (Getty) Según descubrieron, las personas con diabetes del grupo de edad más joven tenían aproximadamente el doble de probabilidades de sufrir un ictus que las personas de edad similar que no tenían diabetes, mientras que las personas con diabetes del grupo de edad más avanzada tenían aproximadamente un 30% más de riesgo de sufrir un ictus que las personas de edad similar que no tenían diabetes. También comprobaron que las personas con hipertensión en el grupo de menor edad tenían un riesgo un 80% mayor de sufrir un ictus que las personas de edad similar sin hipertensión, mientras que ese riesgo se reducía al 50% en el caso de las personas con hipertensión en el grupo de mayor edad, en comparación con las personas de edad similar sin hipertensión. En cuanto a los factores de riesgo de ACV conocidos, como el tabaquismo, la fibrilación auricular y la hipertrofia ventricular izquierda, los investigadores no observaron cambios en el riesgo relacionados con la edad. Para Howard, “es importante señalar que los resultados no sugieren que el tratamiento de la hipertensión y la diabetes deje de ser importante en la vejez”. “Estos tratamientos siguen siendo muy importantes para la salud de una persona, pero también puede ser prudente que los médicos se centren en controlar factores de riesgo como la fibrilación auricular, el tabaquismo y la hipertrofia ventricular izquierda a medida que la gente envejece”, consideró el experto, quien sostuvo además que “incluso cuando el impacto de los factores de riesgo disminuye con la edad, el número total de personas con ictus a edades más avanzadas puede seguir siendo mayor, ya que el riesgo general de ictus aumenta con la edad”.

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Probaron con éxito un páncreas artificial en pacientes con diabetes tipo 2

Lo están desarrollando investigadores de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido. El dispositivo es impulsado por un algoritmo. Qué beneficios tuvieron 26 pacientes y cuál será el próximo paso   Investigadores de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, probaron con éxito un páncreas artificial que podría servir como tratamiento para algunas personas con diabetes tipo 2.   El dispositivo es impulsado por un algoritmo que fue desarrollado por los científicos. Demostraron que a partir del uso del dispositivo, se redujo a la mitad el tiempo que los pacientes pasaban con niveles altos de azúcar en sangre y aumentó la cantidad de tiempo que permanecían en el rango objetivo de glucosa. La diabetes es el resultado de la falta de insulina o la disminución de su acción. La insulina es una hormona que regula la glucosa (que es un tipo de azúcar) y, por tanto, la energía de las células. Para tratar la diabetes tipo 2, los afectados tienen que hacer un cambio hacia una alimentación saludable, más actividad física y un tratamiento farmacológico adaptado a su situación personal. En la diabetes de tipo 1, el organismo deja de producir insulina. Mientras que en la diabetes tipo 2, las células se han vuelto menos sensibles a la insulina, lo que contribuye a elevar los niveles de glucosa en sangre. La diabetes es una enfermedad que afecta a la salud de muchas maneras.   Con frecuencia, los signos y síntomas de la diabetes tipo 2 se desarrollan lentamente. De hecho, se puede tener diabetes durante años sin saberlo. Algunos de los síntomas son aumento de la sed, micción frecuente, aumento del hambre, pérdida de peso involuntaria, fatiga, visión borrosa, heridas que tardan en sanar, entumecimiento u hormigueo en las manos o los pies, entre otros.   Si se consulta al médico y se accede al tratamiento integral, se reduce el riesgo de complicaciones de la diabetes. En la actualidad, 415 millones de personas padecen diabetes de tipo 2 en el mundo. Esa prevalencia supone un gasto sanitario anual de 760.000 millones de dólares.   La diabetes de tipo 2 hace que los niveles de glucosa —azúcar en sangre— sean demasiado elevados y se trata con una combinación de cambios en el estilo de vida —mejora de la dieta y más ejercicio, por ejemplo— y medicación, con el objetivo de mantener bajos los niveles de glucosa. Científicos de la Universidad de Cambridge probaron con éxito un páncreas artificial en pacientes con diabetes tipo 2 (Cambridge University Hospitals NHS Foundation Trust (CUH) El grupo de investigadores de Cambridge buscaron desarrollar otra opción de tratamiento. El páncreas artificial es un dispositivo que combina un monitor de glucosa convencional y una bomba de insulina con una aplicación desarrollada por el equipo.   Se ejecuta mediante un algoritmo que predice cuánta insulina se necesita para mantener los niveles de glucosa en el rango objetivo. Los resultados del estudio que hicieron los científicos fueron publicados en la revista Nature Medicine.   Los investigadores pertenecen al Instituto de Ciencias Metabólicas Wellcome-MRC de la Universidad de Cambridge y desarrollaron el páncreas artificial para ayudar a preservar los niveles normales de glucosa en los pacientes.   El sistema combina una bomba de insulina y un monitor de glucosa de la tienda con una aplicación creada por el equipo llamada CamAPS HX. Otro dispositivo de páncreas artificial se había estudiado antes en pacientes con diabetes tipo 1, incluyendo a niños (Universidad de Cambridge) En 2014, investigadores de la Universidad de Montreal, en Canadá, habían presentado los resultados de un ensayo clínico con otro páncreas artificial en pacientes con diabetes tipo 1. Los difundieron en la revista The Lancet Diabetes & Endocrinology.   Los investigadores de Cambridge también habían demostrado anteriormente que las personas con diabetes de tipo 1, desde adultos hasta niños muy pequeños, pueden beneficiarse también con un páncreas artificial controlado por un algoritmo similar. También habían probado con éxito al dispositivo en personas con diabetes tipo 2 que necesitan diálisis renal.   En la revista científica se presentaron los resultados del estudio inicial del dispositivo en una población más amplia de personas con diabetes de tipo 2. Esta nueva versión del páncreas artificial para la diabetes de tipo 2 es un sistema de bucle totalmente cerrado.   “La administración de insulina en un bucle totalmente cerrado en personas con diabetes tipo 2 puede mejorar el control glucémico en comparación con la terapia de insulina estándar, sin aumentar el riesgo de hipoglucemia durante un período de 8 semanas de vida sin restricciones”, afirmaron los investigadores. Así es el dispositivo que se utilizó en el ensayo con 26 pacientes con diabetes tipo 2. Combina un monitor de glucosa y una bomba de insulina con una aplicación desarrollada por los científicos (Institute of Metabolic Science- University of Cambridge) Para hacer el estudio, reclutaron a 26 pacientes de la Clínica Wolfson de Diabetes y Endocrinología del Hospital Addenbrooke. Los investigadores evaluaron el funcionamiento del páncreas artificial utilizando varias métricas. El primero fue el porcentaje de tiempo en que los niveles de azúcar en sangre de los pacientes se encontraban dentro del intervalo deseado de 3,9 a 10,0 milimoles de azúcar por litro.   Por término medio, los pacientes que utilizaron el páncreas artificial pasaron el 66% del tiempo dentro del intervalo deseado, frente al 32% de los pacientes que recibieron el control.   La cantidad de tiempo transcurrido con niveles de glucosa en sangre superiores a 10,0 milimoles de azúcar por litro fue un indicador secundario. Los niveles crónicamente elevados de glucosa aumentan la probabilidad de consecuencias potencialmente mortales.   Generalmente los pacientes con diabetes requieren del monitoreo que les muestra cómo los alimentos, los medicamentos, el ejercicio y el estrés afectan su azúcar en la sangre. Dos tercios (67%) del tiempo que los pacientes que recibían la medicación de control presentaban niveles elevados de azúcar en sangre; sin embargo, esta cifra se reducía a la mitad, al 33%, cuando se utilizaba un páncreas artificial.   “Muchas personas con diabetes de tipo 2 tienen dificultades para controlar sus niveles de azúcar en sangre con los tratamientos

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