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Javier Milei anticipa con una visita a la Casa Blanca el giro de Argentina hacia Estados Unidos

El País .- El presidente electo argentino explica su programa económico en un viaje de 48 horas a Washington y Nueva York El presidente electo de Argentina, Javier Milei, explicó este martes su programa económico al consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, en una reunión de cerca de una hora en el edificio ejecutivo Eisenhower de la Casa Blanca. Según el incipiente mandatario, también presentó a los altos cargos estadounidenses “el nuevo encuadre” de Argentina en “las naciones que respetan la libertad”. Al encuentro también asistieron el asesor del presidente Joe Biden para América Latina, Juan González, y el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian Nichols. En un mensaje en redes sociales, acompañado de una fotografía junto a su equipo de asesores que asistió al encuentro, el ultra Milei ha calificado el evento de “una reunión excelente”. “Hemos hablado de la situación económica y social en Argentina en este momento”, apuntaba a los medios en unas breves declaraciones tras abandonar la residencia presidencial en Washington y poco antes de emprender su vuelo de regreso a Buenos Aires. Acompañaban al presidente en ciernes su hermana y mano derecha, Karina Milei; el futuro jefe de Gabinete, Nicolás Posse; el empresario Gerardo Werthein, amigo personal de Bill Clinton y cuyo nombre suena como próximo embajador argentino en Washington; el exsecretario de Finanzas macrista y posible ministro de Economía en el nuevo Gabinete, Luis Caputo, y el estratega en comunicación Santiago Caputo. También estuvo presente el embajador de Estados Unidos en Buenos Aires, Mark Stanley. Milei “expresó durante el encuentro su mirada sobre la agenda geopolítica internacional alineada con Occidente y su defensa de los valores de la libertad”, indica un comunicado de la oficina del presidente electo. Por su parte, Sullivan “manifestó la predisposición de Estados Unidos para colaborar en la transición del gobierno argentino entrante ante la desafiante coyuntura política, económica y social que atraviesa el país”, según la versión argentina de la reunión. Inicialmente había estado previsto que el vencedor de las elecciones argentinas, tras derrotar hace diez días al peronista Sergio Massa, se hubiera reunido también durante su visita a Washington con funcionarios del Fondo Monetario Internacional, aunque finalmente a ese encuentro asistieron únicamente sus asesores económicos. Milei ya había mantenido una reunión por vídeoconferencia el pasado viernes con la directora del FMI, Kristalina Georgieva. Argentina recibió un cuantioso préstamo de 44.000 millones de dólares por parte de este organismo en 2018, pero ha sido incapaz de devolverlo en tiempo y forma incluso tras haber renegociado las condiciones. Antes del encuentro, la Casa Blanca ya había adelantado su interés en escuchar del líder de La Libertad Avanza cuál será su programa económico y político de Gobierno. “Argentina es un socio dinámico en este continente para muchos asuntos. Tenemos muchas ganas de escuchar las ideas del presidente electo y ver hacia dónde quiere dirigirse en cuestiones de política, y garantizar que mantenemos abiertas las líneas de comunicación”, había declarado el lunes el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, al confirmar la reunión. Durante su estancia en Nueva York, Milei había almorzado con el senador demócrata Chris Dodd y el expresidente estadounidense Bill Clinton. Su primer acto en la Gran Manzana había sido una visita a la tumba del rabino Menachem Mendel Schneerson, más conocido como “el rebe de Lubavitch”. Se trata de un lugar sagrado para el judaísmo, que Milei ya había visitado con anterioridad para pedirle su bendición para ser elegido presidente de Argentina. La visita a Washington y Nueva York es la primera del presidente electo argentino tras su triunfo electoral, y aporta un claro indicio de cuáles serán las prioridades del nuevo gobierno en materia de política exterior. Milei ha insistido a lo largo de su campaña en que sus principales aliados serán Estados Unidos e Israel. También ha prometido marcar distancias hacia China, gran socio comercial de su país y con la que el Gobierno de Alberto Fernández mantuvo excelentes relaciones. Entre otras cosas, ha rechazado la posibilidad de que el país del Cono Sur se sume al grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), algo que sí favorecía su predecesor.

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Alberto Fernández: “No supimos sintonizar con la sociedad argentina”

El País .- El presidente de Argentina recibe a EL PAÍS a menos de tres semanas de entregar el poder al ultraderechista Javier Milei El peronista Alberto Fernández (Buenos Aires, 64 años) entregará en el 10 de diciembre el bastón de mando a su sucesor en la Presidencia de Argentina, el ultra Javier Milei. Ha estado al frente del país durante cuatro años convulsos, marcados por la pandemia de la covid-19, la ruptura con la vicepresidenta, Cristina Kirchner, y una economía endeudada, sin reservas y con una inflación de más del 140%. “Fue un momento muy difícil el que me tocó vivir”, asegura Fernández al hacer balance de su gestión, sin esquivar la responsabilidad de su Gobierno por no haber logrado “sintonizar con la sociedad argentina” y abrir la puerta al ascenso de la ultraderecha. Le cuesta incluso encontrar un día feliz a lo largo de su mandato. Recibe a EL PAÍS en su despacho de la Casa Rosada, la sede del Gobierno argentino, donde ya ha comenzado la mudanza. Aún cuelgan de las paredes los cuadros de los grandes próceres del país sudamericano con los que reemplazó los de arte contemporáneo que había elegido su predecesor, el liberal Mauricio Macri. Pregunta. ¿Cómo fue la reunión que mantuvo el martes con Javier Milei? Respuesta. Fue una reunión de tipo institucional. Busqué sacarle dramatismo a una reunión institucional donde una fuerza política deja el poder y otra fuerza política se hace cargo. Fue una charla cordial, donde claramente no pensamos igual pero pudimos escucharnos. P. Lo que él propone son medidas muy radicales. Dada su experiencia, ¿qué posibilidades tiene de llevarlas a cabo? R. Él básicamente entiende que todo el problema se concentra en el déficit fiscal, que hay que bajarlo drásticamente, que para eso hay que dejar de hacer obra pública, de invertir en educación y en salud y, si no alcanza el dinero, hay que vender las empresas del Estado. Esto es menemismo puro. Él reivindica mucho a [Carlos] Menem (1989-1999). Nosotros ese tiempo ya lo hemos vivido y las consecuencias no fueron buenas. P. ¿Por qué tanta gente está dispuesta a dejar pasar la experiencia menemista de los noventa? R. Hay motivos que tienen que ver con el presente. El proceso inflacionario que estamos viviendo lastima el bolsillo de la gente y enoja mucho. Puedo entender que mucha gente, en ese enojo, votase lo contrario a los que estaba sin entender qué significaba. P. ¿Por qué están tan enojados los argentinos? R. Porque este presente es muy difícil. La Argentina este año perdió 23.000 millones de dólares como consecuencia de la sequía. Los precios en la Argentina se vinculan al dólar y si faltan dólares eso se traslada a los precios de todos los bienes y servicios. El proceso inflacionario es muy nefasto. P. ¿Se podría haber hecho otra cosa para evitar llegar a esto? R. Faltándote 23.000 millones de dólares no se puede hacer nada. Es como si te quitaran de tu sueldo el 30%, es muy difícil poder hacer algo. P. Había un lugar común en la política de Argentina que decía que el peronismo era una vacuna contra el surgimiento de figura disruptivas como Fujimori o Bolsonaro. La llegada de Milei parece decir que el peronismo ha perdido esa capacidad…. R. (interrumpe) Son fenómenos post pandemia. La pandemia ha dejado efectos psicológicos en la sociedad muy difíciles. Hemos visto morir 15 millones de personas y en ese ese momento tan trágico la derecha de todo el mundo se fortaleció, también en Argentina. P. Pero en Argentina no fue la derecha tradicional la que se fortaleció, porque surgió un personaje distinto. R. Acá la derecha se llama antiperonismo y el antiperonismo tiene aproximadamente el 40 de los votos. Esta vez llegó a 55%. P. El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, dijo que había que crear nuevas canciones para el peronismo. ¿Cuál sería ese nueva canción, tras la derrota? R. Me preguntaron si me sentía responsable de la derrota y lo que creo que acá no hay que buscar un responsable. Está claro que el que gobierna tiene una responsabilidad en todo esto. Está claro que hubo algo que no supimos sintonizar con la sociedad e hizo que la sociedad no nos acompañe. Tenemos que tener un sincero debate, que no es un debate contra nadie. Acá todo el mundo está pendiente si yo la trató mal a Cristina, si Cristina me trata mal a mí. P. O si no la trata. R. Sí, pero el problema que yo tengo no es Cristina, es la derecha. Algunos se ofenden más, se ofenden menos, por algo que uno dice tratando de explicar una situación, pero el verdadero problema lo tenemos ahí. Ya habrá un momento para que podamos juntarnos todos y decir qué salió mal, qué hicimos mal, qué fue lo que no pudimos sintonizar con la sociedad argentina, en qué fallamos. P. ¿Cuál es su hipótesis sobre por qué fallaron? R. Una primera hipótesis es que tuvimos demasiado debate público interno. También que el año de la sequía fue un año catastrófico para la economía argentina. Dejemos claro que en 2021 y 2022, Argentina creció 16 puntos y los salarios empezaron a recuperarse, pero vino la sequía y nos arruinó todo todos los planes. En 2022 sobrecumplimos las metas con el FMI, pero en 2023 se nos hizo imposible. P. Argentina ya arrastraba una crisis política previa a la sequía, al menos desde el rechazo del kirchnerismo al acuerdo fue firmó con el FMI. R. Eso es parte de los debates internos. P. Fueron más que debates, hubo una ruptura interna. R. No fue ruptura, porque siempre preservé la unidad y todos hicimos esfuerzos para preservarla. Lo peor que nos puede pasar es que nos rompamos. Estamos en un momento muy doloroso y si hablamos llenos de este dolor es muy posible que lastimemos a otros y a nuestra fuerza. Yo no quiero romper nada, yo quiero unir. P. El expresidente Macri, como aliado de Milei, ha dicho que en la calle enfrentar a los orcos que se opongan a las medidas del nuevo Gobierno. ¿Qué piensa? R. Verifica una vez más que es un caradura. Macri debería llamarse

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Javier Milei elige a Patricia Bullrich como su ministra de Seguridad y sella la alianza con la derecha tradicional

El País .- La excandidata presidencial asumirá la misma cartera que ocupó durante el Gobierno de Mauricio Macri entre 2015 y 2019 Patricia Bullrich, el halcón de la derecha tradicional argentina que se quedó en el camino a la presidencia ante el auge de la ultraderecha, será la ministra de Seguridad del Javier Milei. La excandidata presidencial, que quedó tercera en la primera vuelta del pasado 22 de octubre, había dejado atrás los insultos de Milei para apoyarle en el balotaje para desbancar al peronismo. Milei arrasó con las elecciones el pasado domingo con el 56% de los votos y le ofreció el cargo este jueves, según han confirmado fuentes del partido del ultraderechista a EL PAÍS. Bullrich repetirá el cargo que ya ejerció durante el Gobierno del liberal Mauricio Macri entre 2015 y 2019, y sella la influencia que se ha ganado el expresidente en el Gobierno que asumirá sus funciones el próximo 10 de diciembre. Bullrich y Milei mantuvieron una larga batalla de acusaciones cruzadas durante la campaña. Milei había llegado a calificar a Bullrich de “su segunda marca” después de que esta ganara la candidatura de su partido imponiéndose ante el sector moderado de la alianza electoral de centroderecha que la aupó, Juntos por el Cambio. Bullrich, que intentó retratarse como una opción de “cambio responsable” ante el histriónico Milei, llegó a denunciarle ante la Justicia después de que el ultra la acusara de “terrorista” y de “tirar bombas en jardines de infantes” durante su militancia juvenil en Montoneros, el grupo guerrillero del peronismo de los setenta. Todo quedó enterrado tras la primera vuelta. Bullrich llamó a una conferencia de prensa tres días después de quedar eliminada de la carrera el pasado 22 de octubre y anunció su apoyo a Milei por “la obligación de no ser neutrales” ante un peronismo que había remontado para pelear la elección definitiva contra Milei. “Cuando la patria está en peligro, todo está permitido”, anunció entonces Bullrich, e implosionó la alianza electoral del centro a la derecha que se había conformado como el gran contrapeso del peronismo desde que llevó a Macri al poder en 2015. Bullrich y Milei compartían más que el antiperonismo. Una de las mujeres más fuertes del Gobierno de Macri, Bullrich hizo campaña prometiendo bajar la edad de imputabilidad, reformar el Código Penal para incorporar un régimen especial de legítima defensa para uniformados y prisiones de máxima seguridad. Se impuso ante el moderado Horacio Rodríguez Larreta, alcalde saliente de la ciudad de Buenos Aires y antiguo delfín de Macri, cuyo discurso de diálogo y de generar consensos entre todos los sectores políticos no encendió pasiones en campaña. Como ministra, Bullrich encendió polémicas por la defensa de policías acusados de excesos y por la represión de las protestas. Solía vestirse de militar e inundaba las redes sociales con vídeos en los que incautaba alijos de drogas, levantaba piquetes de protesta o detenía delincuentes. Pese a la polémica, sobrevivió durante todo el mandato de Macri en una de las carteras más convulsas de un Gobierno argentino. Ahora, con Milei y Macri aliados para gobernar desde el próximo 10 de diciembre, Bullrich repetirá el cargo. El nuevo presidente ha prometido un ajuste del gasto público “sin gradualismo ni tibieza” y mano dura a quien se oponga. Tendrá un alfil dispuesto a dar la batalla. El posible ministro de Economía, otro hombre de Macri El presidente electo todavía no ha designado a los responsables del equipo que acapara todas las miradas, el de su ministerio de Economía. Pero este jueves, en medio de las negociaciones entre Milei y los antiguos funcionarios del macrismo, el principal candidato ha sido apuntado: Luis Caputo, que fue secretario de Finanzas y presidente del Banco Central durante el Gobierno de Mauricio Macri. El “Messi de las finanzas”, como lo describió en su momento Macri, fue uno de los creadores del préstamo con el Fondo Monetario Internacional que Argentina paga desde 2018. Caputo se formó en Wall Street, trabajó en JP Morgan y el Deutsche Bank, y es considerado un hábil negociador con excelentes relaciones con los mercados. “Es una persona que está en condiciones de estar en el cargo, sin lugar a dudas”, le elogió Milei el miércoles por la noche, en una de las entrevistas televisivas que da a diario desde que es presidente electo. Su posible designación amenaza con abrir grietas entre los primeros colaboradores del presidente electo, que de confirmarlo tendría dos de las carteras más importantes a cargo de la vieja política que juró destruir. El rumor ya ha ahuyentado a uno de sus principales referentes económicos: Emilio Ocampo, ideólogo de la dolarización que Milei agitó en campaña, ya no será el presidente del Banco Central, cargo que Milei le había adjudicado con el fin de “cerrarlo” durante su Gobierno.

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El fútbol entra en la campaña electoral argentina incendiado por una propuesta de Milei

El País .- El candidato de ultraderecha quiere abrir los clubes profesionales al capital privado Rasgo indisociable de la cultura argentina, el fútbol se zambulló en la campaña para la segunda vuelta electoral que este domingo definirá al presidente entre el peronista Sergio Massa y ultraderechista Javier Milei. La propuesta de este último de transformar los clubes en sociedades anónimas ha incendiado el sector de tal manera que los afiliados a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) salieron abiertamente en contra del candidato libertario. En el caso de los jugadores, prácticamente todos han optado por el silencio. A diferencia de lo ocurrido en Brasil, donde en 2022 Neymar, Ronaldinho, Rivaldo y otras estrellas brasileñas anunciaron sus preferencias por Jair Bolsonaro o por Luiz Inácio Lula da Silva, solo un jugador de primera división se ha pronunciado públicamente a favor de un candidato. Aunque se trate de un asunto menor en comparación a los puntos más disruptivos de la campaña de Milei, como el negacionismo del terrorismo de Estado de la dictadura, la regulación de los mercados de armas y de órganos, la dolarización de la economía o la ruptura con el Vaticano y las economías chinas y brasileñas, el anuncio de un cambio drástico para la estructura de los clubes del fútbol profesional ha levantado ampollas. De convertirse este domingo en presidente, Milei anticipó que promocionará la llegada de las sociedades anónimas para las instituciones deportivas, un modelo de capitales privados que está prohibido por ley en Argentina, donde los clubes funcionan desde hace más de 100 años como sociedades civiles sin fines de lucro y son administrados por dirigentes electos a través del voto de sus socios. “A mí me gusta el modelo inglés, las sociedades anónimas, clubes que cotizan en Bolsa”, declaró Milei en octubre de 2022, cuando su fuerza política, La Libertad Avanza, parecía lejos de la Presidencia y faltaban dos meses para que la Albiceleste ganara el Mundial de Qatar. “Boca podría ser comprado por capitales árabes o River por capitales franceses. ¿Qué carajo te importa de quién es [el club] si le ganás 5 a 0 a River y sos campeón del mundo? ¿O preferís seguir en esta miseria, en este fútbol de peor calidad? ¿Cómo nos va cada vez que salimos de Argentina?”, dijo. Milei insistió esta semana con el modelo privatizador. “¿Por qué restringir la posibilidad de tener clubes que sean sociedades anónimas? ¿Qué pasa si alguien quiere que su club sea como el Manchester City? ¿Cuál es el problema? ¿En qué afecta a las otras instituciones?”, repitió el candidato libertario en las horas previas a la segunda vuelta. Sin embargo, en sintonía con el intento de moderación que mostró en las últimas semanas para sus propuestas más extremas, esta vez matizó: “Los clubes [también] pueden seguir como están ahora, sin problema. ¿Pero tiene que haber un sólo esquema de estructura societaria?”. La respuesta de los clubes fue lapidaria contra Milei. En gran parte por su característica histórica de no permitir capitales privados, pero también orientada por la cúpula de la AFA, que mantiene buena relación con Massa, que además de candidato y ministro es desde hace 20 años dirigente del club Tigre, de Primera División y con sede en la ciudad de ese nombre, vecina de Buenos Aires. Desde River Plate y Boca Juniors hasta los equipos más humildes del Ascenso, más de 100 clubes se pronunciaron en sus redes sociales en oposición a las sociedades anónimas, lo que en la práctica significaba un claro posicionamiento en contra del candidato libertario y de su nuevo socio político, Mauricio Macri, el expresidente de Argentina y de Boca que también aboga por la llegada de capitales privados. “Fiel a sus orígenes, respetuoso de los claros principios defendidos durante casi 120 años, Boca Juniors ratifica su carácter de asociación civil sin fines de lucro y la premisa de que nuestro club es de su gente, socios y socias que lo vuelven cada día más grande”, publicó la cuenta oficial. “Siguiendo el espíritu de nuestros fundadores, rechazamos a las sociedades anónimas en el fútbol argentino. El Club Atlético River Plate es una asociación civil sin fines de lucro, y siempre será de sus socios y socias, que son el sustento de estos 122 años de grandeza”, coincidió su clásico rival. Los clubes, que en Argentina no son únicamente equipos de fútbol –también ofrecen espacios para diversas actividades deportivas y conforman un tejido social en medio de la crisis económica–, concentran a multitudes no sólo los días de partido. Los 28 equipos que participan en la Liga Profesional suman 1,5 millones de asociados, el 3% de los 46 millones de la población argentina, un porcentaje que no incluye al resto de los simpatizantes que también son hinchas de los distintos equipos pero sin pagar la cuota mensual. Sin empresas privadas a cargo de los clubes, la Liga Argentina de Primera División y de las categorías del Ascenso es un caso atípico dentro del mapamundi del fútbol. En Sudamérica, sólo Ecuador y Paraguay repiten este patrón. En el resto de los torneos del subcontinente conviven los dos sistemas, en algunos casos con mayoría de gestión privada y en otros con autonomía. En Brasil, sólo seis de los 20 equipos de Primera División son sociedad anónima, y no los más poderosos. En Chile, la proporción es inversa: apenas dos de los 16 clubes de Primera son corporaciones, es decir clubes según la denominación argentina –el resto pertenece a empresas–. Algo similar ocurre en Colombia: de los 20 clubes de Primera, únicamente dos están por fuera de las sociedades anónimas. En Uruguay, de los 16 equipos de Primera, seis responden a capitales privados. En Perú gana el sistema tradicional: solo cuatro de los 18 participantes de Primera son gestionados por empresas. Pero más allá de la defensa de un modelo que atravesó generaciones de argentinos, que produce orgullo legítimo y que sigue generando buenos resultados –por éxitos deportivos y por generación de futbolistas con talento–, la avalancha de tuits en contra de Milei y de Macri también se

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Guerra de las papeletas en Argentina: Javier Milei alimenta sin pruebas la hoguera del fraude

El País .- El equipo del candidato de ultraderecha asegura que ha entregado menos boletas de las que le solicitan para evitar que se las rompan La desconfianza de Javier Milei hacia el sistema electoral argentino es total. Sin evidencias legales que lo avalen, el candidato ultra a la presidencia denuncia ante los medios que en las elecciones generales del 22 de octubre hubo irregularidades “que ponen en duda el resultado”. Cuestiona así el segundo lugar que obtuvo con el 30% de los votos, por detrás del peronista Sergio Massa, que rozó el 37%. Con vistas a la batalla decisiva del domingo, Milei alimenta aún más la hoguera del fraude y ha chocado con la justicia electoral por un cambio de dinámica de última hora en los preparativos de los comicios. Su partido, La Libertad Avanza (LLA), ha entregado un número de papeletas muy inferior al previsto por las autoridades electorales en la mayor provincia del país, Buenos Aires. Ante el llamado de atención de la Junta electoral bonaerense, el equipo de Milei confirma que ha decidido retenerlas y distribuirlas a través de sus fiscales para evitar que sean destrozadas. En Argentina cada partido es responsable de la impresión de sus papeletas, pero recibe importantes fondos del Estado argentino para hacerlo. Para la segunda vuelta, la cifra ascendió a 258′3 millones de pesos (unos 706.000 dólares al valor oficial) tanto para Milei como para Massa. Una vez impresas las papeletas, los partidos las envían a la Justicia electoral para que las reparta a través de la empresa estatal de correo y lleguen a cada colegio electoral. El cambio de rumbo tomado por LLA ha encendido las alarmas en la recta final de una tensa campaña. Varios ciudadanos votan en las elecciones generales del 22 de octubre en Tigre provincia de Buenos Aires (Argentina).ENRIQUE GARCÍA MEDINA (EFE) La pelea estalló horas antes del debate televisado entre los candidatos. La Junta electoral bonaerense advirtió que LLA había presentado una cantidad de papeletas “sustancialmente menor” a la sugerida y que había incumplido el reglamento al hacerlo en cajas cerradas de cartón o en bolsas plásticas negras “que dificultan y demoran su control y verificación”. En un comunicado, el organismo subrayó que, en muchos casos, la cantidad de fajos recibidos “no alcanza a cubrir todas las mesas de los municipios que se están procesando para su entrega en el Correo”. Para hacer frente a ese problema, la Junta Electoral señaló que se vio obligada “a sacar fajos de las bolsas de contingencia, o inclusive restarlos de otros municipios de procesamiento posterior, para poder completar las mesas”. Según la Justicia electoral argentina advierte que el partido ha usado una maniobra similar en la capital argentina y en otras provincias, pero a una escala menor que la detectada en la provincia de Buenos Aires. El equipo de Milei contraatacó. Aseguraron que el dinero recibido se destinó a imprimir papeletas, pero que muchas las guardarán ellos hasta el domingo. En su opinión, la única forma que tienen de garantizar que en todas las mesas de votación haya papeletas válidas de LLA es una fiscalización extrema. Si detectan que faltan en algún cuarto oscuro, sus fiscales las repondrán. “Se han impreso muchas boletas más de las que hacen falta, en las elecciones anteriores tuvimos muchas destrozadas y robadas”, dijo la candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel, tras el debate. “Nos las rompen”, coincidió la diputada electa Lilia Lemoine. El pasado 22 de octubre, Lemoine entabló una larga y tensa discusión con las autoridades de mesa que le querían impugnar el voto al haber salido del cuarto oscuro con un puñado de papeletas rotas de LLA. La provincia más poblada El blanco de los dardos ultras es la provincia de Buenos Aires, escenario de la mayor batalla electoral y el principal bastión del peronismo. Quien gane allí tiene casi asegurada la victoria a nivel nacional por concentrar el 37% del padrón, es decir, 13,1 millones de votantes. El 22 de octubre, Massa obtuvo 4,2 millones de votos, frente a los 2,5 millones obtenidos por Milei. Ambos se disputan ahora el apoyo de la tercera fuerza en esa elección, Juntos por el Cambio, que logró 2,3 millones de votos en Buenos Aires, el 24% del total. El partido de Milei tendría que entregado un fajo de 350 papeletas por cada una de las 38.074 mesas electorales. En muchos casos, no llegaban a las cien. El apoderado de LLA, Santiago Viola, aseguró que el partido no ha incumplido ninguna resolución legal “y ha acompañado boletas para todas las mesas de votación en la cantidad que se estiman necesarias para el inicio de la elección”. Un miembro de una mesa electoral confirma la identidad de un votante el 22 de octubre en Buenos Aires.ENRIQUE GARCÍA MEDINA (EFE) Sus fiscales irán provistos de papeletas y cuando detecten que ya no hay más, las repondrán. “Ejerciendo la libertad de elegir, y a los fines de evitar roturas, robos y sustracción de boletas, como los ocurridos a lo largo y ancho del país en las elecciones anteriores, hemos tomado la decisión de redoblar los esfuerzos a través de nuestros fiscales para que sean ellos quienes cuiden y repongan nuestras boletas cuando sea necesario”, agregó. Las denuncias de irregularidades de LLA se limitan a la esfera pública y no han sido presentadas ante la Justicia. Por ese motivo, su rival peronista cree que se trata de una estrategia parecida a la que ya usó Donald Trump en Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil para sembrar dudas en caso de un potencial resultado desfavorable. “Me llama la atención que en la primaria, cuando el resultado favorecía a Milei, no había sospecha y en el balotaje, porque pueden perder, se instala la sospecha”, respondió Massa en una entrevista con EL PAÍS. La segunda vuelta se celebra en vísperas del 40 aniversario del regreso de Argentina a la democracia. La fortaleza del sistema será puesta a prueba.

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El apoyo electoral de Bullrich al ultra Milei dinamita al principal frente opositor argentino

El País .- Los sectores moderados de Juntos por el Cambio, la coalición que en 2015 llevó al poder a Mauricio Macri, advierten que no acompañarán la decisión de la excandidata a la presidencia Diez años tardó el expresidente Mauricio Macri en convertir a su partido, el Pro, en una alternativa al kirchnerismo; menos de 24 horas le bastaron para destruirlo. Mientras Patricia Bullrich, su candidata, derrotada con el 24% de los votos en la primera vuelta del domingo pasado, anunciaba su apoyo al ultra Javier Milei, el Pro estallaba. La ola expansiva alcanzaba también a Juntos por el Cambio, la coalición que el macrismo integra, al menos por ahora, junto a la centenaria Unión Cívica Radical (UCR) y otros partidos de centro, como la Coalición Cívica de la exdiputada Elisa Carrió. Las palomas del Pro se sintieron traicionadas y los radicales advirtieron que no acatarían una decisión “unilateral e inconsulta”. El apoyo de Bullrich y Macri a Milei se acordó durante una reunión tripartita y secreta celebrada el martes a la medianoche. “Mientras nos peleábamos halcones y palomas, nos surgió un pájaro loco”, resumió un senador integrante de la coalición. El “pájaro loco” es Milei. Javier Milei irrumpió hace dos años en la política argentina dispuesto a destruirlo todo. Se hizo de una motosierra y al grito de “la casta tiene miedo”, arremetió con furia contra lo que llamó la vieja política “chorra [ladrona] y asesina”. El kirchnerismo gobernante era “lo peor que le pasó a la Argentina, los radicales “unos estafadores mentirosos”, la izquierda “zurdos de mierda” y Bullrich una “montonera tirabombas” que en los setenta “mató niños en un jardín de infantes”. Cuando hablaba de Macri lo tildaba de “tibio”, el representante de un “kirchnerismo de buenos modales” que había arruinado al país como le resto de la “casta política”. Al grito de “Viva la libertad, carajo”, Milei destruyó durante la campaña todos los puentes posibles. Pero el lunes, tras quedar segundo en la primera vuelta detrás de Massa con el 30% de los votos, inició un acelerado proceso de reconstrucción. Llamó a hacer “tabula rasa” de los agravios que había lanzado en campaña y pidió a Juntos por el Cambio que se sumase a un gran frente para “aniquilar a la banda de criminales” que es, según su lectura, el kirchnerismo. “Sería una irresponsabilidad no perdonar”, dijo. Y Bullrich y Macri lo perdonaron. Los dos dirigentes más importantes del Pro, el partido más grande de la alianza Juntos por el Cambio, se reunieron en secreto con el ultra que los había insultado durante meses y acordaron, sin avisar al resto de la coalición, su apoyo en la campaña por la segunda vuelta. Bullrich justificó su voto a Milei con una frase del libertador José de San Martín: “Cuando la patria está en peligro todo está permitido, excepto no defenderla”. El “peligro” es “el kirchnerismo populista”, responsable “de la decadencia argentina”. Milei, Macri y Bullrich firmaron un acta en la que se comprometían a respetar algunos principios democráticos básicos puestos en cuestión por el libertario. Entre ellos, no avanzar en la legalización de las armas o la venta de órganos y no eliminar la educación y la salud públicas. El documento no menciona la dolarización de la economía, el caballito de batalla de Milei ante sus votantes. El anuncio de Bullrich tuvo el efecto devastador que todos esperaban. Dentro del Pro, puso en evidencia el quiebre soterrado que desde hace meses divide a halcones y palomas. El jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, está entre los moderados. Derrotado por Bullrich en la interna partidaria, dijo que se “sorprendió” cuando supo de la reunión de medianoche con el ultra. “Milei está en los bordes de la democracia y sus ideas son peligrosas. Massa es la reelección del populismo kirchnerista. La tercera alternativa es trabajar para mantener a Juntos por el Cambio lo más fuerte posible para que sea una alternativa”, dijo el miércoles por la noche en rueda de prensa. “Nos debemos una autocrítica sobre las formas de funcionar y decidir, porque así nos fue”, agregó, en referencia a la derrota del domingo. Rodríguez Larreta insistió en la necesidad de mantener unida a la coalición que desde 2015 fue la alternativa al peronismo kirchnerista, aunque no aclaró si eso supone que Macri y Bullrich queden fuera. Más claro lo tienen en el resto de los partidos que integran Juntos por el Cambio. El gobernador de Jujuy (norte) y presidente de la UCR, Gerardo Morales, dijo que Bullrich le daba “vergüenza ajena” y que Macri era “el gran responsable de la derrota” en la elección por un sitio en la segunda vuelta. “Esto es lo que quería desde un principio, joder a Juntos por el Cambio”, disparó sobre el expresidente. Elisa Carrió, fundadora de la Coalición Cívica, fue igual de directa: “Macri siempre quiso estar con Milei”. Para ambos, tanto el expresidente como Bullrich ya no pertenecen a la coalición opositora. La forma que tomará en el futuro Juntos por el Cambio es aún una incógnita. Rodríguez Larreta se erigió como el garante de la unidad y dio algunas pistas: el poder debería estar en manos de los diez gobernadores, de 24 que tiene Argentina, que salieron de las filas del Pro y la UCR. Esos dirigentes no están dispuestos a hacer campaña por Milei y necesitan de Juntos por el Cambio para garantizar la gobernabilidad en sus provincias. Unidos en un solo bloque serán más fuertes en sus negociaciones con el Gobierno Nacional, que a partir del 10 de diciembre estará en manos de Milei o del peronista Massa. Cualquiera sea el resultado en la segunda vuelta por la presidencia, serán oposición.

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Javier Milei abandona la motosierra y activa el ‘plan seducción’

El País .- El candidato ultra a la presidencia de Argentina modera su mensaje para pedir el voto a aquellos dirigentes que trató de asesinos y ladrones durante la campaña de la primera vuelta Un cambio ya se ha iniciado en Argentina, y no porque haya asumido un nuevo Gobierno. Javier Milei, el candidato ultra que encandiló a millones de argentinos con sus llamados a “exterminar a toda la casta política”, ha iniciado la rápida reconstrucción de los puentes que derribó con furia durante la campaña para la primera vuelta. Segundo en las elecciones del domingo con el 30% de los votos, a seis puntos del peronista Sergio Massa, lleva desde la misma noche electoral bajando los decibeles de su verba incendiaria. Necesitado de votos para vencer a Massa en la segunda vuelta del 19 de noviembre, El León, como se hace llamar, ya no muestra los dientes. Su nueva estrategia de seducción se inició con Patricia Bullrich, la conservadora que quedó tercera y a la que durante el debate presidencial acusó de “montonera tirabombas” por su pasado en la guerrilla peronista Montoneros. El nuevo Milei alcanzó el paroxismo este martes, cuando ofreció un ministerio a la izquierda tradicional, la misma a la que acusaba con los ojos en llamas de ser “mugres”, “escoria” y “zurdos de mierda”. El domingo por la noche, Milei debió enfrentar a cientos de seguidores que esperaban un claro primer lugar. Dejó debajo del escenario la motosierra, símbolo de sus promesas de destrucción total de todo lo establecido, y no habló de acabar con la “casta política” sino con el peronismo kirchnerista. La derecha y la izquierda tradicionales quedaron de un plumazo fuera de la larga lista de enemigos de la patria. “Vengo a dar por terminado el proceso de ataques y hacer tabula rasa para terminar con el kirchnerismo. Más allá de nuestras diferencias, tenemos que entender que enfrente tenemos una organización criminal”, dijo, refiriéndose al actual Gobierno. Javier Milei, durante la noche electoral de este domingo, en Buenos Aires.MATÍAS BAGLIETTO (REUTERS) Milei recorrió luego radios y canales de televisión ofreciendo cargos a sus enemigos de ayer. Hace menos de un mes, Bullrich, exministra de Seguridad del presidente Mauricio Macri, era una terrorista que había “colocado bombas en los jardines de infantes”. La acusación le ganó al candidato una denuncia penal promovida por la aludida. El lunes, sin embargo, dijo que Bullrich había hecho una excelente gestión como ministra y le ofreció sumarla a un eventual Gobierno de ultraderecha. “Si ella quiere, cómo le voy a decir que no”, dijo. Que Bullrich acepte el convite no es descabellado. Los coqueteos del macrismo con Milei comenzaron antes de las elecciones, sobre todo por decisión de Macri. El expresidente vio, con acierto, que Milei le quitaba votos a su coalición, Juntos por el Cambio, y adelantó que su partido, el Pro, debía apoyar en el futuro Congreso las leyes que estuviesen a tono con los ideales liberales de movimiento. La oferta de Macri cayó muy mal entre los socios moderados de Juntos por el Cambio, y ahora en la derrota se acelera la posibilidad de una ruptura. Milei, al igual que Massa, ha salido a la caza de los 6,2 millones de votos de Juntos por el Cambio. El ultra solía llamarlos “Juntos por el cargo”, y ahora estudia la forma más elegante de tragarse sus palabras sin perder la compostura. Su metamorfosis tiene sus riesgos: no está claro hasta dónde sus votantes, casi ocho millones de personas, le perdonarán que ahora abra la mano a aquellos que trató de ladrones, terroristas y asesinos. La nueva estrategia de campaña de Milei es que solo la unidad “de los defensores de la libertad” podrá sacar del poder al kirchnerismo. Y el expresidente Macri es la figura en la que confía para sumar votos. “Con Macri entendemos el riesgo de la continuidad del kirchnerismo en alguien tan hábil y perverso como Sergio Massa. Si estoy dispuesto a abrir el diálogo para que terminemos con el kirchnerismo, la elección es muy fácil. ¿Se quieren quedar discutiendo lo que pasó en la campaña o damos vuelta a la hoja y sacamos a los kirchneristas del poder?”, dijo. Javier Milei saluda a un grupo de simpatizantes, este domingo en Buenos Aires.JUAN IGNACIO RONCORONI (EFE) Desde el macrismo no descartan aceptar, finalmente, algún tipo de acuerdo con Milei, aunque ello suponga romper con los sectores moderados de la coalición que integran. Federico Angelini, diputado y vicepresidente del Pro, dijo este martes que bastará con que Milei pida disculpas a Bullrich para dar por terminado el asunto de las bombas contra niños. “Lo personal tiene que estar por debajo del interés general, que es que Argentina salga adelante”, dijo Angelini. La invitación de Milei alcanza a Macri, pero no al resto de sus socios radicales de Juntos por el Cambio. El ultra tiene un odio visceral hacia los herederos del presidente Raúl Alfonsín (1983-1999), a los que acusa de haber traicionado a Bullrich votando por Massa el domingo pasado. No piensa lo mismo de la izquierda, al menos ahora que necesita sus 700.000 votos. Durante el último debate de candidatos los acusó de defender al comunismo, “una ideología que mató a 100 millones de personas”. “Con los zurdos de mierda no hay que negociar nada de nada”, repetía el ultra en las redes sociales. Este martes les ofreció un eventual Ministerio de Capital Humano, con el que piensa terminar con los actuales de Educación, Salud, Trabajo y Desarrollo Social. “Las personas de izquierda son las que más saben” sobre capital humano, dijo Milei. En cualquier caso, su campaña ya no habla de aniquilar a toda la casta política, dinamitar el banco central, dolarizar la economía y legalizar la portación de armas. La nueva batalla que ofrece a sus votantes es “libertad vs kirchnerismo”.

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Los votos de Patricia Bullrich, territorio de disputa en Argentina

El País .- Los 6,2 millones de personas que votaron por la candidata conservadora en la primera vuelta son la llave del triunfo del peronista Massa o el ultra Milei en el segundo turno de noviembre La segunda vuelta electoral del 19 de noviembre en Argentina será una pelea voto a voto. El peronista Sergio Massa, ganador del primer turno, y el ultra Javier Milei, el segundo en discordia, ya salieron de pesca. El botín más preciado le pertenece a Patricia Bullrich, la candidata conservadora de la alianza Juntos por el Cambio, la misma que en 2015 llevó al poder a Mauricio Macri. La exministra de Seguridad obtuvo 6,2 millones de votos que pueden ser la clave de un triunfo. Sus votantes no conforman un bloque homogéneo, producto del origen variopinto de los partidos que integran la alianza conservadora. Tanto Massa como Milei utilizaron los discursos de la noche electoral para pedir su apoyo. Tienen por delante cuatro semanas para convencerlos. En los votos de Juntos por el Cambio hay un núcleo duro y mayoritario que sale del Pro, el partido que Macri fundó en 2005 como plataforma para gobernar la ciudad de Buenos Aires y más tarde la presidencia. Sus integrantes se consideran republicanos y liberales, pero lo que realmente los une es un odio común hacia el peronismo, mucho más si se trata de su versión kirchnerista. El segundo grupo de votantes sale de la Unión Cívica Radical, la UCR. Fundado en 1891, fue el primer partido de masas de Argentina. A partir de la década del cuarenta, la política nacional se estructuró a partir de la relación dialéctica que los radicales mantuvieron con el peronismo. El protagonismo de los radicales alcanzó su cenit en 1983, con Raúl Alfonsín y la transición democrática, y se apagó el día que otro presidente del partido, Fernando de la Rúa, abandonó el poder anticipadamente en 2001, durante la crisis del corralito. La UCR nunca perdió control territorial, pero a nivel nacional quedó reducido a un apéndice del Pro en Juntos con el Cambio. Su votante es antiperonista, pero sin fanatismo. Massa fue por ellos el mismo domingo por la noche. “Quiero hablarles a esos miles de radicales que comparten con nosotros valores democráticos como la educación pública y la independencia de poderes. Voy a hacer el mayor de los esfuerzos en los próximos 30 días para ganarme su confianza”, les dijo. Milei, en cambio, simplemente detesta a los radicales. Hizo campaña insultándolos y el lunes los acusó sin matices de traicionar a Bullrich. “Subió el voto de Massa y bajó el de Bullrich. Ahí está claro quiénes son los que traicionaron” a la alianza, dijo el candidato ultra. El ministro de Economía y candidato presidencia, Sergio Massa, durante una rueda de prensa en Buenos Aires, el lunes.JUAN MABROMATA (AFP) ¿Por qué Milei se da el lujo de despreciar a los radicales? “Porque cree que ese voto ya se fue con Massa. Y que los seis millones de votos que se quedaron con Bullrich es el [voto] más puro y duro, y, por lo tanto, más cercano a quedarse con él”, dice Sergio Morresi, catedrático de la Universidad Nacional del Litoral. “El asunto es si realmente es cierto que los radicales ya votaron por Massa, porque Milei no tiene gente estudiando ese fenómeno con datos empíricos; por ahora es nada más que una impresión”, explica. Si Massa tiene más chances de sumar esos votos, Milei podrá quedarse con buena parte de los seguidores del Pro, un partido que “se declara muy republicano, pero que es ante todo profundamente antiperonista y antikirchnerista”, dice Morresi. Este sentimiento es más fuerte que los llamados de Milei a dinamitar todo el sistema político, legalizar la venta de órganos o cerrar los ministerios de Educación y Salud. Eduardo Fidanza, director de la consultora Poliarquía, coincide en que el voto de Juntos por el Cambio se dividirá entre Milei y Massa, pero advierte que es pronto para saber en qué proporción. “Tanto los radicales como el sector moderado del Pro no estarían dispuestos a votar a Milei”, dice, “pero indudablemente se llevará una parte, la de los votantes duros de Macri y de todos aquellos que aborrecen al kirchnerismo, que son muchos”. La migración hacia Massa “será más encubierta, como sucede con los votos vergonzantes”, agrega. En cualquier caso, si Milei logra quedarse con los 6,2 millones de votos de Bullrich tendrá suficiente para ganar la segunda vuelta. Por ahora no parece posible. Podrá completar la grilla con parte de los 1,7 millones de votos que obtuvo el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, un peronista profundamente antikirchnerista que en algún momento coqueteó con su ingreso a Juntos por el Cambio. Massa podrá compensar con los 700.000 votos de la izquierda tradicional, que en la primera vuelta fueron a parar a la candidata Myriam Bregman. El candidato de la Libertad Avanza Alliance, Javier Milei, se dirige a sus simpatizantes en la noche electoral.NATACHA PISARENKO (AP / LAPRESSE)

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Argentina elige presidente bajo la amenaza de la ultraderecha

El País.- Javier Milei, un negacionista de la dictadura que promete dolarizar la economía, encabeza los sondeos frente a opciones más moderadas de peronistas y conservadores Argentina enfrenta las elecciones de resultado más incierto desde el regreso a la democracia, hace 40 años. La irrupción de Javier Milei, un candidato que entró por la ventana a la escena política hace poco más de dos años, ha trastocado todas las previsiones. Con una agenda que impulsa la dolarización y la reducción del Estado, negacionista del cambio climático y la dictadura y contrario al aborto legal, Milei encabeza los sondeos de la primera vuelta presidencial que se celebra este domingo. Tiene enfrente al ministro de Economía, Sergio Massa, candidato del peronismo en una versión cada vez más alejada del kirchnerismo, la fuerza que domina la política argentina desde hace dos décadas, y a Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio, la alianza que en 2015 llevó a Mauricio Macri a la Casa Rosada. La exministra de Seguridad de aquel Gobierno fallido ha perdido la estrella de la opción de un cambio, valor que le ha arrebatado Milei. Los argentinos están cansados de las crisis económicas recurrentes y las promesas incumplidas por un Estado con aspiraciones de benefactor que pierde recursos día a día y cada vez pide más y ofrece menos. De ese caldo de cultivo ha salido el votante de Milei, donde abundan jóvenes, sobre todo varones, convencidos de que vivirán peor que sus padres. Los seguidores del ultra achacan sus frustraciones al Estado y a sus administradores: los políticos. Hacia allí ha apuntado los cañones Milei, en un coctel muy efectivo de frases simples que acompaña con un gran despliegue en redes sociales y una estética de campaña vinculada al rock and roll más duro. Cuando un estadio comienza a cantar eufórico “la casta tiene miedo” o “dolarización, dolarización” sube la adrenalina y queda poco espacio para las sutilezas. La verba incendiaria de Milei, con llamados a “aniquilar” el Estado con una motosierra, ha echado raíces sobre todo entra las clases baja y media baja. Los enemigos de Milei son la “lacra” del kirchnerismo, pero también la derecha liberal clásica, a la que acusa de inepta y tibia. En las elecciones primarias obligatorias de agosto, Milei sumó siete millones de votos, el 30% de los emitidos, y quedó por delante de Juntos por el Cambio y el peronismo. Si este domingo repite el resultado, pasará a la segunda vuelta, agendada para el 19 de noviembre. Si, en cambio, obtiene el 45% o alcanza el 40% con una diferencia de 10 puntos sobre el segundo, será presidente. Los rivales de Milei tienen poco para ofrecer. Sergio Massa, el elegido por el peronismo gobernante, carga con el lastre de la gestión económica. Sus resultados son catastróficos. La inflación interanual se acerca al 140%, cuatro de cada 10 argentinos son pobres y las reservas del Banco Central están en rojo. El descalabro económico es tal, que la semana previa a las elecciones muchos comercios cerraron sus puertas por no tener precios de referencia para sus productos. Un acuerdo de última hora con China dio un respiro al Gobierno con el aporte de 6.500 millones de dólares de libre disponibilidad que le permitirá llegar con la economía a flote al menos hasta el 10 de diciembre, cuando asume el nuevo Ejecutivo. El candidato presidencial por el peronismo, Sergio Massa, saludaba el martes al público del acto de cierre de campaña de su coalición en la provincia de Buenos Aires.JUAN IGNACIO RONCORONI (EFE) Massa ha hecho campaña tomando toda la distancia posible del presidente, Alberto Fernández, una figura que se ha hundido en la irrelevancia política, y de Cristina Kirchner, ausente de la campaña electoral por voluntad propia. Pese a todas las dificultades, la candidatura de Massa sigue con vida y los sondeos auguran incluso que podría pasar a la segunda vuelta. Al final del día, tiene detrás al peronismo, una maquinaria que, aunque en declive, aún mantiene su poder de fuego y a un votante fiel. La cuesta de Bullrich es más empinada. Su alianza, Juntos por el Cambio, no vio venir al tsunami Milei y el segundo puesto que obtuvo en las primarias la sumió en el desconcierto. Los argentinos descontentos con el peronismo en su versión kirchnerista ya no consideran que el macrismo sea la esperanza de algo nuevo. Macri entregó el Gobierno en 2019 con un 50% de inflación y con más pobres que cuatro años antes. Bullrich, su heredera, estructuró su campaña alrededor de las ideas de seguridad y orden, sin percibir que la profundidad de la crisis económica había cambiado las prioridades de los votantes. En ese escenario de incertidumbre llegó Milei con sus promesas de romperlo todo para erigir desde los escombros, aunque no quede claro cuál es su plan definitivo. Argentina atraviesa un momento bisagra. La irrupción de Milei es evidencia de la crisis de un modelo de democracia que se sostenía sobre el eje peronismo-antiperonismo. El candidato ultra rompe el equilibrio con disparos hacia ambos bandos y se coloca fuera de esa relación dialéctica que, aunque conflictiva, ha garantizado la gobernabilidad durante 40 años. La única duda que carcome a los electores es la capacidad de gestión que tendrá, en caso de ganar la presidencia, el recién llegado. Sea cual sea el resultado, estará en minoría en las cámaras de diputados y senadores. Su partido no tendrá, además, ni uno solo de los 24 gobernadores que controlan el poder territorial argentino. El lunes se sabrá también si el peronista Axel Kicillof logra retener o no el poder en la provincia de Buenos Aires. El mayor distrito electoral del país no prevé una segunda vuelta y los sondeos son favorables al político kirchnerista, aunque sea por una mínima ventaja. La candidata presidencial de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, cerraba el jueves su campaña en la periferia de Buenos Aires.MARTIN COSSARINI (REUTERS) El éxito encontró desprevenido a Milei, que durante el último mes ha apurado la construcción de puentes con el mundo político y empresarial que no le tiene confianza. Se ha rodeado para ello de políticos con historia, muchos

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Milei llega al día de la elección argentina primero en las encuestas, pero en una competencia ajustada

El País .- Sergio Massa se perfila como su rival en una segunda vuelta que, salvo un vuelco de última semana en las encuestas, será un enfrentamiento entre la vieja izquierda y la nueva derecha A cierre de las últimas encuestas publicadas para la primera vuelta, el conjunto de las mismas continúa mostrando a Javier Milei en una posición de liderazgo con un 34,6%. Sergio Massa le sigue a solo cuatro puntos (30,4% de la intención de voto). Patricia Bullrich mantiene una presencia significativa, con el 26,1%. Esto deja a los tres líderes del favor popular en un margen de menos de nueve puntos, mientras que Schiaretti y Bregman, en cuarto y quinto lugar respectivamente, parecen no tener grandes posibilidades de sorpresa, ya que no alcanzan siquiera el 5%. Estas cifras provienen de un promedio de las encuestas publicadas entre el 14 de septiembre y el 14 de octubre, y han sido ajustadas eliminando a los indecisos para reflejar de manera más precisa las expectativas actuales. El hecho de que Milei siga en los entornos del 35% y a poca distancia de sus rivales prácticamente asegura que habrá segunda vuelta. Ninguna de las encuestas realizadas en los últimos dos meses prevén una victoria en primera, de hecho, por ninguna de las dos vías que ofrece para ello la norma electoral argentina: ni el 45% ni un 40% con diez puntos de ventaja respecto al segundo. La última (y única) que sí lo preveía es del 18 de agosto, y esa misma casa tiene mediciones posteriores descartando el escenario. Opciones de victoria en primera vuelta según cada una de las últimas encuestas para la 1a vuelta de las presidenciales argentinas  Página 1 de 2   MISSING: summary MISSING: current-rows. MISSING: sort-direction / descending MISSING: sort-column Encuestadora Fecha Primero Voto para el 1o Victoria por 45% Distancia 1o-2o Victoria por ventaja Atlas Intel 12-oct Massa 32% No 4,5 No Tendencias 11-oct Milei 32% No 0,4 No Clivajes 10-oct Milei 33% No 1,7 No Circuitos 10-oct Milei 35% No 1,8 No CB Consultora 10-oct Milei 32% No 0,9 No Opinaia 10-oct Milei 32% No 3,0 No Atlas Intel 9-oct Massa 31% No 5,5 No DC Consultores 9-oct Milei 37% No 6,9 No CIGP 7-oct Massa 34% No 1,1 No Fixer 4-oct Milei 34% No 8,2 No Zuban Córdoba 3-oct Milei 35% No 2,0 No Reale Dalla Torre 2-oct Milei 40% No 12,6 No Aresco​ 28-sep Milei 36% No 3,0 No CB Consultora 27-sep Milei 34% No 3,5 No Atlas Intel 24-sep Massa 32% No 2,9 No Circuitos 24-sep Milei 35% No 3,5 No UdeSA 24-sep Milei 35% No 4,9 No Aresco​ 21-sep Milei 36% No 5,5 No Proyección 20-sep Milei 37% No 5,0 No Opinaia 19-sep Milei 35% No 7,5 No La victoria por ventaja se produce cuando el primer candidato alcanza el 40% y al mismo tiempo tiene +10 puntos de ventaja respecto al segundo Donde sí se ha abierto una cierta variación interesante es en quién llegará primero a la mesa. Sergio Massa ha logrado encabezar varios de los últimos sondeos publicados antes de la veda del 14 de octubre. La mayoría siguen poniendo a Milei al frente, pero es notable que Massa haya logrado colocarse aquí. Al mismo tiempo, también lo es que Patricia Bullrich haya desaparecido de las duplas previstas por la todas menos una de las casas encuestadoras en los últimos días. Primera y segunda posición esperada por cada una de las últimas encuestas para la 1a vuelta de las presidenciales argentinas  Página 1 de 2   MISSING: summary MISSING: current-rows. MISSING: sort-direction / descending MISSING: sort-column Encuestadora Fecha Primero Segundo Atlas Intel 12-oct Massa Milei Tendencias 11-oct Milei Massa CB Consultora 10-oct Milei Massa Circuitos 10-oct Milei Massa Clivajes 10-oct Milei Massa Opinaia 10-oct Milei Massa Atlas Intel 9-oct Massa Milei DC Consultores 9-oct Milei Bullrich CIGP 7-oct Massa Milei Fixer 4-oct Milei Massa Zuban Córdoba 3-oct Milei Massa Reale Dalla Torre 2-oct Milei Massa Aresco​ 28-sep Milei Massa CB Consultora 27-sep Milei Massa Atlas Intel 24-sep Massa Milei Circuitos 24-sep Milei Massa UdeSA 24-sep Milei Massa Aresco​ 21-sep Milei Massa Proyección 20-sep Milei Massa CELAG 19-sep Milei Massa Fuente: Última encuesta de cada casa registrada en el CNE publicada durante el mes anterior al promedio, excluyendo a los indecisos de la base de cáculo. Estos datos apuntan a un enfrentamiento entre la vieja izquierda y la nueva derecha a la segunda vuelta, abriendo un nuevo escenario de polarización para Argentina que ya se anticipó en las PASO y vendría a confirmarse, de producirse estos resultados, en las presidenciales. Sin embargo, vale la pena ser cuidadosos a la hora de extraer conclusiones demasiado contundentes. La variación en las diferencias entre Bullrich y Massa es considerable de una casa a otra, y en pocos casos supera los 6 puntos. El promedio de esta diferencia es de apenas 4 puntos, perfectamente dentro del margen de error aceptable para encuestas bien calibradas. Bullrich vs Massa en las últimas encuestas publicadas para la 1a vuelta de las presidenciales argentinas | 14-oct Fuente: Última encuesta de cada casa registrada en el CNE publicada durante el mes anterior al promedio, excluyendo a los indecisos de la base de cáculo. Dicho de otro modo: pronosticar una carrera de este tipo, en la que la pregunta central es qué dos de tres candidatos igualados pasarán primero, es muy difícil para cualquier entidad demoscópica. Primero, porque márgenes de dos, tres y cuatro puntos son casi irrenunciables, difíciles de reducir incluso con inversiones notables en muestra y método. Pero también porque la luz sobre la evolución de las preferencias de la ciudadanía se “apagó” el pasado día 15, cuando entró en vigor la veda para nuevos sondeos. En ese punto las preferencias agregadas de la ciudadanía argentina no estaban necesariamente fijadas. No al menos fuera de las grandes líneas que no resuelven la pregunta central de quién va a pasar a la segunda vuelta: sabíamos entonces, como hace dos o tres semanas, que serán dos de la tríada Milei-Massa-Bullrich. Pero mientras Milei parecía haber encontrado algo parecido a un techo al perder el momentum inicial que le

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Argentina se acerca a las elecciones con una economía incendiada

El País .- La devaluación del peso en los mercados paralelos y el aumento de la inflación hacen pensar en una difícil transición hasta el 10 de diciembre Argentina se acerca a una de las elecciones más inciertas de su historia reciente, con la economía convertida en un campo minado que deberá desactivar el próximo presidente. Gane quien gane el 22 de octubre, se anticipa una transición muy compleja hasta su asunción, el 10 de diciembre. A diferencia de los últimos comicios, tres candidatos —y no dos— se disputan la jefatura de Estado: el ultra Javier Milei, el ministro de Economía Sergio Massa y la conservadora Patricia Bullrich. El peronista Alberto Fernández, con la popularidad por los suelos, renunció a buscar la reelección y cedió la candidatura oficialista a Massa, quien ha perdido la pelea contra la inflación —roza el 140% interanual— pero busca ganarla en las urnas. No lo tiene nada fácil. Todas las encuestas anticipan la victoria del candidato del partido de ultraderecha La Libertad Avanza, quien alimenta la zozobra económica en busca de más apoyo popular y acumula denuncias en los tribunales por sus declaraciones incendiarias. El ganador o ganadora debe obtener el 45% de los votos o el 40% a 10 puntos de distancia del segundo para ser elegido presidente el 22 de octubre. De no ser así, competirá contra el segundo más votado en segunda vuelta el 19 de noviembre. El candidato Javier Milei en un mitin de campaña.NATACHA PISARENKO (AP) Milei, diputado desde 2021, ha sido el protagonista de esta campaña electoral. El duro mensaje de este economista ultraliberal contra la casta política —a la que tilda de ladrona, parasitaria e inútil— le permitió atraer el voto de millones de personas hartas de años de deterioro económico y social y convertirse en el candidato más votado en las primarias del 13 de agosto. Ganó en 16 de las 24 provincias del país. Desde entonces, Milei se ha mantenido en cabeza en intención de voto, aunque el fracaso de los sondeos en las anteriores elecciones deja margen para la sorpresa. El candidato antisistema creció a través de las redes sociales, por fuera del radar de los medios y de la red territorial de la que disponen los partidos tradicionales. “Nunca hubo un cartel de Milei acá, no lo vimos venir, entró por la ventana”, señalaba días atrás un referente de la Villa 21-24, el barrio popular más grande de Argentina, durante una recorrida. Milei obtuvo un gran apoyo de los sectores más vulnerables, tradicionalmente afines al peronismo, aunque también de votantes de clase media y alta. Su promesa de podar con motosierra el gasto público no asusta a una ciudadanía cansada de vivir con una inflación que devora los salarios. Buenos Aires, en disputa En las últimas semanas, Milei ha recorrido provincias que ganó en primarias sin haber pisado. Es el caso de Salta, en el noroeste de Argentina, donde arañó el 50% de los votos. El economista cerró allí su campaña federal —que ha bautizado como “tour de la libertad”— el pasado jueves antes de concentrarse esta última semana en la provincia de Buenos Aires, el mayor distrito electoral, que aporta casi el 40% de los votos. La provincia bonaerense es el territorio más disputado. A diferencia de otras regiones, que optaron por anticipar sus elecciones provinciales y municipales, el 22 de octubre Buenos Aires vota presidente, legisladores, alcaldes y gobernador provincial. El kirchnerista Axel Kicillof, que busca la reelección, fue el más votado en las primarias y confía en retener el control de este distrito clave. Kicillof tiene a su favor la división de la oposición: en Buenos Aires no hay segunda vuelta y el domingo que viene se conocerá el ganador. Le juegan en contra, en cambio, una situación económica que empeora semana a semana y los escándalos que han salpicado a su equipo más cercano. Su jefe de Gabinete, Martín Insaurralde, renunció al cargo y a su candidatura a concejal del municipio de Lomas de Zamora tras la difusión de imágenes que lo mostraban a bordo del yate de lujo Bandido en Marbella en compañía de la modelo Sofía Clérici. Las fotografías se viralizaron pocos días después de que se diese a conocer un nuevo aumento de la pobreza en el país sudamericano: cuatro de cada diez argentinos son pobres y uno de cada diez ni siquiera tiene ingresos suficientes para comprar alimentos. Tanto Milei como Bullrich esperan robarle votos por un escándalo que las bases kirchneristas consideran parte de una campaña sucia contra ellos y las opositoras blanden como un nuevo ejemplo de corrupción mientras avanzan las causas pendientes contra la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner. La economía, centro de la campaña Massa, segundo en los sondeos, intenta evitar fuga de votos por derecha a Milei, por el centro al peronista disidente Juan Schiaretti y por izquierda a Myriam Bregman, una de las oradoras destacadas en los debates presidenciales. Sin logros que mostrar tras un año al frente del Palacio de Hacienda, Massa teme además el impacto que tendrá en las urnas el último estallido de la economía argentina: la brusca devaluación del peso en los mercados paralelos. A principios de octubre, un dólar se cambiaba por 800 pesos en las calles de Buenos Aires, pero la divisa estadounidense tocó un techo de 1.050 pesos antes de retroceder por debajo de los mil el jueves, último día hábil en Argentina. Sergio Massa durante el debate presidencial.AGUSTIN MARCARIAN (REUTERS) Faltan cuatro jornadas cambiarias antes de las elecciones del 22 de octubre y se prevé que el Gobierno ordenará nuevas redadas policiales para intentar desalentar operaciones en el mercado informal, el único que opera sin restricciones. Será más difícil que pueda frenar el nuevo aumento de precios derivado de la última depreciación de la moneda. Tras un dato de inflación récord en septiembre, del 12,7% mensual y el 138,3% interanual, se espera uno todavía peor para octubre. La espiral inflacionaria es la punta del iceberg de los grandes desequilibrios macroeconómicos de un país con déficit fiscal, abultada emisión monetaria, una deuda externa que no puede pagar y sin

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Milei azuza la tensión cambiaria en Argentina: el peso “no vale ni excremento”

El País .- El candidato ultra a la presidencia llama a no renovar los plazos fijos. En el mercado paralelo un dólar se cambia a más de mil pesos. En tiempos de crisis económica e incertidumbre electoral los argentinos se refugian aún más que de costumbre en el dólar. La divisa verde es la moneda tradicional de ahorro en un país que, a diferencia de sus vecinos, no ha logrado domar una inflación que este año es de tres dígitos. Pero el aumento reciente de la tensión cambiaria se ha visto azuzado además por el favorito en la carrera presidencial, el candidato ultra Javier Milei. El lunes, Milei desalentó la renovación de plazos fijos en pesos y el uso de cualquier instrumento de ahorro en la moneda nacional de Argentina, que él considera que no tiene ningún valor y que promete reemplazar por el dólar si llega a la Casa Rosada. Sus declaraciones desataron numerosas críticas en una jornada en la que el peso marcó un nuevo récord negativo en el mercado paralelo, el único que opera sin restricciones, al cambiarse a 945 unidades por dólar. En las primeras operaciones de este martes, la divisa estadounidense cruzó la frontera de los mil pesos, un nuevo récord. “El peso es la moneda que emite el político argentino y por ende no puede valer ni excremento, porque esa basura no sirve ni para abono”, dijo Milei en una entrevista con Radio Mitre. La semana pasada ya había lanzado otra declaración incendiaria: “Cuanto más alto esté el precio del dólar, más fácil es dolarizar”. Los mensajes de Milei suman nerviosismo a una población con los bolsillos cada día más vacíos: el ritmo de aumento de los precios ha sido del 124,4% en los últimos doce meses, cinco puntos más que el promedio de alza salarial. El ministro de Economía y candidato a presidente por el peronismo gobernante, Sergio Massa, criticó con dureza a Milei, al que acusó de echar leña al fuego con fines electorales. “Poner en riesgo los ahorros de la gente por un voto no vale. Hay gente que le costó toda la vida”, declaró Massa. La conservadora Patricia Bullrich, postulante por la alianza opositora Juntos por el Cambio, también había denunciado la estrategia del economista ultraliberal. “No vale todo para defender la dolarización”, escribió Bullrich en las redes sociales. “Con su propuesta te destruye el bolsillo y te encarece los precios. Todo para justificar su dolarización. Es conocida la teoría: cuanto peor, mejor. En el medio, 46 millones de argentinos que están cada día más pobres”, agregó. Este martes, Bullrich repartió culpas: “Entre el pirómano de Massa que nos está llevando a la hiperinflación, y la irresponsabilidad de Milei, que fomenta la corrida cambiaria, están los argentinos angustiados por el presente y el futuro”. El fantasma del ‘corralito’ El titular de la cartera económica acusó también a Milei de poner en riesgo el sistema financiero y recordó las heridas traumáticas que dejó la crisis de 2001-2002, cuando se estableció un corralito que impidió que las familias retirasen sus ahorros de los bancos. El PIB per cápita se desplomó y la pobreza superó el 60%. La situación es muy distinta a la de esa crisis por los cambios de regulación impuestos desde entonces. Los bancos sólo pueden prestar divisas a los sectores que las generan y su liquidez en moneda extranjera es hoy superior al 80%. Aún así, las entidades financieras han salido a defender su solidez económica para intentar evitar que los ahorristas entren en pánico. Para este martes, solicitaron al Banco Central el envío de casi 125 millones de dólares físicos, el monto más alto para un sólo día en lo que va de 2023, según los datos del Mercado Abierto Electrónico. El objetivo es garantizar que todos los clientes que se presenten a retirar los dólares que tienen en sus cuentas puedan hacerlo sin problemas. El Gobierno argentino unificó este martes algunos de los tipos de cambio que coexisten entre la cotización libre y la oficial, fija en 365 pesos por dólar, para intentar reducir la demanda de divisas. Así, los conocidos como ‘dólar tarjeta’, ‘dólar solidario’ y ‘dólar Qatar’ pasaron a valer 731 pesos, más del doble que la cotización oficial pero aún por debajo de las demás. Las últimas medidas oficiales no han logrado aportar demasiada calma y todas las miradas estaban atentas a la apertura del mercado cambiario ante el riesgo de que continuase la caída libre del peso en el mercado paralelo. A diferencia de lo que ocurre en el resto del mundo, los medios de comunicación de Argentina informan a diario del valor del peso respecto al dólar. La incertidumbre se mantendrá al menos hasta que se conozcan los resultados de las elecciones generales del 22 de octubre. Las encuestas dan como vencedor a Milei pero sin apoyo suficiente para evitar una segunda vuelta el próximo 19 de octubre.

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Javier Milei sale con vida del primer debate de candidatos presidenciales de Argentina

El primer debate presidencial de Argentina terminó sin un claro ganador. El candidato de la ultraderecha, el economista Javier Milei, no brilló este domingo en la temática estrella, la difícil situación económica del país, pero tampoco lo necesitaba. Favorito en las encuestas de cara a las generales del 22 de octubre, Milei prefirió no arriesgar y logró mantener bajo control su conocida ira para mostrarse como un presidenciable serio. Fue suficiente para salir vivo de la disputa televisiva, en la que fue uno de los candidatos más criticados, junto a Sergio Massa, actual ministro de Economía y postulante por el peronismo gobernante. Massa respiró aliviado: sus rivales sólo citaron al pasar los grandes escándalos surgidos desde sus filas durante las últimas semanas de campaña. La candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, fue la menos contundente. Necesitaba una buena actuación para remontar —va tercera en intención de voto— y no lo logró. Se trabó en varias ocasiones y sus contrincantes la atacaron en su flanco más débil: las propuestas económicas. El debate se celebró en Santiago del Estero, al norte del país. Comenzó con una rápida presentación de los cinco aspirantes a la Presidencia de Argentina —Milei, Massa, Bullrich, la progresista Myriam Bregman y el gobernador provincial de Córdoba y peronista disidente Juan Schiaretti — antes de entrar de lleno al bloque económico. La referencia inicial de Bregman a las vacaciones en Marbella por las que renunció este sábado un alto cargo kirchnerista — “Mientras hambrean al pueblo se van en sus yates de lujo a pasear por Europa”— hizo pensar que sería uno de los dardos repetidos de la noche, pero no fue así. Sólo Bullrich lo usó de nuevo para responder la propuesta de Massa de hacer una ley para castigar con penas de cárcel a los evasores fiscales. “Ya tenés al primero. Llevátelo a [Martín] Insaurralde”, le contestó. Los candidatos Javier Milei y Sergio Massa tras saludarse durante el debate.POOL (VIA REUTERS) Los ataques de los candidatos opositores a Massa por sus malos resultados al frente del Palacio de Hacienda centraron la parte económica. Le echaron en cara haber llevado la inflación hasta el 124,4% actual, de hacer que la pobreza supere el 40% y de decretar “planes platita” que sólo hacen que aumentar la emisión monetaria y el déficit fiscal. Massa aceptó haber cometido algún error, pero en su mayoría lanzó culpas afuera: al Gobierno de Mauricio Macri por haber endeudado al país, al Fondo Monetario Internacional por dictar la política económica y a los evasores fiscales, entre muchos otros. Y miró hacia adelante con una batería de propuestas, como la creación de una moneda digital, una ley de blanqueo y penas de cárcel para quienes defrauden al Fisco. Hacia el final del debate, dijo que convocaría a un gran acuerdo nacional en caso de llegar a la Casa Rosada. En ese primer bloque, los candidatos atacaron también a Milei, quien pidió votos y tiempo para implementar su proyecto económico ultraliberal. “Si me dan 20 años, somos Alemania. Si me dan 35… Estados Unidos”, prometió el líder de La Libertad Avanza. Su propuesta más criticada fue la dolarización. Bullrich advirtió que Argentina no tiene dólares para adoptarla, mientras que Massa destacó que ese modelo “sólo lo tienen tres países en el mundo: Zimbabue, Ecuador y El Salvador”. Bregman hizo hincapié en los vínculos empresariales del economista ultraliberal: “No es un león, es un gatito mimoso del poder económico”. El candidato Javier Milei, durante el debate.TOMÁS CUESTA (EFE /POOL) El formato elegido para el debate, con sólo cinco derechos a réplica a lo largo de sus dos horas de duración, impidió interrupciones y grandes cruces entre los cinco candidatos. Hubo sonrisas burlonas de Milei ante algunos ataques y negativas gestuales de Massa, pero si hacían algún comentario no llegaba a escucharse porque sus micrófonos estaban apagados cuando no era su turno. Massa y Milei gastaron sus réplicas en el bloque económico, en el que se sienten más cómodos, mientras que los demás candidatos optaron por repartirlos. La gran distancia en intención de voto de Bregman y Schiaretti —menor al 5% en los dos casos— frente a los tres contrincantes centrales los dejó fuera de esa pelea. Las reiteradas comparaciones del gobernador cordobés entre Argentina y su provincia restaron atención a sus intervenciones y a posteriori se convirtió en carne de memes en las redes sociales. Patricia Bullrich, candidata a Presidente por Juntos por el Cambio, durante el debate.TOMÁS CUESTA (EFE /POOL) En el segundo bloque, Educación, los roles entre los líderes de derecha se invirtieron. Bullrich ganó algo de seguridad y Milei la perdió. Ambos leyeron gran parte de sus intervenciones, lo que les restó naturalidad, pero el candidato de La Libertad Avanza se enredó al explicar su polémica propuesta de vouchers educativos. “No más darles pescado. Les vamos a enseñar a pescar o tener una empresas de pesca”, dijo Milei. “Andate con el voucher a la Puna, a cualquier lugar. No conoces la Argentina. Planteas un modelo que solo sirve para la Ciudad de Buenos Aires. El voucher no es igualdad”, le respondió Bullrich. Milei había agotado sus turnos de réplica y no le pudo contestar. Discurso negacionista El público podía elegir algunas temáticas y votó por incluir derechos humanos, uno de los puntos más disputados. Milei dejó claro que ha hecho suyas las ideas negacionistas de la dictadura de su candidata a la vicepresidencia, Victoria Villarruel. “Nosotros valoramos la visión de Memoria, Verdad y Justicia. Empecemos por la verdad. No fueron 30.000 desaparecidos, son 8.753″, señaló al tomar como único número válido el del informe Nunca Más hecho por la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (Conadep) en 1984. Para Milei, no hubo una dictadura en Argentina sino “una guerra” en la que “las fuerzas del Estado cometieron excesos”. Bregman le contestó con dureza: “Milei ensucia la palabra libertad”, “Fueron 30.000 y fue un genocidio”. La parte final estuvo dedicada a preguntas y respuestas entre los candidatos. Milei amenazó con perder los modales en un par de ocasiones, pero se contuvo a tiempo. Uno de ellos fue cuando Massa le recordó sus duros ataques al papa Francisco

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Milei impone su agenda ultra en la campaña argentina

El País .- La economía ha sido la estrella de la campaña electoral argentina y se prevé que repita protagonismo en el primer debate presidencial. Sin embargo, el escándalo protagonizado por un alto cargo provincial kirchnerista en las últimas horas pondrá también sobre la mesa los casos de corrupción. Los cinco candidatos a reemplazar a Alberto Fernández se preparan desde hace días para defender sus propuestas y atacar los puntos débiles de sus rivales este domingo. El ministro de Economía y candidato del peronismo gobernante, Sergio Massa, sabe que será un blanco fácil por una gestión con malos números: la inflación se ha disparado hasta el 124,4% interanual, la pobreza ha superado el 40% y el crecimiento se ha detenido. Buscarán derribarlo tanto el economista ultraliberal Javier Milei, candidato de La Libertad Avanza (LLA), partidario de serruchar el gasto estatal, como la conservadora Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio (JxC), que enarbola la bandera de terminar con el kirchnerismo y necesita recuperar terreno si quiere llegar a una hipotética segunda vuelta. Milei, inesperado ganador de las primarias de agosto, tiene el viento a favor. Primero en las encuestas de cara a las generales del 22 de octubre, el candidato antisistema es el que menos debería arriesgar, pero es también el más imprevisible. Durante semanas ha sobrevolado la duda sobre su participación y se ha especulado con la posibilidad de que se ausente pese al carácter obligatorio del debate. De hacerlo, siguiendo el ejemplo de Donald Trump en Estados Unidos, su silla quedaría vacía durante la discusión política y sería sancionado con la pérdida de los espacios publicitarios en los medios audiovisuales. Las últimas señales, sin embargo, hacen pensar que sí dará pelea ante las cámaras. Licenciado en Economía y con una significativa trayectoria profesional en este campo, Milei es el candidato con más conocimiento teórico sobre la principal preocupación de los argentinos: la situación económica del país. Es también quien ha puesto más propuestas sobre la mesa y con ellas ha marcado la agenda de la campaña electoral. Planea eliminar ministerios como el de Salud, Educación, Ciencia, Trabajo y Mujeres; dolarizar la economía; eliminar el banco central; reducir el gasto público más allá de lo que exige el Fondo Monetario Internacional, e introducir un sistema de vouchers para las escuelas públicas, entre otras iniciativas. Son propuestas polémicas contra las que seguro cargarán sus contrincantes. Le echarán también en cara otras que defendió antes de retractarse, como la libre portación de armas y la venta de órganos. A Milei le falta, por el contrario, experiencia en la gestión pública. Para llegar al gran público deberá simplificar su discurso y evitar caer en tecnicismos incomprensibles para la mayoría. No está tan claro, sin embargo, si le beneficia o le perjudica su estilo iracundo. Los gritos e insultos proferidos por el candidato de LLA repelen a algunos votantes, pero para otros representa el enojo que sienten ante la generalizada pérdida de poder adquisitivo y ven con buenos ojos su promesa de sacar a patadas a una “casta política parasitaria, chorra [ladrona] e inútil”. El candidato ultra parte con otra ventaja frente a sus competidores: su dominio en la campaña digital. Milei cuenta con un ejército de jóvenes en las redes sociales dispuestos a editar los mejores momentos de su intervención para hacerlo quedar como el vencedor pase lo que pase, como ya hicieron días atrás con la participación del candidato de LLA a la alcaldía de Buenos Aires, Ramiro Marra. “Cuando se analizan las interacciones de la comunidad digital de Milei se ve una conversación real, no son bots. Hay bots, sí, pero no son mayoría”, dicen desde la consultora Betta Lab, especializada en análisis de datos. Las encuestas dan como segundo a Massa, el candidato a presidente por la alianza oficialista Unión por la Patria, y Bullrich intentará confrontar con él ante las cámaras para arrebatarle ese lugar. Argentina celebrará una segunda vuelta el 19 de noviembre si ninguno de los candidatos gana en octubre por más del 45% de los votos o el 40% con una ventaja de 10 puntos sobre el segundo. A diferencia de sus rivales, Massa tiene experiencia en los debates electorales. Participó en 2015, cuando compitió por la Presidencia alejado del aparato peronista. El entonces candidato del Frente Renovador quedó en un lejano tercer lugar, por detrás del oficialista Daniel Scioli y del conservador Mauricio Macri. Ahora, al frente de la oficialista Unión por la Patria, Massa buscará presentarse como defensor de los trabajadores —el dato de desempleo, del 6,2%, es de los pocos indicadores económicos positivos— y convencer al electorado de que la salida de la crisis es con más crecimiento económico y no con ajustes. Un yate de lujo En las últimas horas, un escándalo protagonizado por el jefe de Gabinete bonaerense, Martín Insaurralde, complica aún más a Massa. Insaurralde renunció anoche después de que una modelo publicase fotografías con él en un lujoso yate frente a las costas de Marbella, en el sur de España. Las vacaciones de Insaurralde en la recta final de la campaña, conocidas en la misma semana en la que la pobreza rompió la barrera del 40% en Argentina, generaron un torrente de críticas desde todos los sectores políticos. La oposición usará el escándalo como una nueva herramienta contra Massa y tras ella irán los casos de corrupción que se acumulan en las filas peronistas, en especial la condena a seis años contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner por defraudación al Estado. Consciente de su debilidad, Massa necesita golpes de efecto que oculten su fracaso en materia de política económica. En esa línea, su entorno ha hecho correr el rumor de que anunciará el nombre de su ministro de Economía y quizás también el del titular del banco central. Bullrich es la tercera gran candidata. A diferencia de Milei y Massa, la economía es un terreno resbaladizo para ella y le puede jugar una mala pasada en el debate presidencial. Durante la campaña, la postulante de JxC ha delegado la defensa de sus propuestas en el expresidente del banco central, Carlos Melconian, que ocuparía el Palacio

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El plan de Argentina para aliviar el golpe de la inflación genera una rebelión de empresarios y gobernadores

El País .– La mitad de las provincias y las principales cámaras empresariales se niegan a pagar las ayudas económicas a trabajadores y jubilados anunciadas por el Gobierno peronista a dos meses de las elecciones.   El Gobierno de Alberto Fernández se debilita cada vez más. Los trabajadores y jubilados aguardaban las ayudas económicas prometidas para aliviar el último golpe inflacionario, pero los desembolsos anunciados el domingo por el ministro de Economía y candidato presidencial Sergio Massa han cosechado críticas desde filas propias y opositoras. Un total de 12 de los 24 gobernadores provinciales y decenas de intendentes municipales han anticipado que no pagarán el bono de 60.000 pesos (162 dólares a la cotización oficial) previsto para los próximos dos meses. Algunos argumentan que no pueden: tienen las arcas vacías. Otros no quieren: consideran que se trata de una medida electoralista y señalan que los empleados públicos se benefician de negociaciones salariales colectivas que han limitado su pérdida de poder adquisitivo.   La rebelión de provincias y municipios se suma a la iniciada por cámaras empresariales y secundada por la oposición política. “Las micro, pequeñas y medianas empresas llevan varios meses perdiendo en su resultado económico y esta imposición agudizará esa pérdida”, anunció la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), que agrupa a pequeñas y medianas empresas, en un comunicado.   Los dos grandes rivales de Massa en las elecciones generales del 22 de octubre, el economista ultraliberal Javier Milei y la conservadora Patricia Bullrich, han prometido recortar el gasto público si llegan a la Casa Rosada y critican lo que llaman el “plan platita” de Massa. “Es un nuevo acto de populismo”, denuncio Milei, candidato por el partido de extrema derecha La Libertad Avanza. Para Milei, Massa pretende “torcer una elección inyectándole guita a la gente” y alentó a la población a no caer en “esa trampa”. Bullrich coincidió con Milei. A su juicio, el candidato peronista “se burla de todos” al proponer soluciones basadas en “maquillaje y más emisión” monetaria.   Desde el Gobierno argentino aseguraron que las grandes empresas están en condiciones de pagar la suma fija y algunos funcionarios amenazaron con multar a aquellas que no lo hagan. La participación de los salarios en el PIB (todo lo que se produce en un año en el país) ha caído siete puntos desde 2017: de representar el 55,6% del PIB argentino al 48,4% en el primer trimestre de este año. En cambio, la porción del pastel que se llevan los empresarios ha aumentado más de tres puntos desde entonces: del 35% al 38,4%. El secretario de Industria, José Ignacio de Mendiguren, recordó que durante la pandemia gran parte de los empresarios recibieron ayuda estatal para pagar sueldos y les pidió que realicen “un esfuerzo adicional” para lograr estabilidad macroeconómica.   “Un poco de justicia” El presidente argentino salió este miércoles en defensa de Massa. “Lo único que estamos haciendo es un poco de justicia. Distribuir más las ganancias de algunos, para que esas ganancias y utilidades lleguen a los que trabajan”, dijo durante un acto público celebrado en la norteña provincia de Catamarca. Desde allí, el mandatario criticó también a las provincias que se niegan a repartir un bono entre sus empleados públicos, en especial a la capital argentina, gobernada por el opositor Horacio Rodríguez Larreta: “Me llama la atención que Catamarca y la Rioja puedan y que la ciudad más opulenta de la Argentina tenga dificultades”.   El bono de 60.000 pesos forma parte de un amplio paquete de medidas presentado por Massa para los próximos dos meses. El ministro de Economía ha anunciado también congelamiento de precios —o aumentos por debajo de la inflación— para alimentos esenciales, tarifas de transporte público, combustibles, medicamentos y seguros médicos. Es una bomba de tiempo: pasadas las elecciones, los precios seguramente volverán a dispararse. Para financiar el gasto, el Gobierno aprobó este miércoles por decreto una ampliación presupuestaria.   El candidato presidencial del peronismo busca recuperar la iniciativa tras la derrota en las elecciones primarias del 13 de agosto —en las que la alianza oficialista Unión por la Patria quedó en tercer lugar— y reducir la incertidumbre económica y social de las últimas dos semanas. Horas después de conocerse los resultados, el peso argentino se devaluó un 18% en el tipo de cambio oficial y se paralizó la cadena de comercialización. Cuando volvió a reactivarse, muchos productos registraban importantes aumentos de precios. La difícil situación económica amenazó con desbordarse en las calles cuando se registraron saqueos en comercios de distintas provincias y reapareció con ellos el fantasma del estallido de la crisis del corralito (2001-2002).   Tras el desconcierto inicial por el inesperado triunfo de Milei, sus principales rivales han vuelto a la carrera esta semana. A menos de dos meses para las elecciones generales del 22 de octubre, las encuestas dan al candidato de la ultraderecha en cabeza y sitúan a Massa en segundo lugar, seguido de cerca por la exministra de Seguridad macrista. Para ganar en primera vuelta, el más votado necesita obtener el 45% de los votos o el 40% a diez puntos de distancia del segundo. De no ser así, habrá segunda vuelta el 19 de noviembre.

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El declive del kirchnerismo da alas a la oposición en Argentina

El País .- Una derrota del oficialismo en las urnas en las generales de octubre sería un golpe mucho más duro que el de 2015, cuando Mauricio Macri sucedió en el poder a Cristina Kirchner A las dos máximas figuras opositoras de Argentina las une un objetivo común: terminar con el kirchnerismo. Las diferencias entre el ultraderechista Javier Milei y la conservadora Patricia Bullrich desaparecen a la hora de vapulear al movimiento político que ha dominado la vida política de Argentina durante las últimas dos décadas, pero que está en un momento de debilidad sin precedentes. En los primeros kilómetros del maratón electoral de 2023, el oficialismo perdió el control de provincias que eran bastiones históricos; en el ecuador de la carrera, las primarias del 13 de agosto, se estrelló: quedó tercero, con el 27% de los votos, detrás de La Libertad Avanza, de Milei, y la alianza Juntos por el Cambio, de Bullrich. 02:19 Javier Milei: «La justicia social es una aberración» Vídeo: EPV De repetirse el resultado de las primarias en las elecciones generales del 22 de octubre, el candidato oficialista y acutal ministro de Economía, Sergio Massa, quedaría fuera de una segunda vuelta y el kirchnerismo pasaría a ser oposición. La derrota sería un golpe mucho más duro que el infligido en las urnas por el conservador Mauricio Macri en 2015, cuando sucedió en el poder a Cristina Kirchner.   Macri recibió un país con una economía estancada, pero en 2015 el recuerdo de los 12 años del peronismo kirchnerista todavía era positivo para muchos sectores. Desde la oposición, podían exhbir la recuperación de los indicadores tras la crisis económica y social de 2001. La realidad ahora es bien distinta. Con una inflación que supera el 113% interanual, un 40% de pobres, déficit fiscal y comercial y las reservas del Banco Central en rojo, su rol opositor sería mucho más complejo, reconocen fuentes del Gobierno. Si hace ocho años el kirchnerismo dejaba la heladera llena, hoy la deja vacía.   Salida por la izquierda El kirchnerismo nació como respuesta a la crisis del corralito de 2001-2002. Fue una salida por izquierda al derrumbe del modelo neoliberal de Carlos Menem (1989-1999). El presidente Fernando de la Rúa huyó en helicóptero en vísperas de las fiestas navideñas de 2001, con 39 muertos en las calles producto de la represión policial, índices récord de pobreza y los ahorros de los argentinos atrapados en los bancos. Argentina tuvo cinco presidentes en poco más de una semana, hasta que el peronista Eduardo Duhalde tomó las riendas. Devaluó la moneda, ajustó la economía y repartió dinero entre los más golpeados.   En las elecciones de 2003, Duhalde pensó en el desconocido gobernador de la lejana provincia patagónica de Santa Cruz, Néstor Kirchner, para derrotar a Menem. Quedó segundo detrás del expresidente, con el 22% de los votos, pero no tuvo que competir en segunda vuelta porque Menem renunció, convencido de antemano de su derrota.   Kirchner asumió el 25 de mayo y en poco tiempo se alejó de Duhalde y construyó un poder propio que llevó al fragmentado peronismo a alinearse detrás de él. El aumento internacional del precio de los alimentos y una moneda devaluada y competitiva permitió que la economía argentina creciese por arriba del 8% entre 2005 y 2007. Con el impulso a los juicios por crímenes de lesa humanidad, Kirchner se convirtió también en el referente de las organizaciones de derechos humanos. Muchos jóvenes educados en el neoliberalismo de los noventa vieron en la versión progresista del peronismo una razón para entrar en la política.   Con el viento de cola regional, Kirchner entregó ayudas estatales a los más desfavorecidos —la pobreza pasó del 50% al 30%—, potenció el consumo interno y enarboló otra bandera, la del desendeudamiento. En enero de 2006, el Gobierno canceló de forma anticipada casi 10.000 millones de deuda con el Fondo Monetario Internacional. Después de cuatro años de presidencia, Néstor Kirchner eligió a su esposa como sucesora. Cristina Kirchner completó dos mandatos mandatos consecutivos. En esos años se aprobaron las leyes de matrimonio igualitario y de identidad de género, que pusieron a Argentina a la vanguardia de los derechos de las minorías sexuales.   Desgaste En 2015, tras doce años en el poder, el desgaste del kirchnerismo era evidente. La crisis del campo de 2009 —provocada por un aumento de impuestos que tuvo que ser retirado— le puso en contra al motor económico del país sudamericano. Superó el golpe, pero la ralentización económica se aceleró desde entonces, al igual que la inflación, y se revirtió la curva descendente de la pobreza, pese al apagón estadístico para ocultarla. Massa supo leer por aquellos años la debilidad del kirchnerismo y lo atacó: saltó a la cancha en las elecciones legislativas de 2013 y ganó como opositor. En 2015, sin embargo, su ambición de llegar a la presidencia por fuera del aparato peronista terminó en un fracaso rotundo.   Macri fue el vencedor de esas elecciones y con su llegada a la Casa Rosada en 2015 el kirchnerismo fue dado por muerto. Cristina Kirchner ni siquiera logró retener su gran bastión, la provincia de Buenos Aires, el mayor distrito electoral del país. La macrista María Eugenia Vidal fue elegida gobernadora bonaerense. Pero el kirchnerismo se reinventó durante el mandato de Macri y en 2019, con el país sumido en una crisis económica y de nuevo endeudado con el Fondo Monetario Internacional, regresó a la presidencia con una fórmula encabezada por Alberto Fernández y con Kirchner como vicepresidenta.   La alianza interna se rompió pronto y el binonio gobernó enfrentado. Massa aprovechó las peleas para tomar el poder desde dentro, como súper ministro de Economía. Un año después, el apoyo de los gobernadores le permitió imponerse como candidato de unidad del peronismo, pese a permitir después una competencia desigual con el referente social Juan Grabois en la interna partidaria.   La decepción de los argentinos con el Gobierno es enorme. Entre las primarias de 2019 y las de 2023 el peronismo kirchnerista

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