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Ecuador: abril 13, 2025

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Ecuador, abril 13, 2025
Ecuador Continental: 22:16
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Ecuador, abril 13, 2025

Estos son los síntomas que alertan de un paro cardíaco 24 horas antes de que se produzca

Infobae .- Los datos de fallecimientos en España en 2022 hablan por sí solos: las enfermedades isquémicas del corazón fueron la segunda causa de muerte más frecuente, solo superadas por la Covid-19. En este sentido, según los datos del INE, 28.852 personas perdieron la vida por esta causa. De entre este tipo de dolencias mortales, el paro cardíaco es una de las más conocidas para el gran público y detectarlo a tiempo es clave para poder salvar la vida de la persona que lo padece. De hecho, cada año mueren en España alrededor de 30.000 personas por esta afección, y la Fundación Española del Corazón señala que formar a la población en Resucitación Cardiopulmonar (RCP) reduciría hasta en un 30% los fallecimientos. Pero ¿cuáles son los síntomas del paro cardíaco? El problema es que ocurre en muchas ocasiones sin avisar y que las señales son diferentes entre hombres y mujeres. Un estudio reciente elaborado por investigadores del Smidt Heart Institute de Los Ángeles ha arrojado luz sobre esta situación, llegando a concluir que los síntomas difieren entre el sexo masculino y el femenino, y que la mitad de los pacientes presenta un síntoma revelador en las 24 horas previas a sufrir la afección. Qué es el paro cardíaco y cuáles son sus síntomas El corazón es el órgano encargado de bombear sangre a todos los órganos del cuerpo, y cuando esta capacidad para enviar sangre a todo el organismo falla, se produce un paro cardíaco. Tal y como señala la Fundación Española del Corazón, el motivo suelen ser arritmias, un infarto de miocardio y otras anomalías en el sistema eléctrico del corazón, entre otros factores. Al producirse el problema en el bombeo de sangre, el flujo sanguíneo se detiene, los órganos fallan y la persona puede morir en “cuestión de minutos”. Por ello es clave detectar a tiempo los siguientes síntomas (cada minuto cuenta para salvar la vida): Taquicardia (latido acelerado del corazón). Mareo. Dolor en el pecho. Dificultad para respirar y falta de aire. Náuseas y/o vómitos. Si una persona cercana presenta alguno de estos síntomas o una combinación de los mismos, o tú mismo los sufres, es clave llamar a los servicios de emergencias. El tratamiento debe ser rápido y la mejor opción consiste en utilizar un desfibrilador externo automatizado, habitual en lugares públicos y en aviones comerciales. Asimismo, se pueden llevar a cabo maniobras de Reanimación Cardiopulmonar (RCP) y proceder a un traslado rápido al centro médico. Los síntomas que pueden avisar de un paro cardíaco Estos son los síntomas del paro cardíaco (Getty Images). Los investigadores liderados por el médico Dr. Chugh encontraron que el 50% de las personas analizadas en el estudio que sufrieron un paro cardíaco, y que además fue presenciado por algún transeúnte, padecieron al menos un síntoma llamativo en las 24 horas previas. Entre estos síntomas se incluyen la dificultad para respirar, dolor de pecho, sudoración excesiva y una especie de convulsiones. Pero estos síntomas no son iguales en hombres y mujeres. Por un lado, en los hombres el dolor en el pecho fue el síntoma predominante antes de sufrir la parada cardíaca. Por otro, la dificultad para respirar fue el más común en el caso de las mujeres. “En el caso del paro cardíaco ya hay estudios fundamentados que sugieren la existencia de diferentes mecanismos en lo referente a esta afección entre sexos. Por ejemplo, es mucho más probable que los hombres sufran paro cardíaco súbito (dos tercios de las víctimas son hombres), mientras que las mujeres tienden a presentar esta condición entre 8 y 10 años de media más tarde que los hombres”, explica Chugh en declaraciones a la web Medical News Today. El grupo de investigadores continuará ahondando en la cuestión para ver cómo se puede mejorar la detección temprana de esta enfermedad y así poder anticiparse a sus efectos mortales. El estudio completo puede ser consultado en The Lancet buscando el siguiente título: Warning symptoms associated with imminent sudden cardiac arrest: a population-based case-control study with external validation.

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Una revisión de estudios desde hace 40 años confirma que las dietas vegetariana y vegana reducen las grasas en sangre

El País .- Los resultados apuntan a un posible beneficio cardiaco de las dietas vegetales sanas que ya se había observado con anterioridad   Las dietas veganas o vegetarianas están asociadas a una menor concentración de lípidos en sangre como el colesterol. Como algunos de estos lípidos producen ateroesclerosis al acumularse en las paredes de las arterias, seguir este tipo de alimentación puede reducir el riesgo de sufrir algunas enfermedades cardiovasculares. Esta es la conclusión de un análisis de una treintena de ensayos clínicos realizados durante los últimos 40 años que se acaba de publicar en la revista European Heart Journal. Los investigadores, liderados por Ruth Frikke-Schmidt, de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), enmarcan la relevancia de sus resultados en la agenda de desarrollo sostenible de Naciones Unidas, que plantea reducir en un tercio la mortalidad prematura provocada por enfermedades no transmisibles, como el cáncer o las dolencias cardiacas.   El trabajo apunta como posible explicación de los efectos de las dietas sin carne a un mayor consumo de grasas poliinsaturadas y fibra y a una menor ingesta de grasas saturadas y de la cantidad total de grasa. Sin embargo, no descartan que los efectos de la pérdida de peso asociada a estas dietas pudiese explicar también los resultados. También recuerdan que una parte muy importante del modo en que se acumulan lípidos en las arterias depende, más que de la dieta, de una cuestión genética. Por ese motivo, muchas personas, pese a seguir las recomendaciones de estilo de vida de los organismos sanitarios, necesitan estatinas para mantener los niveles de colesterol en los márgenes considerados saludables. En el estudio, los autores señalan que “combinar las estatinas con una dieta a base de plantas tendrá, probablemente, un efecto sinérgico” y que la dieta vegetariana puede permitir una reducción del consumo de estos fármacos y de sus efectos secundarios.   Pablo Alonso Coello, investigador del Centro Cochrane Iberoamericano (IIB Sant Pau), en Barcelona, dice que “esta revisión confirma más o menos lo que sé sabia [sobre estas dietas], que mejoran el perfil lipídico”, pero cuestiona el salto que dan los autores al hablar de efectos sobre la salud. “No hay datos de desenlaces cardiovasculares”, advierte. “No hay ensayos clínicos que informen sobre desenlaces cardiovasculares relevantes como infartos, mortalidad cardiovascular o ictus, solo hay estudios observacionales”. Alonso cita otro análisis de 40 estudios con más de 35.000 participantes publicado recientemente en la revista BMJ en el que se observó que la dieta mediterránea, que no es exclusivamente vegetariana, y la baja en grasas, son las que tienen una evidencia más sólida en cuanto a la reducción de problemas cardiovasculares. “En el mismo análisis, dos dietas consideradas vegetarianas no salieron tan bien paradas”, añade el investigador, que afirma que las dietas vegetarianas o veganas estrictas pueden ser problemáticas para poblaciones de riesgo, como embarazadas o niños, porque requieren una buena planificación y suplementos que suponen un coste.   En declaraciones recogidas por el Science Media Center, Tom Sanders, catedrático emérito de Nutrición y Dietética del King’s College de Londres, recuerda que “los grandes ensayos con medicación reductora del colesterol muestran que una reducción de 1 milimol en el colesterol LDL [el conocido como colesterol malo] se asocia con una reducción del 10% en la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y una reducción del 20% en los episodios de estas enfermedades”. Para este especialista, con los resultados de la revisión, se esperaría que, frente a dietas omnívoras, las dietas basadas en plantas disminuyesen el riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular en un 3% y el impacto de estas dolencias en un 6%. “Estos resultados son coherentes con los estudios observacionales que constatan que los vegetarianos/veganos tienen una menor incidencia de cardiopatía isquémica, pero no de ictus”, concluye.   Otro de los aspectos importantes de la interpretación de los resultados es el tipo de dieta vegetariana que se sigue. Las frutas y verduras y los cereales integrales pueden ser beneficiosos, pero eso no sucede con las que incluyen harinas refinadas, como las de algunos tipos de pan o pasta, o tienen mucha grasa y sal, como en el caso de algunos ultraprocesados vegetarianos. En esos casos, como en de todos los tipos de alimentos ultraprocesados, un consumo frecuente es nocivo para la salud.   Los resultados publicados por el European Heart Journal apuntan a un posible beneficio para la salud cardiaca de las dietas vegetarianas y veganas sanas que ya se había observado con anterioridad. En una guía de la Asociación Estadounidense del Corazón, este tipo de dietas quedaron en cuarto lugar en la clasificación cardiosaludable por detrás de la dieta DASH (baja en sal y alta en frutas, vegetales, granos integrales, lácteos bajos en grasas y proteínas magras, pensada para controlar la tensión), la mediterránea, la pescetariana, en la que la proteína solo procede de pescados y mariscos, y la vegetariana (incluyendo la que admite huevos, lácteos o ambos). Todas estas dietas sanas tienen en común la abundancia de frutas y verduras y cereales integrales, aunque no sean estrictamente vegetarianas. Además de señalar el potencial de las dietas a base de vegetales para reducir el riesgo de algunas dolencias cardiovasculares, los autores del estudio, en sus conclusiones, apuntan al beneficio medioambiental de un cambio poblacional a una alimentación de este tipo.  

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El café es beneficioso para casi todo el mundo (pero mejor solo y sin azúcar)

Diversos estudios apuntan a que un consumo moderado de café se asocia a una menor mortalidad, pero puede tener efectos indeseados en algunos grupos de población, por ejemplo en embarazadas. Para la capitana de la Flota Estelar Kathryn Janeway, interpretada por Kate Mulgrew en la serie Star Trek: Voyager, el café es “la mejor suspensión orgánica jamás ideada”, una afirmación con la que muchos otros humanos parecen estar de acuerdo. Según la Asociación Española del Café (AECafé), cada día bebemos 65,5 millones de tazas en España, el 80% con cafeína: 46,5 millones en nuestros hogares y 19 más en hoteles, restaurantes y cafeterías. Si incluyésemos a la población infantil, nos sale a 1,4 cafés diarios por habitante y eso que no somos los más cafeteros: nuestro consumo per capita (3,81 kilos al año) se sitúa en la mitad del de Italia, Países Bajos y Finlandia. De hecho, la relación de nuestra especie con este estimulante, originario del actual norte de Etiopía y cuyo consumo se remonta por lo menos al siglo XIII, linda con el delirio. “En mi opinión, es inhumano obligar a personas que tienen una auténtica necesidad médica de tomar café a hacer cola detrás de gente que aparentemente lo considera una especie de actividad recreativa”, afirmaba el humorista estadounidense y ganador del Pulitzer Dave Barry.   Por suerte, y aunque esa necesidad médica aún no se ha descrito, una recopilación de más de 200 metaanálisis publicada en 2017 en The BMJ constató que el consumo de café parece seguro dentro de los niveles habituales de ingesta, con una mayor reducción del riesgo para diversas patologías con tres o cuatro tazas al día.   Esos beneficios incluyen una reducción en la mortalidad por todas las causas y un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, varios tipos de cáncer, afecciones neurológicas, metabólicas —como la diabetes tipo 2— y hepáticas, como la cirrosis. Felizmente para las personas cuyo sueño es susceptible a la cafeína, a quienes no se les recomienda beberlo después de media tarde, el descafeinado también tiene esas ventajas. Pero, eso sí, las virtudes del brebaje se obtendrían siempre y cuando se tome al gusto de la capitana Janeway: solo —excluyendo los efectos perniciosos de la grasa de la leche o la nata— y sin azúcar.   Si bien esa investigación concluía que el consumo moderado de café es “más probable que beneficie la salud, que que la perjudique”, sus autores también recordaban que la mayor parte de los trabajos evaluados son observacionales y que se necesitan ensayos clínicos sólidos para comprender si estas asociaciones son causales. Advertían, asimismo, de posibles efectos indeseados. Por ejemplo, su consumo durante el embarazo podría estar asociado a bajo peso al nacer, partos prematuros o abortos y podría aumentar el riesgo de fractura en mujeres, aunque no en hombres.   Un grupo de especialistas adscritos, entre otros, al Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN) constató una mayor longevidad asociada al consumo de café tras estudiar a 20.000 voluntarios durante unos 10 años, con una asociación incluso más clara entre los mayores de 54 años. “El grueso de las enfermedades crónicas se produce en edades más avanzadas y es ahí donde el café puede tener un efecto más beneficioso”, señala a EL PAÍS Estefanía Toledo, una de las firmantes del estudio y catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra e investigadora del Instituto de Investigación Sanitaria de Navarra (IdiSNA).   Otro grupo de expertos españoles del Consorcio de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) analizó su consumo en más de 3.000 mayores de 60 años y constató que dos o más tazas al día podrían ser beneficiosas en mujeres y en personas con hipertensión, obesidad o diabetes. “Mucha evidencia científica en el ámbito de la dieta viene de estudios poblacionales, pero con esto es suficiente para dar consejos nutricionales a la población, a veces no necesitamos más”, explica por teléfono Esther López-García, coautora de ambos trabajos y catedrática de medicina preventiva y salud pública de la Universidad Autónoma de Madrid. “Para el café, la evidencia poblacional es ya tan fuerte que ahora mismo no hace falta ningún ensayo clínico que demuestre que disminuye el riesgo de infarto. De hecho, muchas guías alimentarias ya lo incluyen como bebida saludable”, añade.   Obtenida de los granos tostados y molidos de la planta del café o cafeto, su consumo también se ha correlacionado con menor riesgo de alzhéimer y párkinson, pero su mecanismo de neuroprotección no está claro. En 2018, investigadores canadienses describieron que algunos de sus componentes inhiben la formación de proteínas cuyo acúmulo se asocia a estas enfermedades, como el β-amiloide, si bien señalaban que “es probable que el efecto neuroprotector se deba a una combinación de factores”.   Aunque sus efectos sobre el organismo se han achacado con frecuencia a la cafeína —el agente psicoactivo más consumido del mundo—, el café tostado es una mezcla compleja de más de 1.000 fitoquímicos bioactivos, algunos con efectos potencialmente terapéuticos. Contiene, entre otros, polifenoles como el ácido clorogénico y los lignanos, el alcaloide trigonelina, melanoidinas formadas durante el tueste y cantidades modestas de magnesio, potasio y vitamina B3 (niacina).   Algunos de esos compuestos tienen propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, anticancerígenas, mejoran el microbioma intestinal y modulan el metabolismo de la glucosa y las grasas. Pero la composición bioquímica y efectos de cada taza varían en función de las variedades de café (arábica frente a robusta) o de cómo se elabora a partir del grano verde sin tostar, del grado de tueste y del método de preparación. Por ejemplo, el tomado sin filtrar, como el que se sirve hervido (café turco) o el prensado en una cafetera de émbolo francesa, presenta diterpeno cafestol, un compuesto que aumenta el colesterol, mientras que el café sometido a un filtro de papel lo depura de esta sustancia.   Como explican Toledo y López-García, el habitual consumo simultáneo de café con productos que causan cáncer de forma inequívoca, como el tabaco o el alcohol, también ha distorsionado durante décadas el conocimiento de sus beneficios sobre la

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