James Cameron, rey del cine tecnológico, vuelve con ‘Avatar: el sentido del agua’ 13 años después para reventar la taquilla
El viernes se estrena la segunda parte de la película que más ha recaudado de la historia. Cuando ya poco queda de la moda del 3D, ¿acudirá el público a la llamada de los seres azules de Pandora? ¿Cómo se llamaba el protagonista de Avatar? ¿Y el pueblo indígena en el que se quedaba a vivir? ¿En qué año se desarrollaba la trama? Al contrario que las sagas Jurassic World y Star Wars, o el universo Marvel, Avatar no tiene una legión de fans que haya mantenido la llama encendida desde su lanzamiento en 2009 y a la espera de las anunciadas continuaciones. Sin embargo, es la película más taquillera de la historia, con casi 3.000 millones de euros de recaudación. Y parece que el estreno de Avatar: el sentido del agua, el viernes 16, seguirá sus mismos pasos: cuando se reestrenó en octubre la primera parte, en dos semanas recaudó 2,2 millones de euros en España (y la vieron 376.000 personas). Puede que su director, James Cameron, quiera hablar de ecologismo, familia y solidaridad, pero Avatar es puro negocio, y su creador sabe alimentarlo. Según un estudio de mercado de la firma MRI-Simmons, uno de cada cinco estadounidenses adultos vio Avatar en un cine. No dejó huella cultural. Como afirma The New York Times, pocos espectadores pueden responder rápidamente las preguntas del primer párrafo (Jake Sully, pueblo Na’vi de la luna Pandora, año 2175); en cambio, también pocos se resistirán a ver su segunda parte. “La creamos pensando en la experiencia”, contaba el mismo Cameron en el periódico neoyorquino, donde también confesaba sus dudas hace unos meses: ¿había ganas de ver su nuevo filme? ¿La nostalgia impulsaría, 13 años más tarde, al público a las salas? Y eso que él ha dirigido dos de las secuelas más alabadas de la historia, Aliens y Terminator 2, ambas lanzadas siete años después de sus originales. Sus resquemores se acallaron cuando el tráiler de Avatar: el sentido del agua tuvo 148 millones de visionados durante las primeras 24 horas de su lanzamiento en internet. Más aún: Avatar 3 llegará a los cines el 20 de diciembre de 2024; Avatar 4, el 18 de diciembre de 2026, y Avatar 5, solo rodada en parte, el 22 de diciembre de 2028 (para un coste total de 1.000 millones de dólares, que probablemente crezca; solo el presupuesto de la nueva supera los 350 millones). Cameron tiene ideas para una sexta y una séptima que, ha anunciado, no dirigirá él porque en ese momento tendrá cerca de 80 años (en agosto cumplió 68). Y habrá estreno en China, al contrario que las últimas superproducciones de las majors; Avatar fue la primera película de un gran estudio de Hollywood que triunfó en el país asiático. En 2009, Avatar surfeaba la ola del 3D, parecía que Hollywood filmaría solo en ese formato. Hoy, más allá de Estados Unidos, donde aún hay mercado para las salas IMAX, el resto del mundo solo se sienta a ver películas en formato estereoscópico en muy contadas ocasiones y principalmente en títulos de animación. Avatar: el sentido del agua reabrirá el debate, porque en el reestreno en octubre de la original más del 90% de las entradas se vendieron para ese tipo de proyección. “El proceso tecnológico de creación de personajes es tan caro, que no tiene sentido realizarlo para una plataforma ni desarrollar este universo en series para streaming”, explica su creador. De Avatar queda el recuerdo de una explosión de azules, de un derroche de energía y acción, en definitiva, de un espectáculo como solo sabe filmar Cameron, y la primera presentación masiva de algo que hoy forma parte de la conversación: la hiperrealidad. James Cameron, con la cámara principal de ‘Avatar: el sentido del agua’ En pantalla, en Avatar: el sentido del agua, han pasado tres lustros. En Pandora, Jake vive con sus cuatro hijos (una de ellas, adolescente, está interpretada por Sigourney Weaver) y su esposa, la princesa Neytiri. La paz se quiebra cuando los humanos retornan a la luna y los Na’vi tienen que buscar cobijo en otro clan, los Metkayina, que viven en los arrecifes (y a cuya reina guerrera da vida Kate Winslet, quien durante mucho tiempo renegó de repetir con Cameron tras el sufrido rodaje de Titanic, la tercera película más taquillera de la historia). De ahí que la mayor parte de la acción transcurra bajo el agua, y por eso Winslet ha llegado a aguantar en apnea, filmando en una piscina, 7 minutos y 14 segundos. Kate Winslet, en ‘Avatar: el sentido del agua’. La duración de la nueva Avatar alcanza las 3 horas y 10 minutos. En la revista Empire el cineasta ya ha dejado claro que no admitirá quejas sobre el metraje: “Dadme un jodido respiro. Mis hijos se tragan del tirón cinco episodios de una hora”. Y que ya lidió con el problema del minutaje en 2009, cuando un ejecutivo de Fox le imploró recortarlo y Cameron lo echó a gritos de su despacho. En GQ lo recordaba así: “Le dije que iba a arrasar en taquilla. Y que cuando eso ocurriera sería tarde para que dijera que amaba la película. O que se callara. El momento para amar Avatar era ese, porque después, cuando recaudara todo el dinero, sería tarde. Y dije todo el dinero, no algo, sino todo el dinero”. Jake, con uno sus hijos, Neteyam, en el filme. Cameron es malhablado e iracundo. En varios de sus rodajes, miembros de su equipo se han hecho camisetas con el lema You can’t scare me-I work for Jim Cameron (No puedes asustarme, trabajo para James Cameron). También, visionario y persistente. Tiene, desde marzo de 2012, el récord de inmersión individual a mayor profundidad en las fosas Marianas (10.908 metros), y lo hizo con un sumergible diseñado por él mismo. Daniel Goldin, exdirector de la NASA, aseguraba en la revista GQ: “Ese hombre ha nacido con capacidad e instinto de explorador”. Cuando otro aventurero, Victor Vescovo, con el que además ha rivalizado por esa marca de descenso, buceó alrededor de los restos del transatlántico más famoso de la historia, le escribió por correo electrónico, jactándose: “He visto Titanic en el Titanic”, Cameron le respondió: “Vale, pero yo hice Titanic en el Titanic”. James Cameron, durante el rodaje en Nueva Zelanda. La primera noticia acerca de Avatar apareció en 1996, un año antes de que se estrenara Titanic. Un reportaje en el periódico The Tampa Bay