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Tras la destitución de McCarthy, los próximos pasos en la Cámara de Representantes se tiñen de incertidumbre

Infobae .- El republicano Kevin McCarthy fue destituido este martes -en una decisión histórica- de su rol de presidente en la Cámara de Representantes. Su salida del cargo le siguió a una resolución presentada por el republicano Matt Gaetz -de Florida- más conocida como moción de destitución, que se sometió a votación en las últimas horas y fue aprobada con el apoyo de ocho miembros del partido y todos los demócratas allí presentes. Este esfuerzo, impulsado por el ala más extremista del GOP, convirtió a McCarthy en el primer presidente de la Cámara en ser destituido, un amargo suceso a menos de nueve meses de asumir en el cargo. También representa una victoria para el reducido grupo que, en los últimos debates, había dejado al descubierto los roces al interior del partido. Sin embargo, esta salida dejó en los congresistas muchos interrogantes que, hasta el momento, no se han podido contestar y que tiñeron de incertidumbre los próximos pasos. McCarthy es el primer presidente de la Cámara en ser destituido y no hay ningún candidato obvio para sucederlo (REUTERS) Lo primero que todos se preguntaron es quién ocuparía su cargo en tanto se realice una nueva votación. Inmediatamente después de la votación, el republicano Patrick McHenry, un estrecho aliado de McCarthy, fue nombrado presidente temporal o speaker pro tempore. La selección no fue aleatoria; su nombre surgió de una lista que su antecesor había entregado al secretario de la Cámara en enero, al asumir. En esa lista, la cual todos los presidentes están obligados a confeccionar, se incluyó una serie de nombres de posibles miembros reemplazantes en caso de vacancia del cargo. A continuación, el republicano de Carolina del Norte tomó la decisión de declarar a la Cámara en un receso hasta que se reorganice un poco el escenario. Ahora bien, a pesar de que él podría desempeñar el cargo temporal indefinidamente, no cuenta con todas las facultades y requisitos que se exigen a los aspirantes al cargo sino sólo las “necesarias y apropiadas” para elegir a alguien para el puesto, según normas de la Cámara. En este período, por ejemplo, no podrá presentar o rechazar proyectos de ley, ni aprobar ningún otro asunto oficial de la Cámara que requiera la aprobación del Presidente. Patrick McHenry asumió la presidencia temporal pero en este período sus facultades estarán limitadas (REUETRS) Es por ello que encontrar a su sucesor se ha convertido en materia urgente. El problema es que no hay, al momento, un reemplazante obvio para liderar a la mayoría republicana de la Cámara y aún se desconoce si McCarthy optará por presentarse nuevamente para el cargo. Los republicanos aún no han dicho a quién propondrán y tampoco ha trascendido ningún nombre. “No tengo ni idea” de si McCarthy volverá a aspirar al cargo, “¿quiere someterse a esto de nuevo?”, se preguntó Brian Babin, de Texas, aunque otros de sus pares declararon, al salir del Congreso, que votarían por el destituido. A la par, otros republicanos están considerando posibles candidatos de consenso, como el líder de la mayoría, Steve Scalise, o el jefe de la bancada, Tom Emmer, a quienes consideran capaces de conseguir la unidad. De todas formas, la selección es tan sólo el primer paso de este -posiblemente largo- camino. Una vez hecha la nominación, se deberá proceder a la votación en la Cámara y esta instancia debe repetirse tantas veces como sea necesario para que un candidato reciba luz verde de la mayoría. Cabe remarcar que la última vez que se llevó a cabo este proceso, en enero, se necesitaron 15 rondas, una cifra sin precedentes. Una vez realizada la nominación, la Cámara deberá votar tantas veces como sea necesario para conseguir la aprobación de la mayoría (Europa Press) Superado esto, ahora sí, lo que sigue es más de lo habitual y rutinario aunque se desconoce si, por tratarse de la mitad del mandato, se aplicará algún protocolo diferencial. De lo contrario, el Secretario sería el encargado de anunciar los resultados y un comité bipartidista -conformado por miembros del Estado de origen del candidato seleccionado- lo escoltaría hasta el estrado y allí se le tomaría juramento. Es habitual que el líder de la minoría acompañe al sucesor, en una muestra de posible futura relación de trabajo estrecho pero, nuevamente, dependerá de cómo se desarrolle todo en los próximos días.

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EEUU: La Cámara de Representantes aprobó una medida para mantener el Gobierno abierto por 45 días

Infobae .– Tras días de tensión, la Cámara de Representantes aprobó este sábado un proyecto de ley de financiación presupuestal temporal, que representa una instancia clave para evitar el cierre del gobierno. La votación –a un día de la fecha límite– resultó con 335 votos positivos -209 demócratas y 125 republicanos- frente a 91 negativos -todos de la oposición más radical- y permitirá, así, mantener al país en funcionamiento bajo los niveles actuales del año en curso, durante otros 45 días. Esto sería hasta el 17 de noviembre. Ahora, el proyecto será enviado al Senado para su aprobación aunque se prevé que obtenga la luz verde sin problema ya que allí hay presencia mayoritaria demócrata. La propuesta, impulsada por el líder de la Cámara baja, Kevin McCarthy, cede en muchos de los temas más álgidos y, por tanto, presenta menos exigencias en cuanto a los recortes de gasto y excluye los envíos de ayuda a Ucrania –una cuestión prioritaria en la gestión de Joe Biden que ha despertado gran malestar entre los republicanos-. En su lugar, prevé la suba en USD 16.000 millones la ayuda federal para desastres, como los recientes incendios en Hawaii o los tornados en Florida. “Haremos nuestro trabajo. Vamos a actuar con madurez y vamos a mantener al gobierno en operaciones”, declaró antes de ingresar al Congreso el líder republicano tras días de desencuentros que llevaron a insinuar la fuerte posibilidad de un cierre de las instituciones. Previo a la votación, McCarthy dijo que actuarían «con madurez» y mantendrían «al gobierno en operaciones» (REUTERS) El resultado favorable de este sábado fue clave para evitar lo que podría haber sido una situación crítica en el país. De no haberse alcanzado un acuerdo en la Cámara de Representantes -donde, en realidad, primaba el conflicto- Estados Unidos habría quedado al borde de un cierre parcial de sus tareas. La fecha máxima para evitar este escenario era mañana, el 1 de octubre, día en que comienza a regir el nuevo año fiscal y cuando debe entrar en acción el nuevo plan. Un shutdown, que ya ha ocurrido en pasadas presidencias, implica que el pago de cientos de miles de trabajadores federales se ve suspendido en tanto se resuelva la cuestión presupuestaria. Además, múltiples servicios y sectores quedan en pausa aunque otros esenciales, como el Ejército, están obligados a continuar en el cunplimiento de sus tareas sin goce de sueldo. En total, unos 1.8 millones de trabajadores se verían afectados por este escenario, precisó la Federación Estadounidense de Empleados Gubernamentales (AFGE). 1.8 millones de trabajadores se verían afectados por un shutdown (REUTERS) En cuanto a la economía, este suceso generaría un impacto “negativo para el crédito” de la deuda soberana, amenazando su máxima nota y aumentando el riesgo de un alza en los costes de financiación. También, el crecimiento del país se vería truncado en 0.2 puntos porcentuales por cada semana de duración. Desde 1976, Estados Unidos pasó por 21 cierres de gobierno ante una falta de acuerdo en el Congreso. El más largo de ellos fue en 2019, bajo la presidencia de Donald Trump, y duró 34 días. Previo a ello, con Barack Obama se había dado otro shutdown en 2013, cuando se debatía el Obamacare, y duró 16 días. En 1995, Bill Clinton también se enfrentó a este escenario por 21 días aunque Jimmy Carter fue el mandatario que destacó en este terreno. Durante su único mandato, sufrió cinco de estos episodios: dos de ocho días y uno de 12 días en 1977, otro de 17 días en 1978 y un último de 11 días en 1979.

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Fracasó el último intento de los republicanos para evitar un cierre del Gobierno en Estados Unidos

Infobae .- El último plan del presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, para mantener temporalmente abierto el Gobierno federal fracasó el viernes al rechazar el paquete de medidas el ala dura de la derecha, lo que hace casi seguro el cierre del Gobierno. Los republicanos del ala derecha de McCarthy se negaron a apoyar el proyecto de ley a pesar de sus fuertes recortes de gastos de casi el 30% a muchas agencias y severas disposiciones de seguridad fronteriza, calificándolo de insuficiente. La Casa Blanca y los demócratas rechazaron el planteamiento republicano por considerarlo demasiado extremo. La votación fue 198-232, con 21 republicanos de extrema derecha votando a favor de hundir el paquete. Los demócratas votaron en contra. El fracaso del proyecto de ley un día antes de la fecha límite del sábado para financiar el gobierno deja pocas opciones para evitar un cierre que suspenderá a los trabajadores federales, mantendrá a los militares trabajando sin paga e interrumpirá los programas y servicios para millones de estadounidenses. El resultado pone en serio peligro la presidencia de McCarthy, casi sin influencia política para dirigir la Cámara en un momento crítico que ha llevado al Gobierno a la crisis. Kevin McCarthy ve en riesgo su liderazgo en la Cámara de Representantes (REUTERS/Jonathan Ernst) Antes de la votación, el presidente republicano casi desafió a sus colegas que se resistían a oponerse al paquete un día antes del cierre casi seguro del sábado. El proyecto de ley de la Cámara de Representantes habría mantenido las operaciones abiertas hasta el 31 de octubre. “Cada miembro tendrá que dejar constancia de su postura”, dijo el republicano McCarthy en el Capitolio. Preguntado si tenía los votos, McCarthy bromeó: “Ya veremos”. Nada más comenzar el debate en el hemiciclo, el principal crítico republicano de McCarthy, el representante Matt Gaetz, de Florida, anunció que votaría en contra del paquete, calificando de insuficientes sus disposiciones sobre seguridad fronteriza e instando a sus colegas a “no rendirse.” La Cámara de Representantes es controlada por el partido Republicano (REUTERS/Evelyn Hockstein) El gobierno federal se encamina directamente a un cierre después de la medianoche del sábado que dejaría sin paga a 2 millones de tropas militares, suspendería los trabajos federales e interrumpiría los servicios y programas gubernamentales de los que dependen los estadounidenses de costa a costa. El Congreso ha sido incapaz de financiar las agencias o aprobar un proyecto de ley temporal para mantener las oficinas abiertas. Mientras el Senado sigue adelante el viernes con su propio plan, ampliamente bipartidista y favorecido por republicanos y demócratas, para mantener abierto el gobierno y reforzar la ayuda a Ucrania y las cuentas para catástrofes de Estados Unidos, la Cámara de Representantes se ha sumido en el caos político al hacerse con el control el flanco más duro de la derecha. La Casa Blanca ha rechazado las propuestas de McCarthy de reunirse con el presidente Joe Biden después de que el presidente de la Cámara se apartara del acuerdo sobre la deuda que negociaron a principios de año y que fijaba los niveles presupuestarios. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, afirmó que “los republicanos extremistas de la Cámara de Representantes están triplicando ahora sus exigencias para destripar programas con los que cuentan millones de familias trabajadoras”. Jean-Pierre dijo: “El camino a seguir para financiar el gobierno ha sido trazado por el Senado con apoyo bipartidista – los republicanos de la Cámara sólo tienen que tomarlo.” Para complacer a su ala dura, McCarthy ha vuelto a los límites de gasto más bajos que exigió en enero como parte del acuerdo que le ayudó a convertirse en presidente de la Cámara. El paquete no recortaría los departamentos de Defensa, Veteranos o Seguridad Nacional, pero habría recortado casi todas las demás agencias hasta en un 30%, lo que supondría un duro golpe para una amplia gama de programas, servicios y departamentos de los que los estadounidenses dependen habitualmente. También añadía nuevas y estrictas disposiciones de seguridad fronteriza que pondrían en marcha la construcción del muro en la frontera sur con México, entre otras medidas. Además, el paquete crearía una comisión de deuda bipartidista para abordar la creciente carga de la deuda de la nación. La derecha dura, liderada por Gaetz, ha estado amenazando con la destitución de McCarthy, con una votación inminente para tratar de destituirlo de la oficina del portavoz a menos que cumpla con las demandas conservadoras. Aún así, no está claro si algún otro republicano contaría con el apoyo de la mayoría de la Cámara para liderar el partido.

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Biden insiste en el riesgo que supone Trump para la democracia de EE UU

El País .- Estados Unidos vive una campaña electoral casi permanente. Con elecciones cada dos años (entre las presidenciales y las de mitad de mandato) y un largo proceso de primarias, la carrera por la Casa Blanca que culminará en la votación del 5 de noviembre de 2024 ya está lanzada. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que opta a la reelección, y su probable rival, Donald Trump, han entrado ya en el cuerpo a cuerpo ante la reedición de su duelo. Ambos han estado esta semana en Michigan, uno de los estados decisivos, compitiendo por el voto de los trabajadores industriales. Y este jueves, Biden ha acusado a Trump y a sus seguidores de ser un peligro para la democracia y la Constitución. “Algo peligroso está ocurriendo en Estados Unidos. Hay un movimiento extremista que no comparte las creencias básicas de nuestra democracia. El movimiento MAGA”, ha dicho Biden, en referencia a las siglas del Make America Great Again [Hacer Estados Unidos grande otra vez], el lema de Trump. “Las democracias pueden morir cuando la gente está en silencio”, ha advertido. “No todos los republicanos —ni siquiera la mayoría de los republicanos— se adhieren a la ideología extremista MAGA. Lo sé porque he podido trabajar con republicanos durante toda mi carrera. Pero no hay duda de que el Partido Republicano de hoy está impulsado e intimidado por los extremistas MAGA. Su agenda extremista, de llevarse a cabo, alteraría fundamentalmente las instituciones de la democracia estadounidense tal y como la conocemos”, ha insistido en un acto en Tempe (Arizona), en el que ha sido interrumpido en algún momento por uno de los asistentes. El presidente se ha presentado como un dique para defender “una democracia que está en riesgo”: “He hecho de la defensa, la protección y la preservación de la democracia americana la causa central de mi presidencia”, ha asegurado, con una enorme bandera de Estados Unidos detrás, flanqueada por otras dos más pequeñas. El mensaje no es nuevo. Biden lo planteó al tomar posesión y ha dado tres discursos el último año con argumentos similares. Esta vez, sin embargo, ha querido reiterar su advertencia en un acto de homenaje a su amigo el fallecido senador republicano John McCain, que se enfrentó a Trump, y que ejemplifica una forma de hacer política diametralmente opuesta a la del expresidente. Junto con anécdotas personales de su relación con McCain, Biden ha decidido poner el acento en el peligro para las instituciones del extremismo trumpista. Lo ha hecho, además, el mismo día en que en la Cámara de Representantes se celebraba la primera sesión de la investigación formal para un posible impeachment a Biden, un caso traído por los pelos por el presidente de la Cámara, Kevin McCarthy, para contentar al ala dura del Partido Republicano. “Desde Gettysburg a mi discurso inaugural, al aniversario de la insurrección del 6 de enero, a [los discursos del] Independence Hall en Filadelfia y Union Station en Washington, he hablado del peligro del negacionismo electoral y de la violencia política y de la batalla por el alma de América”, recuerda Biden. “He venido a honrar al Instituto y la Biblioteca McCain porque son el hogar de un orgulloso republicano que puso al país en primer lugar. Nuestro compromiso no debería ser menor, porque la democracia debería unir a todos los estadounidenses, independientemente de su afiliación política”, ha señalado el presidente. “Como siempre he dejado claro, la democracia no es una cuestión partidista. Es una cuestión estadounidense”, ha añadido. Cerrar heridas “Ahora, hoy, en Phoenix, Arizona, en un instituto dedicado a la defensa de la democracia que lleva el nombre de un verdadero patriota, estoy aquí para hablar de otra amenaza a nuestra democracia que con demasiada frecuencia ignoramos: la amenaza a nuestras instituciones, a nuestra propia Constitución y al carácter mismo de nuestra nación”, había preparado antes el terreno. A diferencia de otras ocasiones, Biden ha citado abiertamente a Trump y a su “noción peligrosa de que el presidente está por encima de la ley, sin límites de poder”. “Trump dice que la Constitución le dio, cito, el derecho a hacer lo que quiera como presidente, fin de la cita. Nunca he oído a un presidente decir eso en broma. No se guía por la Constitución ni por el servicio común y la decencia hacia nuestros conciudadanos estadounidenses, sino por la venganza y la revancha”, ha dicho y ha descrito la actuación de Trump como la de una especie de dictador que pretende “tomar el poder, concentrar el poder, intentar abusar del poder, purgar y maniatar instituciones clave, vomitar teorías conspirativas, difundir mentiras con fines de lucro y poder para dividir a Estados Unidos en todos los sentidos, incitar a la violencia contra aquellos que arriesgan sus vidas para mantener a los estadounidenses a salvo, armarse contra el alma misma de lo que somos como estadounidenses”. Biden llegó a la Casa Blanca con el propósito de cicatrizar heridas y unir al país tras un periodo convulso marcado por la divisiva figura de Trump, pero la polarización no solo no ha cedido, sino que ha aumentado. Trump ha utilizado su imputación por 91 delitos en cuatro causas diferentes para presentarse como víctima de una persecución política y arremeter contra el Departamento de Justicia, el FBI, los jueces y los fiscales. En su partido muy pocos se han atrevido a llevarle la contraria y a alzar su voz contra él. Biden ha recordado este jueves las amenazas de venganza de Trump y los suyos si ganan las elecciones. Con su homenaje a McCain, Biden quiere poner de manifiesto que es posible cerrar las heridas. Trump no podría protagonizar un acto como similar con un demócrata de alto perfil. En ese clima de enfrentamiento, Trump acusa en sus discursos a Biden de ser una marioneta manejada por la “izquierda radical” y los “extremistas medioambientales”. El expresidente promueve en la distancia el impeachment de Biden y el cierre parcial del Gobierno por falta de financiación. Oposición a Trump Tras las elecciones legislativas y locales de noviembre de 2022, muchos vieron en el protagonismo de Trump durante la campaña —y

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Joe Biden promulgó la ley que evita el default de los Estados Unidos

Infobae .- Tras semanas de confrontación política y negociaciones, el Presidente puso la firma en el acuerdo que suspende el techo de la deuda del país   Joe Biden promulgó finalmente, este sábado, la ley alcanzada a contrarreloj que evita que Estados Unidos caiga en default, confirmó la Casa Blanca en un escueto comunicado. La firma del documento se dio tras semanas de confrontaciones políticas y arduas negociaciones entre el Presidente y el ala republicana, y a tan sólo dos días de la fecha límite que la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, había previsto para que el país se quedara sin reservas para afrontar sus pagos. La “Ley de Responsabilidad Fiscal de 2023″ había obtenido el visto bueno en el Congreso esta misma semana: primero en la Cámara de Representantes -de mayoría republicana-, el miércoles, y en el Senado -controlada por los demócratas-, el jueves. El acuerdo obtuvo el visto bueno en ambas cámaras del Congreso esta semana (Getty Images) El acuerdo implica una suspensión del límite de la deuda hasta 2025 -es decir, más allá del mandato de Biden- aunque restringe el gasto público; algo así como una victoria para cada bando. Gracias a esta medida, el país ya no deberá operar dentro de un umbral de dinero determinado -hasta hace unos días de USD 31,4 billones– y podrá seguir pidiendo prestado fondos para afrontar el pago de sus responsabilidades ya contraídas. Asimismo, los demócratas se comprometieron a reducir los niveles de gasto y a exigir más requisitos para quienes desean acceder a programas de ayuda alimentaria y de familias vulnerables. También se dispuso una reducción del impulso a la Hacienda pública y se agilizará el proceso para tramitar proyectos de infraestructuras. “Aprobar este acuerdo presupuestario fue fundamental. Lo que estaba en juego no podría haber sido más importante”, comentó este viernes Biden en un discurso emitido desde la Oficina Oval. “Nada hubiese sido más irresponsable o catastrófico”, sumó, sobre la posibilidad de que el país entrara en un régimen de impago. Biden destacó la importancia de haber alcanzado un acuerdo sobre este tema (REUTERS) Si bien el mandatario agradeció al presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, por sus esfuerzos durante estas semanas de conversaciones, así como a los legisladores, que aprobaron en tiempo récord el proyecto, lo cierto es que las “victorias” de cada parte estuvieron lejos de sus demandas iniciales. “Nadie obtuvo todo lo que quería pero el pueblo estadounidense obtuvo lo que necesitaba. Evitamos una crisis y un colapso económico”, destacó y reconoció que, si bien “encontrar un consenso más allá de las diferencias partidistas es difícil y la unidad es difícil”, “nunca debemos dejar de intentarlo”. De todas formas, más allá del aspecto financiero, en estas discusiones estaba en juego una cuestión política crucial, en medio de la carrera por la Casa Blanca, que ya comenzó. Más allá de lo financiero, estas negociaciones expusieron las disputas políticas que ya iniciaron, de cara a los comicios de 2024 (REUTERS) Biden buscará la reelección, incluso a pesar de su avanzada edad, una de sus principales desventajas. Es por ello que, durante su alocución la víspera, no dejó pasar la atención de la audiencia para detallar los logros de su primer mandato y su fortaleza frente a los intentos republicanos de avanzar sobre su agenda y conseguir recortes más profundos. “Estamos recortando gastos y reduciendo los déficits al mismo tiempo. Estamos protegiendo prioridades importantes desde el Seguro Social hasta Medicare, Medicaid, veteranos y nuestras inversiones transformadoras en infraestructura y energía limpia”, aseguró. Por su parte, McCarthy intentó consolidar su autoridad sobre el variado grupo parlamentario, conformado por conservadores moderados y seguidores del ex presidente Donald Trump. El empresario, en tanto, también se refirió a las negociaciones en medio de su carrera por la Oval y pidió aplicar mano dura, mientras pelea contra el gobernador de Florida, Ron DeSantis por el liderazgo republicano.

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El Senado de Estados Unidos aprueba la ley sobre el techo de deuda y evita que el país entre en impago

El País .- El presidente Biden podrá firmar la ley este mismo viernes, solo tres días antes de que el Gobierno se quede sin dinero   Desde que Alexander Hamilton, uno de los padres fundadores, acordó en 1790 pagar los bonos de la Guerra de Independencia al 100%, aunque cotizaban muy por debajo de su valor, Estados Unidos se ha ganado la reputación de país fiable y nunca ha declarado el impago de su deuda, aunque alguna vez se haya asomado al borde del precipicio. Esta vez, el Senado ha aprobado suspender el techo de deuda con solo unos días de margen sobre la fecha prevista para que al Gobierno federal se le acabase el dinero, el 5 de junio. El presidente, Joe Biden, podrá firmar la ley este mismo viernes para evitar el impago.   “Estados Unidos es una nación que paga sus facturas y cumple sus obligaciones, y siempre lo será”, ha dicho Biden en un comunicado que ha enviado la Casa Blanca instantes después de la votación definitiva. En la nota destaca que senadores de ambos partidos han votado a favor de proteger el progreso económico e impedir el primer impago de la historia de Estados Unidos.   El Senado ha aprobado el mismo texto legal que salió de la Cámara de Representantes el miércoles, sin tocar una coma, pese al enfado de algunos senadores. Cualquier enmienda habría implicado que la ley tuviera que volver a ser votada por la Cámara baja, dilatando el proceso en un momento de máxima urgencia.   Los senadores han ido rechazando una a una todas las enmiendas en una sesión maratoniana hasta que cerca de las 23.00 horas de Washington (las 5.00 de la mañana del viernes en la España peninsular) el pleno ha votado definitivamente a favor de la norma. El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, ha dicho que la aprobación del proyecto significa que “Estados Unidos puede respirar aliviado”. “Estamos evitando el impago”, añadió.   La ley entrará en vigor al ser firmada por Biden. Suspende el límite de deuda (fijado hasta ahora en 31,38 billones de dólares) hasta enero de 2025, es decir, durante todo lo que queda de presidencia de Biden, a cambio de recortes en algunas partidas de gasto y otras medidas. Una vez firmada, el Tesoro tendrá vía libre para lanzar emisiones de letras para captar dinero con el que financiar los multimillonarios pagos por importe de 92.000 millones de dólares (unos 85.000 millones de euros) previstos para la semana próxima.   La votación definitiva ha sido de 63 votos a favor de la norma y 36 en contra. Los más radicales de ambos partidos rechazan la norma por razones opuestas. Los recortes son escasos, según el ala dura republicana, y excesivos, según algunos demócratas. El acuerdo ha sido forjado por Biden y por el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy.   “Nadie consigue todo lo que quiere en una negociación, pero no se equivoquen: este acuerdo bipartidista es una gran victoria para nuestra economía y para el pueblo estadounidense”, ha dicho Biden en su comunicado de este jueves. “Nuestro trabajo está lejos de haber terminado, pero este acuerdo es un paso crítico hacia adelante, y un recordatorio de lo que es posible cuando actuamos en el mejor interés de nuestro país. Estoy deseando firmar este proyecto de ley lo antes posible y dirigirme directamente al pueblo estadounidense mañana”.   Discurso a la nación La Casa Blanca ha introducido en la agenda de Biden de este viernes una intervención desde el Despacho Oval de la Casa Blanca a las 19.00 de Washington. En la agenda no se especifica en qué momento va a firmar la ley. Lo que anuncia es que “se dirigirá a la nación” en horario de máxima audiencia sobre el acuerdo presupuestario y el haber evitado el impago. De alguna forma, está en marcha la batalla política por imponer el relato más favorable tras una solución intermedia.   La ley cambia algunas políticas, incluyendo la imposición de nuevos requisitos de trabajo para algunos estadounidenses que reciben ayuda alimentaria y la luz verde a un gasoducto en los Apalaches, al que muchos demócratas se oponen. La norma refuerza los fondos para defensa y veteranos, recorta nuevos fondos para la agencia tributaria e impone recortes automáticos del 1% si el Congreso no aprueba anualmente sus presupuestos. Lindsey Graham, senador republicano por Carolina del Sur, lideró a un grupo de representantes que se quejaron de que el aumento del gasto militar contemplado en el acuerdo no era suficiente para seguir el ritmo de la inflación, sobre todo teniendo en cuenta el gasto extra por la guerra de Ucrania. Los halcones de la defensa lograron arrancar al líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, una declaración según la cual el acuerdo no limita la capacidad del Senado de aprobar otros fondos suplementarios de emergencia para la seguridad nacional, incluida Ucrania, o para ayuda en caso de catástrofes y otros asuntos de importancia nacional.   La Oficina Presupuestaria del Congreso, un organismo independiente, señaló que las restricciones de gasto del paquete reducirían el déficit en 1,5 billones de dólares a lo largo de la década, uno de los principales objetivos de los republicanos que tratan de frenar la carga de la deuda.   Un impago habría tenido consecuencias catastróficas para la economía. El Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca publicó un informe según el cual la amenaza de bloqueo ya estaba teniendo efectos; un episodio de impago, por corto que fuera, habría dejado una costosa factura y un impago prolongado habría hecho caer el producto interior bruto un 1,5% en el tercer trimestre (a una tasa trimestral anualizada del 6,1%) y subir la tasa de paro cinco puntos, destruyendo 8,3 millones de puestos de trabajo.   “Un impago habría causado graves dificultades a las familias estadounidenses, pudiendo provocar la pérdida de millones de puestos de trabajo y billones en riqueza familiar, así como mayores costes de financiación para los

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Estados Unidos se arriesga a una rebaja de calificación por la crisis de deuda

El País .- La agencia Fitch pone bajo vigilancia la nota del Tesoro ante el bloqueo para elevar el techo de endeudamiento La crisis de la deuda de Estados Unidos se deja sentir cada vez más en los mercados. Los tipos de interés, las cotizaciones bursátiles y otros títulos se mueven condicionados por el riesgo de que el Tesoro no sea capaz de hacer frente a todas sus obligaciones a principios de junio. Las dudas se trasladan a las agencias de calificación. En la crisis gemela de 2011, Standard & Poor’s retiró la calificación de máxima solvencia a Estados Unidos. Ahora es Fitch, otra de las tres grandes, la que ha puesto en revisión la máxima nota, según ha anunciado este miércoles. Las negociaciones siguen sin culminar y la cuenta atrás avanza. Nadie sabe a ciencia cierta en qué momento Estados Unidos podría quedarse sin dinero para pagar todas las facturas. Yellen ha comunicado por carta al Congreso que es altamente probable que eso ocurra a principios de junio y “potencialmente tan pronto como el 1 de junio”, aunque dejando la puerta abierta a que la llamada fecha X (cuando el Tesoro agota su posición de tesorería y su capacidad para adoptar medidas extraordinarias sin incurrir en nueva deuda) llegue más adelante.   Este miércoles Yellen ha señalado que si llegase ese momento no sería sencillo priorizar unos gastos y facturas frente a otros, porque el sistema no está diseñado para ello. Los analistas creen que lo más dañino para la economía sería dejar de atender algún pago de intereses o vencimiento de deuda pública, pero Yellen puede maniobrar y evitarlo. Es decir, se puede rebasar la fecha X, incumplir algunas obligaciones y no entrar en impago de las emisiones de deuda.   En cualquier caso, a medida que se acerca la fecha, los riesgos aumentan. Este miércoles Kevin McCarthy, presidente de la Cámara de representantes, se ha mostrado convencido de que habrá acuerdo, pero a la vez ha responsabilizado al presidente Joe Biden, de la posibilidad de que no lo haya.   En ese contexto, Fitch Ratings ha situado la calificación crediticia “AAA” de Estados Unidos en vigilancia negativa. La decisión, según ha explicado la agencia en un comunicado, refleja el aumento del partidismo político que está impidiendo alcanzar una resolución para elevar o suspender el límite de deuda a pesar de la proximidad de la fecha X. Fitch sigue esperando una resolución sobre el límite de deuda antes de esa fecha. Sin embargo, considera que han aumentado los riesgos de que no sea así y, en consecuencia, de que el Gobierno pueda empezar a incumplir los pagos de algunas de sus obligaciones.   Fechas de alto riesgo “Las tensiones en torno al techo de la deuda, el hecho de que las autoridades estadounidenses no aborden de manera significativa los retos fiscales a medio plazo, que conducirán a un aumento de los déficits presupuestarios y a una creciente carga de la deuda, señalan riesgos a la baja para la solvencia crediticia de Estados Unidos”, explica la agencia en un comunicado.   Estados Unidos alcanzó su límite de deuda de 31,381 billones de dólares el 19 de enero pasado. El Tesoro comenzó a tomar medidas extraordinarias para evitar rebasar el techo, pero el margen se agota. El saldo de caja del Tesoro alcanzó los 76.500 millones de dólares el 23 de mayo y hay pagos importantes vencen el 1 y 2 de junio, las primeras fechas de alto riesgo.   La priorización de los pagos a los títulos de deuda sobre otras facturas evitaría un impago en términos financieros, pero no parece apropiado para una calificación AAA. Del mismo modo, evitar el impago por medios no convencionales como acuñar una moneda de un billón de dólares o invocar la 14ª enmienda es poco probable que sea coherente con la máxima calificación y también podría ser objeto de impugnaciones legales, explica Fitch.   “Creemos que el incumplimiento de los pagos completos y puntuales de los títulos de deuda es menos probable que llegar a la fecha X y es un evento de muy baja probabilidad”. Tal incumplimiento llevaría a rebajar la calificación a Impago Restringido (RD). Los títulos de deuda afectados se rebajarían a D, de default, impago. Además, otros títulos de deuda a largo plazo con vencimiento en los 30 días siguientes probablemente se rebajarían a CCC, y las letras del Tesoro a corto plazo con vencimiento en los 30 días siguientes probablemente se rebajarían a C, calificaciones de bonos basura.   Los demás títulos de deuda con vencimiento superior a 30 días probablemente se rebajarían a la calificación posterior al impago y Fitch apunta a una posible calificación de AA-, tres escalones por debajo de la máxima. “Fitch esperaría que cualquier impago de la deuda fuera relativamente breve. Sin embargo, un escenario de impago más prolongado podría tener implicaciones más graves para la calificación del país tras el impago”, añade.   En 2011, con Barack Obama como presidente, un acuerdo parlamentario con recortes de gasto salvó a Estados Unidos del impago, cuando quedaban 72 horas para que se agotase el dinero. En el camino, Obama se dejó crédito político y la agencia de calificación Standard & Poor’s retiró al Tesoro su calificación AAA. En plena crisis de la deuda europea, hubo sacudidas en los mercados y daño a la economía. En 2013, Obama rechazó negociar y el Congreso acabó subiendo el techo de deuda sin condiciones.  

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Biden cancela parte de su gira por Asia-Pacífico para centrarse en las negociaciones sobre el techo de la deuda

El País .- Tras una reunión entre el presidente y los líderes del Congreso, los republicanos apuntan que podría llegarse a un acuerdo esta misma semana La necesidad de encontrar una solución al problema del techo de la deuda estadounidense apremia. Tanto, que el presidente Joe Biden ha optado por acortar la gira de una semana que tenía prevista por Asia Pacífico, según ha confirmado este martes la Casa Blanca de manera oficial. Llegará, como estaba previsto, el jueves a Japón para participar en la cumbre del G7 en Hiroshima este fin de semana, donde la guerra en Ucrania tendrá un papel destacado. Pero ha cancelado las etapas que tenía previstas inmediatamente después, a Australia y una histórica visita a Papúa Nueva Guinea, para regresar a Washington y continuar las negociaciones económicas. Biden viajará de regreso el domingo tras la clausura de la cumbre “para reuniones con los líderes del Congreso que garanticen que el Congreso toma medidas dentro del plazo para evitar impagos”, ha indicado la portavoz presidencial, Karine Jean-Pierre, en un comunicado. El anuncio confirma lo que se venía rumoreando desde hacía días y pone de relieve la urgencia de evitar una quiebra técnica de consecuencias potencialmente catastróficas para la economía de Estados Unidos y de todo el mundo. Los economistas advierten de pérdidas de puestas de trabajo y del fantasma de una recesión en el país si no se encuentra una solución. La Administración ya llegó al límite de gasto que tiene autorizado por el Congreso, 31,4 billones de dólares, en enero y desde entonces funciona con medidas extraordinarias. La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, advierte que el Gobierno podría quedarse sin dinero para hacer frente a sus pagos el día 1 de junio. En una comparecencia pública este martes, indicaba que la falta de un acuerdo ya comienza a notarse en los mercados financieros. La declaración de Jean-Pierre se ha publicado inmediatamente después de una nueva reunión de Biden con los dirigentes del Congreso: el líder del Senado, el demócrata Michael Schumer; el jefe de la minoría republicana en ese foro, Mitch McConnell; el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, y el cabeza de los congresistas demócratas, Hakeem Jeffries. Era la segunda en una semana y no ha habido fumata blanca, ni se la esperaba. Demócratas y republicanos mantienen posiciones aún muy distantes, según insisten ambos partidos. Pero comienzan a entreverse rendijas en las posturas de unos y otros por las que podría llegarse a un pacto que permita evitar el desastre. Biden ha venido insistiendo en que “podremos lograrlo”. En una comparecencia ante la prensa tras el encuentro, McCarthy apuntaba que “es posible llegar a un acuerdo para el fin de semana”. Una de las novedades, según McCarthy, es que Biden ha “cambiado el alcance” de quiénes intervienen en las negociaciones de los respectivos equipos para tratar de llegar a un acuerdo, que habían avanzado con gran lentitud en la última semana. Ambas partes contarán con negociadores específicos para continuar las conversaciones. “La estructura de cómo negociamos ha mejorado”, según el presidente de la Cámara de Representantes. Los republicanos reclaman drásticos recortes en el gasto público, entre ellos en apartados de asistencia social, para dar el visto bueno a una suspensión del límite de la deuda o su ampliación. La Casa Blanca exigía una aprobación sin ningún tipo de condiciones, aunque ha flexibilizado un tanto su postura. Los demócratas ahora apuntan que será necesaria legislación con el respaldo de ambos partidos para evitar los impagos, y el propio Schumer ha expresado su compromiso y el de Jeffries para conseguir ese tipo de medida. La cancelación de la segunda parte del viaje presidencial a Asia- Pacífico es algo que algunos republicanos habían venido reclamando ante el escaso margen de tiempo que queda para la negociación. “Una vez que se alcance un acuerdo todavía quedará mucho trabajo por hacer”, advertía este martes el senador John Cornyn, republicano de Texas. Pero la renuncia a las etapas de Australia y Papúa Nueva Guinea representa un golpe para la estrategia geopolítica de la Administración Biden, que ha hecho una prioridad del desarrollo de una tupida red de alianzas en la región para responder al auge de China. En Sídney, el inquilino de la Casa Blanca iba a participar en una cumbre del Quad, el grupo informal constituido por EE UU, Japón, Australia e India. En Port Moresby iba a reunirse con los líderes de las naciones isleñas del Pacífico, un grupo de países de gran valor estratégico con el que Washington ha intensificado sus lazos de modo exponencial en el último año. También planeaba firmar un acuerdo de cooperación en materia de Defensa con el Gobierno de Papúa Nueva Guinea, en lo que hubiera sido la primera visita de un presidente estadounidense a ese país oceánico en la Historia. “Revitalizar y reforzar nuestras alianzas y hacer progresar asociaciones como el Quad siguen siendo una prioridad clave para el presidente”, asegura Jean-Pierre, que promete que su Gobierno encontrará “otras vías” para impulsar sus lazos con Australia, Papúa Nueva Guinea y las islas del Pacífico a lo largo del próximo año.

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Joe Biden y el jefe republicano Kevin McCarthy se reúnen para negociar el desbloqueo del techo de la deuda de Estados Unidos

Infobae .- El presidente y el titular de la Cámara de Representantes entablan las conversaciones junto a otros líderes, aunque no se prevé un acuerdo inmediato para evitar un default histórico, que podría producirse en menos de un mes El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y los principales republicanos y demócratas del Congreso se reunirán esta semana para tratar de resolver el estancamiento de tres meses en torno al techo de la deuda estadounidense, que asciende a 31,4 billones de dólares, y evitar una suspensión de pagos antes de finales de mayo. El presidente, del Partido Demócrata, pide a los congresistas que eleven sin condiciones el límite de endeudamiento autoimpuesto por el Gobierno federal. El presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, del Partido Republicano, ha dicho que su cámara no aprobará ningún acuerdo que no recorte el gasto, mayormente en programas sociales, para hacer frente al creciente déficit presupuestario. Biden tiene previsto reunirse este martes en la Casa Blanca con McCarthy por primera vez desde el 1 de febrero, con el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, y con el principal republicano del Senado, Mitch McConnell. El principal demócrata de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, también participará en las conversaciones. Los analistas no prevén un acuerdo inmediato para evitar un impago histórico, que el Departamento del Tesoro ha advertido que podría producirse tan pronto como el 1 de junio. Los analistas advierten que un impago podría sumir a la economía estadounidense en una profunda recesión con un desempleo galopante. Sin embargo, el inicio de conversaciones activas podría calmar los nervios de los inversores que la semana pasada obligaron al Gobierno federal a pagar el interés más alto de su historia por una emisión de deuda a un mes. Joe Biden y Kevin McCarthy (Pool/via Reuters) “Ahora tenemos muchas aguas revueltas. Necesitamos calmarlas. Algo de eso podría venir simplemente de decir: ‘Hemos encontrado áreas de acuerdo, hemos encontrado áreas de desacuerdo, vamos a volver a reunirnos y trabajar en una solución’”, dijo el senador republicano Thom Tillis a los periodistas a finales de la semana pasada. Observadores externos, entre ellos personas que han participado en anteriores negociaciones fiscales y grupos de presión empresariales, han expuesto una serie de posibles compromisos que giran en gran medida en torno a la ampliación del techo de deuda más allá de las elecciones presidenciales de noviembre de 2024, congelando al mismo tiempo el gasto. Los enfrentamientos legislativos no son nada nuevo en un país con profundas divisiones partidistas, donde los republicanos tienen una escasa mayoría en la Cámara de Representantes y los demócratas de Biden controlan el Senado por apenas dos votos. No obstante, lo que está en juego es mucho más importante que los debates presupuestarios, que han provocado tres cierres parciales del Gobierno federal en la última década. “Es doloroso. Es difícil. Pero no es catastrófico”, dijo el senador demócrata Chris Coons, refiriéndose a los cierres anteriores, y añadió: “El impago sería catastrófico”. Biden lleva meses insistiendo en que elevar el techo de la deuda, una medida necesaria para cubrir los costes de los recortes de gastos e impuestos ya aprobados por el Congreso, no debe vincularse a las conversaciones sobre el presupuesto. “Las dos cosas no tienen nada que ver”, dijo Biden el viernes. “Son dos asuntos distintos, dos. Aclaremos las cosas”, añadió.

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La Cámara Baja de EEUU aplazó la elección de su presidente por tercer día consecutivo, la votación más larga en 164 años

La decisión se produjo después de que varios medios estadounidenses aseguraron que el Partido Republicano alcanzó un principio de acuerdo para investir al aspirante Kevin McCarthy   La Cámara Baja de Estados Unidos aprobó este jueves aplazar hasta el mediodía del viernes la decimosegunda votación para elegir a su nuevo presidente.   La decisión se produce después de que varios medios estadounidenses asegurarón que los republicanos han alcanzado un principio de acuerdo para investir al aspirante Kevin McCarthy. El republicano Kevin McCarthy es el favorito del partido para suceder a la demócrata Nancy Pelosi como líder de la Cámara Baja del Congreso, pero su elección ha sido bloqueada por conservadores de línea dura en 11 votaciones seguidas desde que la Cámara retomó sus funciones esta semana.   Según periodistas de The Washington Post, Politico, CNN y The Hill, el principio de acuerdo contempla medidas como establecer límites a los mandatos que pueden servir los representantes en la cámara, entre otras normas.   Igual que el pasado miércoles, fue necesaria una votación, que los republicanos ganaron de manera muy ajustada, para aplazar la sesión de la Cámara Baja, ya que todos los demócratas se opusieron vehementemente.   Igual que el pasado miércoles, fue necesaria una votación, que los republicanos ganaron de manera muy ajustada, para aplazar la sesión de la Cámara Baja, ya que todos los demócratas se opusieron vehementemente. (AP) Este receso da tiempo a los aliados de McCarthy para tratar de convencer a sus detractores de aceptar la propuesta.   El hasta ahora favorito para liderar la Cámara Baja volvió a fracasar este jueves en su intento por ser elegido como presidente del órgano legislativo, en el que los republicanos tienen una ajustada mayoría tras su victoria en las elecciones de medio mandato de noviembre.   Esta vez hicieron falta cinco votaciones, que sumadas a las tres del miércoles y las tres del martes llevaron el total de intentos por elegir a un nuevo presidente de la cámara a once, un récord de más de cien años.   McCarthy se enfrenta a un grupo de 20 conservadores rebeldes que llevan desde el martes proponiendo y votando a candidatos republicanos alternativos tras acusar al dirigente de no negociar con ellos cambios en la normativa del órgano.   Hasta que no se elija al líder de la cámara, su actividad legislativa estará en suspenso, y sus nuevos miembros no podrán jurar el cargo.   McCarthy se enfrenta a un grupo de 20 conservadores rebeldes que llevan desde el martes proponiendo y votando a candidatos republicanos alternativos tras acusar al dirigente de no negociar con ellos cambios en la normativa del órgano. (AP) “No conviertan un gran triunfo en una derrota gigante y vergonzosa”, advirtió Trump en mayúsculas en su plataforma de redes sociales el miércoles por la mañana. Exhortó a los aproximadamente 20 rebeldes a “cerrar el trato” y respaldar al líder de los legisladores republicanos, Kevin McCarthy.   Los opositores, liderados por el Freedom Caucus, buscan formas de reducir el poder de la presidencia de la Cámara de Representantes y dar más influencia a los legisladores de base, con puestos en comisiones clave y la posibilidad de redactar y enmendar proyectos de ley en un proceso más abierto.   “Estamos teniendo buenas conversaciones y creo que todos quieren encontrar una solución”, dijo McCarthy a los periodistas antes de que la cámara iniciara su tercera sesión.   La Cámara de Representantes, que es la mitad del Congreso, está prácticamente paralizada, incapaz de iniciar el nuevo periodo de sesiones, tomar juramento a los miembros electos y llevar a cabo los asuntos oficiales.   Los opositores, liderados por el Freedom Caucus, buscan formas de reducir el poder de la presidencia de la Cámara de Representantes y dar más influencia a los legisladores de base, con puestos en comisiones clave y la posibilidad de redactar y enmendar proyectos de ley en un proceso más abierto. (REUTERS) A pesar de las interminables conversaciones, los indicios de concesiones y un espectáculo público sin precedentes en la memoria política reciente, el camino a seguir continúa siendo muy incierto.   Lo que comenzó como una novedad política —la primera vez desde 1923 que un candidato no obtiene el cargo en la primera votación— se ha vuelto una amarga disputa y una potencial crisis interna del Partido Republicano.   El demócrata Hakeem Jeffries, por Nueva York, volvió a ser nominado por los demócratas. Ha sido el más votado en cada ronda, pero sin alcanzar la mayoría.   Fuente: Infobae

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