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Lanzado con éxito el ‘Peregrino 1’, el módulo privado con el que EE UU quiere volver a aterrizar en la Luna

El País .- Un grupo de empresas consigue el despegue del cohete ‘Vulcan’, en la que pretende ser la primera iniciativa privada en lograr un aterrizaje suave sobre el satélite El módulo Peregrino 1 ya vuela hacia la Luna, una misión que pretende ser la primera iniciativa privada en lograr un aterrizaje suave sobre el satélite. Casi seis décadas después de que, el 3 de febrero de 1966, la Unión Soviética lograse aterrizar con suavidad en la Luna con su sonda Luna 9, colocar un artefacto sobre nuestro satélite sigue siendo una empresa de alto riesgo. La India, que alunizó con su módulo Vikram el año pasado y se convirtió en el cuarto país en conseguirlo, había fracasado en un intento anterior, en 2019. Ese mismo año, la compañía israelí SpaceIL, también se estrelló cuando trataba de ser el primer proyecto privado en llegar, un hito que tampoco alcanzaron en 2023 los japoneses de Ispace. Con estos antecedentes, se ha lanzado hoy lunes la misión Peregrino 1, liderada por la empresa estadounidense Astrobotic. Es el primer intento de vuelo robótico privado a la Luna de la iniciativa CLPS (Servicios de Carga Útil Lunar Comercial, de sus siglas en inglés) de la NASA, que es una parte del plan de retorno a la Luna dentro del programa Artemisa, en el que colaboran EE UU, Europa, Japón y otros países. De momento, se han ido cumpliendo todos los pasos preliminares de ese plan para asentar colonias lunares a finales de esta década y preparar el asalto a Marte dentro de 20 años. “Son exploradores que van antes que nosotros”, dijo el administrador de la NASA, Bill Nelson. 52 años después de la última vez que EE UU posó una nave en la Luna, aquella vez con la tripulación humana de la misión Apolo 17, Nelson ha asegurado que el lanzamiento de hoy de un vehículo robótico que lleva carga a la superficie lunar “es un gran salto para la humanidad. Estas misiones de alto riesgo no solo llevarán a cabo nuevas investigaciones científicas en la Luna, sino que también ayudarán a construir una nueva economía comercial en el espacio”. El máximo dirigente de la agencia espacial estadounidense ha recalcado que estas misiones de la iniciativa CPLS “nos ayudarán a entender la evolución de nuestro sistema solar y a dar forma a la exploración humana para el programa Artemisa”. El Peregrino 1, que mide casi dos metros de alto por dos y medio de ancho y tiene una capacidad de 120 kilos, partió desde Cabo Cañaveral, en Florida (EE UU), a las 8.18 horas peninsular española. Y lo hizo a bordo del nuevo cohete de la United Launch Alliance (ULA, formada por Lockheed Martin y Boeing Defense), el Vulcan Centaur. La misión tiene dos novedades que añaden incertidumbre al proyecto: muchas características pioneras del cohete y también el vuelo inaugural para los motores Blue Engine 4, de Blue Origin, la compañía de Jeff Bezos. A pesar de esas incógnitas, el presidente de la ULA, Tory Bruno, declaró que “la cuenta atrás ha sido sorprendentemente tranquila. De hecho, pensé que me estaban fallando los auriculares porque no me llegaba ninguna comunicación. Ha sido un lanzamiento muy limpio, especialmente teniendo en cuenta que era el primero”. Si todo sigue funcionando según lo previsto, el viaje hasta la Luna durará casi siete semanas. Primero, a finales de enero, el Peregrino 1 llegará a la órbita lunar; y luego, habrá que esperar aún un mes más hasta su intento de aterrizaje, programado para el 23 de febrero en la región Sinus Viscositatis (Bahía de la Viscosidad), un territorio bautizado así en 2022 y sobre el que hace millones de años fluyó la lava.   El módulo de aterrizaje transporta 20 cargas útiles, incluidos cinco instrumentos de la NASA. La agencia espacial, que se puso en manos de esta iniciativa privada en 2019, quiere tomar medidas de la atmósfera lunar, la composición del regolito del suelo o el entorno radiactivo al que se enfrentarán los astronautas. Junto a estas herramientas, hay objetos llegados de siete países. Entre ellos, más material científico, como un detector de radiación del Centro Aeroespacial Alemán, pero también cosas más simbólicas, como una cápsula del tiempo con mensajes de 80.000 niños de todo el mundo, y muestras de ADN y cenizas de 70 humanos enviadas por la compañía de entierros espaciales estadounidense Elysium Space. Entre esas muestras están las del creador de Star Trek, Gene Roddenberry, el escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke, y tres presidentes de Estados Unidos: George Washington, Dwight D. Eisenhower y John F. Kennedy. La carga de la misión Peregrino 1 del Vulcan en una imagen cedida por United Launch Alliance.ULA Sobre todo, la misión Peregrino 1 será el primer paso de un nuevo modelo de viajar a la Luna, que puede hacer más accesible el satélite para los científicos y que puede ser un modo más eficiente para la NASA de comenzar con la colonización lunar. Triunfe o fracase, esta misión será la primera de diez CLPS programadas en un futuro próximo y John Thornton, director ejecutivo de Astrobotic, ya ha advertido que un contratiempo no les detendrá. En el lanzamiento de esta mañana todo salió según lo previsto. Tras unos 50 minutos de vuelo, la nave se separó del cohete y un segundo encendido del motor propulsó el módulo Peregrino 1 en dirección al satélite terrestre: “Es un sueño. Vamos camino de la Luna”, declaró tras ese momento John Thornton a la televisión de la NASA. Con un presupuesto poco mayor al de proyectos anteriores, como el indio Chandrayaan-3 o el israelí Beresheet, se estima que la misión de Astrobotic ronda los 100 millones de dólares, menos de la mitad que la película Avatar. El éxito de esta coalición de empresas pone en riesgo el monopolio espacial de SpaceX, de Elon Musk, que había conseguido convertirse casi en imprescindible. Otra compañía privada, Intuitive Machines (de Houston), tiene como objetivo lanzar un módulo de aterrizaje a mediados de febrero, volando en un cohete de SpaceX. Pero antes el foco estará puesto en Japón, que intentará alunizar el 19 de enero. El módulo de aterrizaje

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La NASA fotografía el cráter que dejó la nave rusa al estrellarse contra la Luna hace dos semanas

El país .- La sonda ‘Luna-25’ chocó contra la superficie a 400 kilómetros de donde pretendía posarse, tras un error en la maniobra de aproximación El 20 de agosto, la agencia espacial rusa (Roscosmos) reconocía que su sonda Luna-25 “cesó su existencia como resultado de un choque con la superficie de la Luna”. Un día antes, había emitido un escueto comunicado que hacía temer lo peor, ya que “se presentó una situación de emergencia a bordo de la sonda robótica que no permitió realizar la maniobra con los parámetros especificados”. El error fue simple y fatal: se dio mayor impulso a la sonda del necesario, en una de las maniobras de aproximación a la Luna, que acabó con el aparato estampado contra el suelo. Las mediciones de Roscosmos no dejaban lugar a dudas, pero ahora tenemos confirmación visual gracias a la NASA, que ha localizado el cráter que dejó la sonda en el suelo lunar.   La agencia espacial rusa había publicado una estimación del punto de impacto el 21 de agosto, lo que permitió a los técnicos de la NASA enviar los comandos al Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO, por sus siglas en inglés) para que intentara capturar imágenes de la zona un par de días después. Al comparar las imágenes previas que se tenían de ese lugar, el equipo del orbitador “encontró un pequeño cráter nuevo”, explica la NASA en un comunicado. NASA ha localizado la nave rusa que se estampó contra la LunaNASA La imagen del “antes” se tomó en junio de 2022 y “por tanto, el cráter se formó algún tiempo después de esa fecha”, explica la agencia espacial estadounidense. “Dado que este nuevo cráter está cerca del punto de impacto estimado de Luna-25, el equipo de LRO concluye que es probable que provenga de esa misión, en lugar de un impacto natural”, que pudiera haber creado un meteorito. El nuevo cráter tiene unos 10 metros de diámetro y está situado en el borde interior del cráter Pontécoulant G, a unos 400 kilómetros del punto de aterrizaje previsto por Roscosmos para su sonda Luna-25. Esta misión era la primera de la Rusia moderna hacia la Luna y se consideraba heredera de Luna-24, la última sonda soviética que llegó al satélite y que, además, trajo de vuelta una muestra del suelo lunar en 1976.   El orbitador LRO también ha permitido observar sobre la superficie lunar al módulo de la misión Chandrayaan-3, que logró posarse con éxito en la región austral del satélite apenas cuatro días después de que Rusia estrellara su sonda buscando el mismo objetivo. La carrera por el polo sur lunar acabó con una foto finish doble: la de Luna-25 creando un cráter y Chandrayaan-3 alcanzando sin problemas la meta.

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Las sondas de India y Rusia alcanzan con éxito la órbita lunar, listas para conquistar su polo sur

El País .- ‘Chandrayaan-3’ y ‘Luna-25’ realizan con acierto las últimas maniobras de su ajustada carrera. Moscú celebra lograr ese hito “por primera vez en la historia moderna rusa” La carrera por el polo sur de la Luna sigue emocionante. Ninguno de los dos candidatos a posarse por primera vez en el tenebroso polo sur lunar cede ni un milímetro en su plan de vuelo y todo indica que el vencedor se decidirá cuando se pongan a prueba los sistemas de aterrizaje. Tanto la sonda india Chandrayaan-3 como la rusa Luna-25 han realizado con éxito, y con pocas horas de diferencia, sus últimas maniobras de emplazamiento en la órbita lunar más baja. Ya solo queda que intenten tomar tierra suavemente: el aparato de Roscosmos, el día 21 de agosto; y dos días después, el de la Agencia India de Investigación Espacial (ISRO).   “¡Luna-25 entró en la órbita de la Luna!”, celebró la agencia rusa en un comunicado. “¡Por primera vez en la historia moderna de Rusia, una sonda robótica alcanzó la órbita de la Luna!”, enfatizaba Roscosmos. Concretamente, a las 12.03 hora de Moscú (11.03 hora peninsular española), el módulo realizaba con acierto la maniobra de frenado, tras cinco días de vuelo, para quedar emplazado en torno al satélite de la Tierra, a 100 kilómetros de su superficie.   Según explica Roscosmos, dos encendidos del sistema de propulsión de la sonda, que en total duraron algo más de 300 segundos, colocaron a la Luna-25 en su posición idónea de cara al intento de aterrizaje del próximo lunes 21. “Todos los sistemas de Luna-25 funcionan normalmente”, añade la agencia rusa, “y la comunicación es estable”.   Seis horas antes, Chandrayaan-3 había realizado la quinta y última maniobra de órbita lunar, quedando a unos 150 kilómetros de su superficie, según lo previsto. “Es hora de prepararse, ya que el módulo de propulsión y el módulo de aterrizaje se preparan para sus viajes separados”, explicaba ISRO. Al contrario que en el caso de la sonda rusa, que volaba sola, el aparato indio que se pretende posar en la Luna ha viajado propulsado junto a otro módulo y debe separarse antes de aterrizar. Esa maniobra está prevista para el 17 de agosto, la última prueba delicada antes de la más difícil de todas: tomar tierra con suavidad.   Aunque coinciden prácticamente en el tiempo, la agencia espacial rusa aseguró antes del lanzamiento que las dos misiones no se estorbarán porque tienen dos objetivos muy alejados: “No hay peligro de que interfieran entre sí o colisionen. Hay suficiente espacio para todos en la luna”, aseguró un portavoz de Roscosmos a Reuters. El lugar elegido por Rusia para aterrizar está junto al cráter Bogoslavsky, a unos 120 kilómetros del escogido para Chandrayaan-3.   Ambas misiones se disputan la medalla de oro en una nueva carrera espacial, la de los hielos lunares. Nunca un artefacto se ha posado junto a los oscuros y gélidos cráteres del polo sur de la Luna, donde los científicos creen que hay grandes cantidades de agua helada, un elemento decisivo en los próximos saltos de la exploración espacial, ya que puede servir de combustible, de fuente de oxígeno y de líquido para beber. No obstante, los competidores más serios para conquistar ese hielo son las dos superpotencias, EE UU y China.

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La nave rusa ya viaja hacia la Luna en una ajustada carrera por conquistar su agua helada

El País .- La sonda robótica ‘Luna-25’ despegó con éxito en su plan para ser la primera nación en alcanzar el polo sur del satélite, dos días antes que la misión de la India.   Rusia quiere volver a ser una superpotencia de la exploración espacial, frente al liderazgo que demuestran hoy EE UU y China. Y su objetivo es la Luna. Concretamente, Moscú pretende que su módulo Luna-25 sea el primero en alcanzar los codiciados hielos lunares. Y va en camino: un cohete Soyuz ha lanzado con éxito hacia el espacio esta sonda que aspira a ser la pionera de la humanidad en el polo sur lunar. No es un objetivo fácil: hasta la fecha, solo tres países han aterrizado con éxito una sonda en la Luna: la Unión Soviética, Estados Unidos y China. En abril, una sonda japonesa se estrelló en su intento de realizar el primer alunizaje por una empresa espacial privada. Y las zonas abruptas del frío y oscuro polo complican la tarea todavía más.   “El cohete funcionó correctamente, la etapa superior se separó y ahora está poniendo la navegación automática en una trayectoria de vuelo hacia la Luna”, celebró la agencia espacial rusa en un comunicado tras el despegue. “La sonda robótica Luna-25, por primera vez en la historia moderna de Rusia, se dirige al satélite natural de la Tierra”, añadió Roscosmos.   El lanzamiento, previsto para las 2.10 horas de Moscú (1.10, hora peninsular española), se realizó según lo previsto desde el llamado cosmódromo oriental en Vostochny, en la región de Siberia, a 5.550 kilómetros al este de Moscú. Rusia no había enviado una sonda hacia el satélite natural de la Tierra desde 1976, cuando el Luna-24 logró el gran éxito de traer de vuelta una muestra de rocas lunares. En ese momento, Rusia era parte de la Unión Soviética y los actuales líderes de la exploración espacial rusa quieren reivindicar ese legado.   La expedición ha insuflado algo de ánimo en la comunidad científica rusa, golpeada por la intromisión cada vez mayor del Kremlin en las universidades y la persecución de algunos reputados investigadores. “Los objetivos de Luna-25 se pueden dividir en técnicos y científicos”, escribía el profesor Maxim Litvak, de la Academia de Ciencias de Rusia, en Kanal Nauka (Canal Ciencia, en ruso). “Ha pasado casi medio siglo desde nuestra última misión y nadie ha aterrizado en la Luna en el siglo XXI, excepto los chinos. Han pasado varias generaciones de ingenieros en todo este tiempo”, afirmó Litvak, que agrega que “la región polar intriga a todos en la comunidad científica”.   El canal del Ministerio de Defensa ruso, Zvezdá, también ha centrado esta misión en su poder simbólico para el Kremlin y la rivalidad con el resto del mundo por la “conquista” el polo lunar. “Esta es la intriga: Luna-25 aterrizará dos días antes que la misión india Chandrayaan-3, si todo sale según lo planeado. Partió el 14 de julio, pero todavía no ha aterrizado, por lo que sigue abierta la cuestión de quién será el primero en llegar”.   Sin embargo, el jefe de la NASA, Bill Nelson, quitó importancia a ambas misiones y apuntó a una supuesta amenaza china. “No hay mucha gente que diga que Rusia está lista para llevar astronautas a la Luna (…). Creo que la verdadera carrera espacial está entre nosotros y China”, afirmó esta semana Nelson.   Una carrera espacial distinta Pero hoy, en su actual objetivo de ser pioneros en el polo sur, su rival no es EE UU ni la pujante China, sino la India, que lanzó su sonda Chandrayaan-3 hace semanas y tiene previsto aterrizar cerca del polo el 23 de agosto. Una fecha que estrecha al máximo los márgenes de la competición. Luna-25 tiene previsto volar durante 5 días hasta el satélite, para luego quedarse en esa órbita entre 5 y 7 días hasta escoger el mejor momento para la delicada maniobra de aterrizaje. Ese escenario dejaba una horquilla del 21 al 24 de agosto para alcanzar la Luna. Sin embargo, minutos después de desplegarse en los cielos, Moscú confirmó que la nave espacial entraría en la órbita lunar el 16 de agosto, seguida de un intento de aterrizaje en la superficie de la Luna el 21 de agosto. La carrera se aprieta al máximo.   Su competidor, la Agencia India de Investigación Espacial, tuvo un gesto inmediato de deportividad. “Felicidades, Roscosmos, por el exitoso lanzamiento de Luna-25. Es maravilloso tener otro punto de encuentro en nuestros viajes espaciales”, publicó en redes sociales.   A pesar de la apurada coincidencia de fechas, la agencia espacial rusa asegura que las dos misiones no se molestarán entre sí porque tienen planeadas diferentes áreas de aterrizaje. “No hay peligro de que interfieran entre sí o colisionen. Hay suficiente espacio para todos en la luna”, aseguró un portavoz de Roscosmos a Reuters. El lugar principal de aterrizaje elegido por Rusia está cerca del cráter Bogoslavsky, a unos 120 kilómetros del lugar de aterrizaje escogido por la India para su módulo. Los técnicos de la agencia espacial rusa ultiman los detalles del módulo Luna-25.ROSCOSMOS La Academia de Ciencias ha diseñado el brazo robótico de una misión que, a diferencia de las anteriores soviéticas, no ha sido planificada para regresar a la Tierra con muestras lunares, sino para probar nuevas tecnologías en el satélite. El dispositivo apenas pesa cinco kilos y medio y ha sido planteado para poder cavar hasta 25 centímetros en el regolito y trasladar la muestra al instrumento que analizará su composición.   Para el despegue, Moscú evacuó a los 26 residentes de una aldea en el extremo este de Rusia debido a “una posibilidad entre un millón”, según Roscosmos, de que una de las etapas del cohete que lanza el módulo pueda caer sobre sus cabezas, según un funcionario local citado por Reuters. Los habitantes de Shakhtinsky vieron el lanzamiento desde un lugar privilegiado y recibieron un desayuno gratis en su evacuación de más de 3 horas.   Litvak recalcó que los sucesivos programas espaciales Luna culminarán con la entrega en la Tierra de varias muestras de la región polar del satélite. El director

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Cancelado el lanzamiento de Starship, la nave de Elon Musk para aterrizar en la Luna

EL PAÍS .- La compañía SpaceX detiene el despegue del cohete más potente de la historia   La empresa SpaceX del magnate Elon Musk ha cancelado hoy por problemas técnicos la primera prueba de Starship, la nave con la que espera poder llevar a hasta 100 pasajeros a la Luna y a Marte. La nave tenía previsto despegar a bordo del cohete Super Heavy, el más potente de la historia. El intento de lanzamiento estaba previsto para las 15:20, hora peninsular española, desde la base de la compañía cerca de la localidad tejana de Brownsville, en la costa del golfo de México.   La razón de la cancelación parece ser un fallo en una válvula de presurización, según ha explicado el propio Musk en la red social Twitter, de la que también es dueño. SpaceX espera poder realizar el lanzamiento a partir de que pasen 48 horas, es decir, el miércoles, como pronto.   Starship es parte fundamental de la nueva carrera espacial hacia la Luna que lidera Estados Unidos. La nave reutilizable será en teoría la encargada de llevar a la superficie de la Luna a los primeros astronautas en más de 50 años: una mujer y una persona no blanca, según los planes de la agencia espacial estadounidense, que tiene un contrato millonario con la empresa de Musk para el uso de Starship. La fecha elegida es 2025, aunque está por ver que la nave esté lista para entonces. Este será el primer vuelo del Super Heavy acoplado a la nave Starship, aunque SpaceX sí ha realizado encendidos de 31 de sus 33 motores que funcionan de forma simultánea. Espectadores antes del lanzamiento del SpaceX’s Starship en Brownsville, Texas, este lunes.GO NAKAMURA (REUTERS) Estaba previsto que el cohete reutilizable Super Heavy, un monstruo tan alto como un edificio de 40 plantas, impulsase a la nave durante ocho minutos hasta ponerla en órbita de la Tierra. El vehículo situado en la parte superior del cohete llegaría hasta una altura de unos 240 kilómetros y volará durante 90 minutos. La aeronave ha sido concebida para aterrizar en vertical y reutilizarse. La prueba solo se centra en el despegue y el vuelo sin tripulación ni satélites, con lo que estaba previsto que Starship cayese al océano Pacífico a unos 100 kilómetros al norte de la isla de Kauai, en Hawái (Estados Unidos). El domingo por la tarde Elon Musk ya rebajó las expectativas en una charla para usuarios de Twitter, la red social de la que también es dueño. Hay “un millón de razones” por las que puede salir mal la prueba, aseguró, y advirtió de que si ven riesgos abortarán el intento. “Hay muchas posibilidades de que se posponga, ya que vamos a ser muy cuidadosos con este lanzamiento. Si sale mal, hay muchas cosas que pueden salir mal”, ha advertido. Una de las obsesiones del magnate y el resto de los 11.000 empleados de la compañía es que el despegue del cohete tenga éxito y se aleje lo más posible de la descomunal plataforma de lanzamiento de 146 metros, que también está diseñada para repescar el cohete una vez utilizado. Pero en esta prueba el artefacto caerá al mar en el Golfo de México. La nave espacial Starship, ubicada sobre el cohete Super Heavy en Boca Chica, Texas, el 10 de abril de 2023.– (AFP)

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