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Ecuador: enero 22, 2025

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Ecuador, enero 22, 2025

¿Cuáles son los presidentes que asistirán a la posesión de Daniel Noboa?

Vistazo .- Daniel Noboa será oficialmente presidente de Ecuador desde este jueves 23 de noviembre del 2023. La ceremonia de investidura se desarrollará en la Asamblea Nacional y se espera que arriben unas 1.200 personas invitadas. El nuevo mandatario, elegido tras elecciones anticipadas y la disolución del Legislativo por parte de Guillermo Lasso, asumirá su cargo en medio de una corta delegación de jefes de estado. Por el momento, se ha confirmado la asistencia del presidente de Colombia, Gustavo Petro, y de Bolivia, Luis Arce. También estará Geraldo Alckmin, vicepresidente de Brasil. Todos ellos, afines al socialismo del siglo 21. Así mismo, se ha confirmado la presencia de los cancilleres de Panamá, Haití y Perú, según reportó la cadena Ecuavisa. En representación del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, asistirá el embajador de norteaméricano Michael Fitzpatrick. Mientras que el secretario de Estado para Iberoamérica y el Caribe, Juan Fernández Trigo, será el encargado de representar a España. En otras ocasiones había llegado al país el rey Felipe VI, sin embargo, Noboa ya se reunió con él en su gira por Europa. Además, se espera la presencia de embajadores de otras naciones, ministros de Estado y secretarios generales de organismos internacionales, entre otros invitados. Daniel Noboa, el candidato más joven de la historia de Ecuador en ganar unas elecciones presidenciales, con 35 años, asumirá la jefatura del Estado a las 11:00 en una ceremonia que será transmitida por las redes sociales de la Asamblea y otras instituciones públicas. Para la tarde, aproximadamente a las 17:00, se espera que se realice la posesión de los ministros en el Palacio de Carondelet.

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Israel acusó a Bolivia de “rendirse frente al terrorismo” tras romper relaciones diplomáticas con Jerusalén

Infobae .- “El gobierno boliviano se alinea con la organización terrorista Hamas, que masacró a más de 1.400 israelíes y secuestró a 240 personas”, expresó el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores israelí, Lior Haiat La decisión de Bolivia de romper relaciones diplomáticas con Israel es una capitulación frente al “terrorismo”, afirmó este miércoles el portavoz del ministerio israelí de Relaciones Exteriores, Lior Haiat. “La decisión del gobierno de Bolivia de cortar los lazos diplomáticos con Israel es una capitulación frente al terrorismo y al régimen de los ayatolás de Irán”, afirmó el portavoz. “El gobierno boliviano se alinea con la organización terrorista Hamas, que masacró a más de 1.400 israelíes y secuestró a 240 personas, entre ellas niños, mujeres, bebés y ancianos”, agregó. “Israel condena el apoyo de Bolivia al terrorismo y su sumisión al régimen iraní, que dan fe de los valores que representa el gobierno de Bolivia”, sostuvo el portavoz Bolivia restableció las relaciones diplomáticas con Israel en 2019 bajo el Gobierno de la ex presidenta Jeanine Áñez después de que su antecesor, el ex mandatario Evo Morales, decidiese romper los lazos en 2009 en represalia por los ataques a la Franja de Gaza. Evo Morales, decidió romper los lazos diplomáticos con Israel en 2009 en represalia por los ataques a la Franja de Gaza. (Europa Press) Durante la jornada de este martes, la ministra de Presidencia de Bolivia, María Nela Prada, anunció la ruptura de relaciones y pidió el cese de los ataques contra Gaza, que “ya han provocado hasta ahora miles de víctimas fatales civiles”, al tiempo que condenó “el desplazamiento forzado de palestinos”. Tras ello, el Ministerio de Exteriores de la Autoridad Palestina agradeció al Gobierno boliviano su decisión de romper las relaciones diplomáticas con Israel, según comunicó en su cuenta de la red social X, antes Twitter. El gobierno boliviano, encabezado por el izquierdista Luis Arce, fue el primero de Latinoamérica en cortar vínculos con Israel desde que estalló el conflicto, que deja miles de muertos de ambas partes. Bolivia “ha tomado la determinación de romper relaciones diplomáticas con el Estado de Israel en repudio y condena a la agresiva y desproporcionada ofensiva militar israelí que se realiza en la Franja de Gaza”, señaló el vicecanciller Freddy Mamani. En su declaración, las autoridades bolivianas no mencionaron la violenta incursión de Hamas, en la que también fueron tomadas como rehenes 240 personas, entre ellas numerosos extranjeros, según las autoridades israelíes. Vicecanciller de Bolivia, Freddy Mamani. (EFE/Javier Mamani) Antes de romper relaciones con Israel, el presidente Arce se reunió el lunes con el embajador de Palestina, Mahmoud Elalwani, tras lo cual rechazó “los crímenes de guerra que se cometen en Gaza” y abogó por un territorio para los palestinos sin ocupación israelí. Chile, por su parte, llamó a consultas a su embajador en Tel Aviv por “las inaceptables violaciones del Derecho Internacional Humanitario en que ha incurrido Israel en la Franja de Gaza”, según un boletín de la cancillería del gobierno de Gabriel Boric. “Chile condena enérgicamente y observa con gran preocupación que dichas operaciones militares – que a estas alturas de su desarrollo comportan un castigo colectivo a la población civil palestina en Gaza – no respetan normas fundamentales”. En la misma línea, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, convocó a su embajadora en Tel Aviv. “Si Israel no detiene la masacre del pueblo palestino no podemos estar allá”, añadió el primer mandatario izquierdista en su cuenta de X.

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La fiscalía boliviana pide 30 años de prisión para la expresidenta Jeanine Áñez por las masacres de 2019

El País .- La exmandataria, que ya cumple otra condena por el derrocamiento de Evo Morales, será juzgada como ciudadana ordinaria La fiscalía boliviana ha acusado formalmente a la expresidenta Jeanine Áñez, a tres de sus ministros y a decenas de jefes militares, entre ellos los excomandantes de las tres Fuerzas Armadas, por las masacres de Sacaba y Senkata, y pidió la máxima pena de 30 años de prisión para ella y todos los demás acusados. Estas masacres, en las que murieron 20 personas, ocurrieron en las regiones de Cochabamba y La Paz en noviembre de 2019, durante el Gobierno interino que Áñez dirigió tras el derrocamiento de Evo Morales. El fiscal general, Juan Lanchipa, afirmó en una rueda de prensa que Áñez ordenó la represión militar y policial de las protestas en contra de su Gobierno incumpliendo “los principios de necesidad, proporcionalidad, discriminación, racionalidad” que deben seguir las actuación del Estado ante una amenaza a la paz social. La acusación señala que se usó “armas y municiones de guerra, vehículos mecanizados blindados, además de helicópteros y aviones en contra de manifestantes civiles desarmados”. Lanchipa explicó que la fiscalía tiene pruebas de que Áñez estuvo en contacto con el mando militar y policial en el mismo momento de las operaciones, por lo que presume que estuvo en control de las mismas. También han sido acusados, por el mismo cargo, los ministros de Gobierno, Arturo Murillo; Defensa, Luis Fernando López e Hidrocarburos, Víctor Hugo Zamora, y los militares con mando en la represión. En la nomenclatura judicial boliviana, este cargo es el de “genocidio”, que equivale a “masacre sangrienta” y se castiga con la máxima pena que admite el ordenamiento legal del país. Áñez, que se encuentra en prisión por otro caso, mandó a publicar en una red social que la acusan de genocidio como si fuera “Hitler, Hamás o las dictaduras que aplauden. Genocida es matar al pueblo de hambre y droga, intoxicación con mercurio o incendios, cercar ciudades, prohibir paso de oxígeno y alimentos”. También señaló que “no hay ni habrá justicia sin un juicio de responsabilidades ni sin Evo Morales ante el tribunal que corresponda y que determine la verdad. La venganza del MAS [Movimiento al Socialismo, el partido oficialista] es dictadura pura”. La acusación en contra de Áñez se tramita en dos tribunales ordinarios, es decir, no respeta su derecho a un juicio de responsabilidades en el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y con autorización del Parlamento. Por esta razón, la expresidenta decidió no declarar ante la comisión de fiscales que preparó esta imputación y presentará su caso ante los organismos judiciales internacionales. Según el fiscal general Lanchipa, la elección de la vía ordinaria se justifica porque Áñez no siguió el “hilo de la sucesión constitucional”. Otro exministro de Áñez, Jerjes Justiniano, que se halla asilado en Estados Unidos, recordó que, en su momento, el fiscal reconoció a Áñez como presidenta del país. Jeanine Añez y su ministro de Gobierno, Arturo Murillo, en noviembre de 2019.JUAN KARITA (AP) La política, que entonces era la segunda vicepresidente del Senado, asumió de una manera controversial tras la renuncia del presidente Evo Morales y de sus sucesores naturales, en noviembre de 2019, y gobernó hasta las elecciones de noviembre de 2020, que fueron ganadas por el actual presidente de Bolivia, Luis Arce. De acuerdo a la Constitución, el enjuiciamiento de los ex primeros mandatarios por delitos cometidos durante el cumplimiento de sus funciones debe realizarse según un protocolo especial, ante el máximo tribunal y tiene que ser autorizado por dos tercios de los miembros de la Asamblea Legislativa. Como la parte acusadora, el MAS, carece de tal mayoría, ha eludido este obstáculo de dos maneras: primero, acusó a Áñez de delitos cometidos previamente a su asunción como presidenta, en el caso llamado “Golpe de Estado II”, que terminó con la condena de la expresidenta a 10 años de prisión, que ya está cumpliendo. Y, segundo, se valió de la autorización que, a principios de este año, el TSJ dio para procesar a Áñez de forma ordinaria incluso por hechos sucedidos en su gestión, después de que un juez fuera observado por aceptar una demanda de las víctimas de las masacres. Este juez basó su decisión en que la acusada no tenía “credencial de presidenta” y, por tanto, según él, no podía ser legalmente considerada tal. La defensa considera que estos procedimientos son ilegales y recuerda que incluso Luis García Meza, un dictador militar condenado en Bolivia, mereció un juicio de responsabilidades. También confía en que, en algún momento, las instancias internacionales exigirán al Estado boliviano la anulación de todos los procesos que se realicen en contra de su cliente. En abril, el ministro de Justicia, Iván Lima, justificó la autorización del TSJ al enjuiciamiento ordinario. “Ante la impostura y la actitud hipócrita de [los líderes de la oposición parlamentaria] Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho, diciendo a los medios que se iba a dar dos tercios para una autorización congresal [del juicio], cosa que no han hecho en todo este tiempo y que han ido bloqueando sistemáticamente, no nos quedaba otra que buscar justicia para las víctimas [en la vía ordinaria]”, declaró entonces. El 15 de noviembre de 2019, en Sacaba, una población cercana a Cochabamba, una columna de cocaleros que intentaba llegar a esta última ciudad fue detenida por fuerzas combinadas de la policía y el ejército. Murieron diez campesinos y decenas fueron heridos de bala. El Gobierno aseguró que estaban armados y que se dispararon entre ellos. El 19 de noviembre, las fuerzas conjuntas rompieron temporalmente el bloqueo vecinal de la planta de acopio de gas y gasolina de Senkata, situada en El Alto, a fin de llevar camiones cisterna con gasolina a la ciudad colindante, La Paz, que carecía de combustible. En respuesta, los manifestantes derribaron el muro exterior de la planta. Diez vecinos murieron por disparos de armas de fuego. El Gobierno de entonces los acusó de intentar destruir y volar las instalaciones. Áñez declaró poco después que “se puso en

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Contundente rechazo al MAS en Bolivia: las encuestas impactan al gobierno en medio de la pelea Arce-Morales

Infobae .- Las futuras elecciones ponen en duda el monopolio creado por el ex presidente y el actual mandatario, que compiten por quedarse con el partido y ser otra vez candidatos. Más del 77% de los bolivianos reprueban la política del gobierno del MAS frente a la coca y las drogas, dice una encuesta que preocupa a los líderes Luis Arce y Evo Morales, enfrentados para definir cuál de ellos será candidato en 2025. La encuesta, hecha por la prestigiosa Fundación Jubileo contradice el entusiasmo de los caudillos del MAS y pone en duda el monopolio que ambos tienen en las noticias sobre las preferencias de los bolivianos para las próximas elecciones. La encuesta saca a luz el desprecio y la desconfianza que sienten los ciudadanos acerca de todo lo que hace el MAS como gobierno, de todas las instituciones estatales que ha controlado, incluidos el órgano electoral, la justicia, la policía y las Fuerzas Armadas, además de las estadísticas oficiales. La contundencia de la actitud de reprobación y reproche de lo que hace el gobierno pone en duda no solamente el entusiasmo masista por el futuro, sino los resultados de las anteriores elecciones, en las que Arce obtuvo 55%, ahora que tiene un rechazo de 77%. Esto parece confirmar la tesis de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt sobre la “Tiranía de la Minoría” que se estaría dando ahora en varios países donde grupos minoritarios en apoyo ciudadano han logrado imponer dictaduras a partir del control de actividades económicas ilegales y de las instituciones que deben garantizar la democracia. El ex presidente Evo Morales, en una fotografía de archivo. EFE/ Jorge Abrego La encuesta, realizada en nueve ciudades, encontró que 75% de los ciudadanos desconfían de la justicia, que es administrada por unos jueces “elegidos” en el parlamento por el MAS y que responden fielmente a este partido en todo, comenzando por la persecución y el castigo a los opositores. Los jueces son cómplices de los extorsionadores que cobran a los propietarios de tierras y haciendas sobre todo en el departamento de Santa Cruz, que concentra a los electores más reacios a apoyar al partido de gobierno. Ahora, los jueces se preparan para aplicar una ley que busca arrebatar la propiedad de la tierra a todos los extranjeros y sus descendientes, sin tomar en cuenta la antigüedad de la llegada de sus ancestros. Se teme que esto afecte incluso a los descendientes de españoles, pero sobre todo a ciudadanos argentinos y brasileños radicados desde hace décadas en Bolivia. Es tal el desprestigio de la justicia que el propio Evo Morales, inventor de las elecciones de jueces por el “voto popular”, acaba de decir que por primera vez en la historia del país las encuestas muestran que la justicia es más corrupta que la policía. Lo dice cuando seis policías acaban de ser enviados a la cárcel por haber “volteado” una carga de droga en el lago Titicaca y cuando se revela que otros policías tienen la costumbre de cobrar un porcentaje a las madres que logran que los padres de sus hijos paguen las pensiones de manutención. El presidente de Bolivia, Luis Arce, en una fotografía de archivo. EFE/Stringer Siete de cada diez ciudadanos reprueban el trabajo de la policía en cuanto a garantizar la seguridad, pero el rechazo llega a 77% cuando la pregunta se refiere a la lucha policial contra el narcotráfico. Los ciudadanos no confían en el Tribunal Electoral cuando dos vocales acaban de denunciar que el MAS los amedrenta y no se atreven a contrariar la voluntad del expresidente Evo Morales. El órgano no tiene la confianza de 60% de los ciudadanos, ahora que sus autoridades han decidido dejar en suspenso la auditoría del padrón electoral, que sería la principal causa del dolo detectado por los observadores de la OEA en 2019. El rechazo también llega a la clase política. Siete de cada diez ciudadanos consideran que los políticos no están haciendo bien su trabajo y que deben ser cambiados por nuevas figuras. Anteriores encuestas revelaron que las preferencias de los ciudadanos por los actuales líderes políticos son muy bajas y que el mayor porcentaje, de 40%, prefiere un nuevo candidato para las elecciones de 2025. Los dos caudillos del MAS, Luis Arce y Evo Morales, tienen apenas 14% y 10% de preferencias, respectivamente. Por el momento no ha aparecido el “nuevo” que jubile a todos los líderes actuales, incluidos a los del MAS.

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El partido de Evo Morales expulsa al presidente Luis Arce y agrava la guerra política en Bolivia

El País .- El décimo congreso del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido que gobierna Bolivia, ha dado el paso definitivo para la división que estaba incubando desde hace años. El Congreso “aceptó la autoexpulsión” de Luis Arce y David Coquehuanca, presidente y vicepresidente del país, por no asistir a la reunión que se efectuó en el pueblo de Lauca Ñ, en la zona cocalera del centro del país, y ha ordenado que el Tribunal de Ética del partido expulse también a otros 20 diputados del ala afín al Gobierno de Arce. Además, como se preveía, ha ratificado al “comandante” Evo Morales como presidente del partido y como su candidato a la presidencia para las elecciones de 2025. “Seguimos haciendo historia nacional e internacional. El MAS va a recuperar la revolución para salvar la patria nuevamente” ha dicho Morales en su discurso final, que fue inusitadamente breve. Los cientos de asistentes a la reunión estaban cansados por las altas temperaturas del lugar, emplazado en el área tropical de Cochabamba, y, además, porque celebraron sesiones hasta altas horas de la madrugada. El “arcismo” ha objetado la legitimidad del congreso ante el Tribunal Constitucional. Este ordenó la suspensión del mismo pocas horas antes de su finalización. Morales había advertido previamente que el Gobierno “maniobraba” dentro del sistema de Justicia para impedir el cónclave. El expresidente (2006-2019) también se mostró preocupado en sus redes sociales por una intervención policial supuestamente en curso, que no ocurrió. “Lamentablemente, el Gobierno de Lucho y David, peor que los gobiernos neoliberales, hasta el último momento quiso postergar el congreso”, dijo Morales al terminar su discurso. El día de la inauguración del encuentro, el martes 3 de octubre, el presidente Arce apareció sorpresivamente en una reunión de campesinos realizada en La Paz. Arropado por sus bases, explicó que no iría a Lauca Ñ porque la convocatoria ignoraba o disminuía a las distintas organizaciones sociales que habían fundado el “instrumento político”. En los congresos anteriores, estas organizaciones, entre ellas la poderosa Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos, podían acreditar cientos de delegados por cada una. En la reunión última, que se realizó tras la aprobación de un estatuto interno que los críticos consideran hecho a la medida de Morales, las centrales sindicales solo tuvieron derecho a cinco delegados por organización, mientras que la representación del aparato del partido creció significativamente. Esta es la razón que refieren los dirigentes sociales alineados con Arce para desconocer el congreso y convocar a un “cabildo” el 17 de octubre, donde se espera que se tomará medidas simétricas a las que acaba de aprobar la facción de Evo Morales. El choque por el control de la izquierda boliviana amenaza con agravar la politización y la debilidad del sistema de justicia y otras instituciones. El fallo del Tribunal Constitucional puede convertir las resoluciones del congreso en papel mojado desde el punto de vista legal. Por tanto, pese a su reunión, el MAS no tendría cumplido el requisito de renovación de su directiva que le exige la ley electoral, y esto pondría en riesgo su personería jurídica. Una comisión de abogados de Morales señaló a la prensa que el fallo del Tribunal Constitucional era “fraudulento” y aseguró que no tendría efecto legal. Si el Constitucional se impusiera, lo que parece más probable, la presión girará hacia el Tribunal Electoral, en cuyas manos estará dar un plazo para que el MAS organice otro congreso y elija su directiva de una forma menos polémica, una tarea casi imposible, o, en cambio, el cancelar esta sigla, lo que tendría incalculables consecuencias políticas. Desde hace meses se anticipaba que la pelea por la “propiedad” del partido sería muy dura y que se dirimiría principalmente en juicios de distinta índole. Así, tribunales de escasa credibilidad tomarán resoluciones que serán objetadas por otros tribunales también desprestigiados, sin un final claro a la vista. Aunque la lucha entre las dos alas del MAS es cada vez más compleja y dura, el fondo de la cuestión es simple: quién será, si Morales o Arce, el candidato de los sectores populares e indígenas bolivianos en las presidenciales de 2025. Este aspecto personal de la división se intensificó a raíz del congreso, en el que cientos de dirigentes ataviados con el color azul del MAS y la efigie de Morales en sus camisetas y gorras, lo proclamaron como su “líder indiscutible”. Simultáneamente, los campesinos con los que se reunió Arce lo llamaron “académico”, “estudioso” e incluso “el mayor científico de Sudamérica en el área económica”, para diferenciarlo de Morales, que solo estudió el bachillerato antes de ponerse a cultivar la parcela de su padre. Los halagos al presidente están relacionado con el último choque entre ambos políticos, en el que Morales llamó a Arce un mero “cajero” de las gestiones en las que sirvió como ministro de Economía. “Que me llamen como quieran, los resultados son los que cuentan”, respondió el presidente. Luego señaló que él era un hombre de estudios que no iba a armar intrigas en contra de su antiguo mentor. Subrayar los títulos académicos del presidente no se percibe como un desplante clasista en los sectores sociales urbanos emergentes, que se identifican con Arce porque apelan a la educación como medio de ascenso social. Morales, que en el pasado tuvo un apoyo incontrastable, conserva la fuerte adhesión de los estratos más pobres del área rural.

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Minería ilegal y narcotráfico: el gobierno boliviano pierde el control en ambos frentes

Infobae .- El Ejecutivo de Luis Arce admitió que la actividad minera ilegal “ha proliferado”, mientras las noticias sobre la exportación de cocaína revelan que también esa problemática está descontrolada.     El gobierno de Luis Arce acaba de admitir que ha perdido el control de la minería ilegal del oro, mientras las noticias sobre la exportación de cocaína revelan que también ese frente está descontrolado. Carla Quispe, directora jurídica de la Autoridad Jurisdiccional Administrativa Minera (AJAM), dice: “Lastimosamente la actividad minera ilegal ha proliferado y ha rebasado un poco la capacidad institucional de la AJAM, porque hay que reconocer que no contamos con el apoyo de personal y económico”. Nadie del gobierno ha hecho un balance similar acerca de la droga, pero las noticias son más que suficientes: en los últimos treinta días se ha sabido de 17 toneladas de droga boliviana enviadas a España, de 10 toneladas encontradas en Alemania, tres avionetas que cayeron en Paraguay y Argentina, además de otras cuatro precipitadas en Bolivia. Un operativo para controlar la minería ilegal en el río amazónico Madre de Dios llevó a la captura de 88 personas que estaban explotando oro sin autorización, pero eso ha provocado que los afectados denuncien que muy cerca de allí hay por lo menos 300 dragas de empresas chinas a las que el gobierno de Arce no se atreve a tocar. Las importaciones de equipos para la explotación del oro por parte de empresas chinas asociadas con cooperativas bolivianas pasaron de 6 toneladas en el año 2021 a 900 toneladas en 2022, según dice el semanario Siglo 21. Mineros bolivianos en una protesta en La Paz (REUTERS/Manuel Claure/Archivo) La cocaína está creando fricciones con países vecinos adonde las mafias la envían en tránsito hacia Europa. Ahora, el gobierno de Paraguay dice que una carga de 10 toneladas de cocaína que pasó por su territorio y fue capturada en Alemania era de origen boliviano, lo que ha provocado una nota de protesta de la cancillería boliviana. El ministro de gobierno, Eduardo del Castillo, dijo que es irresponsable asumir que toda la cocaína que circula en la región es hecha en Bolivia. Leonardo Loza, brazo derecho del cocalero Evo Morales en el Chapare, comentó sobre la protesta que envía el gobierno de Arce a Asunción: “En lugar de ponerse a llorar, hagan algo contra el tráfico de drogas”. Loza sostiene que los operativos que ejecuta el gobierno de Arce se concentran en Chapare por propósitos políticos, para perjudicar a Morales, y no abarca otros centros de producción de coca y elaboración de cocaína. El diputado Ramiro Venegas, del frente del MAS que obedece a Morales, y Alejandro Reyes, de la opositora Comunidad Ciudadana, proponen interpelar al ministro de defensa por su decisión de no usar los 13 radares franceses comprados en 2017 por 215 millones de dólares para controlar el espacio aéreo y, sobre todo, las avionetas del narcotráfico. Un funcionario de defensa dijo que los radares están operando, pero que sus observaciones no sirven de nada en vista de que la Fuerza Aérea Boliviana no cuenta con los aviones que puedan seguir a las avionetas que fueran avistadas. El periódico El Diario sugiere que, en vista de ello, el trabajo de los radares sirva para propósitos estadísticos, de tal modo que se pueda saber cuántas avionetas que llevan la droga al exterior salen de cuáles centros de producción de coca y de droga, centros que serían identificados gracias a los radares. Droga sintética oculta en almohadas (Crédito: Aduana Nacional de Bolivia) Por el momento, la policía está muy ocupada tratando de encontrar a los responsables de los envíos de droga. Ha sido detenido el gerente del aeropuerto de Viru Viru, en Santa Cruz, por el caso de una carga de 489 kilos de droga que fue en un avión de propiedad del Estado boliviano a Madrid en junio pasado. Y ahora son buscados los responsables del aeropuerto El Trompillo, también de Santa Cruz, de donde partió la avioneta que a principios de esta semana cayó en Argentina con 340 kilos de cocaína. Ha surgido un nexo entre estas dos actividades económicas que el gobierno no puede controlar. El cocalero Oscar Lupaca le dijo a la agencia de noticias ANF que once sindicatos de productores de coca de Coripata, en los Yungas de La Paz, dejaron de cultivar la hoja y optaron por explotar oro en los ríos que bajan de la cordillera. Ocurre, dice el informante, que el precio de la coca está disminuyendo debido al exceso de producción y a la llegada permanente de la hoja peruana. Pero estos nuevos mineros encuentran, dice Lupaca, que deben competir con empresas chinas munidas de maquinaria moderna, mientras que ellos se proponen lavar las arenas con cedazos en busca de chispas de oro. De todos modos, los once sindicatos de cocaleros han pasado a ser cooperativas mineras, sin dejar el mundo de las actividades económicas ilegales, que el gobierno no puede controlar. Los indígenas de la región amazónica son las víctimas la minería ilegal. “Como indígenas, reclamamos nuestros derechos. Queremos que nos dejen vivir sin violencia, sin violación ¡basta ya! Están aprobando leyes para la explotación minera ilegal ¿por qué no quieren que vivamos?”, dijo la representante de la Central de Mujeres Indígenas de La Paz (Cmilap) Graciela Céspedes. A esto se suman las denuncias sobre el uso excesivo de mercurio, que está envenenando la tierra y los ríos de la región.

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Más problemas para Luis Arce en Bolivia: la oposición pidió un juicio de responsabilidades por violar una decisión legislativa

Infobae .- Parlamentarios de Comunidad Ciudadana consideraron que el mandatario violó la Constitución al ratificar a un ministro censurado el 27 de junio por la Asamblea Legislativa     La principal fuerza opositora en el Parlamento boliviano, Comunidad Ciudadana (CC), del ex mandatario Carlos Mesa, anunció este martes la presentación de una proposición acusatoria para pedir un juicio de responsabilidades contra el presidente Luis Arce por ratificar a un ministro censurado por el Legislativo. Los diputados de CC Enrique Urquidi y Luisa Nayar informaron a los medios sobre la propuesta justificando que la decisión de la Asamblea Legislativa decensurar al ministro de Gobierno (Interior), Eduardo del Castillo, fue “desconocida y burlada por el presidente Luis Arce” al ratificarlo en el puesto. “Ante esta flagrante comisión de un delito de resoluciones contrarias a la Constitución, la bancada parlamentaria de CC está oficializando la presentación de esta proposición acusatoria en contra de Luis Arce”, señaló Urquidi. Con esta acción, los parlamentarios opositores buscan “exigir respeto a la institucionalidad de la Asamblea Legislativa” y demandar a Arce “que cambie de actitud”, afirmó el diputado. Urquidi indicó que se aguardará a que “comience a regir y a tramitarse” el procedimiento establecido en la ley para el juzgamiento de presidentes, vicepresidentes y altas autoridades del órgano Judicial y el Ministerio Público. La citada norma, promulgada en 2010, establece que una proposición acusatoria para un juicio de responsabilidades debe presentarse ante la Fiscalía boliviana y que esa institución tiene 30 días hábiles para rechazarla o formular un “requerimiento acusatorio”. El ministro de Gobierno de Bolivia, Eduardo Del Castillo (AP Foto/Juan Karita) Si el Ministerio Público ve que hay “materia justiciable”, requerirá ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) el enjuiciamiento, que deberá ser enviado al Legislativo para que lo autorice. La diputada Nayar sostuvo que la Fiscalía y el TSJ “deben actuar conforme a ley”, admitir la proposición y remitirla al Parlamento “para que se someta a votación”, como indica la norma. Según Nayar, la proposición alcanza también a Del Castillo y a la ministra de la Presidencia, María Nela Prada, al considerar que ambos “se han visto envueltos” en las polémicas por el tráfico de vehículos robados en Chile que después se vendían en Bolivia, el tema por el que el ministro de Gobierno fue censurado. Del Castillo fue censurado el 27 de junio por 101 de los 144 legisladores que acudieron a la interpelación propuesta por parlamentarios opositores y que se dio en medio de las tensiones internas en el gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS). Fotografía general de una sesión del Parlamento boliviano en La Paz (EFE/ Martín Alipaz) La censura, que implica la destitución de la autoridad según la Constitución, fue respaldada por los legisladores de CC, los de la también opositora Creemos y los del bloque “evista”, es decir, los oficialistas cercanos al ex presidente Evo Morales, lo que fue visto como una “traición” por los llamados “arcistas” o afines a Luis Arce. El 29 de junio, Arce destituyó y después ratificó a Del Castillo en el cargo amparándose en que la carta magna le otorga la atribución exclusiva de designar a sus ministros, aunque sus críticos consideraron que violó la Constitución. La destitución y restitución casi inmediata de ministros fue utilizada por la ex presidenta interina Jeanine Áñez (2019-2020) ante las censuras del Legislativo, con mayoría del MAS, durante el Gobierno transitorio.

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El milagro económico boliviano cruje por la falta de dólares

El País .- El Banco Central no informa de sus reservas desde hace cuatro meses, lo que ha empezado a alimentar el temor de los ahorristas y la especulación de los importadores.   “Compro dólares”. Muchos comercios de las grandes ciudades bolivianas han fijado este cartel en sus vidrieras. La divisa estadounidense se ha convertido en el bien más escaso en el país. Tanto, que el Banco Central no informa de sus reservas en divisa desde hace cuatro meses. Se supone que son exiguas, y como todo lo que es escaso sube de precio, el dólar se ha empezado a comprar por fuera del sistema financiero. En ese mercado paralelo cuesta un 15% más que el precio oficial.   Vender y comprar dólares por encima del valor fijado por el Estado está prohibido y varias personas han sido detenidas temporalmente por hacerlo. Aun así, nadie en las tiendas con los carteles piensa en comprar a un precio que ya no es real para los ciudadanos comunes. La devaluación está oficialmente descartada, pero ha ocurrido de hecho. Nadie espera que el tipo de cambio y, con él, la dinámica económica, vuelvan a ser los de antes.   Los economistas de oposición conjeturan que Bolivia seguirá el camino de su vecina Argentina, que sufre un constante deterioro de su tipo de cambio, con un mercado paralelo afianzado desde hace más de una década que dobla la cotización oficial. En Bolivia no hay inflación, pero la falta de dólares está elevando los precios de los productos importados, que son muchos en un país muy poco industrializado. No es la única dificultad para los importadores. Para evitar la fuga de dólares al extranjero, que en parte explica la caída de las reservas internacionales del Banco Central, las transferencias de divisas deben pagar el 10% del monto enviado, un porcentaje que hay que sumar a los costos de importación.   Hasta ahora, el golpe le ha llegado sobre todo a la clase media y no a los amplios sectores populares que respaldaron al presidente Luis Arce en las elecciones de hace dos años y medio. Pero los problemas se están acumulando. Los medicamentos, por ejemplo, que vienen de Chile, Colombia y la India, están subiendo y, algunos, escaseando. Es cuestión de tiempo para que el alza de facto del dólar se traslade al costo de vida. Las autoridades aseguran que eso no pasará.   Otro bien clave que está racionado en determinados rangos de consumo es el diésel. El Gobierno afirma que esto se debe a la necesidad de controlar el contrabando de este combustible, que, aunque se importa en su mayor parte, está subvencionado. El litro cuesta 50 centavos de dólar en Bolivia, más de un dólar menos que el promedio mundial. El contrabando de combustibles a los países vecinos sangra el presupuesto público en unos 250 millones de dólares anuales. La oposición cree que el racionamiento se debe a la falta diésel que el Gobierno ya no tiene cómo importar. Hay denuncias de que la administración de Arce está dejando las facturas de las empresas importadoras sin pagar. Se sabe que algunas grandes empresas mineras y agropecuarias están importando diésel directamente, a pesar de que el precio internacional es mayor.   Otra dificultad de la balanza de pagos boliviana es la caída de las exportaciones desde agosto del año pasado. La causa está en la bajada del valor internacional de varias materias primas que produce Bolivia y por una menor producción de gas. El país está extrayendo un 33% menos de gas de lo que producía en 2014. El déficit comercial resultante (más importaciones que exportaciones) se ha prolongado por ocho meses, así que, con el Banco Central sin reservas, el Gobierno no tiene de dónde sacar divisas. Encima, algunos exportadores privados no repatrian sus divisas porque temor a que queden “atrapadas” en unos bancos sedientos de dólares y por la alta tasa que tendrían que pagar para sacarlas de nuevo del país.   El presidente Arce fue el ministro de Economía de los tres Gobiernos de Evo Morales, entre 2006 y 2019. Arce es el gran rostro del “milagro boliviano”, el periodo de mayor prosperidad de la historia del país, cuando, entre otros récords, se acumularon reservas internacionales por el 50% del PIB. Arce ha llegado a ser considerado el mejor economista del país, pero ahora parece estar desprovisto de soluciones.   Arce ha negado en los últimos meses que Bolivia enfrente una crisis interna. Prefiere hablar de los efectos, en su visión pasajeros, del mal momento económico mundial. Como, por razones ideológicas, aún no considera recurrir al Fondo Monetario Internacional, su Gobierno ha empezado a buscar soluciones. La última, para atacar las restricciones cambiarias, fue aprobar la “ley del oro”, que autoriza al Banco Central vender 22 toneladas de sus reservas para obtener unos 1.200 millones de dólares. Esta ley, afirma el Gobierno, evitará que Bolivia caiga en cesación de pagos este año. Pero el país necesita una cifra igual o mayor, con la que no cuenta, para tratar de cambiar las expectativas de los bolivianos, que hoy son las que expresan los carteles de “compro dólares”.

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Bolivia está al borde de una crisis económica y su modelo está en quiebra

INFOBAE .- Tras dos décadas de políticas estatistas, el gobierno no tiene forma de controlar los índices más básicos y las reservas desaparecen   “No faltan dólares” anuncia un banner en la página de inicio del Banco Central de Bolivia. “Nuestra economía es fuerte, solvente y estable”. La necesidad de la publicación sugiere lo contrario. Durante las últimas semanas, los bolivianos han intentado desesperadamente comprar dólares. En febrero, el Banco Central dejó de publicar datos sobre sus reservas de divisas. En marzo tomó la inusual medida de vender billetes verdes directamente al público después de que las casas de cambio empezaran a quedarse sin ellos. Cuando la cola se hizo demasiado larga, el banco obligó a los bolivianos a reservar cita por Internet. La próxima disponible es en julio. Los inversores están asustados. Los bonos del Estado con vencimiento en 2028 han perdido casi la mitad de su valor desde enero. La escasez de dólares se debe en parte al endurecimiento de los mercados financieros mundiales. Cuando la Reserva Federal empezó a subir los tipos de interés el año pasado, se hizo más difícil para Bolivia contraer deuda externa. Luego vino la guerra de Ucrania, y el coste anual de la importación de combustible se duplicó hasta superar los 4.000 millones de dólares (o el 10% del PIB). El Gobierno empezó a recurrir a sus reservas para apuntalar la moneda, que está vinculada a 6,96 bolivianos por dólar estadounidense desde 2010, y para subvencionar el combustible. Sin embargo, aunque la escasez de dólares del país se vio exacerbada por problemas a corto plazo, lleva mucho tiempo gestándose. El modelo económico de Bolivia está en quiebra. A principios de la década de 2000, Bolivia experimentó un fuerte crecimiento gracias a las exportaciones de gas natural. El presidente de izquierdas elegido en 2005, Evo Morales, tuvo suerte. Poco después de su llegada al poder, las instituciones multilaterales condonaron la deuda a muchos de los países más pobres del mundo, entre ellos Bolivia. Los precios del gas se duplicaron hasta alcanzar máximos históricos en 2006. Esto permitió a Bolivia acumular las mayores reservas de divisas de su historia: pasaron del 12% del PIB en 2003 al 52% en 2012. El PIB real por persona ha crecido a la mitad desde 2005. Según el Banco Mundial, la proporción de personas que viven con el equivalente a menos de 2,15 dólares al día (una vez ajustada la inflación) cayó del 15% en 2005 al 2% en 2019. La inflación anual fue del 1,7% el año pasado, la más baja de la región. Los expertos alabaron el milagro económico de Bolivia. Pero no era sostenible. El gobierno gastó gran parte de las ganancias inesperadas del gas natural en subsidios a los combustibles, en empresas estatales ineficientes y en apuntalar el tipo de cambio. Los precios de los combustibles se congelaron en 2005 a 0,54 dólares el litro, frente a la media mundial actual de 1,31 dólares. En 2006, Morales nacionalizó los inmensos yacimientos de gas del país. Las empresas privadas se vieron obligadas a firmar nuevos contratos con la empresa estatal, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), y a ceder el control mayoritario. También pagan regalías que ascienden al 50% de la producción bruta. El Estado se lleva una parte de los ingresos de las empresas petroleras y de gas mayor que en ningún otro país de América Latina después de México, afirma Marcelo de Assis, de la empresa de investigación Wood Mackenzie. Estas políticas estatistas y populistas han inhibido la inversión. En 1999, tras la privatización del sector energético del país, las entradas netas anuales de inversión extranjera directa como porcentaje del PIB alcanzaron el 12%. Desde 2014, la media ha sido de apenas el 0,7%. Ese mismo año, el precio del gas cayó, al igual que la producción. La inversión anual en yacimientos de gas cayó de más de 1.000 millones de dólares en 2015 a 300 millones el año pasado. El Gobierno se negó a ajustar sus políticas cuando cayeron los precios del gas. En su lugar, acumuló deudas y utilizó sus reservas para financiar sus costosas subvenciones. La deuda pública se ha duplicado desde 2014 hasta alcanzar la friolera del 80% del PIB, por encima de la media regional y mundial, y peligrosamente alta para un país de renta media baja. Un estudio de la Fundación Milenio, un centro de estudios de La Paz, la capital, descubrió que de las 63 empresas estatales de Bolivia, solo YPFB obtuvo beneficios entre 2006 y 2019. Bolivia registra un déficit fiscal persistente y elevado desde hace una década. El déficit es del 7% del pib. El FMI espera que el crecimiento se ralentice hasta el 1,8% este año. En 2021, Bolivia tuvo un superávit por cuenta corriente del 2% del PIB. Pero el FMI espera que este año se convierta en un déficit del 2,5%. Es poco probable que las reservas de Bolivia puedan compensar el déficit de financiación. Estas han caído de 12.000 millones de dólares en 2012 a menos de 3.500 millones. Sólo 370 millones de dólares son efectivo, demasiado poco para cubrir incluso tres meses de importaciones. La mayor parte del resto es oro, que una facción de políticos del Gobierno no está dispuesta a vender. La situación probablemente se ha deteriorado aún más desde la última vez que el banco publicó datos semanales en febrero. Problemas de bombeo También en febrero, el gobierno aprobó leyes que le permiten comprar dólares a agricultores y cooperativas de oro a un tipo de cambio favorable. “La gente se asustó y pensó: ¿por qué el Banco Central quiere comprar dólares y qué va a pasar con el boliviano?”, dice un cambista de la avenida Camacho de La Paz. Hace seis meses, solía comprar 3.000 dólares al día y vender la mitad. “Hoy no conseguimos ni 500 dólares”. Los bolivianos están sacando sus ahorros, cambiándolos por dólares y guardándolos en casa. En la semana previa al 12 de marzo, el Banco Central vendió 24 millones de dólares al público. Otro cambista dice que cuando se acabaron los dólares, los clientes empezaron a comprar euros, reales brasileños, soles peruanos o pesos chilenos. Ahora también se le están acabando. Sorprendentemente, el gobierno niega que exista un problema. El 11 de abril, Luis Arce, presidente y ex ministro de Economía de Morales,

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El vicepresidente boliviano desafía a Evo Morales en su feudo político y recrudece la guerra en el partido de Gobierno

EL PAÍS.- David Choquehuanca visita la región de El Chapare, la zona cocalera que controla el expresidente, a pesar de las amenazas de los fieles a Morales   La guerra interna del Movimiento al Socialismo (MAS) de Bolivia ha escalado un nuevo nivel. El vicepresidente, David Choquehuanca, ha visitado este miércoles el municipio de Chimoré, en el Chapare, la región cocalera de Bolivia, donde se ha reunido con dirigentes de un sindicato que lo invitaron unos días antes. Enfrentado con Morales desde hace años, Choquehuanca llegó a la zona a pesar de la oposición de los fieles del expresidente, que organizaron una “vigilia” y un bloqueo temporal de carreteras en su contra. En medio de la guerra que divide al partido gobernante, los incondicionales de Morales consideran a Choquehuanca un “divisionista”, y le exigieron que primero “pida permiso” a la coordinadora cocalera, dirigida por Morales, antes de llegar. La visita era todo un desafío. El Chapare es la región más fiel a Morales: ahí comenzó su carrera política como dirigente sindical y allí volvió a finales de 2020 tras su exilio en México y Argentina.   Fundador del MAS e histórico dirigente aimara, Choquehuanca, de 62 años, fue ministro de Relaciones Exteriores de Morales durante 11 años y se le consideraba su sucesor natural hasta que fue despedido del cargo en 2017. Era el favorito de las bases del partido para las elecciones de 2020, pero Morales impuso su criterio y eligió a Luis Arce, su exministro de Economía. Choquehuanca le acompañó como vicepresidente, y desde entonces es el principal animador de la corriente “renovadora” dentro de las organizaciones sociales que constituyen la columna vertebral del MAS. Los seguidores de Morales creen que sus constantes viajes a áreas rurales y a las escuelas de capacitación indígena que ha impulsado en este tiempo sirven para montar la estructura política con la que Arce competirá con Morales por la candidatura popular y de izquierda para las elecciones de 2025. Choquehuanca ha desafiado varias veces al jefe del que, hasta ahora, sigue siendo el partido de ambos, pero es la primera vez que lo hace en el Chapare, donde se considera que el dominio de Morales es incontestable.   Días atrás, la Federación de Comunidades Interculturales del municipio de Chimoré aprobó la resolución de “no recibir a ninguna autoridad si no tiene autorización de las organizaciones matrices” o, de lo contrario, bloquear la carretera que comunica a las dos principales ciudades del país, La Paz y Santa Cruz. Los “interculturales” son campesinos que provienen del lado montañoso, pero viven en las zonas bajas del país.   La reunión sindical se realizó inmediatamente después de que los campesinos se enteraran de que el vicepresidente tenía pensado viajar a Chimoré. “No garantizamos [su seguridad] ni confiamos de que tenga buenas intenciones; más al contrario, son autoridades sin principios que buscan el divisionismo de un pueblo unido y organizado, buscando intereses personales políticos”, advirtió el voto resolutivo. Al día siguiente, el sindicato que había llamado al vicepresidente informó que la invitación seguía en pie. Según la radio local Kausachun Coca, que responde a la línea de Morales, Choquehuanca llegó por vía aérea, fue protegido por un fuerte contingente policial y la reunión se celebró en un cuartel militar. Las fotos que difundió el Gobierno lo muestran rodeado de dirigentes en una sala del aeropuerto de Chimoré.   El periplo de Choquehuanca eleva aún más la temperatura interna dentro del oficialismo boliviano, que ya está dividido en dos, aunque el cisma aún no se haya formalizado. El domingo 2 de abril, Morales advirtió en un tuit que “el MAS no está en el Gobierno”. Desde el festejo del aniversario del partido, el 27 de marzo, ocasión en la que él y el presidente Luis Arce libraron una dura batalla retórica, la distancia entre los dos líderes se ha profundizado hasta un punto que la mayoría de los analistas considera “sin retorno”.   El intento del exvicepresidente de Morales, Álvaro García Linera, por llevarlos a una mesa de negociación fue abruptamente rechazado por el expresidente, que, en otro tuit, calificó a García Linera como su “nuevo enemigo”. En respuesta, García Linera declaró a la prensa que él era “secundario” y que lo que de verdad importa es que Arce y Morales resuelvan sus diferencias. “Evo y Luis… júntense, unan y reconstituyan la fuerza de este movimiento”, pidió. El vicepresidente que acompaño a Morales durante sus 13 años de Gobierno y al exilio les pidió a ambos líderes que no sigan con ambigüedades: “Si de manera definitiva no hay reconciliación, pues ya, díganle a la militancia, al pueblo”. García Linera es el único militante notorio del MAS que admite con claridad que el objeto de esta disputa es la candidatura presidencial en las elecciones de 2025.   Evo Morales ha dedicado los últimos meses a criticar al Gabinete de ministros de Arce, a los que llama “derecha interna”, por supuestamente estar conspirando para desprestigiarlo ante la opinión pública con supuestas investigaciones sobre narcotráfico y corrupción en sus tres Gobiernos. Otra de sus quejas es el supuesto despido del Gobierno de quienes lo siguen, llamados “evistas”. Desde la otra vereda, los dirigentes cercanos a Morales exigen la renuncia de los ministros por fidelidad al “verdadero proceso de cambio”, y atacan al Gobierno con toda clase de denuncias de corrupción.   El último episodio indica que las bases de Morales intentan darle al Gobierno de Arce el mismo tratamiento que reservaban en los años noventa para los gobiernos neoliberales, que estaban comprometidos con la llamada “guerra contra las drogas”. Frente a ellos, el arma del bloqueo de caminos era particularmente poderosa. De esta lucha emergió, a fines del siglo pasado, la figura de líder de Morales.   En su discurso en el acto de aniversario del MAS, Arce pidió que el partido sea “pluralista” y que las opiniones divergentes se permitan “en el marco de la unidad ideológica”, lo que fue descartado, inmediatamente después, por Morales en su propio discurso. Este señaló que el pluralismo se

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Luis Arce captura los fondos de pensiones bolivianos como salvavidas y enciende alarmas de oscuros negocios

INFOBAE .- Con un déficit creciente y las fuentes de financiamiento cerradas, el presidente boliviano pone fin a la administración privada de las AFP. Un camino plagado de denuncias de corrupción y contratos con Rusia e Irán en camino   El gobierno de Luis Arce atraviesa días grises. Por un lado, la pelea interna y pública con el ex presidente Evo Morales y sus partidarios sigue escalando y nadie sabe hasta donde puede llegar. Por el otro, la economía boliviana muestra cada vez más números en rojo. El déficit en las cuentas públicas alcanza nuevos récords. La inflación crece. Los maestros y otros gremios mentienen protestas diarias en las calles reclamando aumentos salariales que no llegan. Los dólares para la importación se acabaron y distintos sectores industriales alzan sus reclamos por falta de insumos. El gas, ese oro invisible que tenía Bolivia, comienza a escasear por falta de inversiones. El rieso país se dispara y se cierran los grifos para nuevos créditos en los mercados internacionales. Ante el ahogo político y el apremio económico, Arce recurre a la experiencia de otros gobernantes populistas de la región y va por el último manotazo para obtener dinero: los fondos de pensión. La historia es larga y lo tiene al actual presidente como coprotagonista en su anterior etapa como ministro de Economía de su padrino político devinido en némesis, Evo Morales. Desde 1997, Bolivia tiene dos administradoras privadas de fondos de pensiones, o AFP, como se las conoce. Una de ellas está en manos del banco español BBVA y la otra pertenece a la aseguradora suiza Zurich. Desde 2006, con la llegada de Morales al poder, tuvieron que soportar diferentes cambios en la Ley de Pensiones y otras normas relacionadas que fueron limitando su capacidad de inversión. La reforma constitucional de 2010 directamente estableció que el Estado debía volver a administrar las jubilaciones y pensiones, pero lo cierto es que desde entonces se avanzó poco y desprolijamente. La unidad creada por el gobierno boliviano para recuperar los activos administrados por los privados, llamada “Gestora”, se transformó en una formidable cáscara vacía que contrató a centenares de personas para administrar la nada misma porque se prefirió que los privados mantuviesen la gestion administrativa aunque una normativa cada vez más estricta las forzara a invertir todos sus fondos en activos nacionales y más aún: en bonos del tesoro boliviano que de a poco fue capturando los ahorros de los futuros jubilados como última fuente de financiamiento. Es que las reservas internacionales del Banco Central de Bolivia descendieron de 15.123 millones dólares en 2015 a sólo 3.538 millones en febrero de este año, de los cuales apenas 302 millones están en divisas. Bolivia lleva una década con un déficit fiscal anual superior al 7 por ciento y la calificación de sus deuda soberana a disminuido de B+ a B. Ante la imposibilidad de conseguir otras funtes de financiamiento, el Gobierno ha optado por emitir Bonos Soberanos a 20, 30 y 50 años de plazo con tasas de interés de 4,8, 5,0 y 5,1% y venderlos a las AFP. Al día de hoy, del total de la Cartera de Inversiones del Sistema Integrado de Pensiones (SIP), el 69,6% se encuentra distribuido en instrumentos nacionales y el restante 30.4% en Bonos del Tesoro y en Bonos de Deuda Soberana. Según datos de la APS (Entidad Regulatoria de Pensiones y Seguros), a septiembre del año 2022, el ahorro del SIP fue de USD 23.967 millones, de los cuales en bonos del Tesoro y Bonos de la Deuda Soberana el Estado Boliviano ya emitió valores por USD 7.222 millones de deuda del Estado, es decir, casi un tercio del total. Durante el tiempo que Arce fue ministro de Econonomía firmó oscuros contratos en nombre de “Gestar” para la compra del software que iba encargarse de trasladar los fondos de pensión desde las aseguradoras privadas al Estado boliviano. Por el primer contrato, una cuenta off shore en Panamá recibió USD 3 millones. pero el software nunca apareció. El dinero tampoco. Luis Arce junto al vicepresidente David Choquehuanca mascan coca durante la celebración tradicional del «acullico» en La Paz, Bolivia (REUTERS/Claudia Morales/Archivo) Un segundo contrato por 11 millones fue firmado por Arce con una empresa colombiana mientras Bolivia se incendiaba tras la elección en la que Evo Morales buscó reelegirse contrariando la Constitución y en medio de decenas de denuncias de fraudes. El contrato, que implicaba que la firma colombiana se quedaría con toda la información y cobraría un canon de alquiler anual de USD 1,3 millones al gobierno bolviano fue congelado durante la presidencia interina de Jeanine Añez y la documentación donde habían quedado registros de los contratos que olían a corrupción fueron llevados a la Justicia. Por supuesto, toda esa investigación se evaporó cuando Arce llegó al gobierno y logró maniobrar convenientemente en la Justicia. Librado de esos incordios en los tribunales, el presidente decidió ahora sí avanzar finalmente en la estatización total de los fondos de pensiones que, por un decreto sobrano, terminará de concretarse en mayo próximo, con la toma del control de lo que aun permanece en mano de las AFP privadas. Allí se abrirán dos enormes nuevas oportunidades, advierten quienes siguen de cerca las maniobras del gobierno: una es el manejo discrecional de las jubilaciones y pensiones que serán administradas con un padrón vetusto que el gobierno se ha negado depurar con un nuevo censo que viene reclamando la oposición que asegura que allí hay miles de muertos vivos. Esos “muertos” ahora no sólo votarán en las elecciones sino que alguien podrá cobrar en su nombre el bono de vejez, que en Bolivia reciben los mayores de 58 años, o una jubilación. La segunda ventana será ese enorme colchón de dinero para financiar gastos corrientes, lo que está prohibido por ley pero ya se viene realizando según denunciaron economistas y dirigentes opositores, y para fastuosos proyectos de infraestrtura que están en carpeta con financimiento conjunto de Rusia e Irán, lo que enciende las alarmas ya no sólo entre los bolivianos sino a nivel regional y más allá.

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El narcotráfico divide más al oficialismo en Bolivia: la disputa entre Luis Arce y Evo Morales

Grupos que responden al ex presidente y al actual mandatario están enfrentados, sin contar los cárteles brasileños, colombianos, mexicanos y peruanos que operan en el país   El narcotráfico ha crecido en el gobierno de Luis Arce, y hasta posee pistas “clandestinas” con iluminación nocturna, por el intenso tráfico. Lo dice Carlos Romero, que fue ministro de gobierno de Evo Morales.   Asegura Romero que el ministro que lo sustituye ahora en el cargo, Eduardo del Castillo, es narcotraficante, y que ha permitido que las avionetas capturadas durante su gestión estén ahora operando normalmente.   Luis Arce, entretanto, decidió llevar su rivalidad con Morales a la lucha contra el narcotráfico, comenzando por las campañas del gobierno para destruir las plantaciones ilegales de coca, que se concentran esta vez en el Chapare, territorio dominado por su mentor, que ahora es su enemigo.   Romero, que habla en nombre del sector de Morales, dice que la captura de fábricas de las que informa Del Castillo es falsa y busca proteger a narcos amigos del gobierno, porque no revela los nombres de los capturados, quizá para protegerlos.   Evo Morales y su entonces ministro de Gobierno Carlos Romero en una foto de 2019. (REUTERS/Manuel Claure) Es decir que en este momento habría grupos de narcos de Morales y narcos de Arce, enfrentados, sin contar los cárteles brasileños, colombianos, mexicanos y peruanos que operan en Bolivia.   Del Castillo no está quieto. Ha ordenado a la policía actuar contra las fábricas de droga próximas al territorio del cocalero Morales, lo que incluye captura de droga y avionetas, como no ocurría antes.   Una moderna fábrica de clorhidrato de cocaína fue tomada por la policía en Villa Tunari, importante población de Chapare, próxima al lugar donde vive y opera Morales.   El ministro de Gobierno (Interior) de Bolivia, Eduardo Del Castillo, en una fotografía de archivo. EFE/Stringer Allí, la policía acaba de encontrar 1.256 kilos de cocaína, pero voceros de Morales aseguran que no fue allí, sino en otro lugar, en el parque Isiboro-Sécure, territorio dominado por otra banda, a la que el gobierno querría proteger.   El conflicto que enfrenta a Morales con Arce ha penetrado la lucha contra el narcotráfico, donde ambos, a juzgar por estos anuncios e informaciones, tendrían intereses específicos.   Los narcos no son ajenos a los conflictos sociales de la región, según otros hallazgos de la policía. Una avioneta Beechcraft, de 4 millones de dólares, capturada en San Matías, departamento de Santa Cruz, dio la pista para que la policía encuentre un depósito con armas de guerra, municiones e incluso uniformes militares, similares a las que los combatientes de Sendero Luminoso utilizan en su guerrilla contra el gobierno de Dina Boluarte, en Perú.   El gobierno peruano sospecha que Morales está detrás de los envíos de armas y agitadores desde Bolivia, por lo que ha iniciado una acción para juzgar en Perú al expresidente boliviano, a quien acusa de estar detrás de los movimientos separatistas que surgieron en Puno, fronterizo de Bolivia. El ejército peruano ha sido desplazado a la frontera para controlar el territorio de Puno, donde han surgido voces separatistas.   Respecto del conflicto peruano, Arce y Morales tienen coincidencias que no se dan en otros temas. Ambos apoyan a los revoltosos alentados por Sendero Luminoso que exigen la renuncia de la señora Boluarte. Una mujer ondea una bandera de Perú durante una protesta en contra del gobierno, en Lima, Perú, el 20 de enero de 2023. Los manifestantes reclaman la celebración inmediata de elecciones, la renuncia de la presidenta, Dina Boluarte, y la puesta en libertad de su antecesor, el destituido Pedro Castillo. (AP Foto/Guadalupe Pardo) Por el momento, la coca peruana y la “pasta base” (sulfato de cocaína) han dejado de llegar a Bolivia debido al cierre de la frontera. Los cocaleros bolivianos denunciaron que la llegada de la hoja y la pasta base del Perú había provocado que caigan los precios en Bolivia.   El opositor José Carlos Sánchez cree que en todo esto hay un plan mucho más grande, que abarca a territorios de Bolivia, Perú, Venezuela y Colombia, lo que explicaría que Morales apoye a los peruanos a pesar de que perjudican a los productores bolivianos. Apunta a que las instituciones republicanas se han debilitado mientras se fortalecen las actividades ilegales. Menciona síntomas de que lo que se conoce como un “Estado fallido”.   El conflicto peruano ha frenado el tránsito de la droga que se produce en el VRAEM y que, luego de ser refinada en Bolivia, es reexportada a Argentina, Brasil y Paraguay, rumbo a Europa.   De todos modos, las avionetas bolivianas siguen operando, según denuncia el ex ministro Romero. Gozan de la ventaja de que el Ministerio de Defensa de Bolivia decidió no usar los trece radares comprados en 2017 en 225 millones de dólares. La explicación es que la Fuerza Aérea Boliviana no tiene los aviones que serían necesarios para capturar a las avionetas que fueran avistadas por esos radares.   Una situación que favorece a los narcos, ya sea que pertenezcan al sector de Morales o de Arce, enfrentados ahora públicamente.   Fuente: Infobae

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