Una de las casas allanadas en Costa Rica, usada como escondite de la banda de coyoteros.   Autoridades de Costa Rica desbarataron una red delictiva, que enviaba migrantes ilegales a Estados Unidos. La acción abarcó 18 allanamientos en diversos puntos del país, y dejó como resultado 17 personas detenidas. Muchos de los afectados eran ecuatorianos. De acuerdo a las investigaciones, la banda les cobraba 14.000 dólares por transportarlos clandestinamente. El operativo fue el resultado de un proceso de inteligencia, que tardó cerca de año y medio. El reporte señala que los migrantes, en su mayoría de América del Sur, o llegados a ese continente desde otros puntos, eran recibidos en la frontera con Panamá, y desde ahí cruzaban por Nicaragua, Honduras, Guatemala y México, hasta llegar a Estados Unidos. Un recorrido que tardaba varias semanas, incluso meses. La organización contaba con contactos en diversos puntos del trayecto, para coordinar la captación, alojamientos y traslados de los ilegales. Los líderes de la organización en Costa Rica, ahora detenidos, eran los encargados de coordinar y ejecutar el tráfico ilícito de migrantes. La Policía logró determinar el tráfico de 101 personas de diversas nacionalidades, como siria, egipcia, mexicana, colombiana, haitiana, india, ecuatoriana, china y nicaragüense.

El operativo policial permitió establecer dónde mantenían retenidos a los migrantes en Monterrey   La Policía mexicana rescató a 18 migrantes ilegales, incluyendo 3 ecuatorianos, que estaban encerrados en un domicilio en la zona norte de la ciudad de Monterrey, estado de Nuevo León. Los otros ciudadanos son originarios de la India. El objetivo final de todos era ingresar ilegalmente a Estados Unidos. De acuerdo al reporte, los migrantes permanecían retenidos en una vivienda, sin comida ni agua. Los habían dejado ahí los coyoteros que los ingresaron clandestinamente a México, hasta que sus familiares paguen el rescate que exigían. Los migrantes, desesperados, lanzaron gritos de auxilio. Transeúntes y vecinos se percataron de la situación y alertaron a la Policía, que llegó a tiempo para liberarlos. Testigos dijeron que los rehenes sacaban sus manos por las estrechas ventanas, para llamar la atención. La casa estaba asegurada con cadenas y candados, a fin de evitar que las víctimas pudieran escapar. Los afectados revelaron que llevaban 2 días sin comer ni beber. Algunos de ellos estaban en condición crítica, por lo cual fueron hospitalizados. El grupo incluía una mujer y un menor de edad. Los migrantes fueron trasladados el Instituto Nacional de Migración, que definirá la forma en que serán regresados a sus países.