El 23 de febrero de 1999 marcó la vida para dos madres. Ese día dieron a luz a sus hijos en el hospital Vicente Corral Moscoso de Cuenca. Pero los niños fueron intercambiados, por error. Veintiún años después, María (nombre protegido) descubrió el hecho por una prueba de ADN, dentro de un proceso judicial por impugnación de paternidad. Ella denunció el caso, se abrió la investigación y la Policía localizó a los dos jóvenes. Una verdad inesperada Este es el testimonio de Esperanza, madre de Cristian, quien en enero pasado presentó una acción de protección por la vulneración de derechos constitucionales. El juez le ha dado la razón, pero el caso no se resuelve en última instancia. “Todo empezó en un mes del 2020. Mi hijo, Cristian, contestó una llamada telefónica. Era un Policía que le dijo –sin reparos- que su familia no era la que lo crió; que sus padres biológicos están en Cuenca. Días después, otra llamada, justo cuando estaba preocupada pensando qué habría hecho mi hijo. Él no me contaba nada. Al contestar se identificó un agente y me dijo lo mismo, sin ninguna reserva: ‘El hijo que usted tiene en casa no es de usted, el suyo está acá (en Cuenca)’. Me asusté. Creí que era un estafador y decidimos cambiar de chip y no contestar llamadas telefónicas de números desconocidos. Nos perdimos un año, hasta que nos volvieron a encontrar por un sobrino que es Policía. Él me llamó y me dijo: ‘tía a usted le busca la Policía’. Me pasó la llamada. Se me alborotaron los nervios y nos citó a Cuenca para rendir una declaración. Palabras de una madre Allí me encontré con la señora María. Le dije, por favor, ya no quiero que me haga llamar, esto me pone mal. Mi hijo es el que yo di a luz, se parece a mí. Ella solo respondió que los exámenes de ADN lo determinarán. Comencé a recordar el momento del parto. 12 madres dimos a luz ese día. Cuando trajeron a mi bebé, el padre de mi hijo se inquietó porque llegó con ropa diferente a la que llevamos en la pañalera. Pero al reclamar a la enfermera, ella le contestó de forma tajante: ‘¿qué quiere: un hijo suco, de ojos verdes?’ Ese es su hijo y punto. Él (padre) intentó entrar en otra sala para buscar a su hijo, pero como no pudo nos quedamos así. Después de eso jamás dudé de que fuera mi hijo, aunque el mayor es blanco, como el padre. En mi familia siempre decían que Cristian tiene mis facciones y que es trigueño como yo. Los exámenes de ADN Mi hijo se negaba a realizarse la prueba. Pero el Policía era tan insistente y nos intimidó diciendo que, si no accedíamos, nos metíamos en problemas legales. Accedimos con la condición que de con eso dejen de perseguirnos. Pero de allí salió la verdad y fue duro como familia. Todos lloramos porque era una situación dolorosa. Abracé a Cristian y le dije que nada ni nadie cambiarán el amor de estos 21 años; que él será mi hijo siempre. A mi familia pedí que nunca hablen del tema ni miren mal a Cristian. Tuvimos un encuentro las dos familias. Al conocer a mi hijo biológico, es evidente el parecido que tiene con el mayor. Desde entonces digo que tengo tres hijos. Aunque como madres no hemos conseguido un mayor apego de nuestros hijos biológicos. A veces creo que era mejor que nunca se hubiera descubierto esta situación y Cristian piensa igual. Él empezó a beber y cambió su comportamiento. Tras confirmar el cambio de niños, María presentó una acción de protección contra el Hospital. Pero la defensa de institución argumentó que nosotras (las madres) hemos cambiado a nuestros hijos fuera de la casa de salud. Además, veían que como madres hemos ganado otro hijo. Fue lo más insensible que pudimos escuchar. Pedí que revisaran mi ficha médica. Cuando di a luz tuve problema de preeclampsia y ni podía levantarme de la cama. Es verdad que ahora tenemos otro hijo, pero no debería ser por la negligencia institucional. Al final el Juez y la Sala de lo Civil le dieron la razón a María de que se vulneró sus derechos y se ordenó la reparación. En enero pasado puse la misma demanda, porque también se afectó mis derechos. El recurso fue aceptado pero la audiencia de reparación se suspendió porque Ministerio de Salud Pública solicitó un acuerdo conciliatorio. Estamos a la espera de que la Sala de lo Civil emita su fallo. Nos ofrecieron ayuda sicológica y tampoco la hemos recibido”. En el año 2015 la Policía empezó la búsqueda de las otras 11 madres que dieron a luz el 23 de febrero del 1999. Ellas estaban dispersas en diferentes ciudades del Austro y por eso el trabajo de inteligencia les tomó casi cinco años. Esperanza vivió en Cuenca siete años, pero luego regresó al cantón de la provincia de El Oro, de donde es oriunda. Su hijo Cristian ahora está dedicado a trabajar para ayudar a la familia. La mujer señala que, tras presentar la demanda en enero, estuvo ocho meses detenido el proceso. Hemos solicitado también las disculpas públicas, pero nos negaron porque dicen que no hubo una conmoción social. Fuente: El Comercio