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Ecuador: octubre 8, 2024

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Ecuador, octubre 08, 2024
Ecuador Continental: 10:08
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Científicos presentan resultados sobre fósiles de mosquitos de 130 millones de años

Primicias .- Los mosquitos machos también chupaban sangre hace 130 millones de años. Los fósiles datan del período Cretácico, y fueron hallados en el Líbano. Expertos chinos y libaneses revelaron que los mosquitos macho también se alimentaban de sangre hace unos 130 millones de años. Un estudio liderado por un investigador de la Academia China de Ciencias y la Universidad Libanesa se basó en el hallazgo de los fósiles de mosquitos más antiguos conocidos: dos machos atrapados en trozos de ámbar que datan de hace 130 millones de años, durante el período Cretácico, y encontrados cerca de la localidad de Hammana, en el Líbano. Dany Azar, el investigador libanés que dirigió el estudio, explicó que los fósiles “no solo arrojan luz sobre los orígenes de los mosquitos”, sino que también “revelan sus hábitos alimenticios durante las primeras etapas de su evolución”, recogió en las últimas horas el diario local China Daily. “Los fósiles son del Cretácico Inferior. Durante este período, presenciamos cómo evoluciona el grupo de los mosquitos y esto nos da una idea sobre su hematofagia”, señaló Azar, citado por el rotativo. Antes de los recientes hallazgos y su estudio, solo se sabía que las hembras de los mosquitos chupaban sangre, que necesitan para producir sus huevos. Los machos, que carecen de piezas bucales que perforen la piel de otros animales, se alimentan principalmente de néctar y jugos vegetales. Según el equipo de expertos, que publicaron sus hallazgos en la revista científica Current Biology, al menos algunos mosquitos macho antiguos tenían mandíbulas afiladas y un apéndice largo con cerdas dentadas, similares a las piezas bucales perforadoras de la piel de las hembras de los mosquitos actuales. Pese a que se conoce la existencia de más de 3.000 especies de mosquitos, el conocimiento de sus orígenes y su evolución temprana es limitado. Estudiar su evolución “es un reto debido a la falta de registros fósiles de insectos”, indicó Azar. Según el investigador del Instituto de Geología y Paleontología de Nanjing Huang Diying, citado por China Daily, “cuando las angiospermas, o plantas con semillas vasculares, se hicieron abundantes, muchos mosquitos macho pasaron a alimentarse de néctar rico en energía, en lugar de sangre”.

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El dengue desangra Perú: la enfermedad, alimentada por el cambio climático, deja casi 300 muertos

El País .- El crecimiento exponencial de casos, más de 161.000 este año, está relacionado en parte con el aumento inusual de temperaturas en el país. Una mañana de finales de mayo, tras regresar de su chacra (terreno de cultivo) en Villa La Legua, en el departamento peruano de Piura, Carlos Arturo Zapata, de 93 años, se sintió mal. Era un hombre fuerte y vital, pero, de pronto, la fiebre, el dolor de cabeza y una suerte de sensación extraña en los ojos, como quemante, comenzaron a golpearlo. No quiso ir al médico. Sus familiares le dieron paracetamol y le hidrataron para tratar de aliviar sus síntomas y comenzó a mejorar. Hasta que, inesperadamente, cuatro días después, volvió a ponerse mal. Le volvieron los dolores, ya no quería comer y no le bajaba la fiebre. Lo llevaron de emergencia en un auto al hospital Jorge Reátegui, en la capital de ese departamento de la costa norte del Perú, pero en el camino falleció. Fumigación de viviendas en el distrito de Comas.SEBASTIÁN CASTAÑEDA Lo mató el dengue, una enfermedad común en esta región desde hace años, pero que hoy se ha expandido de manera casi incontrolable. Ralph Zapata, su nieto, cuenta aún dolido que en las últimas semanas en La Legua, una población de unos 5.000 habitantes, se han reportado 30 casos diarios de afectados por este patógeno de la familia de los flavivirus. La enfermedad, que suele provocar fiebre repentina, dolores musculares en las articulaciones y manchas por el cuerpo, no tiene tratamiento y, en sus vertientes más graves, como el dengue hemorrágico, puede provocar la muerte. Se trata de algo nunca antes visto ni allí ni en todo el distrito de Catacaos, al que pertenece La Legua, donde hasta mediados de junio se registraron 2.086 casos sobre una población de 75.000 habitantes, según el Ministerio de Salud (Minsa). En todo el departamento de Piura, el más afectado del país, hay 46.650 casos, entre confirmados y probables, y los muertos llegan a 96. A escala nacional, superan los 161.000 y los fallecidos son al menos 287. Frente al efecto letal de la pandemia de covid, que en este país provocó casi 200.000 muertos, esto parece poco. Pero el crecimiento ha sido exponencial: el año pasado se registraron 43.899 casos de dengue, y en 2021, 24.642. Reparto de agua por camión cisterna en el asentamiento humano Nadine Heredia en el distrito de San Juan de Miraflores en Lima.SEBASTIÁN CASTAÑEDA El alza de casos se produce, además, luego de que, en marzo, el ciclón ‘Yaku’, un sistema de baja presión tropical inusual en esta latitudes, provocara copiosas inundaciones y devastación en varias regiones de la costa peruana. Para el doctor Rául Urquizo, decano del Colegio Médico de Perú, en ese contexto era esperable que la epidemia sobreviniera por la acumulación de agua estancada, mezclada con el calor que hace que el Aedes aegypti, el insecto transmisor, prolifere raudamente. De acuerdo con el doctor César Cabezas, del Instituto Nacional de Salud, en condiciones habituales, el tiempo que el mosquito demora en pasar de huevo a insecto adulto es de unos nueve días. Pero cuando el calor aumenta, ese ciclo se hace más corto. El cambio climático El doctor Cabezas apunta, además, otro factor de alarma: se ha detectado la presencia del virus “en el aparato reproductor del insecto”, lo que se cree que anula una fase del proceso normal de contagio. Para que este se dé, es necesario que la hembra del Aedes aegypti pique a una persona ya infectada, ya que necesita sangre para asegurar su reproducción, y luego a una tercera. Pero este hallazgo hace todo más rápido: desde el desarrollo del mosquito en el ciclo huevo-larva-pupa-insecto, hasta el contagio y el aumento de casos. Una mujer es atendida en la Unidad de vigilancia Clínica, Uviclin en el distrito de Puente Piedra.SEBASTIÁN CASTAÑEDA A todos esos factores hay que añadirle la falta de reacción en conjunto del Estado y la pobreza. Es común que las comunidades con menos recursos, como los asentamientos humanos, donde no tienen acceso al agua potable, la almacenen en recipientes abiertos que sirven de criaderos para los mosquitos. Para la doctora Nancy Serpa, ex viceministra de Salud, “se trata de un problema no sólo sanitario, sino social”. Y hoy por hoy, fundamentalmente climático. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el dengue se está extendiendo a países donde antes era prácticamente desconocido, como Croacia. Un documento de la organización publicado este año señala que cada año se reportan 390 millones de infecciones. Estima, además, que hay 3.900 millones de personas que corren el riesgo de contraer la enfermedad. Para Raman Velayudhan, coordinador de la iniciativa de la OMS para el dengue y el arbovirus, “el cambio climático ha tenido un papel clave al facilitar la propagación del mosquito”. La advertencia no es nueva. El investigador peruano Paul Maquet ha recordado que ya en el 2007, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático sostuvo que el fenómeno provocaría “una alteración de los vectores de enfermedades infecciosas en ciertas áreas”. Llamando al mosquito El propio Ministerio del Ambiente (Minam) señalaba en su Plan de Adaptación al Cambio Climático presentado en julio de 2021 que uno de los peligros relacionados al calentamiento global es el aumento de las enfermedades metaxénicas (aquellas cuyos vectores son sensibles a las modificaciones del ambiente) como el dengue. Especialmente para quienes carecen de agua potable y desagüe. Laboratorio de investigación del dengue en el INS Instituto Nacional de Salud.SEBASTIÁN CASTAÑEDA En Puente Piedra, un distrito periférico de Lima Metropolitana, se puede comprobar que algo ha cambiado. Ya es invierno y la temperatura supera los 25 grados, hace calor y no hace falta ponerse abrigo. No es usual en Lima, donde a estas alturas del año suele estar nublado y con temperaturas en torno a los 20 grados o menos. Pero este año el calor no quiere irse. Milagros Sánchez tiene 33 años. Está internada en una cama de la Unidad de Vigilancia Clínica (Uviclin) instalada en esta zona por el Ministerio de Salud (Minsa) por un cuadro agudo de dengue. “Un día,

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