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Ecuador: octubre 8, 2024

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Ecuador, octubre 08, 2024
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Una persona con párkinson desde hace más de 25 años vuelve a caminar gracias a una prótesis neuronal

El País .- Los investigadores estimularon la médula espinal directamente y así lograron evitar las caídas y bloqueos en la marcha Cuando tenía 36 años, Marc Gauthier, un ciudadano de Burdeos (Francia), empezó a tener problemas de movimiento y coordinación, temblores y rigidez. Le diagnosticaron un párkinson muy precoz. A comienzos de siglo, le hicieron un doble implante en el cerebro. Por un lado, le instalaron un generador de dopamina, neurotransmisor clave en la organización del movimiento, y a la vez un estimulador cerebral profundo (ECP) en los ganglios basales, la parte del cerebro que debería producir dopamina de forma natural. Pero, tras una mejoría, las caídas volvieron e incluso se agravaron, también la incapacidad de levantarse o los continuos bloqueos mientras caminaba. Situaciones tan cotidianas como subir unas escaleras eran un suplicio; tras unos temblorosos primeros escalones, terminaba dándose la vuelta. Sin embargo, el domingo fue a tomar un café con Eduardo Martín Moraud, científico español que forma parte del equipo que le implantó una nueva neuroprótesis hace dos años. “Caminaba con normalidad y no tuvo problemas ni para entrar en el metro”, dice Martín. El propio Gauthier, que ahora tiene 63 años, describe: “Ya ni siquiera tengo miedo a las escaleras”. Martín trabaja con Grégoire Courtine, profesor de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza), desde que este le dirigía el doctorado. Junto a Courtine y la neurocirujana Jocelyne Bloch, del hospital universitario de la misma ciudad, llevan año Investigación científica Neurología s investigando cómo ayudar a los parapléjicos a volver a caminar. En esta carrera de fondo, primero lo investigaron con ratas. Tras obrar lo más parecido a un milagro, probaron su forma de puentear las lesiones medulares que cortocircuitaban la comunicación entre piernas y cerebro en monos. Validado en un modelo animal, empezaron a probarlo en humanos con resultados positivos ya en 2018. El año pasado lograron que tres personas parapléjicas recuperaran su capacidad de caminar al día siguiente de la operación. “Ya en la beca que solicitó Courtine en 2009, mencionaba que este sistema podría aplicarse también en personas que tuvieran párkinson”, recuerda Martín. Y es lo que han hecho con Gauthier. Eduardo Martin Moraud (derecha) conversaba con Marc Gauthier, el viernes en Lausana.GABRIEL MONNET (AFP) Los resultados del trabajo de este equipo, formado por una quincena de neurocientíficos, neurocirujanos, médicos, enfermeros y rehabilitadores, acaban de publicarse en la revista científica Nature Medicine. Tras años investigando con parapléjicos, puede parecer extraño que reclutaran a un enfermo de párkinson como Gauthier. En principio, una enfermedad neurodegenerativa que se produce en lo más profundo del cerebro no tiene mucho que ver con una paraplejia provocada porque un accidente le ha destrozado la médula a un joven. “Independientemente del origen del problema, todo control de las piernas pasa por la médula. En un caso no llega información al cerebro porque está seccionada, en el otro sí baja la información, pero es anómala”, explica Martín. En la zona baja de la espalda, en la porción de la médula de las regiones lumbar y sacra de la columna, se encuentra un conjunto de neuronas motoras que son las encargadas de ordenar a los músculos de las piernas que se activen. También son las que reciben la información de las piernas sobre su estado, ya sea de movimiento o reposo, y la envían médula arriba. Es ahí donde han actuado ahora, olvidándose en cierto modo del párkinson. En esta especie de engaño al cerebro, la estimulación epidural ha logrado algo así como corregir aquella información errónea que llegaba de la corteza motora cerebral. Ya ni siquiera tengo miedo a las escaleras” Marc Gauthier, enfermo con párkinson desde hace más de 25 años Cuando Gauthier llegó a los cuarteles generales de NeuroRestore, el centro donde trabaja Martín y del que son codirectores tanto Courtine como Bloch, hace dos años, su sistema locomotor presentaba serios problemas. Muchas de las veces que tenía la intención de levantarse de la silla, sus piernas no respondían. Cuando lo lograba se caía cinco o seis veces al día y era incapaz de caminar unos metros sin verse obligado a detenerse como congelado. En los vídeos que han distribuido los científicos, hay dos escenas que encogen el corazón. En una se ve como una cuidadora ayuda a un tembloroso Gauthier a subir unos escalones. Cuando apenas llevaba tres o cuatro, se detiene y tiene que girar y darse por derrotado. Otra parece cómica, si no fuera por lo desgraciado de la situación. Con pasitos cortos y como temerosos, el bordelés llega hasta la puerta de un ascensor. Espera a que se abra y cuando lo hace, es incapaz de entrar, está bloqueado, y la puerta se vuelve a cerrar. Así varias veces. Después del implante, el paciente pasó seis meses en Suiza, probando que todo el sistema y él se acoplaran en un programa intensivo de rehabilitación. Había que recuperar cosas que empezaron a perderse hace más de un cuarto de siglo. Desde que regresó a Burdeos, ha ido de viaje en varias ocasiones, es capaz de hacer caminatas de cinco kilómetros sin grandes problemas y, como le decía a Martín el domingo, se sentía muy bien y había perdido muchos miedos. En la segunda tanda de vídeos (ver arriba), después del implante y entrenado, logra levantarse de la silla, subir las escaleras él solo y entrar en un ascensor. Marc Gauthier, entre los codirectores de NeuroRestore, la neurocirujana suiza Jocelyne Bloch y el profesor de neurociencia de la Escuela Politécnica Federal de Lausana Grégoire Courtine, el viernes.GABRIEL MONNET (AFP) “Es impresionante ver cómo estimulando eléctricamente la médula espinal de forma selectiva, tal como lo habíamos hecho con los pacientes parapléjicos, podemos corregir los trastornos de la marcha causados por la enfermedad de Parkinson”, explica Bloch, la neurocirujana que le realizó el implante a Gauthier. Cada seis meses regresa a Suiza a una revisión. El francés usa la neuroprótesis más de ocho horas al día. Solo la apaga cuando prevé estar un rato sentado o cuando va a dormir, y la enciende al

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Un macroproyecto publica el atlas del cerebro, un mapa para entender qué nos hace humanos

El País .- La investigación, que se compara con la secuenciación del genoma humano, también explora los cambios que producen las enfermedades neurológicas. En el año 1600 se produjo un momento estelar de la historia de la ciencia. Tycho Brahe, un noble danés obsesionado por medir con precisión los movimientos de los astros, se encontró en Praga con Johannes Kepler, un alemán de origen humilde con una inclinación por la mística y la ciencia que hoy parece contradictoria. Kepler, inspirado por Copérnico, intuía que el sistema solar tenía más sentido con la estrella en el centro, pero necesitaba datos para corroborar su modelo. En aquella época, los astrónomos elaboraban cartas de navegación y predicciones astrológicas con observaciones burdas recogidas siglos antes y pocos consideraban necesario recabar medidas precisas. Brahe había acumulado esas medidas, pero mantuvo la Tierra en el centro de su sistema solar y ocultó sus observaciones a Kepler, que solo pudo verlas tras la muerte del danés, en 1601. Aquellos datos permitieron a Kepler describir matemáticamente los movimientos de los planetas alrededor del Sol y allanó el camino para que Isaac Newton nos explicase, con la gravedad, por qué se mueven así. Cuatro siglos después, los científicos aspiran a una revolución científica igual de significativa o más que la liderada por los que descubrieron la posición de la Tierra en el cosmos. Pese al progreso de la neurociencia desde los años de Santiago Ramón y Cajal, lo que se desconoce sobre el cerebro, sobre cómo genera la consciencia o la memoria o sobre cómo curar muchas enfermedades neurológicas sigue siendo muchísimo. La revista Science publica hoy una serie de artículos que muestran el esfuerzo por obtener los datos que son la base de cualquier avance significativo del conocimiento. Los trabajos son parte de la Brain Initiative Cell Census Network (BICCN), un proyecto lanzado en 2017 por los Institutos Nacionales de Salud de EE UU (NIH, por sus siglas en inglés). El proyecto involucra a cientos de científicos que utilizan las últimas tecnologías para localizar las células en cerebros de humanos y otros animales, y caracterizarlas una a una por su expresión genética, su forma y otros rasgos. Ya lo han hecho con más de 3.000 tipos de células humanas, revelando aspectos que las distinguen de las de otros primates y que permitirán identificar, por ejemplo, cuáles de ellas son más propensas a mutaciones específicas que causan enfermedades neurológicas. Uno de los hallazgos de la colaboración es que, como en la cocina, con los mismos ingredientes se pueden preparar distintos guisos. Aunque hay células propias de algunas regiones cerebrales, muchas diferencias entre regiones se producen porque tienen distintas proporciones de los mismos tipos celulares. Según explican en uno de los artículos Alyssa Weninger y Paola Arlotta, de las universidades de Carolina del Norte y Harvard, respectivamente, hay excepciones a esta regla general. Por ejemplo, la corteza visual primaria contenía tipos de neuronas inhibidoras particulares. Los datos muestran que la evolución no ha producido la aparición de nuevos tipos de células cerebrales que justifiquen las distintas funciones del cerebro, sino que son pequeñas variaciones dentro de los mismos tipos celulares y cambios en la abundancia de estas células por región los que crean circuitos cerebrales distintos. No hay un cerebro humano Juan Lerma, investigador del Instituto de Neurociencias de Alicante, apunta que la ingente cantidad de datos obtenidos con las nuevas técnicas “no va a darnos la solución a los problemas del conocimiento del cerebro humano y pone de manifiesto cosas que ya se sabían, pero esta es la manera de demostrar que el conocimiento es sólido”. Uno de los aspectos destacados para Lerma es la gran variabilidad que se encuentra entre cerebros, “algo que se había visto en las pruebas de imagen cerebral no invasivas en humanos”. “Esto nos dice que es importante que los estudios en humanos incluyan un gran número de casos, porque puedes tener un estudio con 500 cerebros que te dé unos resultados y, después, haces un análisis de 30 de esos cerebros y los resultados son diferentes”, ejemplifica. En un estudio liderado por Nelson Johansen, del Instituto Allen, en Seattle (EE UU), se analizó la expresión genética de células individuales de la corteza cerebral de 75 individuos y solo encontraron pequeñas diferencias que se pudiesen explicar por factores como la edad, el sexo, la ascendencia o si procedía de personas sanas o enfermas. “No existe un humano prototípico”, resumen Weninger y Arlotta. “El conocimiento derivado de estos estudios va a ser fundamental para responder algunas preguntas clásicas en neurociencia, como cuáles son las diferencias fundamentales entre el cerebro humano y el de nuestros parientes más cercanos, como los chimpancés”, afirma Ignacio Sáez, investigador en el Hospital Monte Sinaí, en Nueva York. Uno de los trabajos que hoy publica Science, que firma como primer autor Nikolas Jorstad, del Instituto Allen, analiza la expresión genética de las células del giro temporal medio, una región crítica para la comprensión del lenguaje, en humanos, chimpancés, gorilas, macacos y monos tití. Los investigadores vieron que todos estos primates comparten, en gran parte, los mismos tipos de célula que aparecieron en un momento de la evolución y se han ido conservando con la aparición de nuevas especies. Solo unos pocos cientos de genes mostraron pautas de expresión que solo se ven en humanos. Estos datos sugieren que las obvias diferencias entre un tití y un humano surgen de unos pocos cambios moleculares y celulares. Entre los artículos de Science, también hay trabajos que analizan células en momentos clave del desarrollo del cerebro antes y justo después del nacimiento. El conocimiento de estos instantes también puede ayudar a producir mejores modelos para estudiar el cerebro humano, algo muy difícil de hacer con voluntarios de carne y hueso, o entender mejor qué modelos animales pueden ser útiles para avanzar en el conocimiento del órgano de la conciencia. Arlotta es una referencia internacional en la construcción de organoides, unos modelos tridimensionales creados a partir de células madre que simulan la estructura del cerebro. Javier de Felipe, investigador del CSIC que ha participado en grandes colaboraciones internacionales como el Human Brain Project,

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Un hombre tetrapléjico vuelve a caminar gracias a un puente digital entre su cerebro y su médula espinal

El País .- El holandés Gert-Jan Oskam, de 40 años, quedó paralizado tras un accidente en bicicleta y ahora puede subir escaleras con muletas.   Un equipo internacional de científicos ha anunciado este miércoles “una nueva era” en el tratamiento de las enfermedades neurológicas. Los investigadores han instalado “un puente digital” entre el cerebro y la médula espinal de Gert-Jan Oskam, un holandés de 40 años que se quedó tetrapléjico tras un accidente en bicicleta en 2011, cuando regresaba de su trabajo. Dos implantes en su cerebro leen ahora sus pensamientos y los envían, sin cables, a un tercer implante que estimula eléctricamente su médula. El paciente es capaz de caminar largas distancias con muletas e incluso sube escaleras. Oskam ya había probado anteriormente un dispositivo más rudimentario en otro ensayo clínico, pero este martes proclamó con entusiasmo la diferencia en una rueda de prensa: “Antes la estimulación eléctrica me controlaba a mí. Ahora soy yo el que controla la estimulación”.   El accidente con la bicicleta provocó una lesión medular incompleta, que permitía a Oskam algunos movimientos residuales. Gracias a años de dura rehabilitación, el holandés logró recuperar bastante movilidad en los brazos. En 2014, llegó el rayo de esperanza: una nueva técnica científica, con estimulación eléctrica en la médula espinal mediante un implante, tuvo éxito en ratas en un experimento en la Escuela Politécnica Federal de Lausana, en Suiza. Aquellos roedores, con la médula cortada en dos, podían dar más de mil pasos. En 2016, la estrategia también funcionó en monos.   Oskam fue uno de los primeros humanos que probó en 2017 aquel dispositivo experimental, que emitía pulsos eléctricos en su médula sincronizándolos con sus torpes movimientos voluntarios. El propio paciente también podía controlar manualmente, con unos botones, la estimulación de sus piernas. La nueva tecnología va mucho más allá, según destaca el neuroingeniero español Eduardo Martín Moraud, que participó en los experimentos con animales. “Este estudio es un paso de gigante hacia el sueño de restaurar el control motor voluntario en pacientes que sufran enfermedades neurológicas, como pueden ser las lesiones medulares, los ictus, el párkinson y el temblor esencial”, celebra.   La neuroingeniera colombiana Andrea Gálvez, nacida en Bogotá hace 32 años, ha sido una de las principales autoras del nuevo estudio. “Gert-Jan ya tenía un implante en la médula espinal, que permite la estimulación eléctrica y que los músculos de sus piernas se reactiven. En este ensayo clínico hemos colocado dos implantes en la parte motora del cerebro, uno en cada hemisferio, que nos permiten leer la intención de movimiento, decodificarla y hacer ese puente digital para que la estimulación en las piernas sea deliberada” señala Gálvez. Sus resultados se publican este miércoles en la revista Nature, punta de lanza de la mejor ciencia mundial.   La neuroingeniera Andrea Gálvez, de la Escuela Politécnica Federal de Lausana, en Suiza.EPFL Los líderes de la investigación son el neurocientífico Grégoire Courtine y la neurocirujana Jocelyne Bloch, de la Escuela Politécnica Federal de Lausana. Su equipo lleva más de una década perfeccionando el dispositivo con inteligencia artificial adaptativa. Courtine reconoció en la rueda de prensa que “esta tecnología todavía está en su infancia” y anunció que el siguiente paso es miniaturizar los aparatos y ensayarlos en más pacientes. Hasta el momento, solo Gert-Jan Oskam los ha probado. El sistema requiere sustituir unos cinco centímetros cuadrados de cráneo por un material con titanio y llevar una pequeña mochila con una unidad de procesamiento. Bloch no esconde su entusiasmo: “A mí misma, al principio, me parecía ciencia ficción. Y ahora es una realidad”. La empresa Onward, fundada por Courtine y Bloch, está intentando desarrollar una versión comercial de este puente digital.   El neurólogo Antonio Oliviero, del Hospital Nacional de Parapléjicos, en Toledo, aplaude el nuevo trabajo, pero con cautela. “Es un paso importante, pero de momento solo es un paciente. No sabemos hasta qué punto es generalizable”, subraya. Oliviero destaca que Oskam tenga una pequeña mejoría clínica incluso al apagar el sistema, lo que sugiere una reorganización de sus circuitos neuronales. “Puede ser una herramienta de rehabilitación”, opina. El neurocientífico Grégoire Courtine, el paciente Gert-Jan Oskam y la neurocirujana Jocelyne Bloch, en una rueda de prensa. Los puentes digitales no son la única alternativa prometedora para las personas con lesiones medulares. Oliviero pone algunos ejemplos. El hospital público madrileño Puerta de Hierro está probando un tratamiento con células madre del propio paciente, inyectadas en el lugar exacto de su lesión. En el Instituto de Rehabilitación de Chicago, la chilena Mónica Pérez experimenta con una estimulación eléctrica no invasiva en múltiples puntos, con resultados esperanzadores. Y el grupo del propio Antonio Oliviero ensaya el fármaco rimonabant, que favorece la excitabilidad de las neuronas motoras.   Martín Moraud, un neuroingeniero madrileño de 39 años que dirige su propio laboratorio en el Hospital Universitario de Lausana, cree que el nivel de precisión conseguido por sus colegas Courtine y Bloch no tiene precedentes. “Es algo que se lleva soñando desde hace décadas”, afirma. Martín Moraud intenta ahora trasladar la idea del puente digital a la enfermedad de Parkinson. “El concepto es similar: tener medidas neuronales de la intención motora —o de déficits motores— que se puedan utilizar para estimular la médula”, expone.   Las instituciones suizas implicadas han distribuido un emotivo vídeo de Gert-Jan Oskam, en el que se le ve acodado en la barra de un bar con una caña y unas patatas fritas, hablando con otras dos personas. “He pasado más de 10 años sin poder estar de pie tomando una cerveza con amigos. Son cosas que la gente normalmente no valora”, proclama Oskam.

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La música, aliada contra el insomnio: un proyecto europeo busca cómo usarla para dormir mejor

El País .– La Universidad Pompeu Fabra participa en una investigación que aspira a conseguir una alternativa a los tratamientos farmacológicos La música y el sueño están relacionados desde el principio de la vida. Las madres se la cantan a los bebés para que se duerman, hay personas que la escuchan para poder relajarse antes de ir a dormir, e incluso terapias para trastornos del sueño experimentan con ella para mejorar sus resultados. La Universidad Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona participa en un proyecto europeo que pretende averiguar cómo afecta la música al cerebro antes y durante el sueño y cuáles son las cualidades más eficaces que se pueden aprovechar para inducirlo. La investigación recibe el nombre de Lullabyte y quiere estudiar esta relación teniendo en cuenta las necesidades y los perfiles de cada persona para conseguir una alternativa a los tratamientos farmacológicos. El trabajo se va a centrar en averiguar cómo la música o el sonido pueden ayudar no solo a conciliar el sueño, sino a dormir más profundamente y de forma más reparadora, explica Sergi Jordá, investigador principal del proyecto en la UPF. “Aunque nos pasamos un tercio de la vida durmiendo, es curioso lo poquísimo que se sabe [sobre el tema]”, añade. El proyecto Lullabyte (del inglés lullaby, “canción de cuna”) une la musicología y la neurociencia con otras disciplinas como la psicología, la informática y la ciencia de datos. Jordá asegura que es la primera vez que se aborda la cuestión desde una perspectiva completamente interdisciplinar. Además de la universidad catalana, en la investigación participan otras nueve instituciones de Alemania, Países Bajos y Dinamarca, entre otros. La investigación, que ha empezado este año, durará hasta 2026 y está dotada con casi dos millones y medio de euros del programa Horizon Europe. El trabajo de la UPF dentro de este proyecto es estudiar a pacientes mientras duermen y además investigar cómo convertir en música o sonido la información extraída de sus ondas cerebrales. Jordá cuenta que empezarán con sonidos sintéticos, “algo así como música electrónica”, generados en tiempo real. “De alguna forma, lo que pase en su propio cerebro controlará lo que suene”, amplía. De esta forma pretenden lograr una forma de tratamiento completamente personalizada. Ana Fernández, coordinadora del Grupo de Estudio del Sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN), cree que conocer esta relación puede ayudar a mejorar el sueño, sobre todo a personas con dificultades para conciliarlo y para mantenerlo. “Es un tratamiento de bajo coste, no tiene efectos secundarios y sería una buena intervención no farmacológica”, destaca convencida. Entre el 25% y el 35% de las personas en España padecen insomnio transitorio, y más de cuatro millones de personas lo sufren de forma crónica, según datos de la SEN. Algunos trabajos anteriores ya han observado que, cuando hay problemas de sueño, la música supone una mejoría con respecto a no hacer nada y a escuchar audiolibros o ruido blanco, comenta la neuróloga. Aunque reconoce que los estudios sobre el tema todavía son escasos porque hace poco que se investiga. Beneficios probados, pero limitados En 2021, un metaanálisis publicado en la revista Behavioral Sleep Medicine comprobó que la intervención con música ayudaba a mejorar a los pacientes ingresados en unidades coronarias y de cuidados intensivos, así como el sueño de los adultos mayores. Sus autores vieron que era más eficaz a partir de las tres primeras semanas y cuando la exposición duraba menos de 30 minutos. La utilidad no era enorme, pero sí le atribuyeron pequeños beneficios en la calidad, la eficacia y la latencia de inicio del sueño (el tiempo que tarda una persona en quedarse dormida). Otra revisión publicada el mismo año en Journal of the American Geriatrics Society afirmaba que entre el 40% y el 70% de los ancianos tienen problemas para dormir y más del 40% sufren insomnio. En esta línea, según los autores, la música mejoraba la calidad del sueño de estas personas, que vivían en su casa, cuando la escuchaban entre 30 minutos y una hora antes de acostarse. Los investigadores achacaron su efecto a la capacidad de la música de reducir la frecuencia cardíaca, la respiración y la presión arterial, lo que disminuye la ansiedad y el estrés. Ana Fernández, de la SEN, está de acuerdo con esta afirmación y habla de un efecto de enmascaramiento del ruido. Hay personas con insomnio a las que cualquier estímulo les despierta y les pone en estado de alerta, así que la música les aísla de los sonidos externos e impide que su sueño se interrumpa. Hay otras cualidades que también se barajan, pero están menos comprobadas: como la relajación psicológica y la capacidad de disminuir los pensamientos rumiantes o las ideas intrusivas durante la noche, explica la neuróloga. Los medicamentos nos duermen, pero lo hacen mal Sergi Jordá investigador principal del proyecto Lullabyte en la UPF Sin embargo, no toda la literatura científica está de acuerdo con que esta relación sea buena. Hace dos años, un estudio de la Universidad de Baylor publicado en la revista Psychological Science aseguraba que escuchar música cerca de la hora de dormir podía producir lo que estos investigadores llamaron earworms (literalmente, “gusanos en los oídos”), cuando una canción o una melodía se reproducen continuamente en la cabeza de una persona. Algo que podría pasar incluso mientras se está dormido. Los autores afirmaban que quienes experimentan esta sensación tenían seis veces más posibilidades de tener una mala calidad de sueño. Actualmente, para el insomnio y otros problemas para dormir se emplean tratamientos que usan benzodiacepinas y drogas-Z (similares a las primeras, como el zolpidem), que tienen numerosos efectos secundarios que van desde la somnolencia diurna hasta la pérdida de memoria. “Son medicamentos que nos duermen, pero lo hacen mal”, asevera Sergi Jordá, de la UPF. El investigador cuenta que inducen un sueño que no es natural y que resulta menos reparador. El objetivo de Lullabyte es conseguir mejoras notables en las personas que sufren estos problemas y que, así, no tengan que recurrir a fármacos para poder descansar, concluye.

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Las muertes por calor en Sudamérica subieron un 160% en los últimos 20 años

INFOBAE .- Así lo asegura un informe mundial elaborado por la revista The Lancet que publica por primera vez un reporte sobre la relación entre la salud y el cambio climático en la región. Olas de incendios, malnutrición, enfermedades endémicas y exposición peligrosa al calor son algunas causas Varias veces se ha dicho y publicado la relación directa entre el cambio climático, provocado por el incremento de gases de efecto invernadero (GEI), producidos por el ser humano, y su impacto negativo en la salud. Pero un nuevo estudio evidencia en forma directa los problemas que genera particularmente en Sudamérica. “En los países de Sudamérica el aumento del número de muertes relacionadas al calor ha incrementado en 160% solamente entre los periodos de 2017-2021, comparado con 2000-2004. Los efectos adversos se están acelerando y afectando de manera desproporcionada a las poblaciones vulnerables, tendencia que no hará más que continuar si no tomamos medidas inmediatas”, explicó la doctora peruana Stella M. Hartinger, durante la presentación para medios del Informe de 2022 de Lancet Countdown Sudamérica sobre salud y cambio climático, que por primera vez en la historia, saca un reporte enfocado exclusivamente en la región. Crecimiento de la letalidad vinculada a eventos climáticos extremos en los últimos años en la región “Argentina, Brasil, Colombia y Venezuela tuvieron anomalías climáticas de hasta 2°C. Las olas de calor se han vuelto más frecuentes e intensas, y ponen en peligro la salud y la supervivencia de varios grupos etarios. En los últimos 10 años se han visto más intensas y más frecuentes olas de calor que pusieron en riesgo la vida de niños de menos de un año y de los adultos de más de 65. Las personas de todo el mundo sienten cada vez más el impacto del cambio climático en su salud y bienestar, y estas crisis agravadas están amplificando esos daños. Sin embargo, los gobiernos y las empresas de países de ingresos altos y bajos siguen dando prioridad a los intereses de los combustibles fósiles”, amplió el informe firmado también por la coautora Yasna Palmeiro-Silva, investigadora de la Universidad Católica de Chile y del London College y autora del reporte. Y lanzó un ultimátum: “Nuestro Informe 2022 rastrea la relación entre la salud y el cambio climático en cinco dominios clave y 43 indicadores, lo que revela que el mundo se encuentra en un momento crítico. Una adicción persistente a los combustibles fósiles está amplificando los impactos en la salud del cambio climático y agravando las crisis simultáneas de energía, costo de vida, alimentos y COVID-19 que enfrentamos”. Para los expertos que elaboraron el crítico documento, el cambio climático está exacerbando la inseguridad alimentaria, los impactos en la salud del calor extremo, el riesgo de brotes de enfermedades infecciosas y los eventos climáticos extremos que amenazan la vida. Encuesta reciente sobre cambio climático en Argentina “El retraso en la adopción de energías limpias ha dejado a los hogares dependientes de combustibles sucios, vulnerables a la pobreza energética y expuestos a niveles peligrosos de contaminación del aire derivada de los combustibles. Estos impactos se están agravando con las múltiples crisis simultáneas de la actualidad”, añadieron durante el lanzamiento internacional del Informe de Sudamérica 2022 del Lancet Countdown sobre salud y cambio climático “The 2022 South America Report of The Lancet Countdown on health and climate change”. Este evento fue organizado por Lancet Countdown Sudamérica, el Centro Latinoamericano de Excelencia en Cambio Climático y Salud de la Universidad Peruana Cayetano Heredia y la Organización Panamericana de la Salud. El lanzamiento del informe, que reúne información de 12 países (Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela, y Surinam), contó con la colaboración de 28 investigadores de 21 instituciones académicas y agencias de la ONU incluidas la Organización Panamericana de la Salud (OPS). El mismo tiene un triple propósito: difundir evidencias científicas sobre cómo el cambio climático está afectando la salud de los sudamericanos, alentar el compromiso de los países y las personas de la región, y desafiar a los países a responder con acciones concretas basadas en la evidencia presentada. Cambios en las temperaturas y fenómenos climáticos están presentes en la región en forma permanente “Gobiernos y empresas continúan priorizando los combustibles fósiles por encima y en detrimento de la salud de las personas, poniendo en peligro un futuro habitable. Los gobiernos continúan subsidiando los combustibles fósiles por cientos de miles de millones de dólares anuales, sumas comparables a sus presupuestos totales de salud. Mientras tanto, una profunda falta de financiación socava una transición justa hacia una energía asequible, saludable y sin emisiones de carbono. Si bien una renovada dependencia excesiva de los combustibles fósiles podría asegurar un futuro fatalmente más cálido con impactos en la salud exacerbados, una respuesta baja en carbono centrada en la salud ofrece una oportunidad renovada para lograr un futuro en el que las poblaciones del mundo no solo puedan sobrevivir, sino prosperar”, agregaron. Los expertos precisaron que mientras la crisis climática escala, las compañías de combustibles fósiles siguen sus planes que conducirían a emisiones que superan ampliamente los objetivos del Acuerdo de París. “Si se cumplen, sus estrategias podrían encerrar al mundo en un futuro fatalmente más cálido. El mundo se enfrenta a una coyuntura crítica. Una respuesta alineada y centrada en la salud a las crisis agravadas aún puede brindar un futuro en el que las personas no solo puedan sobrevivir, sino prosperar”, sostuvieron. Mortalidad por calor Las olas de calor como la que sufrió Argentina, son cada vez más frecuentes en la región (Getty Images) El estudio presentado prueba el aumento de muertes relacionadas al calor desde el año 2000, que ha tenido una tendencia al alta en países como Brasil, Argentina, Colombia y Venezuela, los lugares más afectados en términos de muertes atribuibles totales. Sin embargo, en los países donde más ha crecido este indicador en comparación con el año 2000 son Ecuador (1477%), Guyana (328%), y Chile (225%). “Las poblaciones vulnerables (ancianos y niños menores de 1 año) enfrentaron 3.700 millones de días de olas de calor más que amenazaron la vida en 2021 que el registro anual entre 1986-2005, lo que los puso en

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Los secretos del cerebro que ayudan a explicar por qué algunas enfermedades afectan más a hombres y otras a mujeres

Las diferencias entre sus sistemas inmunitarios ayudan a entender que el riesgo de trastornos como autismo y alzhéimer varíe entre sexos   Supongamos que una pareja tiene dos hijos, un niño y una niña. Lo más probable es que ambos crezcan con cerebros normales y sanos. Pero si el desarrollo del cerebro de alguno de ellos sufre alguna alteración o experimenta problemas de salud mental, es posible que el camino de ambos hermanos sea diferente. Las diferencias del hijo varón podrían aparecer primero. En igualdad de condiciones, él tiene cuatro veces más probabilidades que su hermana de ser diagnosticado con autismo. Las tasas de otros trastornos y discapacidades del neurodesarrollo también son más altas en los niños. A medida que crezca y se convierta en un hombre joven, sus posibilidades de desarrollar esquizofrenia serán dos o tres veces mayores que las de su hermana. Cuando ambos lleguen a la pubertad, esos riesgos relativos cambiarán. La hermana tendrá casi el doble de probabilidad de sufrir depresión o un trastorno de ansiedad. Mucho más adelante en la vida, tendrá un mayor riesgo de desarrollar alzhéimer.   Esas tendencias no son reglas estrictas, por supuesto: los hombres pueden sufrir depresión y alzhéimer; algunas niñas desarrollan autismo; y las mujeres no son inmunes a la esquizofrenia. Los cerebros masculinos y femeninos son más parecidos que diferentes.   Pero los científicos están aprendiendo que hay más detrás de esos diferentes perfiles de riesgo que, digamos, las presiones que enfrentan las mujeres en una sociedad patriarcal o el hecho de que las mujeres tienden a vivir más, dando tiempo a que surjan enfermedades vinculadas al envejecimiento. Las diferencias biológicas sutiles entre los cerebros, y cuerpos, masculinos y femeninos son factores importantes.   Para explicar estas diferencias entre los sexos hay algunos lugares obvios donde buscar respuestas. Los dos cromosomas X femeninos y la copia única masculina es uno de esos lugares. Las diferentes hormonas sexuales —en particular, la testosterona en los varones y el estrógeno en las mujeres— es otro. Pero un campo de investigación en constante crecimiento apunta a una influencia menos obvia: las células y moléculas del sistema inmunitario.   Durante mucho tiempo, los científicos han tenido evidencia que vincula la actividad inmunitaria con las diferencias y los trastornos cerebrales, pero la ciencia que incorpora el sexo a esa ecuación aún está en desarrollo. Hasta la última década, los neurocientíficos solían utilizar solo animales machos en sus experimentos por temor a que los ciclos hormonales femeninos interfirieran con los resultados. Al final, eso resultó ser un problema mucho menor de lo que se pensaba originalmente. Además, los científicos ahora saben que las hormonas en los roedores machos también pueden fluctuar casi igual —no en un ciclo fijo, sino en respuesta a factores como su posición en la jerarquía social del grupo de su jaula—. Desde 2016, los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos han pedido a quienes solicitan fondos para investigación que usen animales de ambos sexos o que expliquen por qué solo usan uno.   En estudios recientes, los neurocientíficos han descubierto que las células inmunitarias llamadas microglías funcionan de manera diferente en los cerebros en desarrollo de roedores machos y hembras, aun en ausencia de cualquier infección. Estas acciones microgliales, reflejadas en estudios en humanos, pueden predisponer a los niños a la aparición temprana de diferencias y trastornos neuronales, según especulan los investigadores, pero podrían protegerlos a medida que crecen. Los científicos también han identificado varios genes implicados en las respuestas inmunitarias que podrían ayudar a explicar los riesgos aumentados para las niñas y las mujeres a partir de la pubertad. Con el tiempo, una mejor comprensión de estas diferencias podría llevar a tratamientos específicos para cada sexo.   “Estamos empezando a profundizar en esto”, dice Justin Bollinger, neurocientífico de la Universidad de Cincinnati. “Es muy importante y muy triste que, durante mucho tiempo, los investigadores sintieran que los hombres eran suficientes, que los hombres y las mujeres actuaban de la misma manera, que respondían a las mismas cosas”.   Inmunidad en el cerebro en desarrollo Una de las primeras pistas que vinculan el desarrollo del cerebro y las respuestas inmunitarias surgió a fines de los años ochenta, cuando los investigadores examinaron los registros de nacimiento y los registros de hospitales psiquiátricos en Finlandia, donde hubo una epidemia de gripe en el otoño de 1957. Los científicos descubrieron que, si las mujeres embarazadas habían cursado el segundo trimestre de gestación durante ese otoño, sus hijos adultos tenían un 50 % más de probabilidades de ser admitidos en el hospital con un diagnóstico de esquizofrenia que los hijos de mujeres que habían pasado su primer o tercer trimestre durante la epidemia. Otros estudios respaldaron este hallazgo, lo que sugiere que si el sistema inmunitario de una mujer debe combatir una infección durante el embarazo puede predisponer a su descendencia a la esquizofrenia. “Eso realmente ha llamado mucho la atención sobre cómo el sistema inmunitario puede hacer que el cerebro en desarrollo se altere”, dice Margaret McCarthy, neurocientífica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland, en Baltimore. En tanto, investigadores en Nueva York documentaron una variedad de desafíos neurológicos en los hijos de madres que contrajeron rubeola durante un brote de 1964, incluida una tasa inusualmente alta de autismo.   Para imitar los efectos de los brotes en las poblaciones humanas e investigar los posibles mecanismos, los científicos han inyectado fragmentos no infecciosos de bacterias o virus en ratas y ratonas preñadas. Esto provoca una respuesta inmunitaria en la madre, que a su vez influye en la actividad inmunitaria de su descendencia. Luego, los investigadores estudian a las crías después de que nacen.   Estos estudios han respaldado la idea de que la infección materna afecta el cerebro del bebé. Si bien es difícil decir si un roedor está experimentando signos específicos de autismo o esquizofrenia, los científicos observan que las crías son más ansiosas y menos sociables que las nacidas de madres que no tuvieron que hacer frente a un desafío inmunitario.   Las crías también tienen más microglías, y más activas. Estas

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Elon Musk asegura que en seis meses se implantará el primer chip en un cerebro humano con Neuralink

El empresario dice que está a la espera de la aprobación del Gobierno para comenzar con el procedimiento quirúrgico del semiconductor que permite la conexión del cráneo con una computadora vía Bluetooth “Yo podría tener implantado un dispositivo en este momento y ni siquiera lo sabrían”. Elon Musk presentó el miércoles los últimos avances de su compañía Neuralink, que fabrica chips para ser implantados en el cerebro y que, según aseguró, en 2023 podría hacer su primera prueba con humanos. La broma sacó risas entre los presentes. “Hipotéticamente, podría ser una de esas muestras de prueba”, añadió a medio camino entre la guasa y lo serio. El hombre que en las últimas semanas ha enfurecido a la izquierda estadounidense, ha tenido un breve enfrentamiento con Apple y puesto patas arribas Twitter, ha dejado por unas horas su papel de provocador para ponerse la máscara de emprendedor visionario volcado en los avances tecnológicos. En 2021, Neuralink publicó un vídeo de un mono jugando Pong, el videojuego de la consola Atari, que copiaba la dinámica del pimpón. Convertido en una sensación viral con más de seis millones de reproducciones, la novedad no era solamente que el primate, llamado Pager, interactuara con el juego, sino que controlaba los mandos con la mirada. Estaba jugando con su cerebro. El equipo de la compañía de Musk le había implantado dos chips a ambos lados de la cabeza seis meses antes. “Primero lo entrenamos para jugar con un mando, pero después se lo quitamos y le insertamos el Neuralink”, explicó Musk. Musk ha dicho que han trabajado muy duro, pero que están por fin listos para comenzar a hacer pruebas con humanos. “Obviamente, queremos ser extremadamente cuidadosos y estar seguros de que va a funcionar antes de ponerlo dentro de un humano”, aseguró. El empresario ha informado de que ya han cumplido con el papeleo necesario ante la FDA (Food and Drug Administration), el organismo encargado de aprobar el uso de medicamentos, productos y procedimientos quirúrgicos para el público. “Pienso que probablemente en seis meses podremos poner nuestro primer Neuralink en un humano”, adelantó Musk ante el aplauso de los presentes. La conferencia fue seguida por decenas de miles de personas en el mundo. Elon Musk sostiene el chip que su empresa Neuralink pretende implantar en el cráneo humano para medir la actividad cerebral y otras aplicaciones, cuando lo presentó, en 2021.AFP Fue precisamente en Twitter donde alguien preguntó a Musk sobre las consecuencias que tendría insertar en el cerebro humano un chip, que tiene el tamaño de una moneda de 25 centavos estadounidense. “Una vez que estás allí dentro, hay muchas cosas que puedes hacer, mucho monitoreo de la salud”, respondió Musk. “Podrías medir la temperatura del cuerpo para detectar de una forma temprana una fiebre… detectar una apoplejía desde el primer momento porque verías los impulsos eléctricos del cerebro, algo así como un cortocircuito”, añadió. Musk, no obstante, cree que el primer beneficio del implante Neuralink será restaurar la visión. “Incluso en los casos de la gente que no ha podido ver nunca, que nació siendo ciega, pensamos que podemos restaurarles la visión porque el córtex visual sigue allí. Estamos seguros de que podríamos hacerlos ver”, señaló. Los expertos médicos, sin embargo, toman este tipo de aseveraciones con distancia y bastante sana incredulidad. Las imágenes de Pager cobraron importancia el miércoles, cuando Neuralink dedicó una extensa y técnica presentación a hablar de los avances logrados en los últimos meses. Se habló desde la evolución del robot que inserta el chip en el cerebro, conocido como Link o R1 (que fue presentado en 2020), hasta de la depuración de las agujas de tungsteno, cuyo tiempo de producción se ha reducido drásticamente, apuntando a una futura producción en serie. La empresa cuenta con el beneplácito del Instituto de Neurociencia de Stanford, que aseguró el miércoles que han logrado comunicar de forma exitosa la actividad cerebral de dos monos con una computadora, a través de las señales de Bluetooth. Imágenes de estos macacos mostraron que escribían con un teclado de forma telepática, sin utilizar sus extremidades. En realidad, solo estaban moviendo el cursor de un ratón sobre las letras, pero tenían la capacidad de hacerlo a través de ondas cerebrales. “Esto podría ser de utilidad para los parapléjicos, quienes podrían controlar el ratón o un teléfono”, aventuró el emprendedor. El equipo logró que los simios concentraran la atención en la pantalla sin distracciones, dándoles un batido de plátano que los mantenía succionando mientras su miraba permanecía clavada en la pantalla, como los humanos con sus móviles. “Ya somos cíborgs de alguna forma, ya que los ordenadores y los teléfonos son extensiones de uno mismo”, dijo Musk. En los próximos meses, este primer grupo de prueba con primates será extendido a seis monos, con Pager recibiendo actualizaciones. Musk aseguró que la tecnología del semiconductor, que tiene mil canales para grabar información sobre la estimulación, dura “mucho tiempo sin tener degradación”. Una correcta y constante actualización es la que permite tener acceso a las nuevas funciones. Fue esta actualización la que permitió a Pager emplear el teclado. Antes de probar la tecnología en monos, la compañía hizo experimentos en ovejas y cerdos. Uno de los vídeos muestra el breve proceso con el que el robot de la empresa introduce el semiconductor en la altura de la mollera. Lo hace a través de un rápido pinchazo de milésimas de segundo. Después de esto, sin embargo, viene un proceso donde se inserta el cableado que permite la transmisión a los receptores externos. Se trata de delgados cables, cuyo grosor no supera el de un pelo. En el primer producto fueron colocados 64 de estos cables en unos 15 minutos. El pinchazo es tan suave, que el equipo de la empresa aseguró que este procedimiento no sería capaz de dañar una uva. Fuente: El País

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