PortadaHomeRadioCentro

Ecuador: octubre 5, 2024

Ecuador Continental:

Ecuador Insular:

Ecuador, octubre 05, 2024
Ecuador Continental: 13:05
Ecuador Insular: 13:05

La siembra sostenible de conchas abanico multiplica la ganancia de los pescadores en Perú

El país .- Una nueva forma de extraer este marisco que aminora el riesgo de la extracción y es más amigable con el medio ambiente ha aumentado en un 30% los beneficios de los productores Una nueva forma de extraer este marisco que aminora el riesgo de la extracción y es más amigable con el medio ambiente ha aumentado en un 30% los beneficios de los productores A pesar de que algunos tumbos sacuden el bote en el que flota a unas pocas millas de la costa, la señora Yanina Lisma Ramírez se da maña para comenzar a sacar del agua una suerte de bolsa blanca de forma cónica, llamada ‘red de plancton’ con una malla es de apenas 110 micras que lleva una muestra reveladora. “Temperatura 22,5 grados centígrados, profundidad 6,9 metros, oxígeno 6,7 miligramos por litro”, informa a la tripulación. Minutos antes, han devorado sobre cubierta un cebiche de conchas de abanico (Argopecten purpuratus) hecho raudamente con limones y sal, para aguantar la jornada, que se inicia hacia las seis de la mañana y termina cerca del atardecer. Los integrantes de la empresa Inversiones Hidrobiológicas Naylamp SAC (10 hombres y 10 mujeres) se hacen casi todos los días a la mar. Sobre todo, cuando es tiempo de cosecha de este precioso marisco que en Galicia llaman vieira. Una socia de Naylamp extrae agua de mar en busca de fitoplancton y larvas de concha de abanico.SEBASTIÁN CASTAÑEDA Movidas en el agua Las labores de hoy, que además de este monitoreo incluyen la captación de larvas de este bivalvo en una bolsa colectora y su posterior colocación en unas linternas cuna no son las mismas de hace unos pocos años. Antes, para contar con las deliciosas conchas de abanico, las embarcaciones artesanales viajaban 12 horas hasta la Isla Lobos de Tierra, ubicada frente a esta zona del litoral norte peruano. La aventura podía durar varios días y tenía grandes riesgos. El más severo: que los buzos que se lanzaban a buscarlas podían sufrir el síndrome de descompresión, un cuadro que puede hacer que el cuerpo se llene de burbujas de aire o incluso producir la muerte. A partir del año 2021, cuando la Escuela Campesina de Educación y Salud (Escaes) inició el proyecto que incorpora estas técnicas, la faena es distinta. Las conchas se siembran cerca de la costa, en lotes que pequeñas empresas como Naylamp han conseguido con autorización. Las larvas se recogen allí mismo, ya no vienen de lejos, y son cuidadas con devoción. Se extraen con la bolsa colectora, que está sumergida en la mar. Luego, se depuran las crías de otros mariscos y peces, y se colocan en las linternas cuna, una especie de tubo de mallas hecho con material sintético de elevada resistencia y calidad, que se adapta perfectamente al proceso de cultivo. Y que tiene varios compartimentos (pisos), donde las larvas van creciendo con seguridad, a salvo de depredadores como el pulpo. También se siembran algunas en el fondo marino, que acá no está tan hondo como en la isla, de modo que la cosecha sea todavía más productiva. Los pescadores de esta zona han acogido esta tecnología de origen japonés, proveída por Escaes con apoyo de la cooperación española y la Unión Europea, y han cambiado sustancialmente varias cosas. Primero, se ha aminorado el riesgo a la hora de extracción; de otro lado, las ganancias de los marisqueros han aumentado en un 30%; y, por añadidura, el impacto sobre el recurso es menor que en años pasados, lo que la convierte en una actividad ambientalmente amigable. Una concha de abanico que ya ha crecido hasta el tamaño adecuado para su comercialización.SEBASTIÁN CASTAÑEDA Cómo explica Héctor Fiestas Chanduví, biólogo de Escaes, “entre las conchas que crecen suspendidas (en la linterna cuna), hay una mortalidad de sólo 7%. En las que crecen en el fondo, eso es mayor, pero de todas maneras se controla su crecimiento mediante un buzo que va constatando cómo se encuentran”. Cuando se traían de la isla, la mortandad era del 40% o hasta 50%, porque debido al largo viaje podían llegar aletargadas, deshidratadas, o inclusive muertas. Equidad sobre las olas A eso se sumaba que, debido a esta alta tasa de pérdida, la extracción de conchas del fondo marino ya sea en la isla -donde abundan- o en las zonas más cercanas a la costa, era mucho mayor, al punto que ponía en riesgo la existencia del recurso. Con la tecnología puesta en marcha en estas aguas, se produce casi una situación en la que todos ganan: los ecosistemas y los pescadores. Mientras los tumbos siguen sacudiendo el bote y el viento del litoral galopa, Sarita Bellasmil Rodríguez, una de las socias de Naylamp, cuenta cómo fue su travesía para no ser sólo una espectadora. “Había resistencia de parte de algunos hombres a que las mujeres participen. No creían que nosotras podíamos hacer esto. No nos dejaban ir a las reuniones. Ahora han entendido”,dice. Desde el comienzo, el proyecto impulsado por Escaes promovió la equidad de género en los hechos. Las 15 micro y pequeñas empresas (Mypes) que participan tienen una estructura de paridad: la mitad de los socios son hombres y la mitad mujeres. Las mujeres monitorean el agua, seleccionan las conchas, ayudan con las bolsas colectoras. Una de ellas también bucea. Pescadores con bolsas de concha de abanico listas para ser vendidas.SEBASTIÁN CASTAÑEDA En Naylamp, por ejemplo, Rosa Caballero es la subgerenta; Maribel Quispe, otra de las socias, conoce con precisión casi quirúrgica las cifras, el proceso de extracción, la forma de comercialización. “En tiempo de cosecha- explica- se extraen unas 500, 800 mallas o hasta 1000 bolsas de conchas en un mes (cada una de ellas puede tener dos manojos, es decir 192 conchas). Se venden a plantas que las exportan y que destinan algunas al consumo local”. El precio, agrega, puede ir de entre 30 a más de 40 soles el kilo (de 7 a 10 euros aproximadamente). En un supermercado limeño, la docena puede costar hasta 35 soles (un poco más

La siembra sostenible de conchas abanico multiplica la ganancia de los pescadores en Perú Leer más »

Aviones canadienses detectan nuevos ruidos en la zona donde desapareció el submarino del ‘Titanic’

El País .- La Guardia Costera de EE UU informa de que el hallazgo ha reorientado las operaciones de búsqueda en un intento de averiguar el origen de los sonidos, perceptibles en los últimos dos días.   La Guardia Costera de EE UU ha informado este miércoles de que aviones canadienses que participan en la búsqueda del sumergible Titan, desaparecido con cinco personas a bordo, han detectado “ruidos submarinos”, incluidos sonidos de golpes, en los últimos dos días y también en lo que va de este miércoles. El aparato comenzó su descenso el domingo para visitar los restos del transatlántico Titanic, hundido en 1912 a 3.800 metros de profundidad en aguas del Atlántico norte, a más de 600 kilómetros al sur de Terranova (Canadá). Pero se le perdió la pista menos de dos horas después de iniciarse la inmersión. El tiempo juega en contra de las operaciones de rescate, ya que se calcula que la reserva de aire en el interior del batiscafo se agotará el jueves a las seis de la madrugada, hora local (mediodía en la España peninsular). “Esta es una misión de búsqueda y rescate, al 100%”, ha dicho en Boston el capitán Jamie Frederick, portavoz de la Guardia Costera de Estados Unidos. “Cuando estás en medio de un caso de búsqueda y rescate, siempre tienes esperanza”.   Los ruidos detectados han llevado a los equipos de búsqueda, en la que participan varios países, a reubicar las operaciones bajo el agua “en un intento de explorar el origen de los sonidos”, según ha explicado la Guardia Costera en una serie de tuits publicados a primera hora de este miércoles; las señales están siendo analizadas por los expertos. El portavoz de la Guardia Costera no ha querido especular acerca de cuándo podría terminar el operativo. “A veces estás en una posición en la que tienes que tomar una decisión difícil. Todavía no hemos llegado a ese punto”, ha dicho Frederik en rueda de prensa, apuntando que las horas “son solo un dato” de los muchos a tener en cuenta en el despliegue. La Guardia Costera no ha facilitado más detalles sobre la naturaleza o el alcance de los sonidos, ni cómo fueron recogidos, aunque varios medios estadounidenses han revelado que los ruidos fueron detectados por aviones canadienses a intervalos de 30 minutos. El responsable máximo de las operaciones de búsqueda, John Mauger, ha prometido en una entrevista a CBS News que seguirán buscando “mientras haya alguna oportunidad de supervivencia” de las cinco personas a bordo. Mauger ha explicado que hay muchos objetos metálicos en la zona donde se perdió el contacto con el Titan, buscado también por barcos desde la superficie por si hubiera podido salir a flote.   El Titan, operado por la empresa estadounidense OceanGate Expeditions, fue construido para permanecer bajo el agua un máximo de 96 horas. El domingo empezó el descenso con cinco personas dentro, pero perdió la comunicación con la superficie después de dos horas de inmersión. A bordo viajaban el multimillonario y explorador británico Hamish Harding, de 58 años, presidente de la empresa de aviación Action Aviation; el experimentado explorador francés Paul Henry Nargeolet, de 73 años, que ha dirigido media docena de expediciones al Titanic; Shazada Dawood, empresario británico de origen paquistaní y administrador de una organización sin ánimo de lucro con sede en California, y su hijo Suleman, de 19 años, y Stockton Rush, el responsable de OceanGate, que comandaba la nave. El coste de la expedición turística ronda los 250.000 dólares (unos 230.000 euros) por persona.   Aviones estadounidenses y canadienses, así como un buque dotado de un sumergible de aguas profundas, siguen rastreando la zona de la desaparición, más de 7.600 millas cuadradas de mar abierto, la superficie equivalente a todo el País Vasco. Tres buques de apoyo han llegado al lugar esta mañana, entre ellos el John Cabot, de la Guardia Costera de Canadá, con sonar de barrido lateral (un aparato que detecta la presencia de objetos sumergidos); el noruego Skandi Vinland, equipado con dos robots submarinos autónomos, y el también canadiense Atlantic Merlin, según ha tuiteado la Guardia Costera estadounidense. Se espera que en las próximas horas se incorpore a las tareas de búsqueda el buque Atalante enviado por el Gobierno francés, que también cuenta con un robot submarino capaz de exploraciones a gran profundidad. Desde San Juan de Terranova, el puerto canadiense del que partió el buque nodriza Polar Prince, que remolcó el Titan hasta la zona de inmersión, estaba previsto que zarpara esta mañana el Horizon Arctic, dotado de un sistema de cabrestante, un torno para levantar grandes pesos. Stockton Rush, director ejecutivo de OceanGate, fue advertido en 2018 por una treintena de representantes del sector de vehículos sumergibles de que el “enfoque experimental” de la compañía podría originar problemas “desde menores a catastróficos”, según ha revelado el diario The New York Times, que tuvo acceso a la carta dirigida a Rush.

Aviones canadienses detectan nuevos ruidos en la zona donde desapareció el submarino del ‘Titanic’ Leer más »

Los equipos de rescate del submarino del ‘Titanic’ detectan “ruidos” bajo el agua en la zona de búsqueda

El País .- La Guardia Costera de EE UU informa de que el hallazgo ha llevado a reubicar las operaciones de búsqueda en un intento de explorar el origen de los sonidos   La Guardia Costera de EE UU ha informado esta madrugada de que un avión canadiense que participa en la búsqueda del sumergible desaparecido Titan, con cinco personas a bordo, ha detectado “ruidos submarinos”. El aparato comenzó su descenso el domingo para visitar los restos del transatlántico Titanic, hundido en 1912 a 3.800 metros de profundidad a más de 600 kilómetros de Terranova, pero poco después se le perdió la pista. El tiempo juega en contra de las operaciones de rescate, ya que se calcula que la reserva de aire en el interior del batiscafo se agotará el jueves.   Los ruidos detectados han llevado a los equipos de búsqueda, en la que participan varios países, a reubicar las operaciones bajo el agua “en un intento de explorar el origen de los sonidos”, según ha explicado la Guardia Costera en una serie de tuits publicados a primera hora de este miércoles. La Guardia Costera no ha facilitado más detalles sobre la naturaleza o el alcance de los sonidos, ni cómo fueron recogidos, aunque varios medios estadounidenses han revelado que los ruidos fueron detectados por aviones canadienses a intervalos de 30 minutos.   El Titan, operado por la empresa estadounidense OceanGate Expeditions, fue construido para permanecer bajo el agua 96 horas. El domingo empezó el descenso con cinco pasajeros, pero perdió la comunicación con la superficie después de dos horas de inmersión. A bordo viajaban el multimillonario y explorador británico Hamish Harding, de 58 años, presidente de la empresa de aviación Action Aviation; el experimentado explorador francés Paul Henry Nargeolet, de 73 años, que ha dirigido media docena de expediciones al Titanic; Shazada Dawood, administrador de una organización sin ánimo de lucro con sede en California y ciudadano británico de origen paquistaní, y su hijo Suleman, y Stockton Rush, el responsable de OceanGate. El coste de la expedición turística ronda los 250.000 dólares por persona.   Aviones estadounidenses y canadienses, así como un buque dotado de un sumergible de aguas profundas, siguen rastreando la zona de la desaparición, más de 7.600 millas cuadradas de mar abierto. Se espera que más embarcaciones lleguen en las próximas horas, entre ellas el buque Atalante enviado por el Gobierno francés, que también cuenta con un robot submarino capaz de exploraciones a gran profundidad. Stockton Rush, director ejecutivo de OceanGate, fue advertido en 2018 por una treintena de representantes del sector de vehículos sumergibles de que el “enfoque experimental” de la compañía podría originar problemas “desde menores a catastróficos”, según ha revelado el diario The New York Times, que tuvo acceso a la carta. © OpenStreetMap contributors

Los equipos de rescate del submarino del ‘Titanic’ detectan “ruidos” bajo el agua en la zona de búsqueda Leer más »

El Niño y el cambio climático afectan a la supervivencia de las ballenas en el Atlántico sur

El País .– El aumento de la temperatura incrementa la probabilidad de mortandad de las hembras, según un informe. Estos animales contribuyen a la mitigación del calentamiento global   El calentamiento de los océanos afecta la supervivencia de la ballena franca austral e impide la recuperación de sus poblaciones. Estas son algunas de las conclusiones de un estudio liderado por investigadores del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB), Ocean Alliancey un grupo de colaboradores internacionales, que describe por primera vez el efecto que tiene el cambio climático sobre la supervivencia de las hembras, que se reproducen en la costa del Atlántico sudoccidental, desde Brasil hasta el sur de Argentina.   El trabajo —parte del doctorado de Macarena Agrelo, bióloga e investigadora principal en el área de ecología, poblaciones y dinámica poblacional del ICB— muestra que en los años posteriores al fenómeno de El Niño, en los que las aguas son más cálidas, la tasa de mortalidad es cuatro o cinco veces mayor que en los neutros o en los que se produce La Niña, caracterizado por aguas más frías.   El dato cobra relevancia porque actualmente la agencia de las Naciones Unidas encargada de las previsiones meteorológicas ha advertido que hay un 80% de probabilidades de que El Niño comience entre julio y septiembre próximos, lo que provocará un aumento de las temperaturas a nivel global, sequías y precipitaciones en distintas regiones del mundo.   Se estima que la población de ballenas francas australes es de aproximadamente 5.500 individuos y la probabilidad de que dicho número aumente cae en el actual contexto de calentamiento global. La investigación proyectó el crecimiento de la población hasta el año 2100, considerando los parámetros de fecundidad y reproducción en diferentes escenarios en base a las predicciones mundiales sobre la frecuencia de los eventos de El Niño. “Vimos que, si no consideramos el cambio climático, y la población crece a un 7%, alcanzaríamos a una población de 30 individuos en 2070″, dice Agrelo. Y si se observa el efecto que tuvo el calentamiento global en los últimos 50 años, la población no llegaría a alcanzar ese valor.   Una ballena austral y sus heces.NICOLÁS LEWIN (INSTITUTO DE CONSERVACIÓN DE BALLENAS) La proyección es a nivel teórico, sin sopesar otros efectos de mortalidad como la contaminación, la colisión con embarcaciones u otras amenazas. “Si consideramos que los eventos van a ser más frecuentes y más intensos, se desacelera cada vez más el crecimiento poblacional”, subraya Agrelo. En consecuencia, el efecto del cambio climático sobre la supervivencia de las ballenas será menor y la mortalidad, más grande.   En años posteriores a El Niño, los científicos observaron que un porcentaje mayor de la población no es avistada, en especial de hembras que no volvían a Península Valdés pese a que frecuentaban mucho el área. “Eso te hace pensar que esas ballenas murieron”, refiere la científica. Las hembras sufren más la disminución de comida porque tras la gestación y la lactancia requieren de grandes cantidades para recuperarse de la inversión energética realizada.   Para el estudio se analizaron cinco décadas de información recogida a través de la fotoidentificación de cada ballena de Península Valdés. Para calcular la supervivencia, se utilizó la historia de vida de 1.380 hembras de una base de datos de aproximadamente 4.100 ejemplares. Su conservación, explican desde ICB, es fundamental para mitigar el calentamiento global.   Se considera que las ballenas son las ingenieras de los ecosistemas porque ayudan a mantener saludable la vida en el océano. Tienen heces muy ricas en hierro y otros nutrientes que derivan del consumo de krill, un crustáceom en el Atlántico Sur y que lo transportan a grandes distancias y en varias direcciones, fertilizando y promoviendo la biodiversidad.   “Son los bosques de los océanos, capturan en sus grandes biomasas tanto carbono como miles de árboles”, detalla Agrelo. INSTITUTO DE CONSERVACIÓN DE BALLENAS Una por una Desde 1971, y de manera ininterrumpida (excepto el 2020 por la pandemia), el ICB y Ocean Alliance realizan un monitoreo anual de ballenas en las costas de Chubut, a través de relevamientos aéreos. La base de datos con las ballenas identificadas una por una es tan valiosa que permite saber cómo cambia la población a lo largo del tiempo y cómo le afectan los fenómenos climáticos. Estos mamíferos pueden reconocerse individualmente a través del patrón de callosidades en la cabeza, que es único igual que la huella dactilar de un ser humano.   En los comienzos, las fotos se sacaban con cámaras con rollo y la fotoidentificación se realizaba de forma manual a través de un catálogo físico; actualmente las imágenes son digitales y la técnica se realiza con la ayuda de un software. “Cumplimos 50 años de datos. Es un estudio pionero y el de más largo plazo de una especie de ballenas a nivel mundial”, afirma la investigadora. Además, es la primera vez que se analiza el efecto del cambio climático en la supervivencia de una especie de ballena.   Conocer una por una las que visitan Península Valdés permite armar árboles genealógicos de hasta cinco generaciones y conocer quién es la mamá, la abuela y la bisabuela de una cría. “La posibilidad de sacarle una foto a una ballena y saber si la vimos o no, nos permite a lo largo de los años armar lo que se llama ‘históricos de captura’ de cada individuo”, explica Agrelo.   Esto supone configurar un historial del ejemplar para ver qué años llegó a la península y cuáles no, cada cuánto va y si lo hace con un ballenato. “Si vemos un individuo con una cría y a los dos años lo vemos con otra cría, es una llamada de alerta”, dice la investigadora. Es un indicio de que hubo una falla en el éxito reproductivo ya que las ballenas francas tienen cría cada tres años después de un año de gestación, otro de lactancia y uno más de reposo y de recuperación.   Con la identificación también se conocen detalles de su ciclo de vida y de su biología: cada cuánto se

El Niño y el cambio climático afectan a la supervivencia de las ballenas en el Atlántico sur Leer más »

Scroll al inicio