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Ecuador: diciembre 6, 2024

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La inflación se moderó en noviembre en Estados Unidos, pero se resiste a bajar del 3%

El País .- Los precios subieron a un ritmo interanual del 3,1% pese al respiro por el abaratamiento de la gasolina La hoja de ruta se mantiene. La inflación se ha enfriado el último año y medio, pero la estabilidad de precios se resiste. Los precios subieron en Estados Unidos un 3,1% en los últimos 12 meses, según el dato de inflación de noviembre publicado este martes por la Oficina de Estadísticas Laborales, una décima menos que el mes anterior. La inflación subyacente, que excluye la energía y la compra de alimentos, está aún en el 4%. Las cifras se publican el mismo día en que el comité de política monetaria de la Reserva Federal empieza una reunión de dos días sobre los tipos de interés. Se espera que los mantenga en el 5,25%-5,5%, que es su nivel más alto desde marzo de 2001. Los precios de la energía han caído un 5,4% en el último año, gracias sobre todo al abaratamiento de la gasolina, del 9,8%. La subida de la comida se ha moderado también, sobre todo la de los alimentos para el consumo en el hogar, que se han encarecido un 1,7% en los últimos 12 meses, mientras que el precio de comer fuera de casa sube a una tasa del 5,3%. En octubre, la subida mensual de los precios fue del 0,1%. El índice de la vivienda siguió subiendo en noviembre, compensando el descenso del índice de la gasolina. El índice de energía cayó un 2,3% durante el mes, gracias al descenso del 6,0% en la gasolina. La inflación subyacente subió un 0,3% mensual en noviembre y se sitúa en el citado 4%, una cifra que duplica el objetivo de estabilidad de precios, del 2%. La inflación lleva sin situarse por debajo del 3% en Estados Unidos desde marzo de 2021. La recuperación de la demanda tras la pandemia, con una política fiscal y monetaria expansiva, y los problemas de oferta, con los atascos en la cadena de suministros y las dificultades para recuperar el ritmo de actividad, hicieron subir los precios. La situación se agravó con la guerra de Ucrania, que encareció el petróleo, los alimentos y otras materias primas. La inflación marcó un máximo del 9,1% en junio de 2022, la más alta en cuatro décadas, lo que ha hecho calar entre los estadounidenses la idea de que la economía va mal, a pesar de la fuerte creación de empleo, la resistencia del crecimiento y las multimillonarias inversiones atraídas. Desde ese máximo de mediados de 2022, la inflación estuvo bajando 12 meses de forma ininterrumpida hasta el 3,0% de junio pasado. El repunte de la gasolina hizo que los precios acelerasen de nuevo su marcha en agosto y septiembre, para frenar de nuevo al 3,2% en octubre. El tramo final hasta el objetivo del 2% es el que se muestra más complicado para los responsables de la política monetaria, que llevan más de un año tratando de lograr el ansiado aterrizaje suave de la economía: controlar los precios sin meter a la economía en una recesión en toda regla. La Reserva Federal no ha vuelto a subir los tipos desde julio, pero ha conseguido mantener al mercado en tensión con sus reiteradas advertencias de que está dispuesto a subir los tipos si la inflación no cede hasta el objetivo del 2%. Aunque es posible que Powell reitere este miércoles ese mensaje, el mercado empieza a creer que va un poco de farol. Mantener abierta esa opción le permite esquivar la pregunta sobre las bajadas, pero es en eso en lo que está centrado el mercado. Este miércoles, además de la decisión sobre tipos (hay práctica unanimidad en que no los moverá), la Reserva Federal publicará las estimaciones de los miembros de su comité de política monetaria sobre dónde se situará el precio del dinero a finales de 2024, 2025 y 2026. Los inversores están centrados en ver qué ritmo de rebaja de tipos anticipa el banco central, aunque se trata de una mera previsión que no los compromete a nada. De hecho, con frecuencia se equivocan al pronosticar lo que van a hacer.

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Estancamiento político en Estados Unidos podría provocar el cierre del gobierno y dejar sin sueldo a miles de empleados federales

El Universo .- La fecha límite para lograr un acuerdo a nivel de la Cámara de Representantes, con mayoría republicana, es la noche del sábado 30 de septiembre. Cuatro meses después de casi caer en un default sobre su deuda pública, el Congreso estadounidense debería adoptar antes del domingo 1 de octubre la ley de presupuesto 2024 para evitar la parálisis del gobierno. Estados Unidos enfrenta nuevamente la posibilidad de una parálisis presupuestal que detendría el funcionamiento de los servicios públicos y enviaría a desempleo técnico a miles de funcionarios del Estado federal, si los legisladores no se ponen de acuerdo sobre una ley de presupuesto, con la ayuda militar a Ucrania en medio del problema. Las primeras víctimas del entuerto serían unos dos millones de funcionarios federales que no recibirían su salario mientras dure lo que se conoce como “shutdown” o cierre de servicios públicos. A poco más de un año de las elecciones presidenciales, en las que el mandatario demócrata Joe Biden buscará la reelección, las tensiones en el Congreso están en su climax. “El financiamiento del gobierno es una de las responsabilidades fundamentales del Congreso. Es tiempo de que los republicanos comiencen a hacer el trabajo para el cual Estados Unidos los eligió”, lanzó el sábado Joe Biden. Negativa a ayuda a Ucrania La Casa Blanca lanzó otro dardo el lunes al acusar a los “radicales republicanos de la Cámara” de Representantes de tomar el riesgo de “comprometer la asistencia alimentaria vital para casi siete millones de mujeres y niños vulnerables” y de “jugar con la vida de las personas”. Es que una parálisis de servicios públicos cortaría estos gastos federales. Las tensiones entre los demócratas y parte los republicanos se centran en un paquete de ayuda adicional a Ucrania, tras la visita del jueves pasado a Washington del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. Los dos partidos en el Senado son favorables a esta asistencia. Pero en la Cámara Baja, controlada por la oposición, un grupo de legisladores partidarios de Donald Trump rechazan dar sus votos. “No votaré un solo centavo a la guerra en Ucrania. Estoy primero por Estados Unidos”, declaró la republicana Marjorie Taylor Greene, cercana a Trump. “Las personas de mi distrito, y de todo el país, están hartos de financiar a otros”, dijo de su lado el representante Eli Crane. Tensiones recurrentes en cada periodo Esta votación presupuestal en el Congreso se convierte regularmente en una pulseada, con los servicios públicos en medio del combate para obtener concesiones de la otra parte. En general, el asunto se resuelve a último momento. Pero este año estas tensiones recurrentes se ven exacerbadas por la polarización del Congreso. El presidente de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Kevin McCarthy (R-CA), habla con reporteros en el Capitolio de los Estados Unidos en Washington, DC, el 26 de septiembre de 2023 sobre el futuro del presupuesto del gobierno. Foto: AFP En el Senado, los responsables de los dos partidos, Chuck Schumer por los demócratas y Mitch McConnell por los republicanos, dos veteranos de la política, continúan negociando. “Estamos los dos firmemente a favor de una ayuda a Ucrania”, dijo a CNN el viernes Schumer, quien se manifestó “muy, muy optimista”. En una nota publicada el lunes, la agencia calificadora Moody’s destacó que la ausencia de un acuerdo pondría en evidencia la “debilidad de la gobernanza y de las instituciones en Estados Unidos en términos de política presupuestal” y podría “tener un efecto negativo en la deuda soberana” estadounidense. Moody’s es la única agencia que conserva la nota máxima AAA para la deuda pública de la mayor potencia mundial. Sin acuerdo, el Congreso podría adoptar un proyecto provisorio de presupuesto, lo cual daría algunos meses de plazo a los legisladores para encontrar un entendimiento más definitivo. “Tenemos que encerrarnos en una oficina y resolver el problema”, resumió el domingo el legislador republicano Tony Gonzales. “No quiero un ‘shutdown’ pero es real para mí que el país se encamina hacia esa situación y todo el mundo debe prepararse”, resumió. Probables consecuencias Entre las consecuencias previsibles de un desacuerdo sin solución antes del primero de octubre, figuran cheques de ayuda alimentaria que no llegarán a destino; el tráfico aéreo podría verse perturbado; los parques nacionales quedarían sin mantenimiento; los funcionarios “no esenciales” deberían quedarse en casa y no recibirían paga hasta que el problema se solucione. Estados Unidos tuvo cuatro importantes “shutdown” desde 1976. El último, y más largo, duró más de un mes, desde fines de 2018 hasta inicios de 2019, y recortó el PIB estadounidense en 3.000 millones de dólares, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO).

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