El País .- Los sondeos arrojan que entre un 15% y un 30% de los votantes no ha definido si estarán a favor o en contra de la propuesta para enterrar la Constitución nacida en dictadura que se plebiscitará en seis semanas Unos 15 millones de chilenos deberán acudir a las urnas el 17 de diciembre para votar si están a favor o en contra de la nueva propuesta constitucional, que busca enterrar la Ley Fundamental nacida en la dictadura de Augusto Pinochet, reformada unas 60 veces desde 1989. El resultado del plebiscito está abierto, aunque las encuestas dan como ganadora a la opción que rechazará el texto del segundo proceso constituyente, tras el fracaso del anterior, en septiembre de 2022. La tendencia de las últimas semanas, sin embargo, revelan un avance lento, pero sostenido, de quienes aprobarán (53% En Contra y 31% A Favor, según la encuesta Feedback). La atención, entonces, se ha volcado al bolsón de electores que aún no tiene decidido qué va a marcar en la papeleta. Los sondeos arrojan que van desde el 15% (Cadem; Criteria) a un 31,2% (Pulso Ciudadano). A menos de seis semanas del referéndum, ellos pueden definir la elección. Desde 2022 que en Chile la inscripción al padrón electoral es automática y el voto obligatorio. En la elección de los integrantes del Consejo Constitucional de este segundo proceso, en mayo pasado, sufragaron 12,5 millones de ciudadanos. Los votos nulos y blancos representaron el 21,5% del electorado. “Dada la característica más de derecha de la propuesta del Consejo Constitucional”, planteaba en EL PAÍS el académico y coordinador de VAR Constitucional Claudio Fuentes, “el plebiscito es muy probable que replique una polarización marcada por el eje izquierda/derecha, en donde se volverá a alinear una votación histórica de izquierdas-derechas. La interrogante principal será hacia dónde se inclinarán aquellos grupos de la sociedad menos politizados (los votantes recientes), que tienen identidades más difusas (unos 4 millones de electores) y cómo se comportará aquel sector que anuló su voto en las últimas elecciones (unos 2,6 millones)”. Para conocer mejor el perfil del indeciso, EL PAÍS recogió 10 testimonios que reflejan las razones de por qué no han tomado la decisión y de qué dependerá su voto. Catalina León del Prado, 22 años: “Si voto En Contra sería un voto castigo al Gobierno” Catalina León Del Prado, estudiante de 22 años, en Santiago, Chile, el 02 de Noviembre de 2023.SOFÍA YANJARÍ La estudiante de ingeniera agrónoma votó Apruebo en el primer plebiscito, impulsada por la protección de los derechos de las mujeres. En las presidenciales entre Gabriel Boric y José Antonio Kast, apoyó al primero, pero se arrepiente. “Con todo lo que ha pasado con la inseguridad, la economía estancada, los pocos avances en materia de aborto, si voto En Contra sería un voto castigo al Gobierno”, sostiene. Vive con su padre y la pareja de éste en el municipio de Las Condes, un sector acomodado de Santiago. Dice que concuerda en muchos puntos con José Antonio Kast, de la extrema derecha, pero no está dispuesta a transar el tema valórico. Como el resto de su generación, afirma, no está muy informada de lo que trata la propuesta constitucional: “Después de tantas decepciones, no me he querido meter”. Se informa a través de plataformas que busca por Google. Jorge Carreño, 55 años: “No me interesa este proceso, a diferencia del anterior” Jorge Carreño, trabajador independiente de 55 años, en Santiago, Chile, el 02 de Noviembre de 2023.SOFÍA YANJARÍ El emprendedor en el mundo de la mecánica confiesa que en este proceso no se ha preocupado de informarse, a diferencia del anterior, en el que aprobó la propuesta en septiembre de 2022. En su historial ha votado a la derecha y a la izquierda. “Pensé que todo iba a ir mejor con la derecha, porque ahí está la plata, pero no funcionó, y ahora estamos con los del otro lado, que prometieron que muchas cosas iban a funcionar, y estamos estancados”, asegura. Se declara un desinteresado del proceso constituyente. “Hoy día me preocupa que mi emprendimiento funcione y poder llevarle el maíz a mis pollos”, sostiene el padre de dos hijas, vecino de Puente Alto, un municipio grande y popular del sur de Santiago de Chile. No descarta leer las propuestas cuando falten menos días para el referéndum y así definir su voto. Fresia Painamal, 55 años: “La gente quiere que se acabe esto, pero que no haya polarización” Fresia Painemal, de 55 años, en Santiago, Chile, el 02 de Noviembre de 2023.SOFÍA YANJARÍ La asistenta de hogares lleva dos meses sin trabajo. El año pasado se compró el libro de la propuesta constitucional y decidió aprobar en el primer plebiscito, motivada principalmente por las garantías a los derechos de los trabajadores. También votó por Gabriel Boric en las presidenciales, aunque su juventud la hizo dudar. Considera que lo está haciendo bien, pero que los políticos que lo rodean no son buenos. La vecina de Pudahuel, un municipio al norponiente de Santiago, lamenta que la propuesta actual se haya ido tan a la derecha porque, dice, la gente está cansada del proceso y quiere que se termine. “Están polarizando al país y los del estallido social quedamos con cuello [con los deseos], porque no ha cambiado nada”, lamenta. Siempre ha ejercido su derecho a voto, sea voluntario u obligatorio, y ha apoyado tanto a la derecha como a la izquierda. Para diciembre está indecisa, aunque coquetea con la opción En Contra. Jimmy Benitez, 36 años: “Votaré lo que me digan mis cercanos” Jammy Benitez, trabajador de 36 años, en Santiago, Chile, el 02 de Noviembre de 2023.SOFÍA YANJARÍ El vecino de La Florida, un popular municipio en el suroriente de Santiago, dice saber poco de política. No le interesa. En el plebiscito del año pasado le tocó ser vocal de mesa y decidió rechazar, siguiendo el consejo que le dieron sus compañeros con que compartió la tarea. Empleado en un restaurante y dueño de un piso que comparte con su novia, crítica que los salarios no suben tanto como