La Inteligencia Artificial (IA) se está tomando el mundo. Es capaz de crear imágenes, voces, fotos y videos de personas y lugares que no existen en la vida real. Y esa es precisamente la pregunta: ¿existen?
Para Lisa, una operadora informática estadounidense, y ya pasando hace rato de los 30 años, el tema no está en discusión. De hecho, a través de una plataforma, creó a “Dan”, un ser con voz y “personalidad”, que vive en su teléfono celular y la acompaña a todas partes.
El vínculo se volvió muy fuerte, y “Dan” es –al menos ella lo dice- el novio de Lisa. Sin besos ni abrazos, pero novio al fin.
La joven programadora se toma muy en serio la relación, ya que “Dan” es la pareja perfecta. No la cela, no la acosa -faltaba más- y pueden chatear o “hablar” por periodos interminables. Al menos mientras dure la batería del teléfono.
Lisa no es la única que ha seguido este extraño camino. Expertos en IA advierten que la tentación es demasiado grande. En un mundo cada vez más impersonal, donde la tecnología es la que manda, resulta en cierto modo gratificante que “alguien” se comporte de una manera leal y cariñosa. Aunque sea con una voz todavía metálica, o en mensajes de texto.
¿Cómo surgió el novio de Lisa? Como es de presumir, la joven se cansó de hombres que no la tomaban en serio, que rehuían los compromisos o que, en el peor de los casos, no la contemplaban en su mundo. Como experta en programación, tuvo la curiosidad de crear una personalidad afín a la suya, la dotó de voz y características especiales, y el resto es historia.
“Dan”, por cierto, responde a toda clase de preguntas, gracias a un extenso catálogo en su base de datos, y que combina de forma acertada. Pero los científicos aclaran que, por más ilusiones que se haga Lisa, su novio solo existe en el reducido mundo de la IA.
Irónicamente, este vínculo entre una persona de carne y hueso, y un ser que no lo es, no está prohibido por ninguna ley. Los protocolos señalan que la IA, mientras no sea utilizada para actividades penadas, son libres y para todos.
