Un hombre que asesinó salvajemente a su exconviviente, recibió la máxima pena posible que contemplan nuestras leyes penales: 34 años y 8 meses de prisión.
Es decir, recién saldría en libertad en el año 2059, en el evento que siga con vida.
Ocurrió en Huachi Grande, parroquia rural de Ambato, provincia del Tungurahua, en diciembre del año anterior.
El ataque
Según las investigaciones, la víctima, de 42 años, sufría permanentes maltratos de su conviviente, identificado como Raúl Fabricio LZ. En vista de ello optó por dejarlo e ir a casa de sus padres.
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El iracundo agresor fue al lugar, y con pistola en mano obligó a su expareja a volver a la casa, donde la insultó, la golpeó y después la asesinó de 34 cuchilladas en todo el cuerpo.
La falta de noticias de la mujer llevó a su familia a ir a buscarla. El implicado, al verse descubierto, escapó del lugar. Fue entonces que encontraron el cadáver de la infortunada mujer.
En el lugar también estaba el cuchillo que utilizó el victimario, así como martillo, una tijera, un arco de sierra y una botella con líquido combustible.
Quería desaparecer el cuerpo
Se presume que su intención era diseccionar el cadáver, y después incinerarlo para eludir la responsabilidad.
La Policía montó un operativo, y capturó al responsable cuando pretendía suicidarse.
La Fiscalía, durante el proceso penal, demostró la materialidad y la responsabilidad del sentenciado, con abundante prueba documental, pericial y testimonial. La misma incluyó los testimonios de los peritos, que realizaron los informes de la autopsia médico-legal, practicada a la víctima.
Con estos antecedentes, el sujeto fue condenado a la pena máxima por femicidio.