Cada vez más voces cuestionan la consulta popular que se realizará este domingo, a la par de las elecciones presidenciales, y que, de triunfar el “Sí”, suspendería la explotación petrolera en el bloque ITT, situado en el Parque Yasuní.
Para el dirigente empresarial y analista Roberto Aspiazu, lo que hizo la Corte Constitucional al aprobar esta consulta, fue “una metida de pata colosal”, pues llega 10 años tarde, y sin explicarle a los ecuatorianos lo que está en juego.
Aspiazu recordó que el crudo del ITT genera por año cerca de 1.200 millones de dólares para el país, y no los 148 millones que proclaman los ambientalistas, que desconocen totalmente de la materia.
Además, advirtió que si vence el “Sí”, el Estado deberá realizar ingentes gastos. Para empezar, 500 millones de dólares para desmontar la infraestructura levantada en el sector, 256 millones en compensaciones por derechos laborales, y posiblemente 1.670 millones en demandas civiles, de contratistas y prestadores de servicios.
Eso sin mencionar, dijo, el factor social. Mucha gente perdería sus trabajos de cerrar los pozos de ITT, y seguramente optarían por la tala de bosques, la minería ilegal o la venta de especies protegidas.
Actualmente, la explotación petrolera en la región significa 915 empleos directos y 50.000 indirectos, que quedarían en la desocupación por una iniciativa absurda.
De cerrarse los pozos del ITT, el gobierno que llegue no tendría más remedio que recortar los subsidios o crear o aumentar los impuestos, a fin de cubrir la falta de recursos.
Aspiazu lamentó que la Corte Constitucional hay permitido presiones de un ambientalismo infantil, ajeno a la realidad del país, y que pregona un “no extractivismo”, o sea una no explotación de nuestros combustibles fósiles, a pesar que el mundo entero todavía depende de ellos, y sin presentar alternativas viables.
Según la agenda mundial, recién en el año 2050 se podría vivir sin necesidad de este tipo de combustibles.
Desinformación
El experto cuestionó que se impulse una consulta tan importante, sin explicarle a los ecuatorianos todos sus aspectos. Y más aún, permitiendo que los supuestos “ambientalistas” mientan.
Por ejemplo, hablan de “daños en el Yasuní”, algo que es falso. Basta revisar la explotación realizada hasta ahora para comprobar que la zona no ha sufrido afectaciones, gracias a los avances tecnológicos, y a los cuidados que se usan en el proceso.
También hay que recordar que la actividad petrolera apenas cubre 80 hectáreas, que es un espacio muy pequeño en relación a todo el parque.
Aspiazu también fustigó la “doble moral” de los ecologistas, que nada dicen de la devastación en otros puntos de la selva.
De la falta de información también culpa a los actuales candidatos presidenciales, pues salvo honrosas excepciones, no se han pronunciado con firmeza en torno al tema, ni se atreven a decir de frente que debe continuar la actividad petrolera en dicha región.
Aquí la entrevista completa:
