Hace 1,5 millones de años, dos especies que dejan huellas distintas de humanos antiguos se cruzaron en la orilla de un lago; es posible que se miraran a los ojos. Los precursores del Homo sapiens deambulaban por un paisaje de vida salvaje, incluso cigüeñas gigantes de 2 metros de altura.
Un inesperado descubrimiento de huellas fosilizadas prensadas en barro blando preservó el momento y se intuye que dos tipos distintos de homicidios pudieron vivir como vecinos que compartían un hábitat, en lugar de competir por el territorio.
La primera parte del hallazgo fue en julio de 2021 durante una excavación en Koobi Fora, donde se encontraron restos óseos de varios parientes humanos antiguos. La segunda excavación tuvo lugar en 2022, cuando Hatala y sus colegas expusieron 22 huellas y 94 huellas pertenecientes a aves que tenían 27 centímetros de ancho y pertenecían a una especie de cigüeña gigante conocida como Leptoptilos.
¿De quién son las huellas?
Los expertos concluyeron que las huellas fueron de homínidos pertenecientes a la especie Homo erectus y a Paranthropus boisei, de cerebro más pequeño. Además, la investigadora Briana Pobiner dijo que era “alucinante” encontrar huellas no solo de una sino de dos especies caminando en la misma zona. Y que quizás compitieron por el mismo alimento; o tal vez se miraron fijamente por recelo desde el otro lado de una zona cubierta de hierba.
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