Los tiempos y las personas cambian. Y es por ello que Diego Borja, en su momento peleado a muerte con Rafael Correa, de quien fue ministro, decidió reconciliarse.
En diálogo con “Punto de Orden”, Borja aceptó que hace 15 años, dijo que “lo apuñalaron por la espalda”. Se refería a Alianza País, hoy la Revolución Ciudadana, que lo cuestionó por recoger firmas para formar su propio movimiento. Tales expresiones lo llevaron a dejar esa línea política, y al poco tiempo formar parte del equipo de Lenín Moreno.
Tampoco duró mucho ahí, y años después se topó con dirigentes correístas. Hablaron y vino la reconciliación. Calificar de “traidor” a Moreno ayudó a acercarlos.
¿Cómo surgió su nombre para una candidatura? Hace 5 meses se dieron los primeros contactos políticos, con miras a converger con otras fuerzas del progresismo. Ese ir y venir fortaleció el vínculo, y limaron viejas rencillas.
Jorge Glas ahora es un perseguido
Punto difícil de tratar es la situación del exvicepresidente, Jorge Glas. Cuando ocurrió la ruptura, Borja cuestionó al correísmo por protegerlo, a sabiendas de sus actos de corrupción. Ahora prefiere pasar el tema lo más ligeramente posible, y solo desde cierta óptica.
De las acusaciones ni hablar. Eso sí, señala que toda persona debe responder por sus actos, desliza que hay una persecución, y advierte que Glas ya tenía un asilo concedido por México. Por tanto, el asalto a la Embajada, el pasado mes de abril, y su “secuestro”, como lo llama, demuestran una supuesta manipulación del proceso. Como resultado, lo califica de “preso político”.
No se puede discriminar el contexto en los que se dicen ciertas cosas, anota Borja. La vara de la historia del presente, es distinta a la del pasado, agrega, aunque sin explicar lo que eso significa.
Correísmo es electoralmente fuerte, pero…
Sobre las posibilidades de la RC en las elecciones del 2025, no coincide en el supuesto “bajón” del movimiento. Y como prueba menciona los espacios que ganaron en las elecciones seccionales del 2023 en organismos seccionales (alcaldías y prefecturas). Algo que es mucho más evidente, incluso, que las encuestas.
Sin embargo, acepta la realidad: hoy por hoy no tienen los votos necesarios para ganar las elecciones. Tienen una fuerza política importante, pero no es suficiente. Por ende, es necesaria una “ampliación política”. Es decir, alianzas con otros grupos de izquierda, sobre todo en una posible segunda vuelta.
El tema de Venezuela también causa un poco de inquietud. Es necesaria la presión de toda América Latina, para que se respete la democracia. Pero ir más allá sería una injerencia inaceptable.
Y también es controversial el tema de la dolarización. Cuando era ministro, no descartaba “desdolarizar”. Ahora, comprobada la estabilidad que representa la moneda estadounidense, prefiere mantenerla.
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