El País .- El expresidente de Brasil está acusado de abuso de poder y difundir noticias falsas en un juicio que se retomará el jueves para que voten los seis magistrados restantes
El expresidente de Brasil está más cerca de ser apartado de las próximas contiendas electorales después de que el juez instructor del caso más maduro contra él votara este martes por la noche, en el Tribunal Superior Electoral, a favor de que sea inhabilitado durante ocho años, hasta 2030. El magistrado Benedito Gonçalves considera probado que el político de extrema derecha usó su cargo como jefe del Estado para, en una reunión con los embajadores extranjeros acreditados ante las autoridades brasileñas “degradar el ambiente electoral” a tres meses de las elecciones, “incitar un estado de paranoia colectiva” y fabricar “teorías de la conspiración” con “informaciones falsas y mentiras atroces”. El juez ha llegado a acusar al anterior mandatario de “flirteo nada discreto con el golpismo”.
Esta es la más avanzada de las 16 investigaciones abiertas contra Bolsonaro, que también está en la mira de la justicia por el asalto golpista de Brasilia, las joyas regaladas por Arabia Saudí que intentó quedarse, la pandemia o su trato a los indígenas.
Tras el voto del juez instructor, la segunda sesión del juicio contra Bolsonaro ha concluido. Será retomada este jueves, pues todavía deben votar otros seis magistrados del TSE. El voto del ponente señala un camino que podrían seguir el resto de los miembros del tribunal. Incluso Bolsonaro reconoce que las probabilidades de ser condenado son altas. Él, de todos modos, confía en que alguno de los jueces pida una pausa para estudiar el caso con más detalle —algo frecuente— y de esa manera ganar tiempo.
El juez instructor ha recalcado, al leer un resumen de unos argumentos que ocupan casi 400 páginas, que “no es posible cerrar los ojos ante los efectos antidemocráticos de los discursos violentos y las mentiras que ponen en jaque la credibilidad de la justicia electoral”. El pasado julio quedaban tres meses para los comicios presidenciales cuando Bolsonaro, en su calidad de presidente de la República, convocó al cuerpo diplomático acreditado en Brasilia. Les dio un discurso, retransmitido en directo por la televisión pública, plagado de ataques al proceso electoral en general y al Tribunal Superior Electoral en particular. Era un episodio de su campaña sistemática para sembrar dudas sobre la seguridad y legitimidad del sistema de votación.
Consumada la derrota electoral, los partidarios de Bolsonaro acamparon ante cuarteles por todo Brasil para reclamar a los militares que dieran un paso al frente e impidieran la toma de posesión del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva. Una semana después de que este asumiera el poder el día de Año Nuevo, miles de bolsonaristas protagonizaron un asalto violento a las sedes de los tres poderes en Brasilia. Bolsonaro está siendo investigado por alentar aquella intentona golpista.
Si Bolsonaro es declarado culpable en este caso e inhabilitado hasta 2030 puede presentar un recurso ante el Tribunal Supremo, que de todos modos preside un juez que también es miembro del Tribunal Electoral que le juzga ahora y que ha emprendido una cruzada en defensa de la democracia para neutralizar los tics autoritarios del ultraderechista.
Si Bolsonaro quedara definitivamente apartado de las elecciones, el nombre que asoma con más fuerza como posible sucesor al frente de la derecha brasileña es el del gobernador de São Paulo, Tarcisio de Freitas, un militar retirado que ha hecho carrera en la administración. También suena el de la ex primera dama Michele Bolsonaro, una mujer con buena oratoria y evangélica, o podría ser alguno de los tres hijos políticos del patriarca Bolsonaro aunque nunca han sido tan atractivos para el electorado como su padre.