Más voces suman sus críticas contra el Consejo de la Judicatura, organismo duramente cuestionado por la forma en que destituyó al juez de la Corte Nacional de Justicia, Walter Macías.
Consultado por “Punto de Orden”, el reconocido penalista José de la Gasca advirtió que dicha destitución, por la forma en que fue ejecutada, es “la cereza del pastel” en la larga lista de ilegalidades, cometida por el Consejo y en especial por su presidente, Wilman Terán.
De la Gasca recordó que la sesión que sancionó a Macías, realizada de forma telemática, fue “apagada” al público por orden del presidente. Además, contra ley expresa, se consideró que los votos de 2 consejeros hacían mayoría, cuando deberían ser al menos 3. Algo absurdo.
A esta irregularidad hay que añadir otra, igualmente grave: la anulación del sumario administrativo instaurado contra 2 jueces, que liberaron a 18 peligrosos delincuentes.
Tales anomalías llevaron a la Corte Nacional, a “retirarle la confianza” a Terán, quien fue electo precisamente en su representación, y a pedirle que dé un paso al costado, aunque dicho funcionario no se da por aludido.
Para De la Gasca, la ausencia provisional de la Asamblea, cesada por el presidente Guillermo Lasso mediante la “muerte cruzada”, permite que el Consejo de la Judicatura se sienta como “Pedro en su casa”, con patente de corso para hacer lo que le da la gana, pues no existe el organismo que lo controle, y eventualmente sancione, sus actos ilícitos.
En ese marco, el jurista consideró que el actual sistema de elección de vocales debe cambiar, pues “blinda” a los ungidos, y con ello se sienten libres de actuar al margen de la ley, sin rendirle cuentas a nadie.
De la Gasca recordó que el pleno de la Corte Nacional es el responsable de los abusos de Terán, y por tanto le corresponde buscar la forma de detenerlos.
Urge reforma de sistema judicial
A su criterio, es necesario reformar todo el sistema judicial, debido a su estado de corrupción, y al evidente hecho de que “el garantismo”, aplicado en los últimos años, nos quedó grande.
El jurisconsulto precisó que, dentro del libre ejercicio, es difícil litigar con honestidad, pues prácticamente toda la justicia carece de esa virtud.
Además, las fallas de la Fiscalía y de la Policía, a la hora de capturar delincuentes peligrosos, facilitan su liberación. Muchos se benefician por la no presentación de evidencias, o por argumentaciones mal realizadas.
A esto se agrega que la mayoría de jueces no recibe protección, con lo cual se convierten en blanco fácil de las amenazas de los detenidos y de sus compinches.
Como resultado, determinados criminales terminan por hacer “turismo carcelario”, pues con la misma rapidez con que entran a prisión, salen.