Washington justifica su ofensiva
El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, defendió públicamente los ataques aéreos lanzados por su país contra tres instalaciones nucleares clave en Irán: Fordow, Natanz e Isfahán. Durante una entrevista con la cadena Fox News, Rubio afirmó que “el mundo hoy es más seguro y más estable que hace 24 horas”, haciendo referencia al impacto inmediato de la operación sobre el programa atómico iraní. Según él, la acción militar fue una respuesta directa a las “negociaciones falsas” emprendidas por Teherán para manipular a la administración de Donald Trump.
Acusaciones de engaño y advertencias a Teherán
Rubio acusó al régimen iraní de haber utilizado las recientes conversaciones indirectas como una estrategia para ganar tiempo. “Intentaron jugar con el presidente Trump. Usaron el diálogo para encubrir sus verdaderas intenciones”, sentenció el secretario de Estado. Agregó además que Irán representa un peligro inminente si continúa desarrollando un programa nuclear secreto, lo que llevó a tomar medidas inmediatas y contundentes.
El funcionario también lanzó una advertencia directa al gobierno iraní: “Cualquier represalia será el peor error que hayan cometido jamás”. No obstante, subrayó que la vía diplomática sigue abierta, siempre y cuando Teherán actúe con transparencia y detenga sus actividades nucleares no declaradas.
Operación Midnight Hammer: despliegue masivo y precisión táctica
El ataque, bautizado como Operación Midnight Hammer, fue llevado a cabo el sábado por la noche y contó con la participación de 125 aeronaves. El despliegue incluyó siete bombarderos furtivos B-2, cazas F-35, aviones de reabastecimiento, drones de vigilancia y misiles Tomahawk lanzados desde submarinos. La operación fue aprobada por el presidente Trump apenas minutos antes de su ejecución, mientras se encontraba en su club de golf en Nueva Jersey. Posteriormente, se trasladó a la sala de crisis de la Casa Blanca para supervisar las acciones.
Según el vicepresidente JD Vance, quien también habló públicamente, el ataque “devastó” el programa nuclear iraní. “Hemos retrasado sus capacidades atómicas por años, o tal vez más”, afirmó, insistiendo en que el objetivo no fue dañar a la población iraní, sino neutralizar amenazas específicas que ponían en peligro la seguridad internacional.

Reacción iraní: condena, tensión y amenaza de bloqueo
La respuesta desde Teherán no se hizo esperar. El ministro de Relaciones Exteriores, Abás Araqchi, condenó duramente la ofensiva y acusó a Estados Unidos e Israel de “dinamitar” cualquier vía diplomática viable. El Parlamento iraní respondió con una propuesta formal para cerrar el estrecho de Ormuz, una medida que podría desatar una crisis energética global, ya que por allí transita casi el 20% del petróleo mundial. La decisión final recae sobre el líder supremo, Alí Khamenei, quien hasta ahora no ha emitido declaraciones oficiales, pero sí ha ordenado revisar los protocolos de defensa nacional.
El equilibrio entre presión militar y diplomacia
A pesar del tono firme de Rubio y Vance, ambos insistieron en que Estados Unidos no busca un cambio de régimen en Irán ni una guerra prolongada. “Nuestro conflicto no es con el pueblo iraní, sino con un programa clandestino que viola los acuerdos internacionales y amenaza la estabilidad regional”, explicó Rubio. Agregó que, aunque la acción militar fue necesaria, la administración Trump está dispuesta a retomar el diálogo si Irán detiene por completo su desarrollo nuclear y permite inspecciones verificables.
Por ahora, la tensión en Medio Oriente se mantiene alta. Naciones como Rusia y China han criticado la ofensiva, mientras que la Unión Europea llamó a la contención y al restablecimiento del diálogo diplomático. En Washington, sin embargo, el mensaje es claro: “No permitiremos que este régimen avance en su objetivo nuclear. Y esta vez, no habrá espacio para engaños”.