Para el periodista y analista Jorge Ortiz, la “novela” desatada dentro del movimiento Revolución Ciudadana, por conflictos sentimentales del ex vicepresidente Jorge Glas, dejan en limpio un mensaje: hay pugnas de poder entre directivos.
Consultado por los micrófonos de “Punto de Orden”, Ortiz advirtió que, a nivel político, el “culebrón” protagonizado por Glas no pasará de lo anecdótico, ya que los seguidores de esta corriente han demostrado, a través de los años, que creen sin dilación todo lo que el ex presidente Correa les diga.
Algo perturbador, anotó el periodista, tomando en cuenta que Correa llegó al extremo de afirmar, que el ex candidato Fernando Villavicencio fue asesinado “para impedir el triunfo de Luisa González”. Una expresión tóxica, y que solo busca avivar la confrontación.
Solo una mente retorcida, agregó, puede tener una idea tan macabra como esa.
Ortiz advirtió que el episodio de Glas, sumado a las derrotas en las dos últimas elecciones presidenciales, generan conflictos dentro del correísmo, al extremo de provocar la renuncia de Marcela Aguiñaga a la presidencia del movimiento, y su abierta crítica a Leonidas Iza, titular de la Conaie, por las amenazas que lanzó contra el gobierno electo.
Es evidente que en la RC hay un fuerte malestar, agregó el comunicador, por la forma en que el “gerente propietario” designó a los últimos candidatos presidenciales, más por su lealtad que por su capacidad, con los resultados que están a la vista.
Hay que dejar gobernar a Noboa
Ortiz coincidió en la necesidad de darle espacio y gobernabilidad a Daniel Noboa, siempre y cuando no caiga en la “ceguera política” que afectó al actual presidente Lasso, que tuvo que recortar su mandato debido precisamente a que nunca salió de su círculo de poder.
El mandatario electo debe aprender de eso, y no caer en la “nube rosada”.
Por último, advirtió que el futuro gobierno debe atraer el apoyo del Partido Social Cristiano, más afín ideológicamente, y evitar así que se vuelve a aliar al correísmo, lo cual crearía un ambiente de gobernabilidad muy difícil.
