Bill Cosby: más de 65 denuncias por drogar y violar y una fortuna de US$ 400 millones para pagar juicios

Infobae .- Fue el primer afroamericano en protagonizar un drama por televisión y el primero en estar al frente del show más visto, con una comedia sobre una familia negra que lo transformó en un ícono cultural. Con ese éxito, amasó una fortuna en bienes raíces. En 2018 también fue la primera celebridad de Hollywood en ser sentenciada en la era del #MeToo   Todavía dice que es inocente y hasta asegura que hará una gira como comediante. A los 86 y después de cumplir una condena de tres años de prisión efectiva por drogar y violar a la ex basquetbolista Andrea Constand, Bill Cosby asegura que el público tiene mucha diversión pendiente junto a él: “Siento que voy a poder subirme a un escenario y ser el Bill Cosby que la gente conoce”, le dijo en diciembre del año pasado al conductor radial Scott Spears. Durante el tiempo que pasó en el Correccional de Máxima Seguridad de Phoenix, el hombre que en los ochenta logró que la historia de una familia negra de clase media se convirtiera en el show más visto de la televisión por cinco temporadas consecutivas, se negó a asistir a los grupos de rehabilitación para agresores sexuales. “No tengo que tomar ningún curso, porque soy inocente. Hacerlo sería una admisión de culpabilidad”, le dijo a su vocero, Andrew Wyatt, el único visitante al que el comediante recibió en la cárcel entre 2018 y 2021, decidido a que Camille, su mujer por 57 años, y sus hijas, Erika, Erinn y Evin no lo vieran degradarse en de su uniforme de presidiario. Bill Cosby entre su vocero Andrew Wyatt y su abogada Jennifer Bonjean en la puerta de su casa luego de ser liberado de prisión (REUTERS/Mark Makela) Amado durante décadas por millones en todo el mundo que llegaron a conocerlo como el “padre de América”, el actor mantuvo con orgullo en esos años su supuesto rol paternal: no sólo se salteó los cursos para violentos, fue él quien impartió charlas en el penal. Cosby, que siempre se presentó a sí mismo como un modelo de progreso para los afroamericanos, encontró en la cárcel un público ideal y cautivo para su mensaje y fueron centenares los reclusos que lo escucharon en los encuentros motivacionales del programa Mann Up para empoderar hombres negros, de los que fue un asiduo orador. La mayoría se convenció de que es una víctima de la era de la corrección, pero también de que su supuesto martirio sirvió para que pudiera cumplir una misión superior: hablarles de la importancia de la familia y la educación, de cómo ser buenos ejemplos para sus hijos, y prepararlos para enfrentar los avatares de la vida después del encierro, de consejos para buscar trabajo, a cómo mantenerse alejados de las drogas. En sus charlas semanales, repetía: “Soy como los grandes presos políticos, como Martin Luther King Jr. y Nelson Mandela”. Andrea Constand, la basquetbolista que testificó contra Bill Cosby y lo envió a prisión “Nunca quise que me pusieran en un pedestal, pero es un privilegio”, dijo en 2020 en una entrevista telefónica con BlackPressUSA que duró exactamente quince minutos: el tiempo que tienen los internos para hacer llamadas. En esa misma nota adelantó algo con lo que cumplió a rajatabla: “Cuando sea el momento de la audiencia por mi libertad condicional, no van a escucharme decir que estoy arrepentido. Yo estuve ahí. No me importa que venga un grupo de personas y hable de esto cuando no estuvo ahí. Ellos no saben”. Pero los testimonios de decenas de mujeres parecen decir lo contrario: aunque, por los tiempos de prescripción, Cosby solo pudo ser juzgado por atacar sexualmente a Constand después de drogarla en su casa de Philadelphia en 2004, la cantidad de mujeres que en efecto denunciaron “haber estado ahí” supera la escalofriante suma de 60. En todas partes de los Estados Unidos y desde 1965, cuando ganó su primer Grammy como comediante, había abusado de sus víctimas con el mismo método. Desde su liberación a raíz de un acuerdo civil por el que indemnizó a Constand, se sumaron incluso nuevas acusaciones. En junio del año pasado fue declarado culpable de haber abusado de una menor de edad hace 47 años, en la Mansión de Playboy. La demanda fue de Judy Huth, hoy de 65 años, y como cuando ocurrieron los hechos era apenas una adolescente, la causa no prescribió. Fue admitida por el jurado en 2014 porque la ley californiana amplía el plazo para las demandas civiles si la víctima era menor de edad cuando se produjo la agresión. El jurado llegó a la conclusión de que Cosby provocó intencionalmente un contacto sexual con la víctima, sabiendo que era menor de 18 años. Bill Cosby junto a Hugh Heffner. En junio del año pasado el actor fue declarado culpable de haber abusado de Judith Huth en la Mansión de Playboy hace 47 años, cuando la denunciante era menor de edad (Reuters) La batalla legal duró ocho años. La víctima había esperado cuatro décadas para hablar y logró hacerlo animada por las denuncias que se sucedieron sin pausa a partir de lo de Constand y porque su hijo estaba por cumplir 16 años, la misma edad de ella al sufrir el abuso. Como el juicio era civil, Cosby sólo tuvo que indemnizar a su víctima en 500 mil dólares. El cálculo no es difícil: si tuviera que darle un resarcimiento económico a cada una de las mujeres que atacó, debería pagar por lo menos US$30 millones. Si alguna vez Bill Cosby fue un ícono de la cultura pop que representaba valores tan positivos como el ascenso social y la integración racial, la tapa de la revista New York en la que, en 2015, 35 mujeres lo acusaron públicamente y se animaron a contar sus historias de abuso con sus fotos en la portada, lo reveló como emblema de otra cara de esa cultura: la que las había silenciado y les había dado la espalda durante cinco décadas. Esa tapa se convertiría a su vez en un símbolo del cambio de época, un signo de la unión de las mujeres que alzaban su

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