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Ecuador: julio 26, 2024

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Ecuador, julio 26, 2024
Ecuador Continental: 18:23
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1.000 hectáreas de bosque son restauradas en la provincia de Sucumbíos

El Universo .- Durante un evento desarrollado en la Reserva Ecológica Cofán Bermejo, en la provincia de Sucumbíos, el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica (Maate) anunció la restauración de 1.000 hectáreas de bosques, como resultado de la implementación del proyecto de restauración forestal ejecutado en la parroquia La Nueva Troncal, ubicada dentro del cantón Cascales. El encuentro fue liderado por la Viceministra de Ambiente, Gabriela Manosalvas, y contó con la presencia de autoridades y representantes de las cinco comunidades que trabajaron de manera conjunta. Las labores iniciaron en octubre de 2020, con la firma del convenio de cooperación interinstitucional entre el Maate y el Municipio de Cascales. Durante los 32 meses de trabajo se invirtieron más de $ 272.000, logrando la plantación de 46.140 árboles y la identificación de 12.310 árboles de regeneración natural, en 295 predios intervenidos. Esta iniciativa no solo benefició directamente a 296 personas con la entrega de incentivos y fortalecimiento de capacidades, sino que también tuvo un impacto positivo indirecto en más de 1.500 personas de las comunidades involucradas: San José de Aguarico, Jesús del Gran Poder, Wamak Urku, Pastaza y San Francisco (Shyris). En total 384,5 hectáreas fueron destinadas a mejorar la recuperación de los sistemas productivos (modalidad activa) y 615,5 hectáreas para promover la continuidad de la sucesión ecológica en las áreas de regeneración natural (modalidad pasiva). El establecimiento y localización de plantas implicó el uso de especies nativas provenientes de árboles semilleros de las mismas comunidades. La reintegración de estas especies fue un paso importante para contribuir a la recuperación del ecosistema y especies amenazadas. Se priorizaron árboles maderables, frutales y medicinales. “Hasta la fecha, hemos logrado consolidar la ejecución de actividades de restauración en un total de 16.036,82 hectáreas y lo que es aún más alentador, bajo los lineamientos del Proyecto Nacional de Restauración del Paisaje, estamos programando actividades adicionales en 6.064 hectáreas más”, indicó Manosalvas. “Lo más importante han sido los resultados socioeconómicos, la dinamización de la economía y la reactivación social en las comunidades”, agregó. Por otro lado, la oficial del Área de Ambiente y Energía del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Mireya Villacís, se refirió a la contribución de los proyectos de restauración forestal para el país, en su proyección de alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible. Destacó del proyecto, el fortalecimiento y apoyo a bioemprendimientos, como una estrategia para la sostenibilidad a largo plazo de las áreas en proceso de restauración. Por su parte, Eugenio Tapuy, representante de los beneficiarios y presidente de la Asociación Kichwa San Francisco, acotó que “el desarrollo de este proyecto de restauración permitió generar mayor unión en las comunidades, gracias al establecimiento de objetivos y beneficios compartidos a partir de la restauración de los bosques en sus tierras”. El esfuerzo no culminó con la plantación e identificación de los árboles, sino que continuó con dos mantenimientos posteriores a cargo de los beneficiarios. Estos cuidados incluyeron limpieza del terreno (coronamiento), eliminación de maleza y lianas. Además, se capacitó a los participantes a través de talleres con enfoque inclusivo y de equidad de género y se dotó de equipos para el desarrollo de bioemprendimientos, fomentando así la sostenibilidad a largo plazo de las áreas en proceso de restauración.

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Ecuador incorpora 65.000 nuevas hectáreas de bosque bajo conservación

El Universo .- Se entregó un incentivo por conservación de bosques de $ 158.000 para las comunidades involucradas. En la provincia de Pastaza se llevó a cabo el evento de incorporación de 65.000 nuevas hectáreas al Proyecto Socio Bosque II (PSB), que se encuentran bajo custodia de dos comunidades Achuar: Mashientzi y Tinkias.   Este evento fue liderado por el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica (Maate), con el apoyo de la Cooperación Alemana – KfW y los aportes de los aliados estratégicos en territorio: Conservación Internacional Ecuador y World Wildlife Fund (WWF).   En el marco del encuentro, se entregó el incentivo por conservación de bosques de $ 158.000 para estas comunidades. El Matte indica que más de 500 habitantes serán beneficiados y se mejorarán las condiciones de vida de las comunidades amazónicas, brindando acceso a servicios básicos y promoviendo bioemprendimientos que ayudan a impulsar la economía local.   José Dávalos, ministro del Ambiente, Agua y Transición Ecológica, señaló: “Nuestro país reafirma su compromiso de tomar medidas para mitigar el cambio climático, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por la deforestación, lo que contribuye a la preservación de las fuentes hídricas y el cuidado de la flora y la fauna”. “Este proyecto tiene metas ambiciosas para el futuro, y hasta el 2025 tenemos la proyección de conservar alrededor de 1,9 millones de hectáreas”, indicó Dávalos. Por su parte, Carolina Rosero, directora Programa Amazonía de Conservación Internacional Ecuador, destacó el resultado del compromiso y liderazgo de Teresa Chiriapa, la primera mujer presidenta de la comunidad Achuar de Mashientz, que contó con el apoyo técnico de CI-Ecuador. “Una vez más se demuestra la importancia de los esfuerzos de los pueblos indígenas y las comunidades locales, los mejores aliados del mundo para la conservación”, mencionó.   Chiriapa dijo: “Como mujer me siento muy feliz de alcanzar este sueño de proteger el hogar de nuestros ancestros, el cual nos brinda el sustento para nuestras familias, a través de los bosques y la selva. Agradezco al ministerio por su confianza y por esta iniciativa de conservación”. El Proyecto Socio Bosque es una estrategia nacional cuyo objetivo principal es la conservación de los bosques nativos, los páramos y otras formaciones vegetales autóctonas del Ecuador. Actualmente, abarca 77 ecosistemas, es decir, que protege los últimos remanentes de bosques secos y de transición. Además, mejora los sistemas de gobernanza indígena incentivando la asociatividad de las comunidades rurales.

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Más de un tercio de la selva amazónica sin deforestar está degradada por incendios, sequías y la acción humana

EL PAÍS .- Dos revisiones científicas publicadas en ‘Science’ alertan del deterioro acelerado de este bosque tropical clave para la biodiversidad y el clima del planeta La situación de la selva amazónica es crítica. Aunque por lo general se suele graduar la alarma en torno a este bosque tropical clave para la biodiversidad y el clima del planeta en función de las cifras de deforestación, un equipo internacional de investigadores ha calculado ahora que más de un tercio de la Amazonia que queda sin deforestar está degradada por sequías, incendios u otros efectos relacionados con las actividades humanas. Este es uno de los dos estudios publicados esta semana en la revista Science que actualizan los conocimientos científicos sobre el estado actual de la selva amazónica, ambos con unas conclusiones preocupantes.   Este primer trabajo, realizado por una treintena de científicos de la Universidad de Lancaster, en el Reino Unido, y de diferentes instituciones brasileñas, como la Universidad Estatal de Campinas, el Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonia (IPAM) o el Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE), no se fija en la parte de la Amazonia que se ha quedado sin árboles, sino en la que se sigue manteniendo como selva. “La deforestación implica una pérdida del dosel del bosque y un cambio en el uso de la tierra [por ejemplo, a cultivo agrícola], pero la degradación es un proceso que afecta a los bosques remanentes”, precisa Jos Barlow, investigador de la Universidad de Lancaster y uno de los autores de esta revisión científica, que da datos concretos: “Mientras que alrededor del 17% de la Amazonia ha sido ya deforestada, el 38% de la selva que queda puede estar degradada de alguna manera”.   Esta degradación ocurre por el efecto frontera con las áreas ya deforestadas, las talas selectivas, los incendios o las sequías extremas, que los investigadores aseguran que se están intensificando por el cambio climático provocado por la especie humana. Aunque en este caso el bosque no desaparece, su deterioro tiene unos efectos sobre el ciclo del carbono, el funcionamiento de los ecosistemas y los medios de subsistencia de las poblaciones locales de los que ahora empieza a entenderse su especial relevancia. Así, por ejemplo, según las estimaciones de los científicos, estas perturbaciones en la Amazonia sin deforestar generan unas emisiones de carbono de entre 0,05 y 0,20 Pg (petagramos) de carbono al año (un petagramo equivale a una gigatonelada, es decir, a mil millones de toneladas), una cantidad comparable a la que causa la deforestación de forma anual.   Como señala David M. Lapola, investigador del Laboratorio de Ciencias del Sistema Terrestre de la Universidad Estatal de Campinas y autor principal del trabajo, “esto no significa que no se deba poner el foco en la deforestación, especialmente después de que haya vuelto a aumentar en el último año, pero nuestra revisión muestra que hay otros procesos importantes en curso que en su mayoría se han pasado por alto hasta ahora”.   Aunque el trabajo muestra la magnitud de la actual degradación de la selva tropical no deforestada, los investigadores inciden en que la deforestación también contribuye a agravar este fenómeno, ya sea directamente, al exponer los bordes del bosque al microclima más cálido de los campos abiertos, o, indirectamente, provocando que los incendios sean más probables o que resulte más fácil penetrar en la selva para llevar a cabo talas.   Según destaca Barlow, “nuestro estudio considera crítico prevenir la deforestación, pero también muestra que eso por sí solo no será suficiente: necesitamos nuevas intervenciones que aborden la tala ilegal y reduzcan el riesgo de incendios forestales, que son cada vez más probables debido al cambio climático”.   El vertiginoso ritmo de los cambios El segundo estudio publicado en Science no resulta menos alarmante para la selva amazónica, considerado por los científicos un componente clave de la biodiversidad y el clima de la Tierra. No en vano, este bosque tropical que ocupa el 0,5% de la Tierra da refugio al 10% de todas las plantas y vertebrados conocidos, además de tener un papel significativo en los ciclos globales de agua o carbono.   En este caso, investigadores de otro amplio equipo internacional en la que han participado, en otras instituciones, la Universidad de Louisiana en Lafayette (EE UU), la Universidad de Bergen (Noruega) o la Universidad de São Paulo (Brasil), han comparado el ritmo de los cambios por efecto de la acción humana en la Amazonia y otros grandes espacios de Sudamérica y el mundo. Su conclusión es que los procesos que alteran los ecosistemas de la Amazonia son cientos o miles de veces más rápidos que otros fenómenos climáticos y geológicos naturales. Las principales causas son las modificaciones en el uso de la tierra (por desmontes, incendios forestales y erosión del suelo), las alteraciones en el uso del agua (por la construcción de represas, la fragmentación de los ríos y el aumento de la sedimentación por la deforestación), y el aumento de la aridez por el calentamiento del planeta.   Según los autores de este segundo trabajo, el mensaje clave es que la selva amazónica está siendo degradada por las actividades industriales humanas a un ritmo muy por encima de todo lo conocido anteriormente, poniendo en peligro sus vastas reservas de biodiversidad y servicios ecosistémicos de importancia planetaria. Asimismo, los científicos predicen que, dado el enorme papel de la Amazonia en el ciclo hidrológico planetario, es esperable que la deforestación a gran escala de esta región empuje a todo el sistema terrestre hasta un clima global cualitativamente diferente.   El investigador Barlow, de la Universidad de Lancaster, considera que “los dos estudios muestran que la situación es increíblemente urgente y resaltan la importancia de detener una mayor deforestación y abordar la degradación para hacer que la Amazonia sea lo más resistente posible al cambio climático”.   Para Lapola, de la universidad brasileña de Campinas, “de forma vergonzosa, no encontramos formas exitosas y generalizadas de vivir y utilizar el bosque tropical más grande del mundo”.

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