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Ecuador: septiembre 12, 2024

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Ecuador, septiembre 12, 2024
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Experimentos humanos en Tijuana y Mexicali: los carteles prueban el fentanilo con drogadictos

El País .– Los narcotraficantes distribuyen el opioide en las calles para calcular una cantidad que no sea mortal antes de ser vendida en Estados Unidos, asegura Víctor Clark, director del Centro Binacional de Derechos Humanos. Tijuana y Mexicali se han convertido en las dos ciudades donde más fentanilo se consume en México. Así lo señala Víctor Clark, director del Centro Binacional de Derechos Humanos y profesor de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de San Diego, en California. Las dos ciudades fronterizas con Estados Unidos se han transformado en el laboratorio perfecto para que los carteles calculen la dosis correcta que puede soportar una persona, reduciendo costes y aprovechándose del enorme problema de drogadicción que existe en la frontera, de acuerdo con el especialista. “Los carteles introdujeron el nuevo producto en el mercado local para generar una demanda”, asegura. Para ello comenzaron a distribuir la droga mezclada con otras sustancias como cocaína, metanfetamina, heroína y cristal hasta detonar una cierta tolerancia al fentanilo. “Han creado un mercado local de personas que ya consumen directamente el fentanilo”, apunta Clark. Hace unas semanas el Departamento de Estado de Estados Unidos publicó un informe en el que afirmaba que las organizaciones criminales experimentan en humanos para medir la potencia de la droga que venden. “El cartel está tratando de producir el fentanilo más potente y venderlo en EE UU al precio más bajo”, señalaban los estadounidenses. La DEA calcula que una dosis de tres gramos de la droga sintética puede ser mortal para una persona promedio. En pocos años, el fentanilo ha pasado de ser el gran desconocido al tema de discusión que ha tensado la relación bilateral entre México y Estados Unidos. La nueva droga sintética es más potente, barata, y difícil de detectar lo que la ha convertido en un lucrativo negocio que mueve miles de millones de dólares y a su vez, es la responsable de una crisis de salud pública que mata cada año a decenas de miles de estadounidenses, según datos oficiales. Mientras la última cruzada contra las drogas se libra en los despachos entre un país de “consumidores” y un país de “productores”, las evidencias apuntan a que cada vez se consume más fentanilo en México. El país latinoamericano, sin embargo, no cuenta con ninguna política pública para atender esta situación y lleva años sin impulsar una encuesta nacional de adicciones. Mientras tanto, los investigadores como Clark se han volcado en el trabajo de campo para tener alguna aproximación sobre el consumo. De acuerdo a Clark, Tijuana contaba en 2018 con una población “en torno al medio millón de adictos a las drogas”, sin embargo, cinco años después el experto dice que la cifra se ha elevado. Al no existir estadísticas oficiales, las organizaciones se mueven a ciegas y solo cuentan con los registros de los centros de rehabilitación y las muertes por sobredosis. “Los centros de rehabilitación dicen que con la llegada de la nueva droga el número se ha disparado”, apunta Clark. En la última década el fentanilo se introdujo en el mercado como un adulterante de otros opioides, provocando que los usuarios se enganchasen al fentanilo sin saber que lo estaban consumiendo. Tal y como menciona el director del Centro Binacional de Derechos Humanos. “Muchos adictos consumían heroína y cristal sin saber que ya estaba mezclada con fentanilo, solo decían que era muy potente”. Esa fue la principal estrategia que desarrolló el narco para comenzar a generar una demanda en el mercado. “Al principio lo que hicieron fue mezclarla con heroína, cocaína, metanfetamina o cristal”, explica Clark. La ausencia de estadísticas oficiales sobre el consumo del fentanilo también implica que no se sepa con exactitud cuántas personas mueren por sobredosis. Los únicos medidores locales son las organizaciones de la sociedad civil que trabajan con adicciones y los reportes de los hospitales. “El único dato que tenemos disponible es el que proporciona la Cruz Roja que dice que atiende a 20 personas con sobredosis al mes”, señala Clark. El pasado 14 de abril las autoridades estadounidenses hicieron pública la acusación contra Los Chapitos, hijos y herederos del imperio de las drogas de Joaquín El Chapo Guzmán. En el sumario judicial se describe el caso de una mujer a la que le fueron suministradas en México tres dosis del opiáceo para calcular las cantidades de los químicos y que murió por sobredosis. A esas pruebas también fueron sometidos otros adictos. “Uno de ellos falleció por una sobredosis”, dice el documento. Sin embargo, la droga que consumió fue enviada igualmente a Estados Unidos. Clark señala que el aumento del consumo de fentanilo es un fenómeno que se viene agravando desde hace cinco años. En 2019 la investigadora Clara Fleiz, del Instituto Nacional de Psiquiatría, alertaba en una entrevista con EL PAÍS de los peligros de no atender a la población que estaba empezando a utilizar fentanilo en México. “Si no actuamos es posible que México presente una crisis, el mercado ilícito de fentanilo ha llegado a la frontera y ya está afectando a los usuarios de drogas inyectables, las poblaciones más vulnerables”, decía. De acuerdo con el antropólogo, la sustancia llegó a Tijuana a través de los consumidores deportados de Estados Unidos, y precisó que el consumo de fentanilo se ha incrementado en la frontera, aunque lamentablemente las autoridades desconocen cuántas personas están siendo afectadas. Hace una semana México aprobó en la Cámara de Diputados una iniciativa impulsada por el presidente López Obrador para castigar con hasta 15 años de cárcel a quien trafique con precursores químicos del fentanilo con el ánimo de frenar la crisis que está provocando la fabricación de la droga sintética en territorio nacional. Hasta el momento, la otra crisis de salud pública está desatendida. “El Estado llegó tarde, por lo menos a Tijuana. Si no invierte recursos importantes en la prevención, en la educación y en la rehabilitación, sobre todo, creo que el fentanilo nos va a avasallar en todas partes del país en los próximos años”, afirma Víctor Clark.

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Estados Unidos presenta cargos contra ‘los Chapitos’ y otros 25 miembros del Cartel de Sinaloa

EL PAÍS .- El Departamento de Justicia pide cadena perpetua no revisable para Iván Archivaldo, Jesús Alfredo y Ovidio Guzmán.   El Departamento de Justicia ha anunciado este viernes la presentación de cargos contra 28 miembros del poderoso cártel mexicano de Sinaloa, entre ellos los tres hijos del famoso narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán, en el marco de una amplia investigación sobre el tráfico de fentanilo. Las acusaciones anunciadas el viernes imputan a los tres hijos de Guzmán, conocidos como los Chapitos, que se han ganado la reputación de ser la facción más violenta y agresiva del cartel: los hermanos Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar y Ovidio Guzmán López, para los que la fiscalía pide cadena perpetua no revisable.   Junto con sus cómplices, los Chapitos están acusados de montar operaciones para inundar Estados Unidos con fentanilo con el fin de abastecer a las “calles llenas de drogadictos”, en expresión de Iván Archivaldo Guzmán Salazar recogida por el Departamento de Justicia. En los cargos presentados este viernes se acusa de diferentes delitos de tráfico de fentanilo y de armas y de blanqueo de dinero, entre otros, a los Chapitos, a los principales lugartenientes y dirigentes del cartel de Sinaloa; a los presuntos fabricantes y distribuidores del fentanilo; a los directores de su violento aparato de seguridad armada; a los sofisticados blanqueadores de dinero que repatrían a México las ganancias del cártel de Sinaloa procedentes de la droga; y a múltiples proveedores de precursores químicos en China para fabricar el fentanilo, según la enumeración de los fiscales estadounidenses.   “Los Chapitos y el cartel de Sinaloa supuestamente cosecharon cientos de millones de dólares en ganancias inundando los Estados Unidos con fentanilo”, dice el Departamento de Justicia. Casi 107.000 estadounidenses murieron por sobredosis de drogas en Estados Unidos en 2021. “Mata a más estadounidenses de 18 a 45 años que los accidentes de coches, que el cáncer, que la covid. Y el número de niños de menos de 14 años que mueren ha aumentado a un ritmo alarmante”, ha dicho la jefa de la Administración para el Control de Drogas (DEA), Anne Milgram, que ha anunciado los cargos en rueda de prensa este viernes junto al fiscal general, Merrick Garland, y otros fiscales federales.   Milgram ha tenido una intervención muy dura y ha explicado el proceso que ha llevado al paso dado este viernes: “En la DEA decidimos actuar de forma proactiva contra la red delictiva más responsable del fentanilo que inunda nuestras comunidades. Analizamos nuestros datos y la respuesta estaba clara. La mayor parte del fentanilo que circula en Estados Unidos procede del cartel de Sinaloa. La DEA y nuestros socios en la aplicación de la ley acabaron con el anterior líder del cártel de Sinaloa, el Chapo Guzmán, que ahora cumple cadena perpetua en una prisión de Estados Unidos por sus crímenes”, ha dicho.   “Pero los hijos de El Chapo, Ovidio, Iván y Alfredo, conocidos como Los Chapitos, se convirtieron en los nuevos líderes del cartel de Sinaloa. Heredaron un imperio mundial del narcotráfico, y lo hicieron más despiadado, más violento, más mortífero, y lo utilizaron para propagar un nuevo veneno, el fentanilo (…) la droga más mortífera a la que se ha enfrentado nuestro país. Son responsables de la entrada masiva de fentanilo en Estados Unidos. Como resultado directo de sus acciones, hemos perdido cientos de miles de vidas estadounidenses”, ha añadido.   La jefa de la Administración para el Control de Drogas (DEA), Anne Milgram, este viernes en Washington.MICHAEL REYNOLDS (EFE) Siete acusados se encuentran detenidos a la espera del procedimiento de extradición: Ovidio Guzmán López fue detenido en México; Carlos Omar Féliz Gutiérrez y Silvano Francisco Mariano, alias “Rayo”, fueron detenidos en Colombia; Sergio Duarte Frías, Ana Gabriela Rubio Zea y Humberto Beltrán Cuen, alias “Don Chino”, fueron detenidos en Guatemala; y Anastacio Soto Vega, alias “Tachin”, fue detenido en Grecia. Además, Julio Marín González fue detenido anteriormente en Estados Unidos.   Para todos los acusados, el Departamento de Justicia pide penas de cadena perpetua. Sin embargo, para los seis líderes del cartel más destacado reclama que sean no revisables. Se trata de los tres Chapitos más los que considera tres máximos dirigentes de los sicarios del cártel: Óscar Noé Medina González, alias “Panu”, Héctor Isidro Pérez Salas, alias “Nini”, y Jorge Humberto Figueroa Benítez, alias “27″, que dan las órdenes, según el Departamento de Justicia, para “secuestrar, torturar y matar a cualquiera que se oponga a los Chapitos”. Para otros 16 acusados, el Departamento de Justicia reclama un cumplimiento mínimo de 40 años de condena y para los restantes seis, de al menos 10 años.   Los diferentes pliegos de cargos presentados, sobre todo el más extenso, de 65 páginas, muestran fotografías de paquetes de droga incautados, de fajos de billetes de alta denominación y de auténticos arsenales de armas. Los documentos explican el modo de operar de los acusados. La fiscalía sostiene que el cartel emplea a químicos cualificados (“cocineros”) que tienen experiencia en la síntesis de fentanilo a partir de precursores químicos procedentes de China. En un solo día, un cocinero del cártel puede fabricar más de 100.000 pastillas utilizando prensas, según se recoge.   En algunos casos, los narcotraficantes han comprobado la pureza de su fentanilo probándolo en otras personas. Por ejemplo, en torno a 2022, Pérez Salas y Figueroa Benítez experimentaron con una mujer a la que inicialmente pensaban disparar inyectándole repetidamente dosis de fentanilo hasta que murió, explica uno de los documentos. Otra prueba mostró que el producto era letal y aun así el cartel lo envió a Estados Unidos.   En la mayoría de los casos, el fentanilo del cartel entra en Estados Unidos oculto en compartimentos secretos de los coches, camuflado entre las mercancías de los remolques, escondido en el equipaje de los aviones, oculto a través de documentación falsa en los contenedores de transporte o escondido en los cuerpos de mulas de la droga.   Una vez que llega a Estados Unidos, los traficantes tienen almacenes y una red de distribución estadounidense al

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