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Ecuador: octubre 23, 2024

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Ecuador, octubre 23, 2024
Ecuador Continental: 12:40
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¿Cómo el próximo presidente puede evitar los errores de Lasso e impulsar el crecimiento del sector de la construcción?

La Hora .- El sector de la construcción ha decrecido, como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), durante ocho semestres consecutivos.     Con el rebote de la pandemia se tuvo una ligera reactivación, pero insuficiente. El bajo presupuesto para obra pública golpea directamente al 70% del movimiento del sector, el cual depende del gasto estatal. En sus mejores épocas, de la mano del segundo boom petrolero, la construcción llegó al 10% del PIB, sin embargo, ahora está en el 6%. Ante este escenario, constructores y promotores inmobiliarios, bajo el paraguas de Constructores Positivos, han establecido una hoja de ruta para que el próximo presidente no cometa los mismos errores de Guillermo Lasso y pueda darle un real impulso al sector. “La reactivación de la construcción es vital para lograr la ansiada seguridad pública. Todos queremos combatir la inseguridad y se habla de mano dura; pero nada dará resultados si no generas las condiciones adecuadas de empleo. Un pueblo que no tiene empleo se va a dedicar necesariamente a la delincuencia y vamos a caer otra vez en ese círculo vicioso de mayor inseguridad, menor actividad económica y menos empleo”, puntualizó Joan Proaño, representante de Constructores Positivos. Eje inmobiliario El sector inmobiliario representa el 30% de la actividad de construcción en todo el país. Se debe potenciar el creciente interés de los ecuatorianos por tener casa propia. 1 El primer paso debe ser, de la mano del aval de los organismos multilaterales, conseguir fondeo adicional para el programa de créditos de vivienda con tasas de interés subsidiada. Las viviendas de interés público e interés social actualmente pueden financiarse con crédito a menos del 5% de interés. En 2018, durante el Gobierno de Lenín Moreno, se emitió un bono social con aval de multilaterales para poder dar ese tipo de crédito; pero solo el 16% de las operaciones hipotecarias han utilizado el financiamiento con tasas subsidiadas. Esto porque la mayoría de los ecuatorianos no saben que existe. El próximo presidente debe conseguir más recursos para la iniciativa porque los existentes se agotan en febrero de 2026; pero sobre todo debe impulsar la campaña masiva de información para que más gente sepa que puede comprar su casa de hasta $97.000 de forma muy barata. 2 Alianzas estratégicas para el desarrollo de proyectos inmobiliarios, especialmente viviendas de interés social y vivienda de interés público, dentro de suelo urbano. Tanto el Gobierno Nacional como el BIESS tienen mucho suelo subutilizado o sin usar. Muchos de esos terrenos ya están dotados de servicios básicos y ubicados en zonas urbanas, pero han degenerado en terrenos baldíos. La propuesta es que el Gobierno y los municipios y prefecturas faciliten que esos terrenos pasen a los constructores para desarrollo de proyectos inmobiliarios bajo riesgo completo del sector privado. 3 Crédito enfocado en dar liquidez a los constructores. El producto financiero está casi listo, pero el próximo presidente deberá ejecutarlo e impulsarlo. El objetivo es que los fondos de los bancos vayan directamente al constructor mientras se levantan las obras y no cuando los proyectos están terminados. Esto dinamizaría al sector y permitiría, entre otras cosas, que las personas compren viviendas en planos a un precio menor. Eje de obras públicas A La primera acción, de la que en gran medida dependerá la ejecución y la eficiencia, es poner a la cabeza del Ministerio de Obras Públicas a una persona que sepa de la dinámica estatal y que además tenga conocimiento técnico del trabajo que se debe realizar. Uno de los grandes problemas de Lasso es que ubicó funcionarios, desde empresarios turísticos hasta políticos, en puestos que necesitaban a ingenieros y constructores con experiencia. En pocos meses, lo indispensable es una cabeza que no tenga que pasar por un largo periodo de aprendizaje y que pueda ejecutar prácticamente desde el minuto 1. B Impulsar una nueva ley de contratación pública. Un proyecto en este sentido quedó a puertas del segundo debate en la Asamblea cesada por la muerte cruzada. El nuevo presidente debe impulsar que la nueva Asamblea trate el tema lo más pronto posible. La actual legislación, a criterio de Carlos Morán, constructor y promotor inmobiliario, al ser engorrosa propicia la corrupción y la baja ejecución. Las reformas deben apuntar a crear un sistema claro y eficiente de informes previos, lo cual incluso puede ayudar a prevenir la corrupción. C Creación urgente de una mesa técnica entre los constructores y el Servicio Nacional de Contratación Pública (Sercop) para cambiar resoluciones que entorpecen los procesos y encarecen los contratos. D Priorizar el gasto en obras de alto impacto y bajo costo. El objetivo es dinamizar a los pequeños y medianos constructores con obras como caminos vecinales, infraestructura de salud y educativa en el sector rural. Este gasto priorizado se debe combinar con el impulso a todo tipo de mecanismo de asociación estratégica y Alianza Público-Privada (APP) para que los privados suplan lo que el Estado no puede financiar. E Crear un equipo independiente, dentro o fuera del Ministerio de Obras Públicas, para que se encargue exclusivamente de gestionar las obras que se necesitarán para enfrentar el impacto del fenómeno de El Niño. “Se debe pasar a verdaderos planes de contingencia, con financiamiento y metas claras, y no replicar el anticuado modelo de los planes de emergencia en donde se hacen las obras como reacción al desastre y donde como constructores sabemos que se abre mucho campo a la corrupción”, concluyó Proaño

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Los impuestos alcanzan para pagar sueldos, intereses de deuda, bonos sociales y transferencias al IESS

La Hora .- La obra pública solo se puede cubrir con deuda y algo de ingresos petroleros. Para poder bajar impuestos, primero se debe redimensionar todo el Estado para frenar el malgasto. Para este 2023 se proyecta una recaudación de alrededor de $16.000 millones en impuestos. Según el presupuesto estatal para este año, que puede ser revisado en la página del Ministerio de Economía, esos $16.000 millones en tributos se reparten en tres gastos: Alrededor de $9.000 millones en sueldos y salarios; $3.000 millones de intereses de deuda; y $4.000 millones se reparten entre bonos, ayudas sociales y los recursos que se transfieren a la seguridad social. Así, lo que la economía ecuatoriana genera en impuestos solamente sirven para gasto corriente, es decir, los gastos mínimos del día a día; y no se traducen en gasto para obras. La llamada inversión pública se financia en su mayor parte con deuda y con parte de los ingresos petroleros. En este contexto, uno de los problemas estructurales del país es que se produce poco y gran parte del esfuerzo privado se va en cubrir la chequera de gastos diarios de un Estado ineficiente. Por eso, antes de ofrecer menos impuestos, que podrían inyectar más liquidez para crear empleo e invertir, se debe hacer un examen profundo del malgasto en el sector público. De lo contrario, las rebajas de hoy se transformarán en más impuestos y crisis para mañana. El exministro de Economía, Mauricio Pozo, ha dicho que lamentablemente el Gobierno del presidente de la República, Guillermo Lasso “no ha hecho nada” realmente eficiente y sustancial para reducir el gasto. Recaudación y gastos En los primeros cuatro meses de 2023, los ingresos tributarios, según un análisis de Jaime Carrera, miembro del Observatorio de la Política Fiscal, sumaron $5.444 millones. Sin embargo, solo los gastos corrientes llegaron a los $6.295 millones, con un aumento de más de $500 millones con respecto a lo que se registraba en el primer cuatrimestre de 2022. Carrera proyecta que el déficit “podría alcanzar los $5.000 millones a fines de 2023”. Desde un punto de vista liberal, Alberto Acosta, economista y editor de Análisis Semanal, puntualizó que la actual situación confirma que es un mito que subiendo impuestos se soluciona el déficit fiscal (más gastos que ingresos). “En un país con débil institucionalidad como el nuestro, cada incremento de impuestos lo único que hace es impulsar una nueva escalada en el gasto”, dijo. Por eso, la salida para corregir los desbalances, y que más dinero quede en el bolsillo de los ciudadanos y las empresas para inversión y más competencia, es que se controlen los gastos innecesarios. ‘Demagogia’ Si no se buscan consensos para reducir el gasto improductivo, cualquier fórmula que ofrezca reducir impuestos en las circunstancias actuales será pan para hoy y hambre para mañana. Tanto el Gobierno, con su poco explicada propuesta de aumentar las deducciones de gastos personales para reducir el pago de impuesto a la renta, como la carta de la Cámara de Comercio de Quito y sus nueve medidas para supuestamente reducir la carga tributaria, son “posturas demagógicas y coyunturales”, según Javier Bustos, docente universitario y abogado tributario. Sin una reforma a fondo del Estado, como ha pedido Pablo Lucio Paredes, director del Instituto de Economía de la Universidad San Francisco, las posibilidades de competencia y generación de empleo desde el sector privado seguirán siendo devoradas por un sector público ineficiente. Con una nueva reforma tributaria a puertas, pero sin fecha de llegada a la Asamblea, el exministro de Economía, Fausto Ortiz, ha explicado que el Gobierno está “entrando en un campo populista en el afán de recuperar algo del apoyo popular”. Además, con el riesgo de que, en una Asamblea tan irresponsable como la que tenemos, los legisladores se pongan más generosos que el Ejecutivo y establezcan, por ejemplo, que las deducciones de gastos personales no sean de $15.000, sino de $20.000 o $30.000. Por su parte, la propuesta de la CCQ, de acuerdo con Bustos, en la mayoría de sus medidas planteadas, es una repetición de cosas que ya se han incluido en el Código de Producción y la Ley de Fomento Productivo, entre otras normativas. Tanto la subida como la bajada de impuestos, sin una contrapartida de mejor gasto público, han demostrado ser una fórmula para el desastre en Ecuador. (JS) “El Estado ecuatoriano está sobredimensionado y mal orientado. Genera en promedio baja productividad y, en muchos casos, nula o negativa. Es decir que saca recursos de la sociedad (impuestos y afines) pero devuelve acciones de mucho menor valor”. Pablo Lucio Paredes, director del Instituto de Economía de la USFQ. .

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