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Ecuador: julio 27, 2024

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Ecuador, julio 27, 2024
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La inflación se moderó en noviembre en Estados Unidos, pero se resiste a bajar del 3%

El País .- Los precios subieron a un ritmo interanual del 3,1% pese al respiro por el abaratamiento de la gasolina La hoja de ruta se mantiene. La inflación se ha enfriado el último año y medio, pero la estabilidad de precios se resiste. Los precios subieron en Estados Unidos un 3,1% en los últimos 12 meses, según el dato de inflación de noviembre publicado este martes por la Oficina de Estadísticas Laborales, una décima menos que el mes anterior. La inflación subyacente, que excluye la energía y la compra de alimentos, está aún en el 4%. Las cifras se publican el mismo día en que el comité de política monetaria de la Reserva Federal empieza una reunión de dos días sobre los tipos de interés. Se espera que los mantenga en el 5,25%-5,5%, que es su nivel más alto desde marzo de 2001. Los precios de la energía han caído un 5,4% en el último año, gracias sobre todo al abaratamiento de la gasolina, del 9,8%. La subida de la comida se ha moderado también, sobre todo la de los alimentos para el consumo en el hogar, que se han encarecido un 1,7% en los últimos 12 meses, mientras que el precio de comer fuera de casa sube a una tasa del 5,3%. En octubre, la subida mensual de los precios fue del 0,1%. El índice de la vivienda siguió subiendo en noviembre, compensando el descenso del índice de la gasolina. El índice de energía cayó un 2,3% durante el mes, gracias al descenso del 6,0% en la gasolina. La inflación subyacente subió un 0,3% mensual en noviembre y se sitúa en el citado 4%, una cifra que duplica el objetivo de estabilidad de precios, del 2%. La inflación lleva sin situarse por debajo del 3% en Estados Unidos desde marzo de 2021. La recuperación de la demanda tras la pandemia, con una política fiscal y monetaria expansiva, y los problemas de oferta, con los atascos en la cadena de suministros y las dificultades para recuperar el ritmo de actividad, hicieron subir los precios. La situación se agravó con la guerra de Ucrania, que encareció el petróleo, los alimentos y otras materias primas. La inflación marcó un máximo del 9,1% en junio de 2022, la más alta en cuatro décadas, lo que ha hecho calar entre los estadounidenses la idea de que la economía va mal, a pesar de la fuerte creación de empleo, la resistencia del crecimiento y las multimillonarias inversiones atraídas. Desde ese máximo de mediados de 2022, la inflación estuvo bajando 12 meses de forma ininterrumpida hasta el 3,0% de junio pasado. El repunte de la gasolina hizo que los precios acelerasen de nuevo su marcha en agosto y septiembre, para frenar de nuevo al 3,2% en octubre. El tramo final hasta el objetivo del 2% es el que se muestra más complicado para los responsables de la política monetaria, que llevan más de un año tratando de lograr el ansiado aterrizaje suave de la economía: controlar los precios sin meter a la economía en una recesión en toda regla. La Reserva Federal no ha vuelto a subir los tipos desde julio, pero ha conseguido mantener al mercado en tensión con sus reiteradas advertencias de que está dispuesto a subir los tipos si la inflación no cede hasta el objetivo del 2%. Aunque es posible que Powell reitere este miércoles ese mensaje, el mercado empieza a creer que va un poco de farol. Mantener abierta esa opción le permite esquivar la pregunta sobre las bajadas, pero es en eso en lo que está centrado el mercado. Este miércoles, además de la decisión sobre tipos (hay práctica unanimidad en que no los moverá), la Reserva Federal publicará las estimaciones de los miembros de su comité de política monetaria sobre dónde se situará el precio del dinero a finales de 2024, 2025 y 2026. Los inversores están centrados en ver qué ritmo de rebaja de tipos anticipa el banco central, aunque se trata de una mera previsión que no los compromete a nada. De hecho, con frecuencia se equivocan al pronosticar lo que van a hacer.

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Los grandes bancos de Estados Unidos mejoran sus beneficios por la subida de los tipos de interés

El País .- JPMorgan, Bank of America, Wells Fargo, Citi, Morgan Stanley y Goldman Sachs ganan un 20% más en el tercer trimestre del año Las cuentas salen en Wall Street. Tras las turbulencias financieras de la primera mitad del año, los grandes bancos de Estados Unidos han cerrado un tercer trimestre de beneficios récord gracias a la subida de los tipos de interés y a que la temida recesión nunca termina de llegar. Las grandes entidades han logrado cobrar más por sus créditos sin tener que elevar apenas la remuneración de los depósitos. Al tiempo, han tenido que hacer menos provisiones de las que se esperaban. Incluso el negocio de banca de inversión empieza a respirar tras la hecatombe del año pasado gracias al aumento de salidas a Bolsa, colocaciones y operaciones corporativas. JPMorgan, Bank of America, Wells Fargo, Citi, Morgan Stanley y Goldman Sachs han logrado un beneficio agregado de 34.024 millones de dólares (unos 32.180 millones de euros al tipo de cambio actual) en el tercer trimestre de 2023, un 17% más que en el mismo periodo del año anterior. JP Morgan ha logrado resultados récord para un tercer trimestre y para el acumulado de los primeros nueve meses del año. Wells Fargo roza su récord del tercer trimestre, aunque el resultado de nueve meses está lejos de sus mejores ejercicios. Bank of America ha tenido su mejor resultado de los tres Medea de verano desde 2010. En cambio, Citi aún no se ha recuperado de la caída de beneficios del año pasado. Goldman Sachs vuelve a sufrir un descenso de sus ganancias, sobre todo por su exposición al sector inmobiliario, al igual que Morgan Stanley, al que pasa factura aún la banca de inversión. El gran triunfador del contexto actual es JP Morgan Chase, el mayor banco de Estados Unidos, que amplía su ventaja frente al resto por tamaño y beneficios. El banco que dirige Jamie Dimon ganó 13.151 millones en el tercer trimestre, un 35% más que en el mismo periodo del año pasado, según comunicó el viernes pasado. JP Morgan salió reforzado de la sacudida del sector financiero provocada por la caída de Silicon Valley Bank, a la que siguieron otras entidades medianas. Los depositantes buscaron la seguridad de los grandes bancos, lo que sirvió para contener el coste de su pasivo. Además, JP Morgan acabó rescatando First Republic en muy buenas condiciones y se está beneficiando de ello. Sin su aportación, el beneficio habría crecido el 24% en el tercer trimestre. La misma subida de tipos que puso en aprieto a las entidades medianas cargadas con carteras de deuda ha servido en el caso de JP Morgan para impulsar sus ingresos hasta niveles récord. Además, la entidad ha tenido que realizar menos provisiones por créditos de las que se esperaban, lo que también ha impulsado la rentabilidad. Pese a ello, Dimon se mostró prudente en la conferencia con analistas: “Nos enfrentamos a tantas incertidumbres que solo podemos ser muy cautos”, dijo, alertando de que es el “momento más peligroso que ha visto el mundo en décadas”. Además del entorno macroeconómico y geopolítico, Dimon ha advertido sobre el endurecimiento regulatorio y las exigencias de más capital que prepara la Reserva Federal en cumplimiento de las normas internacionales de solvencia (Basilea III). Bank of America, el segundo mayor banco, también ha logrado ganar cuota a costa de otras entidades más débiles. “Hemos añadido clientes y cuentas en todas las líneas de negocio. Y lo hemos hecho en una economía saneada, pero en desaceleración, en la que el gasto de los consumidores estadounidenses sigue siendo superior al del año pasado, pero continúa ralentizándose”, ha señalado en la nota de resultados el presidente y consejero delegado de la entidad, Brian Moynihan. La entidad logró un beneficio neto consolidado atribuible de 7.270 millones de dólares, un 11% más que en el mismo periodo de 2022 y la mayor cifra de un tercer trimestre desde 2010. La subida de los tipos de interés fue el motor de los ingresos. Sin embargo, en el caso de Bank of America esa subida de tipos tiene una contrapartida que le ha penalizado en Bolsa. La entidad acumula fuertes pérdidas en la cartera de bonos mantenidos hasta su vencimiento. Son pérdidas que no se reconocen en los beneficios porque el banco tiene previsto mantener los bonos hasta su amortización, pero implican un elevado coste de oportunidad. Esas minusvalías latentes aumentaron a 131.000 millones de dólares en el tercer trimestre, frente a los 116.000 millones del mismo periodo del año anterior. Han sido pérdidas de ese tipo las que han metido en problemas a entidades con balances más débiles que el de Bank of America. Cambio de líder hipotecario El mayor aumento relativo del beneficio del tercer trimestre se lo ha apuntado Wells Fargo, que ganó 5.767 millones de dólares, un 61% más que en el mismo periodo del año pasado. De las grandes entidades, es el banco que más se beneficia de la subida de los tipos de interés, que impulsaron su margen de intereses un 8%, a 13.105 millones de dólares, y los ingresos totales un 7%, hasta 20.857 millones de dólares. A eso se unió una menor necesidad de provisiones, con lo que se redujo el coste del crédito del banco con sede en San Francisco. Eso sí, tras un largo reinado como el mayor banco hipotecario estadounidense, Wells Fargo se ha visto superado por JP Morgan en gestión crediticia a terceros, volumen de emisión y préstamos hipotecarios de cartera, en parte gracias a la adquisición de First Republic. Wells Fargo llegó a emitir uno de cada tres préstamos hipotecarios en Estados Unidos, pero tiene una limitación de tamaño impuesta por la Reserva Federal y ha ido apostando por otros segmentos. Por su parte, Citi mejoró su resultado un 2%, hasta 3.546 millones de dólares en el tercer trimestre, gracias a un fuerte crecimiento de los ingresos, impulsados por las subidas de tipos de interés y por la negociación de títulos de renta fija y divisas. Superó con mucho las previsiones

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