Se señala el 3 de febrero de 1959 como el día en que verdaderamente murió la música, y se debe a un trágico accidente de avión.
Al igual que renace cada vez que se conoce a un artista emergente singular y prometedor, la música ha muerto varias veces. Ocurrió con el fallecimiento de Michael Jackson, de Amy Winehouse o con el de Freddie Mercury. La música murió cuando se separaron los Beatles, o cuando un cáncer se cebó con David Bowie. Cada persona puede marcar una o varias fechas en las que la música murió y en las que volvió a nacer, de manera que no son pocos los que apuntan que el día que la música murió de manera definitiva fue un 3 de febrero. Un día como hoy de 1959, Buddy Holly, Ritchie Valens y The Big Popper fallecían en un accidente de avión, lo que supuso un gran golpe para el mundo de la música de entonces.
Don McLean, en su icónica canción «American Pie» (1971), incluye una frase que se refiere a aquel fatídico día, como «the day the music died», y desde entonces se acuñó el 3 de febrero de aquel año como «El día que murió la música». Y es que Buddy Holly, leyenda del rock, fallecía junto a los otros dos músicos cuando la avioneta en la que viajaban chocaba en un campo de maíz de Iowa, pocos después de despegar de Mason City con destino Minesota. El accidente, según se afirmó con el tiempo, se debió al mal tiempo, así como a un error del piloto. De hecho, el Tribunal que estudió el caso concluyó al tiempo que el accidente fue causado «por la decisión poco acertada del piloto de embarcarse en un vuelo que requería conocimientos de vuelo por instrumentos que él no tenía», a lo que se le sumó un factor climático «seriamente inadecuado, incluso mencinoar condiciones adversas de vuelo que debieron ser subrayadas».
En aquel tiempo, Holly y su banda estaban en plena gira, un tour titulado «Winter dance party», por el centro de Estados Unidos. Tanto el artista Ritchie Valens como The Big Popper se unieron a la aventura liderada por Holly. No obstante, una gira suele tener condiciones muy agotadoras para los artistas, y así les ocurrió a ellos, pues los grandes trayectos les afectaron incluso padeciendo gripe. Eso fue, entre otras cosas, lo que les llevó a decidir que la mejor manera de ir hacia la siguiente parada, una vez tocaron en Clear Lake, era la de alquilar una avioneta. El resto, es historia.
Cuando se enteró de la noticia -por televisión-, la esposa embarazada de Holly, Maria Elena, sufrió complicaciones y perdió al bebé que esperaba. Su dolor fue tal que no asistió al funeral ni fue nunca capaz de visitar la tumba del cantante de «Everyday», «That’ll be the day» o «Peggy sue». «En cierto modo me culpo a mí misma», declaró posteriormente, «sentía que algo no iba bien cuando él se fue. Estaba embarazada de dos semanas, y quería que Holly se quedara conmigo, pero ya tenía planeada la gira. Fue la única vez que no estuve con él. Y me culpo a mí misma, porque sé que si hubiera ido con él nunca se hubiera subido a aquel avión».