“Hemos coordinado con la Conmebol y tomado todas las medidas con nuestro Gobierno para que esta sea una cita y una fiesta de fútbol sin precedentes”, señaló el presidente Lasso.
El turismo va de la mano con el ingreso de los aficionados que llegarán a Guayaquil para el 29 de octubre, especialmente brasileños seguidores de Flamengo y Paranaense, con un estimado de 50.000 visitantes que tendrá la ciudad, “con un promedio de vuelo cada quince minutos” y una inyección económica de unos 50 millones de dólares.
La “articulación interinstitucional” para este evento incluye a la Alcaldía de Guayaquil y a la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), con quienes Conmebol suscribió el 26 de agosto el convenio para acoger la final única de la Libertadores.
“Es un momento histórico para el fútbol sudamericano. Quienes vengan a alentar y divertirse en esta final también tendrán la oportunidad de conocer un pueblo y un país tan lindo como Ecuador”, indicó Domínguez, presidente de la rectora del balompié sudamericano.
Desde este 13 de octubre, Quito acoge la decimocuarta edición de la Copa Libertadores Femenina, evento de la Conmebol que reunirá a 16 clubes de Sudamérica y que culminará el 28 de octubre.