La grieta que existe entre el Ejecutivo y la vicepresidenta, Verónica Abad, se convirtió en un abismo.
Tanto así que la Cancillería le emitió una directriz directa, en la cual la conmina a no dar nuevas declaraciones sobre ningún tema.
Abad está en Israel desde que comenzó el gobierno. A raíz de diversos roces en el tramo final de la campaña electoral, el presidente Daniel Noboa limitó su trabajo a realizar gestiones, que permitan conseguir la paz entre ese país y el grupo islámico Hamás.
Aunque durante un largo tiempo guardó silencio, la segunda mandataria emitió dos declaraciones concretas que causaron malestar a la administración: la primera, sobre un supuesto acuerdo con Israel, para otorgar temporalmente empleo a 25.000 ecuatorianos, y la segunda, cuestionando el trabajo del propio mandatario, en especial sus promesas de campaña.
En un comunicado, la Vicepresidencia de la República confirmó haber recibido un oficio de la Cancillería, en el cual “se dispone prescindir de efectuar nuevas declaraciones a medios de comunicación, ya que no cuentan con la autorización e instrucciones de la señora Canciller (Gabriela Sommerfeld)”.
El documento también señala que Abad “debe abstenerse de realizar cualquier acción sobre el acuerdo que involucra la concreción de 25 mil plazas de trabajo en Israel”.
Al realizar un trabajo diplomático, la segunda mandataria depende directamente del Ministerio de Relaciones Exteriores, y solo a este corresponde impartirles o transmitirles órdenes e instrucciones.
